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CAPITULO 14 PRIMER ENCUENTRO

Salvador lo llevó a un hotel, lo recostó en la cama mientras él durmió en el sillón.

Pasaron varias semanas… Elías hojeaba información detallada de Valery, todo lo que hizo desde que llegó el maestro a la ciudad, llegó información de cuándo y en cuánto vendió los muebles de la casa y se enteró que el maestro recibió una herencia. 

Elías estaba sumamente molesto y desilusionado mientras observaba la foto de Valery pensó -¿Me dejaste por dinero?-.

Entre la información que tenía encontró el número nuevo que usaba Valery.

“Hola”.

“…..”.

“¿Hola?”

“…..”.

“¿Elías?”.

“¿Me dejaste por dinero?”.

“….”

“¡Contesta!”.

“Lo siento Elías, yo te quiero, pero…”.

“Entonces, es verdad”.

“….”

“Te demostraré cuánto dinero puedo hacer y cuando esto suceda tú volverás, recuérdalo”.

Elías colgó abruptamente, y lanzó el celular a la pared destrozándolo.

El tiempo pasó. Elías era un muerto viviente, del trabajo a la casa, dejó de frecuentar a la gente y en especial a Salvador quien lo buscaba constantemente para tratar de sacarlo de la pena.

Un día su madre, la señora Alma y su padre José Valle festejaron su aniversario. La persona que tocaría en dicho evento era Larod, Dalia lo acompañó ya que en esos días la salud de Lázaro no era muy buena, ayudó a su padre a tocar el piano en lapsos de la fiesta.

Elías aburrido se ubicaba en una mesa al fondo junto con Salvador, quien conversaba con una chica alegremente. Se canso de Salvador que no hacían otra cosa que coquetear con ella y se dirigió al baño que estaba cerca del escenario. Antes de entrar escuchó una voz muy dulce...

“Papá por favor ve a casa, yo terminaré este trabajo, hablaré con las personas del contrato, te ves mal”. Dalia trataba de convencer a su padre.

“No mi niña terminemos el show, estaré bien”. Murmuró Lázaro apretándose las sienes.

“Llamaré a mamá y le explicaré, ella tiene que entender”. Sacó su teléfono, pero Lázaro se lo retiró.

En ese momento Elías quería intervenir, explicarles que no creía que fuera gran problema si la chica tocaba por su padre, pero se detuvo cuando su papá comentó.

“Bien, Dalia hazlo tú, ¿De acuerdo?”. 

Dalia asintió.

“Pero… ¿Cómo haremos para que no se den cuenta?, ellos quieren que Larod toque”.

Dalia pensó por un momento y observó el pequeño escenario que tenía una medida casi de cuatro metros, cortinas colgadas alrededor que se podían mover sin dificultad, el piano estaba al costado derecho y el pedestal con micrófono en el centro, había algunos arreglos de globos alrededor del escenario y unas bocinas altas.

Fue cuando tuvo una idea.

Cerro las cortinas un poco más a la mitad del escenario, las luces que daban directo al piano fueron apagadas, quitó el pedestal del micrófono del centro, armó un letrero que colgó de algunos tubos que conectaban del lado a lado del pedestal de las cortinas, este decía: *LAROD OSCURIDAD Y AMOR*.

Las luces que antes eran para el piano se prepararon para dar luz al letrero que se reflejaba perfectamente en el centro del escenario quedando expuesto a los invitados y los arreglos detrás del letrero dando una nueva imagen al completo escenario.

 Elías observaba cada movimiento que ella hacía o la orden de mover cosas a los asistentes, veía también a los invitados de vez en cuando que no se percataron mucho de lo que ella realizaba, mientras Elías la espiaba sin que ella se diera cuenta.

“Listo”. Exclamó Dalia y sonrió agradeciendo a la gente que la ayudó. Le dio un beso a su padre, le dio la señal al presentador para comenzar cuando se giró y se sentó en el banquillo del piano, fijó su mirada al frente por un momento y se dio cuenta de la presencia de Elías.

-¡Dios!, ¿Cuánto tiempo lleva allí?, ¿Se daría cuenta de todo?- Pensaba ella, le medio sonrió nerviosamente.

Elías la contempló con seriedad y se retiró a su asiento para ver el show. Mientras ella respiraba profundamente para calmarse.

Presentador: Señoras y Señores es un honor para mí, presenciar este gran evento, ¡Felicidades! a la familia Valle, hoy nos deleitara con su música el gran Larod, como sabemos, hoy es un evento muy especial a decidido realizar algo nuevo y diferente…  con ustedes: *LAROD, OBSCURIDAD Y AMOR*.

Se escuchó la melodía de piano… era una balada hermosa. Segundos siguientes se percibió la voz de Larod cantando la letra de la canción, su segunda voz era Dalia. 

La gente disfrutaba de la melodía que transmitía calidez y paz. Al terminar, los aplausos no dejaron de resonar en el salón, Dalia salió de entre las cortinas sonriendo tímidamente, empujando la silla de su padre quien también sonreía y asentía a la gente. 

La señora Alma y el señor José padres de Elías muy contentos con la actuación se acercaron a agradecer el repertorio.

“Larod gracias por aceptar venir, siempre me ha gustado tu música y el show fue increíble”. Le dijo la señora Alma.

“Es un honor que me hayan invitado y es bueno saber que fue de su agrado”. Lázaro les sonrió.

“¿Quién es esta hermosa jovencita junto a ti?”. Le preguntó José.

Elías caminó despacio para entrar a la conversación, sin quitar la vista de Dalia.

“Ella es mi hija Dalia Rodarte, me ayudo hoy con el evento”. Lázaro la acercó y la abrazó tiernamente con su mano.

Dalia saludo. “Mucho gusto, gracias por invitarnos”.

La señora Alma se dio cuenta que Elías se había acercado a la conversación y miraba muy interesado a Dalia callado. Sonrió para sus adentros y lo presentó. “Él es mi hijo Elías Valle”.

“Elías, él es Larod y su hija Dalia Rodarte”.

“Pueden llamarme Lázaro, Lázaro Rodarte”.

Elías apretó la mano de Lázaro rápidamente y después tomó la mano de Dalia sin soltarla por unos segundos. 

A esto Dalia se sonrojo y observando sus ojos color café. -Se daría cuenta de lo que hice en el escenario-.  Pensó Dalia nerviosa.

“Un Gusto señorita Rodarte”. Elías habló regalándole una gran sonrisa.

 “¿Puedo llamarte Dalia?”. Preguntó la Sra. Alma. Mientras tomaba las manos de Dalia cariñosamente.

Dalia asintió tímidamente.

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