Arthur Christensen, un imponente hombre lobo inmortal que rivaliza en poder con Zeus, se presenta en las tierras del dios inglés con una actitud desafiante y desbordante de arrogancia. Su figura, majestuosa y temible, se yergue sobre sus secuaces, quienes lo siguen con lealtad, mezclando temor y admiración. Christensen, convencido de su superioridad, ha llegado a la aldea con la intención de sembrar el caos y reclamar unas tierras que, en su desmedida vanidad, considera que le pertenecen por derecho.La atmósfera se carga de tensión a medida que avanza, y su imponente presencia provoca murmullos entre los aldeanos, quienes sienten el peso de su amenaza. Con cada paso que da, el eco de su ambición resuena en el aire y la certeza de que no será fácil derribarlo se convierte en un pensamiento inquietante. La llegada de este formidable hombre lobo no solo desafía la paz de la aldea, sino que también pone a prueba la autoridad de Zeus, quien deberá enfrentarse a un adversario que no solo e
Alexander, en un gesto de respeto y aceptación hacia la aldea que lo había albergado durante un tiempo mientras buscaba su identidad, decidió llevar a su esposa Abril y a los niños a explorar un poco su mundo. Quería que ella conociera más sobre su vida, ya que entre ellos no había secretos y todo marchaba bien, a pesar de que él era un licántropo y ella una humana. Sin embargo, Abril se sentía aterrada por todo el camino.—¿Estás segura de que quieres hacer esto, Abril? —preguntó Alexander, notando la tensión en su rostro.—Lo estoy, pero... no puedo evitar sentir un nudo en el estómago —respondió ella, mirando a su alrededor con inquietud. —No sé qué esperar de este lugar. ¿Y si no les gusto? ¿Y si no me aceptan?Alexander tomó su mano con suavidad.—Te aceptarán, lo prometo. Ese lugar fue mi hogar y tú formas parte de mi vida. Quiero que veas de dónde vengo, que entiendas lo que soy.Abril respiró hondo e intentó calmarse.—Está bien, pero si me asusto, ¿podemos volver a casa?—Por
En medio de la tranquilidad y la armonía que lo rodeaban, Alex sintió que era el momento adecuado para abrir su corazón por completo a Abril. Con una expresión seria, comenzó a hablarle sobre Emma, la joven loba que había perdido la vida en aquel brutal ataque perpetrado por Marcus.—Emma fue una parte importante de mi vida —confesó Alex con la voz cargada de emoción. —Ella se sacrificó para salvarme, y su valentía siempre estará en mi memoria.Abril lo miró con atención, sintiendo el peso de sus palabras.—¿Y qué pasó entre ustedes? —preguntó con suavidad.Alex tomó aire profundamente.—Nuestra relación se dio en un momento en que decidimos separarnos. Habíamos llegado a un punto en el que no podíamos seguir juntos, y aunque Emma y yo compartimos algo especial, no lo veo como una infidelidad hacia ti. Fue más bien un intento de encontrar consuelo en medio del dolor.—Lo entiendo, Alex —dijo Abril, comprendiendo la complejidad de la situación.—No te reprocho, Alex. Sé que en el pasad
Rita y Harry estaban acurrucados en el sofá del apartamento, riendo y disfrutando de la calidez del momento. De repente, Rita, con una sonrisa traviesa, rompió el silencio.—¿Sabes? A veces pienso que la bebé Luna podría ser una loba —le dijo guiñándole un ojo.Harry palideció al instante al recordar el secreto que su hermano Alexander.—Bueno, eso sería... interesante —respondió, tratando de mantener la calma. —Pero ya sabes que los niños tienen mucha imaginación. A veces hacen cosas divertidas.Rita se inclinó hacia él, divertida.—¿Imaginación? ¡Vamos! Tiene que haber algo de verdad en eso. La forma en que mira la luna, parece que sabe algo que nosotros no. Y sus ojos grises son como los de un lobo cachorro.Harry se rascó la nuca, buscando una forma de cambiar de tema.—Sí, claro, pero… ¿qué tal si hablamos de algo más? Como, no sé, ¿qué planes tienes para el fin de semana?Rita lo miró con curiosidad, notando su nerviosismo.—Oh, vamos, Harry. No puedes evitarlo. ¿No crees que se
Alexander se le acerca con suavidad y le dice:—Hola, Abril. Te veo pensativa. ¿Todo bien?—No, no estoy bien. He hablado con mi familia y todavía están confusas. No pueden entender lo que está pasando con Luna... y, bueno, contigo.—Lo sé, es complicado. Pero, ¿qué les dijiste exactamente?—Les expliqué que eres un licántropo y que Luna ha heredado esa condición. Pero no se lo creen del todo. Piensan que es una locura.—Es normal que se sientan así. Es difícil de aceptar. Pero lo que importa es que estamos aquí para proteger a Luna.—Sí, pero me preocupa cómo lo están manejando. No quiero que se alejen de ella por miedo o incomprensión.—Lo entenderán con el tiempo. Solo necesitamos ser pacientes y demostrarles que no hay nada que temer. Luna es especial, y tú también lo eres.—Gracias, Alexander. A veces siento que todo esto me abruma.—Estoy aquí para ti. Como familia, podemos enfrentar cualquier cosa. ¿Quieres hablar más sobre lo que sientes?—Sí, creo que necesito desahogarme un
Zeus, con voz firme y mirando a todos, expuso:—¡Hermanos y hermanas de la manada! Hoy nos reunimos no solo como licántropos, sino también como defensores de nuestra aldea y de nuestra forma de vida. He recibido una segunda advertencia de Crhistenses, y esta vez no es un juego. La amenaza es real y se acerca rápidamente.—¿Qué significa esto, Zeus? ¿Estamos hablando de una batalla inminente? —pregunta Rodolf con asombro.—Todos sabemos que Crhistenses no nos ven con buenos ojos. ¿Qué podemos hacer para proteger a nuestra gente? —señala Tom mirando a su alrededor.—Exactamente. No podemos subestimar la fuerza del odio que habita en sus corazones. Pero nosotros somos más que simples bestias; somos una familia, y juntos somos más fuertes. Debemos prepararnos para lo que se avecina —asiente Zeus.—Estoy listo para luchar. No dejaré que nos arrebaten lo que es nuestro —dice Rodolf con determinación a la derecha de Zeus.—Pero, ¿qué pasa si no estamos preparados? ¿Y si nos superan en número
Han pasado varios días desde que la luna llena reveló la extraordinaria mutación de Luna, quien se convirtió en esos días en una adorable niña loba. La madre de Abril, Elizabeth, al principio casi se desmaya al ver la transformación de su nieta. Aunque todavía está conmovida por el destino de la pequeña, su amor por ella no ha disminuido en lo más mínimo. Por otro lado, la abuela Elsa y Rita, a diferencia de Elizabeth, se emocionaron hasta las lágrimas al ver a Luna en su forma lobuna.En este momento, todos se encuentran reunidos en la celebración del cumpleaños de los gemelos, que cumplen apenas dos años. Zeus ha llevado a algunos niños, acompañados por sus madres de la piara, hasta la mansión de Alex y Abril, donde se está llevando a cabo la fiesta. El ambiente es festivo y hay muchas risas mientras la familia celebra este día tan especial, rodeada de amor y aceptación.La mansión de Alex y Abril está decorada con globos y serpentinas para el cumpleaños de los gemelos. La familia e
Tiempo después…Al alba, en pleno amanecer, las mujeres de la aldea realizaban sus quehaceres cotidianos, mientras los hombres se preparaban para la faena del día. Sin embargo, la tranquilidad se vio interrumpida de manera abrupta por la llegada del despiadado hombre lobo Arthur Christenses, el temido lobo danés que creía tener derechos sobre las tierras de Zeus. Su codicia era insaciable; sabía que en esas tierras había oro y abundantes recursos naturales, cosas que Zeus, el protector de los licántropos, desconocía y poco le importaban, ya que para él solo eran un hogar y un refugio para su gente.Cuando Zeus se encontró cara a cara con Christenses y sus hombres, la tensión en el aire se volvió palpable.—¡No permitiré que te lleves lo que no te pertenece, Christenses! —rugió Zeus, su voz resonando con la autoridad de un líder.—¡Esas tierras son mías por derecho! —respondió Christenses, mostrando sus colmillos afilados con una sonrisa cruel. —Hoy, los licántropos se arrodillarán ant