Zeus, con voz firme y mirando a todos, expuso:—¡Hermanos y hermanas de la manada! Hoy nos reunimos no solo como licántropos, sino también como defensores de nuestra aldea y de nuestra forma de vida. He recibido una segunda advertencia de Crhistenses, y esta vez no es un juego. La amenaza es real y se acerca rápidamente.—¿Qué significa esto, Zeus? ¿Estamos hablando de una batalla inminente? —pregunta Rodolf con asombro.—Todos sabemos que Crhistenses no nos ven con buenos ojos. ¿Qué podemos hacer para proteger a nuestra gente? —señala Tom mirando a su alrededor.—Exactamente. No podemos subestimar la fuerza del odio que habita en sus corazones. Pero nosotros somos más que simples bestias; somos una familia, y juntos somos más fuertes. Debemos prepararnos para lo que se avecina —asiente Zeus.—Estoy listo para luchar. No dejaré que nos arrebaten lo que es nuestro —dice Rodolf con determinación a la derecha de Zeus.—Pero, ¿qué pasa si no estamos preparados? ¿Y si nos superan en número
Han pasado varios días desde que la luna llena reveló la extraordinaria mutación de Luna, quien se convirtió en esos días en una adorable niña loba. La madre de Abril, Elizabeth, al principio casi se desmaya al ver la transformación de su nieta. Aunque todavía está conmovida por el destino de la pequeña, su amor por ella no ha disminuido en lo más mínimo. Por otro lado, la abuela Elsa y Rita, a diferencia de Elizabeth, se emocionaron hasta las lágrimas al ver a Luna en su forma lobuna.En este momento, todos se encuentran reunidos en la celebración del cumpleaños de los gemelos, que cumplen apenas dos años. Zeus ha llevado a algunos niños, acompañados por sus madres de la piara, hasta la mansión de Alex y Abril, donde se está llevando a cabo la fiesta. El ambiente es festivo y hay muchas risas mientras la familia celebra este día tan especial, rodeada de amor y aceptación.La mansión de Alex y Abril está decorada con globos y serpentinas para el cumpleaños de los gemelos. La familia e
Tiempo después…Al alba, en pleno amanecer, las mujeres de la aldea realizaban sus quehaceres cotidianos, mientras los hombres se preparaban para la faena del día. Sin embargo, la tranquilidad se vio interrumpida de manera abrupta por la llegada del despiadado hombre lobo Arthur Christenses, el temido lobo danés que creía tener derechos sobre las tierras de Zeus. Su codicia era insaciable; sabía que en esas tierras había oro y abundantes recursos naturales, cosas que Zeus, el protector de los licántropos, desconocía y poco le importaban, ya que para él solo eran un hogar y un refugio para su gente.Cuando Zeus se encontró cara a cara con Christenses y sus hombres, la tensión en el aire se volvió palpable.—¡No permitiré que te lleves lo que no te pertenece, Christenses! —rugió Zeus, su voz resonando con la autoridad de un líder.—¡Esas tierras son mías por derecho! —respondió Christenses, mostrando sus colmillos afilados con una sonrisa cruel. —Hoy, los licántropos se arrodillarán ant
Arthur Christenses se adentró en un oscuro bosque donde las sombras parecían cobrar vida. Allí encontró al malvado hechicero, un ser de mirada penetrante y sonrisa siniestra que lo esperaba con ansias.—Ah, Arthur, has llegado —dijo el hechicero, su voz suave como la seda, pero cargada de malicia. —He estado esperando tu visita. Sé lo que deseas: acabar con Zeus.Christenses asintió, con su ambición brillando en los ojos.—Sí, ese inmortal ha sido un obstáculo en mi camino. Necesito una forma de debilitarlo. ¿Puedes ayudarme?El hechicero se acercó y susurró un conjuro antiguo.—Hay un ritual que se puede hacer. Necesitarás reunir tres elementos: la sangre de un lobo, el llanto de un niño inocente y la sombra de un traidor. Con ellos, podrás invocar un poder que debilitará a Zeus, haciéndolo vulnerable.Arthur frunció el ceño intrigado, pero también cauteloso.—¿Y qué precio tiene este poder?El hechicero sonrió mostrando sus dientes afilados.—El precio es tu alma, Arthur. Pero piens
Días después…La maldad de Arthur Christenses no tardó en manifestarse. Reunió todos los elementos que el siniestro hechicero le había pedido para llevar a cabo el hechizo que arruinaría la inmortalidad de Zeus. Con una sonrisa maliciosa, se dirigió a su oscuro laboratorio, donde la atmósfera estaba impregnada de un aire de peligro inminente.—¡Por fin todo está listo! —exclamó Arthur, mientras colocaba los ingredientes sobre la mesa. —Con eso, Zeus no podrá resistir mi poder.Un eco de risa resonó en la habitación y una sombra se materializó en una esquina.—Recuerda, Arthur —dijo la figura encapuchada, cuya voz susurrante era como el viento. —El poder que buscas no es fácil de controlar. La ira de un dios es temible.—No me importa —replicó Arthur con determinación. — He esperado demasiado tiempo para que el miedo me detenga. ¡Hoy, Zeus conocerá mi verdadero poder!Con un gesto decidido, comenzó a mezclar los ingredientes, mientras la sombra observaba con interés. La noche se oscure
Sandra, aún con el eco de la partida de Alex resonando en su mente, decidió llamar a Abril. Con el teléfono en la mano, marcó el número rápidamente y esperó ansiosa a que le contestaran.—¡Hola, Abril! —dijo Sandra, y su voz tembló ligeramente. —Soy yo, Sandra. Necesito hablar contigo.—¿Qué sucede? —preguntó Abril, sintiendo un nudo en el estómago. — ¿Es sobre Alex?—Sí, acaba de salir del tribunal de una manera muy extraña. No me dio detalles, pero estaba visiblemente preocupado por algo que no logro entender.—¿Preocupado? —replicó Abril, sintiendo que la inquietud se apoderaba de ella. — ¿De qué se trata? ¿Está bien?—No lo sé. Solo sé que se fue rápidamente, como si estuviera huyendo de algo. No pude detenerlo y ahora estoy aquí, preocupada por lo que pueda estar pasando.Abril sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La falta de información la hacía sentir vulnerable y confundida.—Sandra, esto no me gusta. Alex nunca actúa así sin razón. ¿Crees que deberíamos hacer algo?—De
Horas más tarde, tras adentrarse en el denso bosque de Londres, Alexander se reunió con los otros hombres lobo que se unirían a él en la batalla contra los Christenses. Sin embargo, sintió la necesidad de alejarse un momento para llamar a su mujer, Abril, quien estaba profundamente preocupada por él. Después de que Sandra le informara de que Alexander había salido de los tribunales de manera precipitada, sin ofrecer más detalles, la ansiedad de Abril había aumentado.Con el corazón acelerado, Alexander marcó su número y, al instante, escuchó la voz temblorosa de su mujer al otro lado de la línea.—¡Alexander! ¿Dónde estás? Sandra me dijo que te fuiste sin avisar. ¡Estás en peligro! —exclamó Abril, con voz llena de preocupación.—Abril, tengo que ir a salvar a Zeus. Él está en peligro y no puedo quedarme de brazos cruzados —respondió Alexander, tratando de mantener la calma.—¡No! ¡Por favor, no lo hagas! Piensa en mí y en nuestros hijos. Necesitamos que regreses a casa —suplicó ella,
De regreso en la ciudad, Harry y Duvan trabajaban arduamente para reunir información sobre el enemigo de Zeus y el peligro que enfrentaba Alexander. Ninguno de los dos quería admitirlo, pero ambos sabían que el tiempo era esencial y que cada minuto que pasaba podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte para Alexander y Zeus.—¿Estás seguro de lo que dices sobre Arthur Christenses?—Sí, Harry. Es un verdadero bárbaro. No tiene límites. Vendería su alma al diablo si eso le garantizara lo que quiere.—Eso es aterrador. Si él está detrás de las tierras de Zeus, Alexander está en peligro.—Lo sé. Cada minuto que pasa es crucial. Alexander se fue a buscar a su padre, y no tengo idea de lo que Arthur podría hacer para detenerlo.—¿Y si Arthur ya está un paso por delante? No podemos permitir que le pase algo a Alex.Entonces tenemos que actuar rápido. Necesitamos reunir más información y encontrar una manera de protegerlos.—Tienes razón. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Si