Era el día en que nacería Juan Pablo. Lola insistió en hacerme el desayuno, estaba emocionada, yo también, aunque trataba de disimularlo, al terminarlo, lo sirvió, hizo que me sentara a la mesa y se subió sobre mi regazo, insistió en dármelo en la boca, reímos como tontos.
—Estás muy graciosa.
—Estoy feliz esposo mío—dijo recostando su cabeza de mi hombro. Busqué su boca y besé sus labios.
El día que nos casamos me dijo que sabía que lo hacía para forzar a Jelena a avanzar, dijo estar de acuerdo, no hubiese podido tener mejor compañía en el infierno en el que vivía. Ella era perfecta. Me convenció de hablar de vez en cuando con Jelena, la verdad eso la hizo sentir más aliviada. Seguía sin superarme pero lo llevaba un poco mejor con nuestras esporádicas conversaciones.
Nos sentamos en la sala de estar y conectamos las cámaras, Eitor arregló que Buzo, uno de los amigos de Jelena grabara todo y él se ocuparía de la transmisión en vivo. Sin Lola no había
Un año después. Juan Pablo corrió detrás de Amelia y entre los dos arruinaron la decoración, en pocas horas llegarían los invitados y las decoradoras estaban a punto de renunciar; Juan Pablo era travieso pero Amelia salió a su madre, pura maldad como Olivia. ¿Cómo esos dos chiquillos de un año podían causar tanto desastre y con tanta saña? —Amor, ¿Qué haces? Encierra a los niños—gritó Jelena. —¿Yo? ¿Y las niñeras? ¡Para lo que quedé!, puede que guarde a Juan Pablo pero la pequeña diabla de Olivia que la guarden sus padres—me quejé. —Las chicas de la decoración están molestas, renunciaron—comentó Ramsés. —¡Dios y ahora!—exclamó Jelena, pero como siempre no había terminado de decir nada cuando ya Gaviota y Buzo inflaban globos y armaban todo junto con Ramsés. Suspire aliviado. —Al menos no tengo que inflar globos. Jelena se colgó de mi cuello. —Está noche te iba a compensar soplándote a ti, si ayudabas con la deco
Elena Testa era una chica atractiva sin ser despampanante, sus sueños de ser actriz se acabaron el día que el dueño de una de las productoras cinematográficas más grandes del país se fijó en ella, Jeremías Van de Venter, la vio en una audición que hacía Elena en un teatro, al que él asistió por visitar a un amigo, él tenía 56 y ella 20 años de edad, siendo un hombre atractivo y poderoso la joven Elena cayó ante sus encantos y promesas de trabajos de actuación.Vivieron una aventura por años, la esposa de Jeremías se enteró y le hizo la vida imposible a la joven, cuando ella le contó a Jeremías que estaba embarazada, él no solo lo negó, sino que la desprecio y la hizo huir de la ciudad con amenazas graves. Valentín caminaba de un lado al otro de la habitación, no decía nada pero tenía ese semblante de angustia y preocupación que solía tener cuando sentía que la situación se le podía salir de las manos, ¿Qué podía salir mal? pensaba para mí mientras aún estaba revolviéndome en las sábanas de seda de mi cama con mi cuerpo desnudo y deseoso.—¡Valentín! Ven, te necesito —susurré.Él se giró a mirarme y lanzó una mirada reprobatoria.—¿Qué? No me puedes follar porque mi papá se murió. Lleva una semana muerto, y estuvo enfermo meses antes de eso y follamos felices, y yo quiero follar ahora, ven —demandé con un tonoCapítulo 1: Olivia
—¡Oli! —escuché decir a mi marido.Solo usa ese diminutivo conmigo cuando teme mi reacción, me mantuve en la cama, aferrada a las sábanas como si del pasado se tratara, ¡Una hermana! Mi hermana.Crecí sola, feliz de ser hija única, pedí una hermana o hermano hasta los 9 años, entonces comprendí que me convenía ser solo yo, en ese entonces no lo supe pero la relación de mis padres estaba muerta hacía años, quizás nunca estuvo viva.Habrá pasado trabajo, ¿Estará bien? ¿Querrá todo esto? Por supuesto que sí. Va a querer quitarme todo. Le daré un cheque grande y me olvidaré de ella, pensaba.—¡Estoy bien Valentín! Solo impactada, todo va a estar bien.—¡Te ves horrible! Estás pálida aún, entiendo todo, yo te apoyo, ya veremos qui&eac
—¡Lena! Soy Tito, estoy en casa de Esteban con otros, para que no te preocupes —dijo Tito con voz somnolienta al otro lado de la línea.—¿Qué no me preocupe? Tito son las 9 de la mañana, del día siguiente al que te fuiste a visitar a un amigo que llegó de viaje y no supe más de tí, no he dormido nada, estoy cansada, preocupada, lloré, pensé lo peor —le grité de vuelta y sentí como colgó el teléfono del otro lado.¡Hombres! Si, Tito y yo teníamos dos años de novios y un año viviendo juntos, todos me advirtieron que no me juntara con él porque con la excusa de que era músico se me iba a perder todos los días, ignoré a todos porque mi naturaleza estúpida y romántica, prefirió creer en el chico que le compuso una canción a mis pecas, a las de mis pechos especí
—¡Olivia cálmate! —decía sin sentirme escuchado.Debía llevarla de regreso al Hotel y aprovechar de hablar a solas con Jelena, Olivia estaba dispuesta a interferir y yo a evitar abrir ese sobre y leer su contenido delante de ella. La mujer es impredecible. Aún lamentando el estado en el que estaba debía dejarla sola en el hotel.—¡Quizás si bebe un poco de agua! —dijo Jelena ofreciendo un vaso con agua.—¡Gracias! Necesito hablar contigo. La llevaré de regreso al hotel y podremos encontrarnos de nuevo. ¿Estás de acuerdo? —pedí.—¡Si, por mí está bien! —contestó la muchacha con algo de indiferencia.Olivia lloraba desconsolada. Jelena actuaba como si no entendía nada o no le importaba, o como si nos nos creyera. Olivia no había derramado una lágrima en público d
Gaviota me confirmó que estaba armado. Suspiré de alivio, en un momento de rabia accedí a que fuéramos con el muñeco de torta al banco, después con la cabeza fría pensé mejor, ¡Qué loca! ¿Y si hay un atraco? ¿Si me quieren robar allá? ¿Yo tengo mi dinero allí? ¿Si tiene matones o cómplices y mataban a mi Gaviota y a mí Buzo y a mí? Pero ya estábamos en el carro, pero ese mismo día esa gente quedaría descubierta, pensaba.Mi padre. Debí admitir para mí que cuando conocí a Nathaniel, o a Jeremías pues desee que fuera mi padre que me buscaba, claro después de hacer todo el escándalo que hice porque pensaba que era un viejo que me quería joder. El demostró que solo me quería ayudar y aconsejar. Era como un padre, de hecho, era mi padre, ¿Será verdad? &iq
Jelena lloraba desconsolada mientras leía la carta, la repasaba y la leía de nuevo, Buzo se colocó a su lado y le acariciaba el cabello con torpeza, quería consolarla pero el pobre chico no sabía cómo, la mole de músculos solo me vigilaba.—¿Qué documento será ese? —murmuré.Estaba seguro de que Jeremías me tenía. De alguna forma me obligaría a casarme con su hija quién sabe con qué fin. La situación no pintaba bien para mí.¡Maldito Viejo! Qué loco, obligarme a casarme con su hija, pensaba yo, estaba atrapado en esa situación. Sí, la chica es hermosa pero estuvo a media hora se ser una salvaje, engreída y altiva de más, mostraba una actitud que no me agradaba, parecía una mafiosa, una delincuente, no dudaba de que estuviera haciendo cosas ilícitas en ese bar, vender&iacut