Iba abrazada a él en el auto. Lo oía suspirar mientras jugaba con mis manos, beso mi cabello y cerré los ojos. Lo amaba. Nunca había acabado a nadie de esa forma, de ninguna manera lo sabía entonces que lo amaba a él. Me parecía injusto que fuera precisamente el enemigo de mi familia. Que las cosas se dieran así.
—No tienes que hacer maleta, puede comparte lo que sea donde sea—dijo besando mi cabello.
—Me quieres consentir mucho.
—Sí bebé.
—¿Cobraras las deuda de mi familia?
Me soltó y tomo mi rostro entre sus manos. Me miró a los ojos. Beso mis labios.
—Ya te dije lo que iba a hacer.
—Quiero que no seamos enemigos. Que Eitor y yo no tengamos que casarnos.
—¿Vas a seguir? Basta con eso Jelena.
Llore y me eché sobre su hombro él me consolo abrazándome.
Regresé a la mansión de la familia de Jelena, la gente de Gael me entregó la llave de un apartamento superior al que tenía con todo a mi nombre, pero sentía que no podía perder de vista a Jelena. Los empleados metieron mis maletas al advertir movimiento alzo la vista, leía una revista sobre un sofá, sonrió y la dejó, se levantó y caminó hacia mí, con confianza pero no con la intimidad de antes.—Volviste—dijo y me abrazó, me dejó un beso en la mejilla. Le besé los labios de forma superficial y me rechazó disimulando.—¿Cómo estuviste sin mí?—Bien, ya tengo el vestido de novia.—¡Oh! Esa noticia me gusta, ya tengo traje y los papeles listos.Aplaudió y me sonrió.—Está hecho entonces.Asentí. La besé en la frente. En mi m
El día de la boda.Buzo y Gaviota me veían inexpresivos en la puerta de la habitación. El personal contratado por Olivia me maquillaba y ella revisaba que todo estuviera perfecto con la ropa y la recepción, le exigí que fuera algo pequeño pero se negó, decía que todo el país debía saber del enlace.—¿Qué les pasa a ustedes dos?—pregunté.—¿Tú tío te va a llevar al altar? ¿O Ramsés? ¿O Valentín?—preguntó Gaviota.—No lo había pensado, pero obviamente serás tú Gaviota, eres como mi hermano mayor, el que siempre me ha cuidado a mí a Buzo, Tú.Rio asintiendo.—Voy a ponerme traje entonces—dijo contento y salió de la habitación.—Estaba preocupado de que no se lo pidieras—dijo Buzo.&mda
Estaba hermosa. Preciosa, y era mía. Yo no me lamentaba llorando sobre que debía ser yo quien se casara con ella, me pertenecía en cuerpo y alma, sabía que no podíamos estar juntos, no sufría por eso, su bien mayor era mi prioridad y el de esa criatura si es que existe. Como pronostiqué, ella estaba también más familiarizada con la idea de hacer una familia con Eitor y desistir de la locura de quedarse a mi lado.Eitor también lo entendió. Sobre todo porque la dejaría a su lado, él la amaba, logró derribar todas sus barreras, como derribó las mías.—Señor, el helicóptero está listo.—Vamos.Lola se subió a mi lado y examinó mi rostro con diversión.—¿Qué es gracioso?—pregunté.—Lo harás ¿No? Te quedarás con la mercanc&i
Jelena estaba rara, nerviosa, suponía que por Gael. Una relación que me vi obligado a aceptar por dos cosas: él la dejaría ir, no quería meterla en su mundo y una relación entre los dos sería imposible y también porque ella lo amaba, no a mí, pudo amarme pero el destino fue más fuerte y ella terminó enamorada de él, supuse que era inevitable.No me sentía cómodo, era el maldito indeseable de las Van de Venter, primero Olivia y después Jelena, pero me importaba el bien de Jelena, por eso supe que la amaba, quería que no llorara por Gael, aunque me dolía verla amándolo, la consolaba. Pensé en ella incluso cuando me dieron la noticia sobre Valerio. Gael estaría destrozado, pensé. Debía decírselo a Jelena, a todos.—Familia—dije mientras levantaban la mesa donde desayunamos todos juntos, incluso Nathani
Dos meses después.El día que no decían el sexo del bebe estaba dos veces emocionada, una porque sabría el sexo de la criatura y dos porque vería a Gael, Eitor lo convenció de vernos en una apartamento de su propiedad para compartir la noticia con él. Eitor no estaba de acuerdo, fue idea mía, extrañaba a Gael y quería verlo, me sometía a la tortura de no verlo, no hablarle con el asunto de mi seguridad como excusa. Eitor y yo compartíamos la cama, la habitación, los secretos, lo veía y no podía creer que hubiese llegado a representar tanto para mí cuando lo recordaba vestido tan ridículo en la playa.—¿De qué te ríes?—Te recordaba usando gel fijador para el cabello en plena playa—reí.—¿Lo superarás algún día?—No. La verdad no.Me abraz&o
Era el día en que nacería Juan Pablo. Lola insistió en hacerme el desayuno, estaba emocionada, yo también, aunque trataba de disimularlo, al terminarlo, lo sirvió, hizo que me sentara a la mesa y se subió sobre mi regazo, insistió en dármelo en la boca, reímos como tontos. —Estás muy graciosa. —Estoy feliz esposo mío—dijo recostando su cabeza de mi hombro. Busqué su boca y besé sus labios. El día que nos casamos me dijo que sabía que lo hacía para forzar a Jelena a avanzar, dijo estar de acuerdo, no hubiese podido tener mejor compañía en el infierno en el que vivía. Ella era perfecta. Me convenció de hablar de vez en cuando con Jelena, la verdad eso la hizo sentir más aliviada. Seguía sin superarme pero lo llevaba un poco mejor con nuestras esporádicas conversaciones. Nos sentamos en la sala de estar y conectamos las cámaras, Eitor arregló que Buzo, uno de los amigos de Jelena grabara todo y él se ocuparía de la transmisión en vivo. Sin Lola no había
Un año después. Juan Pablo corrió detrás de Amelia y entre los dos arruinaron la decoración, en pocas horas llegarían los invitados y las decoradoras estaban a punto de renunciar; Juan Pablo era travieso pero Amelia salió a su madre, pura maldad como Olivia. ¿Cómo esos dos chiquillos de un año podían causar tanto desastre y con tanta saña? —Amor, ¿Qué haces? Encierra a los niños—gritó Jelena. —¿Yo? ¿Y las niñeras? ¡Para lo que quedé!, puede que guarde a Juan Pablo pero la pequeña diabla de Olivia que la guarden sus padres—me quejé. —Las chicas de la decoración están molestas, renunciaron—comentó Ramsés. —¡Dios y ahora!—exclamó Jelena, pero como siempre no había terminado de decir nada cuando ya Gaviota y Buzo inflaban globos y armaban todo junto con Ramsés. Suspire aliviado. —Al menos no tengo que inflar globos. Jelena se colgó de mi cuello. —Está noche te iba a compensar soplándote a ti, si ayudabas con la deco
Elena Testa era una chica atractiva sin ser despampanante, sus sueños de ser actriz se acabaron el día que el dueño de una de las productoras cinematográficas más grandes del país se fijó en ella, Jeremías Van de Venter, la vio en una audición que hacía Elena en un teatro, al que él asistió por visitar a un amigo, él tenía 56 y ella 20 años de edad, siendo un hombre atractivo y poderoso la joven Elena cayó ante sus encantos y promesas de trabajos de actuación.Vivieron una aventura por años, la esposa de Jeremías se enteró y le hizo la vida imposible a la joven, cuando ella le contó a Jeremías que estaba embarazada, él no solo lo negó, sino que la desprecio y la hizo huir de la ciudad con amenazas graves.Último capítulo