Luz Marina Hoffman.
Aún no entiendo cómo logré liberarme de los brazos de Damon, pero finalmente lo conseguí. Me resistí con todas mis fuerzas; él no iba a permitir que hiciéramos el amor en un carro. Además, ni siquiera lo conocía, y no era mi estilo. Aunque debo reconocer que nunca antes me había pasado con un hombre y que me hiciera perder la cordura de esa manera. Después de nuestra breve pero intensa interacción, Damon me prestó su saco para cubrirme. Agradecida, tomé el saco y me dirigí hacia el hotel. Subí a mi habitación, con la mente aún nublada por la experiencia vivida en el estacionamiento. Sin embargo, al abrir la puerta, me encontré con una sorpresa desagradable. Sentado en la cama, con una expresión de furia contenida, estaba Maxon. Su mirada me atravesó como una daga, llenándome de incomodidad y culpabilidad. -¿Qué haces en mi habitación, Maxon? -exclame con sorpresa, mi voz temblorosa por la confusión y el desconcierto. -¿Dónde m****a estabas, Luz Marina, y de quién es ese saco? -preguntó, con un tono de voz cargado de incredulidad y furia. -Eso no te incumbe, lárgate de mi habitación o gritaré, te lo juro -respondo, con firmeza en mi voz, mi mirada desafiante mientras me aferraba al saco en mi mano. Cada paso que daba hacia mí, sentía cómo su rabia ardía dentro de él, convirtiéndose en un fuego incontrolable. Mi corazón latía con fuerza, impulsado por la frustración y el dolor que había estado acumulando durante tanto tiempo. Tomo mi brazo con firmeza, mientras lo nublaba la ira. Yo estaba ahí, de pie frente a él, con una expresión desafiante y una aura seductora que solo aumentaba su furia. Su presencia me recordaba todo lo que había perdido a causa de él, y lo miserable que era. La miré con ojos llenos de furia, incapaz de contener la tormenta de emociones que me consumía. -No actúes como un maldito psicópata y déjame en paz. Tú estás casado con mi hermana -exclamo, mi voz estaba temblorosa por la indignación. -Eso acabará muy pronto. Dentro de unos meses me divorciaré, te lo juro -respondio con voz firme. -No me importa, Maxon, déjame en paz -insisto, retrocediendo instintivamente, tratando de mantener mi distancia. -Nena, tú sabes que lo he hecho por la empresa. Tu madre me pidió que me case con Romina para ser el CEO. Sabes que ella jamás nos quiso juntos -explico, con un dejo de resignación en su voz. -Y tú, muy obediente, ¿verdad? -conclui, mi tono cargado de sarcasmo y desilusión.- No me importa lo que hagas con tu vida, Maxon. -Tú esperarás a que me divorcie, Luzma, y no te acercarás a ningún otro hijo de puta -dijo con un tono amenazante, su mirada fija en mí. -¿O qué? -respondo, desafiante. -O publicaré las fotografías que tengo donde estás desnuda -amenazo, con una sonrisa siniestra en los labios -No te atreverías -susurro. -¿Quieres arriesgarte a descubrirlo, amor? -replico, su voz llena de malicia. Hace años como prueba de amor me pidió que le permitiera fotografíarme desnuda y yo acepte. Lo hice después de entregarme a él por primera vez. En ese momento tenía dieciocho años y se le hizo fácil manipularme; sin embargo, ahora he crecido y entiendo que me equivoqué. Mi reputación se arruinaría si él revela esas fotografías. [...] Llegué a la junta acompañada de mi tío Rodrigo y mi abuela Blanca. La atmósfera estaba cargada de tensión mientras nos adentrábamos en la sala de juntas. Me percaté de que ya mi madre se encontraba en la sala junto con Maxon; ambos estaban inmersos en una conversación animada cuando llegó Romina. Ella entró con la elegancia que la caracterizaba y se dirigió directamente hacia Maxon, abrazándolo y besándolo con efusividad. Romina y Maxon siempre actuaban como una pareja completamente enamorada, pero algo en mí se preguntaba si mi hermana lo amaba de verdad o si solamente estaba tratando de darme celos. -Buenos días, perdón por la tardanza -se disculpó Damon al entrar a la sala de reuniones, su voz suave pero llena de firmeza.- Es un placer verlos tíos y a mis hermosas primas. El hombre se veía impecable con su traje azul, destacando su elegancia y porte. Sus ojos azules brillaban con intensidad, y su cabello oscuro estaba perfectamente peinado. Un aroma embriagador parecía seguirlo a donde fuera, envolviéndome sutilmente en su presencia. Observé cómo se acercaba a Romina con una sonrisa encantadora, saludándola con un beso en la mejilla. Era evidente la manera en que mi hermana lo miraba. De repente, sus ojos se desviaron hacia mí, y sentí cómo el rubor ascendía por mis mejillas ante su mirada penetrante. El hombre se aproximó a mí con una gentileza que me desconcertaba, depositando un beso en mi mejilla con una delicadeza que me hizo temblar. Su cercanía era abrumadora, y me sentí completamente cautivada por su presencia. -No te preocupes, Damon. Estamos todos aquí esperándote -respondió Rodrigo, con una sonrisa tranquilizadora. -Bueno, ya que Damon ha llegado, podemos iniciar la reunión. Aquí nos encontramos todos los socios -anunció mamá, dirigiendo la atención hacia Damon, quien asintió con solemnidad. -Perfecto, empecemos entonces -dijo Rodrigo, tomando la palabra. Y así, comenzó a hablar sobre la importancia de escoger un nuevo CEO.- Inicia tú Maxon. ¿Por qué deberías ser el nuevo CEO? -Bien, empezaré yo -dijo, levantándose de su asiento y tomando la palabra con confianza-. Creo que debería ser el nuevo CEO porque he trabajado estrechamente con Ben durante los últimos cinco años. Fui su mano derecha desde que inició mi carrera aquí, lo que me ha dado un profundo conocimiento de la profesión, la empresa y el mercado en general. Los otros socios asintieron, reconociendo la validez de los puntos que estaba presentando. Maxon era la mano derecha de Ben; sin embargo, mi hermano poco antes de su muerte me aseguro que no confiaba en él. -Bueno, yo no he trabajado aquí, pero sí tengo mucha experiencia en el mercado -empezó Damon, firme en su posición-. Me formé como arquitecto y además tengo una especialidad en finanzas, pueden investigarlo si lo desean. He trabajado durante los últimos años con mi padre, Harry Chrysler, quien es uno de los empresarios más importantes de Alemania. También he ganado varios concursos con mis proyectos y creo que puedo aportar un enfoque muy diferente a esta empresa. Tengo conocimientos adquiridos que hemos implementado con éxito en la empresa de mi padre, y lo más importante, no pertenezco a la familia Hoffman. -Damon, ¿qué tiene que ver el hecho de que no pertenezcas a la familia Hoffman con tu capacidad para liderar esta empresa? -preguntó Maxon con cejas fruncidas, buscando entender mejor la relevancia de ese punto. -Bueno, creo que al no pertenecer a la familia Hoffman, puedo ofrecer una perspectiva fresca e imparcial. No tengo ningún interés personal en los asuntos internos de la familia, lo que me permite centrarme completamente en lo mejor para la empresa y sus empleados. Además, mi experiencia externa me ha permitido adquirir habilidades y conocimientos que pueden ser valiosos para llevar a la empresa a nuevos horizontes -respondió Damon, con convicción en su voz. -Muchas gracias, Damon.- Agradece Rodrigo - Iniciemos con la votación. Quienes voten por Maxon levanten la mano. En ese momento, cuando se hizo la pregunta, las únicas que levantaron la mano fueron Raquel y Romina. Maxon, instintivamente, me lanzó una mirada hacia mí, esperando que también me uniera al grupo. Sin embargo, yo permanecí inmóvil y seria, sin decir una sola palabra. - Quienes voten por Damon levanten la mano - Indica Rodrigo. En ese momento, cuando se hizo la pregunta, solo vi levantar la mano a Rodrigo y mi abuela Blanca. Sin embargo, permanecí inmóvil. Me dí cuenta que Damon no dejaba de mirarme y yo tampoco lograba dejar de verlo. - Bien, la decisión está en tus manos, Luz Marina. ¿Quién será el nuevo Ceo, Damon o Maxon?- Inquiere Rodrigo - Ninguno de los dos, propongo a una nueva persona para ser el CEO. Ha trabajado toda su vida en esta empresa y creo que es la mejor opción. Y esa persona eres tú, te propongo como el nuevo CEO, tío Rodrigo.- Propuse. - Te agradezco, mi vida, pero no puedo aceptar el rol del CEO. Estoy cansado, como tú lo has dicho, después de varios años en esta empresa. Quiero dejar la responsabilidad a las nuevas generaciones y dedicarme a mis negocios personales. Pero no te preocupes, estaré pendiente del nuevo CEO y supervisaré su trabajo, al igual que tu padre.- Afirma tío Rodrigo. - Luzma, ya es hora de decidir. No puedes permitir que un desconocido sea el nuevo director general y ponga en riesgo nuestro patrimonio. Vota por Maxon.- Exige mamá. - Está bien, como todos saben, las acciones que poseo en esta empresa son mitad mías por regalo de mi papá, y la otra mitad le pertenece a mi hermano Ben. Así que votaré en mi nombre y el de él, como él hubiera deseado. Sé que si estuviera aquí, votaría por Damon.- Concluí logrando que mi mamá y Maxon me miren con rabia y Damon esboce una sonrisa. Yo no conocí a Damon cuando éramos pequeños; sin embargo, sé que Ben lo quiso como si fuera un hermano. Yo sé que si mi hermano viviera lo eligiría sobre Maxon. únicamente estoy cumpliendo una de las últimas voluntades de mi hermano la cual era que la empresa que eran en manos seguras. - Muy bien, entonces, Damon Chrysler es el nuevo CEO de las empresas Hoffman.- Anunció Rodrígo. - Perfecto. Ahora que estamos todos los socios presentes, quiero informarles mi primera decisión. Y esa es la incorporación de Luz Marina Hoffman a las empresas. - Anunció Damon - ¿Que dices Luzma? Siempre he soñado con seguir los pasos de mi madre en la empresa. Desde pequeña, he admirado su trabajo y su éxito, y he deseado estar a su altura algún día. Sin embargo, soy consciente de que mi mamá nunca me daría la oportunidad de demostrar lo que puedo hacer. Tal vez nunca más tenga la oportunidad de entrar a la empresa y demostrar mi valía. Pero por otro lado, no puedo ignorar la sensación de peligro que me embarga cuando pienso en seguir cerca de Damon. Sé que nuestra relación podría ser muy peligrosa si continuamos conociéndonos. Aunque siento una atracción irrefrenable hacia él, también soy consciente de los riesgos que conlleva involucrarme con alguien como él.Luz Marina Hoffmann. -Es increíble la forma en la que traicionas a tu propia familia -proclamó mamá, su voz llena de indignación cuando llegamos a la casa. Mamá y Romina no dejan de gritarme y mi padre no entiende nada; sin embargo, no interviene. En cuanto a Maxon él se quedó en la empresa arreglando unos asuntos. -Ya basta, mamá. Yo sé por qué tomé esa decisión -respondo, con firmeza en mi voz, enfrentando la mirada de mi madre. -Lo que tú estás es resentida porque Maxon te dejó y se casó conmigo. Eres una m*****a resentida, Luzma -concluyó Romina, con desprecio en su tono. -Damon tiene razón, no podemos pensar únicamente en la familia, sino en el bien de la empresa -intervine, cambiando el rumbo de la conversación-. Damon tiene buenas ideas y una carrera brillante. Además Ben jamás hubiese dejado la empresa en manos de Maxon. Él siempre decía que quería que yo sea su sucesora, no él. -Tú, Luzma. Tú jamás serás nada en la vida -continuó mamá, con desdén en su voz-. No eres más
Luz Marina Hoffman. Cuando finalmente abrí los ojos, me encontré en una cama de hospital, rodeada por el ambiente estéril y tranquilo de la habitación. Mi mirada se posó en el doctor Óscar, quien estaba de pie junto a la cama, revisando algunos papeles con seriedad. A mi lado, vi a Damon, con una expresión preocupada en su rostro, observándome atentamente. Intenté moverme, tratando de levantarme de la cama para averiguar qué había sucedido, pero el médico Óscar rápidamente me detuvo, colocando una mano sobre mi hombro con gentileza pero firmeza. Su mirada seria me indicaba que no debía hacer ningún esfuerzo. — Tranquila— me dijo Óscar con calma. — Necesitas descansar. Estás en el hospital por una razón. —No me acuerdo de nada —murmuré, sintiendo un nudo en la garganta mientras luchaba por recuperar mis recuerdos perdidos. —Te desmayaste y Damon te trajo a la clínica. Estuviste inconsciente durante varias horas —explicó alguien a mi lado, cuya voz reconocí como la de Damon. —No te
Hace algunos días que he salido de la clínica, pero no quise ir a mi casa. No quiero soportar ni a mi mamá, ni a Romina, ni a Maxon. Me estoy quedando con mi tío Rodrigo. Él es el único que me apoya en medio de todo este caos emocional. Su presencia me brinda un poco de consuelo en medio de la tormenta. Aún no sé qué hacer con el bebé. Ni siquiera me he atrevido a ir con el doctor. La idea de enfrentar la realidad de mi embarazo me aterra. Por eso, le pedí a Oscar que no le diga nada a nadie y que respete mi decisión. No estoy lista para lidiar con las opiniones y los juicios de los demás. Necesito tiempo para procesar todo lo que está sucediendo y tomar una decisión que sea la mejor para mí y para el bebé, aunque todavía no tengo ni idea de cuál será esa decisión. Me encuentro frente al espejo, observando mi reflejo con una mezcla de asombro y ansiedad. Mis manos recorren lentamente mi figura, notando los cambios que están ocurriendo en mi cuerpo. Antes, mi estómago era plano, firme
Damon insistió en que me fuera con él, y aunque en mi estado mareado traté de resistirme, finalmente cedí a su persuasión. Le pedí a Jaqueline que se fuera a casa con el chofer, asegurándome de que estuviera en buenas manos antes de partir. Caminamos juntos por los pasillos del hospital, con Damon a mi lado brindándome su apoyo incondicional. Cada paso era un esfuerzo, pero él me guiaba con gentileza y firmeza hacia la cafetería del hospital. - ¿Se puede saber por qué m****a me has estado evitando? ¿Es por Maxon?- Inquiere Damon molesto. - No, no tiene nada que ver con él. - Entonces, ¿qué pasa?- Él toma acaricia mi mejilla y acomoda mi mechón detrás de mi oreja. - Solamente he estado ocupada, Damon. Hay muchas cosas en mi mente últimamente y no he tenido mucho tiempo para socializar. - No soy cualquier hombre, Luz Marina, y te lo voy a demostrar. Sentí cómo el tiempo parecía detenerse cuando sus labios se encontraron con los míos, en un beso cargado de intensidad y pasión. Sus
Con Damon mirándome, sus ojos llenos de ira y confusión por lo que acababa de presenciar, me levanté del suelo con determinación. Las lágrimas recorrían mis mejillas, una mezcla de dolor físico y emocional ante la violenta reacción de mi madre al enterarse de mi embarazo. En ese momento, sentí una oleada de tristeza y desamparo, pero también una fortaleza interior que se aferraba a la esperanza de un futuro mejor para mí y mi bebé. Mi madre me había golpeado al darse cuenta que estaba embarazada. y ahora Damon le había dicho que él era el papá de ese bebé; sin embargo, yo no estaba segura de si era de él o de Maxon. — ¡Raquel, ¿qué hiciste?! —gritó Damon, su rostro enrojecido por la ira mientras observaba horrorizado cómo me había golpeado. Mi hermana Romina, Maxon y mi padre miraban con sorpresa, pero ninguno de ellos me había defendido . — ¡Damon, no te metas! ¡Luz Marina te exijo que me digas que es mentira! ¡Mi hija no puede estar embarazada de este tipo!—respondió mi
Durante toda la noche, me sumergí en un sueño profundo, evitando deliberadamente enfrentarme a la realidad. Había regresado al departamento de mi tío Rodrigo, pero no me había atrevido a confesar la verdad. Suponía que mi padre ya le había informado sobre mi embarazo y mi posterior huida de la casa. Al despertar al día siguiente, decidí enfrentar la mañana como si todo estuviera bien. Me senté a desayunar con Jacqueline, tratando de mantener la compostura y no dejar que la ansiedad me consumiera. Sin embargo, mi tío Rodrigo se levantó temprano y me pidió que fuera a su despacho para hablar con él. Sabía perfectamente lo que me esperaba. — Buenos días, tío Rodrigo. ¿Qué deseaba hablar conmigo? —pregunté, tratando de ocultar mi nerviosismo detrás de una sonrisa forzada. — Buenos días, Luz Marina. Por favor, siéntate. Necesitamos tener una conversación seria. —respondió mi tío con seriedad mientras me indicaba una silla frente a su escritorio. — Claro, tío. ¿De qué se trata?
Estaba muy feliz porque vería a mi bebé en la ecografía. Había decidido no molestar a Jaqueline, así que estaba sola con la doctora. El consultorio estaba en silencio, solo el sonido suave del equipo médico llenaba el aire. Me recosté en la camilla, nerviosa pero emocionada, esperando ver por primera vez a mi pequeño. La doctora aplicó el gel frío sobre mi abdomen y comenzó a mover el transductor. De repente, fuimos interrumpidas por el sonido de la puerta al abrirse bruscamente. Al voltear, no podía creer quién había entrado: era Damon. Ese tipo se atrevía a irrumpir de ese modo, con esa sonrisa arrogante en su rostro. —¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté, tratando de mantener la calma. —No podía perderme esto —respondió Damon, con una mirada que intentaba parecer sincera, pero yo solo veía su habitual descaro. Después centro su mirada en la profesional. — No tienes ningún derecho... — Soy el padre de ese bebé, fue quién puso su Verga en tu coño así que tengo todos los d
Damon Chrysler. Después de dejar a Luzma en su casa, me dirigí a la oficina para hablar con Rodrigo. Sabía que para ella, él era más importante que su propio padre, y deseaba que él la entregara en el altar. Mientras conducía, mi mente daba vueltas. No sería nada fácil planear una boda en menos de un día, pero no quería esperar más. Luzma ya era mía, llevaba a mis hijas en su vientre, y nada deseaba más que hacerla mi esposa. No sabía si era amor o qué era lo que sentía por Luz Marina Hoffmann, pero solo era consciente de que no permitiría que ella fuera tocada por nadie más. Su embarazo me había caído como anillo al dedo para atarla definitivamente a mí. Llegué a la oficina y encontré a Rodrigo revisando algunos documentos en su escritorio. Levantó la mirada al verme entrar, y una sonrisa se dibujó en su rostro. —¿Qué te trae por aquí, Damon? —preguntó, levantándose de su silla para saludarme. —Necesito hablar contigo sobre un asunto importante —respondí, cerrando la puerta detrá