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Capítulo 3 - Causando dolor

Samuel

Lavé mi rostro para pasar el malestar ocasionado por Gaby. Sé que fue una metida de patas garrafales haberme acostado con ella. ¡Mierda, m****a, m****a! Pero en esa abstinencia fue mi única salida. No iba a justificarme, estaba demasiado caliente y ella se ofreció. Fui muy claro que solo sería sexo. Miré mi verga.

—Esto es culpa tuya, por no mantenerte escondido.

Ahora, ¿cómo arreglaré la situación con ella?, Ya no había manera, ya nada será igual y la familia lo iba a notar. Donde se entere mi madrina… —volví a mirar mi pene.

» Te hace picadillo, ni desapareciendo del planeta te salvarás. Solo casándote y ni loco me casaba.

Salí del baño, en la habitación estaba Julián. Por su cara de estreñido avecino regaño seguro… Pero ¿yo qué hice?

De manera rápida busqué en mis recuerdos conversaciones, actitudes, gestos o acciones inapropiadas de mi parte desde la salida de la cárcel, pero nada, no había hecho nada, me he portado como un corderito.

—Sam. —señaló la puerta—. Vi salir a Gaby de tu habitación llorando. ¿Qué le hiciste? —¡Mierda, me jodieron!

—Nada.

—Samuel, es evidente el sentimiento de ella hacia ti.

Todo el mundo lo sabía. Su mirada era un megáfono diciendo, a cada nada, «te amo, Samuel».

—Es ella Julián. Yo no le he dado señales de nada.

—Pero la hiciste llorar, debes de tener más cuidado.

—Entonces, ¿qué quieres? ¿La engaño y finjo amarla cuando no es cierto?

—Ella te ama, sé más empático, te lo digo por experiencia. Después te puedes arrepentir.

—Mira, hermano. No voy a ilusionarla. Si está enamorada no es obligación para que yo deba sentir lo mismo. ¿Te parece justo estar a su lado sin sentir lo mismo? He sido claro de todas las maneras posibles. ¿Es culpa mía su enamoramiento? ¡No jodas, Julián, con esa m****a!

—Uno, deja la grosería. Dos, solo te pido ser un caballero. Llegará el momento en donde ella se dará cuenta de que no tiene esperanzas contigo y espero encuentre a otra persona y la haga sentir lo mucho que vale.

—Yo sé lo valerosa, fuerte e inteligente que es Gaby. Es una mujer preciosa, tiene un descomunal cuerpo, no tiene nada que envidiarle a ninguna de esas flacuchentas. Pero la amo como una hermana.

«Te acostaste con ella, le besaste todo el cuerpo, tu boca estuvo en cada rincón de su suave piel». M****a, sentí como si hubiera cometido incesto, vaya hora de pensarlo.

—Bien, tienes razón en eso.

—Julián, yo daría la vida por Gaby. Si le hacen daño con gusto, vuelvo a la cárcel después de haber matado a quien se atrevió a lastimarla. Pero una cosa es amarla de la misma manera en la que tú amas a Adara. ¿Lo comprendes? —¿Por qué se sintieron tan mal las palabras que salieron de mi boca? —Ahora vamos a la fiesta.

—Voy a mirar a Althaia, luego bajo.

En el pasillo él se dirigió a su antigua habitación, y yo regresé a la fiesta. La verdad era que sí me sentí un gran hijo de puta, por lo que le hice a Gaby. Tomé su virtud, recibí gustoso su inocencia, disfruté de momentos muy íntimos. Al llegar a la sala vi ingresar a Egan con David detrás. Mi padre salía de la cocina con un tetero para Deacon.

—César, ¿puedes prestarme tu despacho un momento? Por favor. —Crucé la mirada con Egan.

—La cagué, hermano.

—Y con creces, vamos, jovencito. Debo hablar seriamente con usted.

Papá y yo nos miramos. Era raro ver a David usar ese tono con sus hijos, ni con Salvador, que era tremendo y estaba en la edad cansona. Los vimos alejarse.

—Parece que la función de padres jamás termina.

—Es lo bueno de tenerlos a ustedes como padres. —dije.

Si él se entera hasta correazos, me da por primera vez sin importar que ya sea un adulto. —volvió a verificar la temperatura del tetero.

—Zalamero. Vamos, tu sobrino le está armando la guerra a tu madre. —sonreí.

Papá caminó hacia la mesa donde se encontraba mamá con Adara, y yo caminé a la mesa compartida con mis amigos. Pero tenía un sinsabor en el pecho. 

……***……

Ernesto

No dejaba de pensar en los labios de mi Ángel. Sin duda arrastro un lastre por los pecados de mis padres. ¡Mandinga sea! ¿Por qué no pude enamorarme de otra persona? Tenía que ser de mi hermanastra. Uno de los meseros llenó el vaso de whisky de nuevo, y cuál gaseosa ingerí un largo trago.

Sentí la quemazón al pasar por la garganta y ni así se pasa el trago amargo por haberle hecho entristecer. Pero así debía ser. Necesitaba poner fin a este sentimiento, no puedo jugar con ella. No podía agrandar más el problema, y eso pasaría si tomaba su virtud…

—Mierda, si yo estoy jodido por una metida de patas. Viejo, tú pareces haberte defecado por completo.

Samuel se sentó a mi lado. Todos ellos me contaban sus aventuras y yo debía hablar de otras chicas o inventaba para no revelar mis verdaderos sentimientos. No podía confesarle el amor que sentía por Angélica; ya teníamos dos años y manteníamos una relación a escondida; si no hubiera sido por la cárcel, ya la habría hecho mía.

Desde donde estaba la veía triste, y eso lastimaba mi alma. No era mi intención hacerle esto, a mí también me dolía el alma. Luego miré a mis padres… ¿Cómo iba a decirles que amaba a Angélica?

—¡Oye!

—No jodas, Samuel, ahora no.

—No lo hago por joderte, las cagué con Gaby. —Lo miré.

—¿No fuiste sutil para decirle que solo había sido sexo? —indagué.

—La hice llorar, viejo, eso está incomodándome. Pero siempre fui muy claro.

—Esperemos que todo pase pronto, ojalá le llegue un buen hombre, alguien capaz de ver lo valiosa y su belleza. —La mirada de Samuel me hizo alzar la ceja—. ¿No te es indiferente?

—Deja de joder con esa m****a. No la veo como mujer, pero sí me aseguraré de que no le llegue ningún hijo de su madre a dañarla.

—¡Aja! —salió el costeño de mi padre.

—Más bien, dime, ¿cómo vas con las apuestas de la pelea de mañana?

—Con eso bien, la gente ya sabe que Alexey regresó y ahora tenemos un 90% asegurado. Para regresar no está mal. También tenemos vía libre para la carrera de Egan el fin de semana.

—Excelente.

—Es un pique en Santa Marta para la madrugada del domingo.

—Emmanuel ya tiene todo listo para viajar desde el viernes.

Nos miramos, ya no tenía nada con Angélica. Por eso necesitaba volver a disfrutar de nuevo, había estado mucho tiempo en abstinencia, me la pasé usando la mano, pero desde el primer beso con mi Ángel no quise volver a besar a nadie más.

—¿Lindas viejas?

—Mira la hembrita con quien vino. Ella es la encargada de conseguir las mujeres. Esa cara de nerd se levanta unas… —Nos reímos a carcajada—. ¿Volviste al ruedo o seguirás guardando fidelidad a esa virgen escondida que tienes?

—Te lo dije, hoy terminaría con ella y eso hice.

—Estamos muy jóvenes para sentar cabeza.

—Concuerdo.

—Por cierto, el tío David se llevó a Egan para regañarlo. —Nos miramos.

—Algo pasó, hace unos minutos vi a Euma hablando con ellos, por su actitud estaban discutiendo.

—Esperemos a ver, por ahora mira a Alexey bailando con la conquista de Emmanuel. Organiza todo, Ernesto. Mañana debemos volver con toda a partirle la cara a ese estúpido de Pernía, vamos a recuperar nuestros dominios, si no se consolidó en nuestra ausencia, se jodió.

—Ya tengo todo listo, hermano. Nuestras apuestas son más seguras. Mañana volvemos al ruedo.

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