Resulta que al igual que la Srta. Evans me vigilaba, mi abuela también tenía a alguien monitoreando todos sus pasos. Sospechábamos que en la celebración ella haría su movimiento, porque era el momento oportuno de acercarse a mí y además, con lo desesperada que estaba porque sus padres ya la habían comprometido con el viudo y ella no quería casarse, era su último chance para tramar algo en nuestra contra. Días antes de la fiesta, se reunió con mucha cautela en un bar apartado, con un tipo super sospechoso, hablaron largo tiempo, ella le pasó un sobre blanco y cada cual se fue por su lado. No sabíamos que trato habían hecho, pero estábamos muy alertas. - ¿Esos fueron los días que no me dejabas salir sola y hasta andábamos con más guardaespaldas?- me pregunta Estefanía y asiento. No sabíamos bien que tramaban y al investigar al tipo, resulta que estaba involucrado en la venta clandestina de algunas drogas en clubs nocturnos, donde iban chicos de la alta sociedad. Así que lo mandamos
Punto de vista de Alan: Durante estos dos meses que han pasado, mi abuela ha hecho uno de sus actos de magia para prepararnos una magnífica boda. La fiesta de compromiso, si se celebró en un ambiente familiar, con algunos amigos míos como Williams y la amiga de Estefanía, Alicia. No podía creer que finalmente esta hermosa y complicada mujer, sería finalmente mía, después de tantos giros del destino. Y hablando de Williams, casi no quiere asistir muy apenado en ver a Estefanía, porque finalmente nunca pudo atrapar a la fotógrafa Rita, ella huyó hasta afuera del país. Solo espero, que de verdad el dinero que sacó por su fechoría, le hubiese servido para concebir el hijo que tanto quería, porque nos enteramos de que había aceptado el soborno, para pagar un costoso tratamiento de fertilidad. Estefanía le dijo que eso ya había pasado, que todo quedaba bien entre ellos y solo, no podía volver a cometer ese error, que pudo habernos costado demasiado. Si tuviese que resumir los aconteci
Estoy muy tranquilo en el mundo de los sueños, cuando una repentina luz, que apuñala mi cerebro, me hace salir a la fuerza de mi merecido descanso.- ¿Qué diablos?- comienzo a protestar completamente cabreado, porque además de la claridad, escucho un sonido de cajones abriéndose y cerrándose con fuerza, sin la más mínima consideración conmigo, un hombre que se ha pasado la noche entera en un club nocturno bailando y bebiendo y que necesita dormir, de preferencia, todo el día de hoy.Pero no tengo que abrir los ojos para saber quién es la causante de todo, mi maldita secretaria, la señorita Monroe, no sé qué inquina personal tiene esa mujer contra mí, pero juro que me odia.Ya resignado a que no voy a poder dormir, abro finalmente los ojos y me incorporo como puedo, porque el dolor de cabeza me está matando y esta es la principal causa por la que no es bueno beber, no por la salud de tu cuerpo, ni nada de eso, sino porque al otro día, la resaca es horrible. Solo que cuando se te pasa,
Estoy sentado detrás de mi enorme escritorio de madera maciza, en mi amplia oficina, ubicada en el último piso del edificio donde está situada mi empresa.A mis espaldas, la bulliciosa vida de la ciudad de Manhattan, se desarrolla y la puedo observar con calma, a través de toda la pared acristalada que rodea mi oficina.Durante la reunión de la mañana hubiese querido quitarme la cabeza y cambiarla por la de otra persona del dolor que tenía, era insoportable a pesar del medicamento que tomé.Pero nada, todo era mi culpa por pasarme anoche de tragos, así que ahora me tocaba aguantarme.Tocan la puerta y pido que pasen adelante, continúo mientras tanto revisando unos documentos comerciales, que esperan mi firma de autorización.Enseguida entra la secretaria Monroe, pero yo sigo en mi trabajo y dejo que ella me diga el asunto que viene a tratar.- Presidente, ya el director de operaciones redactó el contrato de cooperación, con la compañía de juegos electrónicos para móvil, en la que uste
Finalmente, llegué a esta aburrida fiesta, que se me va a hacer eterna. Al final me descarté por un traje de esmoquin negro, de la marca Tom Ford, con un corte impecable y mucha atención en los detalles, unos zapatos de charol negro de alta gama de Church’s, los gemelos de oro blanco y onix de Tiffany & Co y como no podía faltar, el reloj heredado por mi abuelo, un Hublot Big Bang Unico Haute Joaillerie. Para rematar, me agregué un exquisito perfume de Tom Ford: Ombré Leather y engominé mi pelo elegantemente. La mansión de los Aron, era tan clásica y aburrida como siempre, si podía sacar algo divertido de esta casa, es al heredero de los Aron, Williams Aron, mi amigo y compañero de juegos de la infancia. Nuestras familias, tenías algo así, como una relación de amistad ancestral. Subí las anchas escaleras de mármol de la entrada, donde me había dejado el chofer, que fue a estacionar el Mercedes-Benz S-Class negro, que usualmente utilizaba para moverme en el trabajo. Saludé por aquí
- ¿Me estás diciendo que este cuadro es de tu negocio?- le pregunté a Williams con asombro mirando un gigante cuadro colgado en la pared de su estudio personal.- Sí- afirmó orgulloso- quería que subieras aquí también, porque sabía que te iba a interesar y no solo como comprador, te anuncio que estoy buscando un socio.- Tendrás que explicarme bien de que va todo esto- le digo mirando de nuevo al cuadro, que cubría gran parte de la pared. En él, se retrataba en colores blanco y negro, predominando más el color negro como de sombras, la imagen de una mujer sentada sobre un hombre, ambos de frente a la cámara.La mujer delante del hombre, con las piernas totalmente abiertas, sin mostrar al descubierto, su parte más íntima, solo por una delgada tanga de encaje blanco, que llevaba.Debajo de entre sus nalgas, se podía ver como sobresalía el miembro erecto y duro del hombre que estaba detrás, solo cubierto por la fina tela de la prenda interior masculina.En el torso, los senos de la mujer
El domingo, de lo que sería la semana próxima, a cuando se celebró la subasta en la mansión de los Aron, pude sacar por fin algo de tiempo para verme con Williams en el estudio.La señorita Monroe, generalmente no trabajaba los domingos, solo en ocasiones donde estábamos de proyectos hasta el cuello y no quedaba de otra.Llegué a la hora indicada y estacioné mi Porche 911 en el garaje subterráneo del edificio, en realidad no soy de los que me gusta andar lleno de guardaespaldas y choferes todo el tiempo.Necesito respirar de vez en cuando y a pesar de ser un millonario heredero y empresario exitoso, tampoco me considero una figura pública ni nada de eso, Manhattan está lleno de tipos como yo.Subí hasta el último piso, donde Williams me indicó que estaba el estudio, y la verdad es que como decía estudio privado y discreto, pensé que estaría en un subterráneo o algo así, tipo bar clandestino, por ejemplo.Pero me asombré al llegar y ver, lo que parecía ser un típico estudio muy normal
- ¿Presidente, me está escuchando lo que le estoy reportando del nuevo proyecto?- me pregunta la secretaria Monroe, sacándome de mis pensamientos- Déjeme los documentos aquí y yo los reviso después- le digo pasando mi mano por el entrecejo con pesadez. Admito que he estado un poco entretenido y también saturado de trabajo. Ella hace lo que le pido y sale de la oficina.Me recuesto en mi cómoda silla de cuero negra de oficina y la giro para quedar frente al cristal del piso al techo, que da a unas impresionantes vistas de Manhattan.Desde el día que llevaron el cuadro, muy bien empaquetado y protegido, a mi departamento, enseguida pedí que lo colocaran en mi oficina privada. Afortunadamente, la Srta. Monroe no estaba en mi casa a esa hora de la noche.Una vez fijado a la pared y que los técnicos se fueron. Me dispuse a ver con detenimiento, por lo que había pagado una sustanciosa cifra de dinero.Al ampliar tanto la fotografía, todos los detalles que antes no eran tan visibles, ahora