Estoy sentado detrás de mi enorme escritorio de madera maciza, en mi amplia oficina, ubicada en el último piso del edificio donde está situada mi empresa.
A mis espaldas, la bulliciosa vida de la ciudad de Manhattan, se desarrolla y la puedo observar con calma, a través de toda la pared acristalada que rodea mi oficina.
Durante la reunión de la mañana hubiese querido quitarme la cabeza y cambiarla por la de otra persona del dolor que tenía, era insoportable a pesar del medicamento que tomé.
Pero nada, todo era mi culpa por pasarme anoche de tragos, así que ahora me tocaba aguantarme.
Tocan la puerta y pido que pasen adelante, continúo mientras tanto revisando unos documentos comerciales, que esperan mi firma de autorización.
Enseguida entra la secretaria Monroe, pero yo sigo en mi trabajo y dejo que ella me diga el asunto que viene a tratar.
- Presidente, ya el director de operaciones redactó el contrato de cooperación, con la compañía de juegos electrónicos para móvil, en la que usted quería invertir, costó un poco más de lo previsto, pero finalmente no se salió del presupuesto, aquí le dejo la copia para que la revise y de la firma final- me explica y asiento con la cabeza indicándole que comprendí.
- También llegarán en unos 10 minutos los dos trajes para la gala de beneficencia de hoy, escoja uno y me dice si le pido también al estilista que venga para que lo peine, o prefiere hacerlo usted mismo- sigue con el siguiente punto en su agenda.
Su voz mecánica, a veces me hace dudar de que sea un ser humano, quizás me ha engañado todo este tiempo y es un robot.
- ¿Qué gala de beneficencia?- le pregunto, porque no recuerdo que tuviese ese compromiso.
- La que organizó su abuela en conjunto con la familia Aron y que va a tener lugar el día de hoy, a partir de las nueve de la noche, en la mansión de los Aron- me explica mirándome a través del cristal de sus lentes, en sus manos su característica agenda electrónica, creo que puede incluso dormir con ella.
- ¿En serio eso es hoy?- le digo pasándome las manos por el entrecejo, lo que menos quiero es tener que ir a una de esas reuniones, llenas de viejos ricachones y solteras estiradas millonarias, queriéndome pescar.
Además de mi abuela, dándome su mismo discurso de siempre, de que ya tengo que sentar cabeza y tener una prometida, para luego casarme y continuar con el linaje de la familia Kingsley.
- Bueno, escoge mi traje del color de tu vestido de noche, me da lo mismo, confío en tu buen gusto- respondo resignado.
- Presidente, recuerde que hoy no voy a poder asistir a acompañarlo- me dice acomodando los lentes en el puente de su nariz.
- ¿Por qué? - Le pregunto sorprendido porque la secretaria Monroe siempre va conmigo a todos esos eventos aburridos y más de una vez me ha salvado de las garras de una de las solteronas arpías.
- Recuerde que le pedí permiso desde la semana pasada, para ausentarme esta tarde, tengo asuntos privados que atender- me explica con paciencia, como a un niño pequeño.
- ¿Asuntos privados?- le pregunto incrédulo, ¿la secretaria Monroe tiene una vida privada?, pensé que vivía en la empresa- ¿Vas al dentista, o al ginecólogo? – le pregunto burlón y no me responde, pero se queda mirando mi cara y puedo jurar que tiene escrita muy claramente: “eres un imbécil.”
- Cof, cof- toso falsamente para disimular mi pesada broma, y es que mi secretaria no tiene ningún sentido del humor- Está bien entonces, cuando traigan los trajes, que los dejen en mi cuarto de descanso- le indico.
Afortunadamente, tengo todo este piso entero para mi comodidad, prácticamente puedo decir que es un Penthouse modificado, porque además de mi oficina, tengo mi sala de reuniones privadas, una sala de descanso y para compartir con socios más informalmente, un cuarto con su baño, con todas las necesidades diarias, por si tengo que quedarme a dormir en las noches, por el trabajo, como tantas veces he tenido que hacer.
Además, está la recepción donde la secretaria Monroe recibe a las personas que tengo que atender y su pequeño, pero acogedor espacio, de una pequeña salita de descanso y una mini cafetería, para que prepare su delicioso café.
- Por último presidente, recuerde firmar mis vacaciones de diciembre- concluye tirándome esa bomba que no me esperaba.
- Secretaria Monroe, recuerdo que usted salió de vacaciones hace poco, ¿por qué me está pidiendo vacaciones nuevamente? – le pregunto incrédulo
- Presidente, mis vacaciones anteriores fueron en diciembre del año pasado y si mal no recuerda usted, las vacaciones de sus trabajadores son todos los años, incluso reglamentariamente, deberían ser dos veces al año y yo salgo solo una – me respondió alzando una de sus pelirrojas cejas naturales.
Y sí, ya sé que parezco un cretino y un explotador capitalista de mi trabajadora, pero de solo recordar el desastre que fue mi vida durante los 15 días, sin la señorita Monroe, siento que quiero irme de vacaciones con ella también y dejar que la empresa se maneje sola, como pueda ese tiempo.
Creo que tengo que pensarlo muy seriamente.
- Si me dejas acomodar algunas cosas, creo que podemos salir juntos de vacaciones, conozco un sitio que…- comienzo a decirle, el loco plan que estoy elaborando sobre la marcha.
- Presidente Kingsley, ¿qué le hace pensar que quiero salir de vacaciones con usted?, ¿no le es suficiente con que tenga que ver mi cara de bruja, como sé que me llama, durante el resto del año?
- “M****a, ¿quién me delató?”- pienso para mis adentros, pero aunque sé, que es muy razonable lo que me está diciendo, aún no dejo de hacer un último intento de plantear mi absurda idea
- ¿De verdad, no tengo ninguna posibilidad?- le digo poniendo cara de gatito abandonado- Puedo portarme muy bien, secretaria Monroe.
- ¿Qué cree?- me responde con otra pregunta y por supuesto sé, que la respuesta es un rotundo NO. Es una mujer sin corazón.
- Bueno, no hay nada que pueda hacer para detenerla, ¿por casualidad un bono extra no servirá, cierto?- la trato de sobornar como un ahogado, que se agarra de cualquier cosa.
Pero me mira sin decirme nada con su cara seria y sé que voy a pasar 15 días en diciembre, como en el infierno- Por favor que la secretaria sustituta, no sea como la última que no sabía nada.
- Trataré de entrenar a esta nueva, con tiempo, aún me quedan meses en el medio- me responde finalmente, luego se despide y supongo que una vez que acomode los traje, se irá a sus asuntos personales, seguro tiene una reunión en su cónclave de brujas.
Finalmente, llegué a esta aburrida fiesta, que se me va a hacer eterna. Al final me descarté por un traje de esmoquin negro, de la marca Tom Ford, con un corte impecable y mucha atención en los detalles, unos zapatos de charol negro de alta gama de Church’s, los gemelos de oro blanco y onix de Tiffany & Co y como no podía faltar, el reloj heredado por mi abuelo, un Hublot Big Bang Unico Haute Joaillerie. Para rematar, me agregué un exquisito perfume de Tom Ford: Ombré Leather y engominé mi pelo elegantemente. La mansión de los Aron, era tan clásica y aburrida como siempre, si podía sacar algo divertido de esta casa, es al heredero de los Aron, Williams Aron, mi amigo y compañero de juegos de la infancia. Nuestras familias, tenías algo así, como una relación de amistad ancestral. Subí las anchas escaleras de mármol de la entrada, donde me había dejado el chofer, que fue a estacionar el Mercedes-Benz S-Class negro, que usualmente utilizaba para moverme en el trabajo. Saludé por aquí
- ¿Me estás diciendo que este cuadro es de tu negocio?- le pregunté a Williams con asombro mirando un gigante cuadro colgado en la pared de su estudio personal.- Sí- afirmó orgulloso- quería que subieras aquí también, porque sabía que te iba a interesar y no solo como comprador, te anuncio que estoy buscando un socio.- Tendrás que explicarme bien de que va todo esto- le digo mirando de nuevo al cuadro, que cubría gran parte de la pared. En él, se retrataba en colores blanco y negro, predominando más el color negro como de sombras, la imagen de una mujer sentada sobre un hombre, ambos de frente a la cámara.La mujer delante del hombre, con las piernas totalmente abiertas, sin mostrar al descubierto, su parte más íntima, solo por una delgada tanga de encaje blanco, que llevaba.Debajo de entre sus nalgas, se podía ver como sobresalía el miembro erecto y duro del hombre que estaba detrás, solo cubierto por la fina tela de la prenda interior masculina.En el torso, los senos de la mujer
El domingo, de lo que sería la semana próxima, a cuando se celebró la subasta en la mansión de los Aron, pude sacar por fin algo de tiempo para verme con Williams en el estudio.La señorita Monroe, generalmente no trabajaba los domingos, solo en ocasiones donde estábamos de proyectos hasta el cuello y no quedaba de otra.Llegué a la hora indicada y estacioné mi Porche 911 en el garaje subterráneo del edificio, en realidad no soy de los que me gusta andar lleno de guardaespaldas y choferes todo el tiempo.Necesito respirar de vez en cuando y a pesar de ser un millonario heredero y empresario exitoso, tampoco me considero una figura pública ni nada de eso, Manhattan está lleno de tipos como yo.Subí hasta el último piso, donde Williams me indicó que estaba el estudio, y la verdad es que como decía estudio privado y discreto, pensé que estaría en un subterráneo o algo así, tipo bar clandestino, por ejemplo.Pero me asombré al llegar y ver, lo que parecía ser un típico estudio muy normal
- ¿Presidente, me está escuchando lo que le estoy reportando del nuevo proyecto?- me pregunta la secretaria Monroe, sacándome de mis pensamientos- Déjeme los documentos aquí y yo los reviso después- le digo pasando mi mano por el entrecejo con pesadez. Admito que he estado un poco entretenido y también saturado de trabajo. Ella hace lo que le pido y sale de la oficina.Me recuesto en mi cómoda silla de cuero negra de oficina y la giro para quedar frente al cristal del piso al techo, que da a unas impresionantes vistas de Manhattan.Desde el día que llevaron el cuadro, muy bien empaquetado y protegido, a mi departamento, enseguida pedí que lo colocaran en mi oficina privada. Afortunadamente, la Srta. Monroe no estaba en mi casa a esa hora de la noche.Una vez fijado a la pared y que los técnicos se fueron. Me dispuse a ver con detenimiento, por lo que había pagado una sustanciosa cifra de dinero.Al ampliar tanto la fotografía, todos los detalles que antes no eran tan visibles, ahora
Finalmente, llegó el día que me pude liberar de tanto trabajo. Cuando llamé a la subdirectora, ya Williams le había comentado del asunto y la importancia de mantener mi total anonimato, al igual que tendría que mantenerse, el de los próximos interesados en esta inusual experiencia. Me pasaron a una discreta y pequeña habitación con una decoración donde predominaba el rojo burdeos, dándole un ambiente íntimo y hasta romántico, diría yo. Un mueble de cuero negro muy cómodo, con una mesita baja, rectangular, de madera oscura delante, donde habían preparado una pitillera de los cigarrillos que me gustaban, una botella de whisky Jamenson, con su vaso de cristal, para ser consumida en cualquier momento y hasta ahora la preparación meticulosa me parecía muy acogedora. Supongo que por eso, en el cuestionario que te hacen antes, preguntan sobre tus gustos personales. Este Williams lo tiene todo fríamente calculado. Después de sentarme cómodamente, abriendo la chaqueta de mi traje ejecutivo
Efectivamente, al poco rato se reanudó mi visión. La fotógrafa caminó a un lado de la cama, hablando con la pelirroja y esta asentía.Estaba sentada casi al borde de la cama, de espaldas a mí y entendí el porqué. La parte de arriba de su outfit había desaparecido y solo la tanga y las medias, con tacones, permanecían.Su hermoso y ondeado cabello rojo cubría su blanca espalda hasta la mitad y dejaba al descubierto esa estrecha y sexy cintura, muy manejable y perfecta para agarrar con las dos manos, mientras penetraba dentro de su cuerpo.¡Ejem!, mis pensamientos ya estaban vagando por sitios que no deberían, así que tomé otro sorbo de Jameson y me aclaré la mente, creo que llevaba un tiempo sin desahogarme y eso era lo que estaba jugando en mi contra.La fotógrafa tomó su posición sin tapar mi vista y la modelo se acostó en la cama boca arriba, con las piernas flexionadas en forma de M y abiertas hacia el cabecero, pero la vista que daba hacia mí era la de su rostro sensual cubierto p
Conversamos de tonterías Héctor y yo, porque como siempre, Jhon estaba en mute y de vez en cuando miraba hacia la pista de baile a través del humo del cigarrillo. - Oye Alan, en la mesa de allí, hay unas chicas que no nos quitan el ojo de arriba- me dijo el rubio señalando con la cabeza, hacia la mesa que estaba en una esquina del segundo piso, en diagonal a nosotros. En la mesa, como efectivamente él me había dicho, había varias chicas jóvenes vestidas provocativamente mirando descaradamente hacia nosotros. Y precisamente esa fue una de las razones por las que vine a este bar en específico. Era como una ley no hablada, que aquí asistían muchas mujeres en busca de pescar a los solteros ricos que venían a divertirse. Todos sabían lo que querían, ellas buscar oportunidades de ascender ligando a un milloneta y los hombres con dinero, pagar por diversión de una noche. Aunque también hubo sus excepciones locas y algunos encontraban al amor de su vida en sitios como este. Para mí eso e
Llegamos rápidamente a un hotel cerca, muy discreto, porque no quería que al otro día saliera una de mis fotos en alguna revista sensacionalista, como me había pasado en otras ocasiones, si no tendría a mi abuela sobre mi cuello al momento.Saqué una habitación y subimos por el elevador hasta el tercer piso. Por suerte, esta chica no era de las que le gustaba el exhibicionismo en público, porque una vez salí con una que casi me come en el elevador antes de llegar al cuarto y la verdad es que eso en vez de excitarme, lo que me cortaba las ganas.Soy de los que prefiere la intimidad para hacer mis cosas, a menos que sea una persona que me guste demasiado y me vuelva totalmente loco, pero aún no he encontrado a esa mujer y obviamente, no sería la chica que estaba a mi lado ahora mismo.Al llegar a la acogedora habitación para parejas, de este hotel 4 estrellas que no estaba nada mal, le pregunté si prefería bañarse primero o de segunda, como ella quisiera, me dijo que ella iba primero y