Llegamos rápidamente a un hotel cerca, muy discreto, porque no quería que al otro día saliera una de mis fotos en alguna revista sensacionalista, como me había pasado en otras ocasiones, si no tendría a mi abuela sobre mi cuello al momento.Saqué una habitación y subimos por el elevador hasta el tercer piso. Por suerte, esta chica no era de las que le gustaba el exhibicionismo en público, porque una vez salí con una que casi me come en el elevador antes de llegar al cuarto y la verdad es que eso en vez de excitarme, lo que me cortaba las ganas.Soy de los que prefiere la intimidad para hacer mis cosas, a menos que sea una persona que me guste demasiado y me vuelva totalmente loco, pero aún no he encontrado a esa mujer y obviamente, no sería la chica que estaba a mi lado ahora mismo.Al llegar a la acogedora habitación para parejas, de este hotel 4 estrellas que no estaba nada mal, le pregunté si prefería bañarse primero o de segunda, como ella quisiera, me dijo que ella iba primero y
Dormí inquieto toda la noche y ni siquiera necesité de mi despertador personal, la secretaria Monroe, para levantarme al otro día.Pero me esperan demasiados asuntos importantes y compromisos laborales que atender, para estar pensando constantemente en tonterías, como un adolescente enamorado.Bajé del departamento, con mi pelo cuidadosamente peinado, el traje ejecutivo gris echo a la medida de mi cuerpo, ceñido y cómodo y actitud de jefe empresario responsable.El chofer, al verme llegar, me abre la puerta trasera del auto y ya la secretaria Monroe me espera adentro, con mi café americano recién salido del Starbucks, todo es sumamente perfecto.Escucho todos los planes que hay para hoy en la agenda y entre ellos, al finalizar de la tarde, tengo programada una cita a ciegas que mi abuela concertó para mí y que, después de tanto chantaje emocional de su parte, me vi obligado a aceptar.- ¿Secretaria Monroe, no quiere ser mi falsa novia por un tiempo, a ver si me quito de arriba por fin
Entonces aquí estoy en este chic restaurante, ambientando con un estilo acogedor y retro. Sentado en una mesa, bebiendo mi trago y mirando el menú, para irme haciendo una idea de qué iba a pedir, en realidad no había comido mucho en el almuerzo y esperaba que la compañía de hoy fuera más agradable que la de la última vez.Mi abuela siempre enviaba su información básica y hasta fotos, pero la verdad es que casi nunca lo miraba, creo que prefería el suspenso, porque si de solo mirar la foto ya no era de mi agrado, entonces estaría mucho más predispuesto a venir.- ¿Es usted el Sr. Kingsley?- escucho de repente una voz femenina que me dice, levanto la vista del menú y me topo de frente con una chica muy estilizada, puedo decir que hermosa y llamativa, y sobre todo como un reluciente cabello pelirrojo rizado que le cae hasta la mitad de la espalda y que lleva suelto- Si soy yo, ¿la señorita Evans?- afirmo y luego le pregunto, mientras me levanto del asiento como el caballero que soy.- Sí
Y por supuesto, aquí estoy de nuevo.Sentado en el mismo sofá, de la misma salita, con poca iluminación y el espejo de pared entera delante, que daba a las vistas de una pelirroja, con un sexy body negro de encajes, para nada encubridor, medias negras que cubrían hasta la mitad de sus muslos, sus característicos tacones rojos extra altos y ese pelo encendido tan llamativo.Por mucho que me quise resistir, terminé inevitablemente aquí de nuevo, pidiendo otra sesión de fotos con ella, de hecho, tengo entendido que había sido su único cliente porque esta chica hace muy pocas sesiones de fotos.Lo cual me pareció muy bien, incluso estaba pensando en pagar la exclusividad para mí solo.No sé qué le ocurría a mi cerebro, pero solo de imaginar que otro hombre podría estar igual que yo, así de duro con solo mirarla posando, me vuelve extremadamente violento y molesto.Como siempre, había imitado varias poses sensuales para mí, sentada con las piernas abiertas totalmente y juro que, a pesar de
- En serio estoy al creer que a tu empresa le está yendo demasiado bien o estás a punto de venderla y por eso no estás tan libre últimamente- fue el recibimiento de Williams, al verme entrar por la puerta de su oficina, luego de ser anunciado por la secretaria. Esta sí es su oficina principal en la empresa de su familia, donde está casi siempre trabajando.- Gracias, amigo mío, yo también estoy muy feliz de verte- le digo sarcásticamente desabrochando el último botón de la chaqueta del traje ejecutivo negro, para sentarme con más comodidad en uno de los sillones que están frente a su escritorio de acero blanco y un grueso cristal como superficie.- ¿Qué te trae a mi humilde empresa?- dice finalmente sonriendo y dejando de mirar los datos en su computador.- No puedo venir a ver a mi mejor amigo a ver como está- le digo burlón.- ¿En serio, no puedes inventarte algo más convincente?- me dice alzando una ceja y ya dejo de hacerme el listillo y voy a lo que vine, aunque últimamente no lo
Llegando a la oficina, voy directo a mi minibar privado, aunque no me gusta beber en horario laboral, porque además es contra las reglas, para algo tiene que servirme ser el jodido jefe de esta compañía.Tomo un sorbo de fuerte whisky que calma mi tensión y miro a través de la ventana el cielo de atardecer a lo lejos y los miles de personas que parecen hormiguitas caminando allá abajo por las calles.Me interrumpe un golpe en la puerta y de verdad espero que no sea la Secretaria Monroe para venirme a tocar ahora los c-jones, porque no estoy de humor para su cara de palo tieso.- Adelante- digo, sin siquiera darme la vuelta y por el ruido de las pisadas conocidas, puedo decir que mi pedido no fue para nada escuchado.- Presidente, aquí están los informes financieros que me pidió esta mañana- dice.- Déjalos en el escritorio- le respondo sin ni siquiera girarme.Escucho el sonido de los documentos siendo puestos sobre la superficie de madera y creo que ya se va a ir, pero no, si no agre
Ese día despedí en un tiempo a la Srta. Evans y continué con mi rutina de trabajo y planificar como descubrir a mi modelo favorita. Williams dejó de llamarme y supongo que se rindió, porque sabía que yo no iba a ceder para nada.Después de aguantar por un tiempo, llegó por fin el día de la semana que más me gustaba. El día que iría a mi sesión de fotografía privada.Acepto que aún no tengo muy en claro que voy a hacer y la verdad es que en el fondo tengo un poco de miedo de que mi entusiasmo me juegue en contra y acabe por espantar a la chica o peor que me acuse de ser un acosador.Así que por mucho que desee acercarme a ella, tampoco puede meter la pata al último momento.Llegué como siempre al estudio, saludé a la recepcionista que ya me conocía y le pregunté por la subdirectora.Estaba casi confiado, de que Williams no se iba a aparecer en el estudio y fastidiarme haciendo de pepito grillo, aconsejando mi conciencia, porque sé que los fines de semana trabaja mucho más que los días
Entré al set, que siempre mantenía su escasa iluminación y solo las luces que se movían en específico para los diferentes ángulos, que se querían capturar de la foto. Ya la fotógrafa estaba sentada en el escritorio revisando supongo algunas cosas de su trabajo, pero todavía la modelo femenina no había aparecido en el set. Caminé hacia la fotógrafa, vestido con mi bata nueva y un par de pantuflas nuevas desechables, todo esto es parte de las consideraciones del estudio y por supuesto los gastos salen también de mi bolsillo, pero ahora lo agradezco porque es obvio que con tantos modelos que pasan por aquí, nadie quiere usar las cosas que otros ya han utilizado. - Rita – llamo en voz baja a la fotógrafa, que se gira y la veo como se asombra al ver mi rostro sin la máscara puesta, algunos no saben muy bien quién es el otro socio del estudio, pero esta profesional, era una de las fotógrafas principales y Williams me la presentó en una ocasión. - ¿Señor, en qué puedo ayudarlo?- me dice,