- ¿Me estás diciendo que este cuadro es de tu negocio?- le pregunté a Williams con asombro mirando un gigante cuadro colgado en la pared de su estudio personal.
- Sí- afirmó orgulloso- quería que subieras aquí también, porque sabía que te iba a interesar y no solo como comprador, te anuncio que estoy buscando un socio.
- Tendrás que explicarme bien de que va todo esto- le digo mirando de nuevo al cuadro, que cubría gran parte de la pared. En él, se retrataba en colores blanco y negro, predominando más el color negro como de sombras, la imagen de una mujer sentada sobre un hombre, ambos de frente a la cámara.
La mujer delante del hombre, con las piernas totalmente abiertas, sin mostrar al descubierto, su parte más íntima, solo por una delgada tanga de encaje blanco, que llevaba.
Debajo de entre sus nalgas, se podía ver como sobresalía el miembro erecto y duro del hombre que estaba detrás, solo cubierto por la fina tela de la prenda interior masculina.
En el torso, los senos de la mujer casi podían verse, solo estaban tapados sutilmente por el masculino brazo del hombre y la mano, que cubría el pezón izquierdo.
El cuello estilizado y blanco de la modelo estaba estirado hacia arriba, como en señal de que estaba muy excitada por la situación y la barbilla del hombre se podía vislumbrar apoyada en su clavícula, como si la estuviera oliendo o besando.
No se veía la cara de ninguno de los dos, pero toda la imagen evocaba un erotismo y sugerencia increíbles. A veces, lo que no se puede ver totalmente y se queda abierto a la imaginación, es lo que más excita a las personas.
- Este fue un proyecto repentino que se me ocurrió después de visitar Europa, porque allá descubrí un estudio especial de fotografías, más bien encaminado a las fotografías eróticas- comienza a contarme de su nuevo negocio, mientras nos sentamos en la terraza de su habitación a fumar tranquilamente y beber un Johnny Walker, justo lo que necesitaba para tratar mi incipiente dolor de cabeza por la resaca- Aquí nunca he visto esa idea novedosa y creí que podía tener muy buen mercado, sobre todo entra la alta sociedad, tú sabes sobre todo esos sesentones, con mucho dinero y sin nada novedoso en que invertirlo- agrega tomando un sorbo de su bebida.
- Pero, ¿es una fotografía?, porque parece un cuadro, tiene muy buena calidad para ser tan grande- le pregunto
- Sí, es tomada con equipos especiales y muy profesionales, que permiten una excelente resolución y calidad de la imagen para que se pueda ampliar luego- me explica, dándole una calada al cigarrillo.
- Bueno, debo aceptar que este pez ha mordido el anzuelo, así que dime todos los detalles y veo si es factible convertirme en el socio inversor que buscas- le digo, esperando que me ampliara más la información.
- Básicamente, es un estudio discreto, donde solo miembros seleccionados y exclusivos pueden hacer sus pedidos, entenderás que por la índole de las fotos, aunque tengo toda la autorización para operar, no es clandestino ni nada de eso- asegura- pues quiero concentrarme en una minoría que pueda pagar lo que yo quiera pedir por las imágenes. Como puedes ver, no son desnudos, son imágenes artísticas, muy eróticas, con poses sugerentes y sensuales.
Asiento su explicación y creo que este negocio novedoso en la ciudad va a ser muy lucrativo.
- Los modelos, tanto femeninos como masculinos, pueden aplicar con una solicitud y se les evalúa para ver si es el perfil que estamos buscando, también tiene que ver con el pedido de los clientes- me especifica.
- ¿El pedido de los clientes?- le pregunto, por qué suena como a menú de restaurante.
- Sí, generalmente tenemos varias fotografías de muestra, pero uno de los pluses que más está atrayendo potenciales compradores, es que ellos pueden sugerir qué tipo de posiciones quieren que exploren los modelos en las fotos, el grado de ropa a usar y tantos detalles como quiera y que no sobrepase los límites- continúa explicándome- Y digo sugerir, porque aunque tratamos de hacer realidad sus peticiones, tampoco aceptamos cosas descabelladas o que infrinjan lo que los modelos aceptan o no hacer. Obviamente, ante todo firmamos con ellos un acuerdo muy detallado, porque ese tema de los consentimientos es un poco peludo y no quiero a ningún listillo o listilla después, queriéndonos tocar las narices con una demanda. Así que nuestra política es tratar de consentir al cliente, pero nunca jamás se sobrepasan los límites pactados con los modelos.
- Me parece muy bien, veo que has pensado en todo- le respondo terminando mi bebida y tomando una decisión en el acto- entonces amigo mío, todo lo que me dices, suena maravilloso, pero sabes que vista hace fe, así que quisiera ir a ver como funciona todo para tomar mi decisión, pero me tienes casi en el bote- le digo sonriendo y acordamos para quedar en un día que tengamos libre de nuestra apretada agenda, porque él también ayudaba a su padre en su empresa de Diseño y Venta de Joyería exclusiva.
Esa noche me llevé una regañina de mi abuela por no acompañarla a la subasta y haber desaparecido, pero creo que valió la pena. La verdad es que me quedé super intrigado por el negocio que Williams me propuso y no solo como inversor, sino también como cliente, una de sus gigantografías, iba a ser mía.
El domingo, de lo que sería la semana próxima, a cuando se celebró la subasta en la mansión de los Aron, pude sacar por fin algo de tiempo para verme con Williams en el estudio.La señorita Monroe, generalmente no trabajaba los domingos, solo en ocasiones donde estábamos de proyectos hasta el cuello y no quedaba de otra.Llegué a la hora indicada y estacioné mi Porche 911 en el garaje subterráneo del edificio, en realidad no soy de los que me gusta andar lleno de guardaespaldas y choferes todo el tiempo.Necesito respirar de vez en cuando y a pesar de ser un millonario heredero y empresario exitoso, tampoco me considero una figura pública ni nada de eso, Manhattan está lleno de tipos como yo.Subí hasta el último piso, donde Williams me indicó que estaba el estudio, y la verdad es que como decía estudio privado y discreto, pensé que estaría en un subterráneo o algo así, tipo bar clandestino, por ejemplo.Pero me asombré al llegar y ver, lo que parecía ser un típico estudio muy normal
- ¿Presidente, me está escuchando lo que le estoy reportando del nuevo proyecto?- me pregunta la secretaria Monroe, sacándome de mis pensamientos- Déjeme los documentos aquí y yo los reviso después- le digo pasando mi mano por el entrecejo con pesadez. Admito que he estado un poco entretenido y también saturado de trabajo. Ella hace lo que le pido y sale de la oficina.Me recuesto en mi cómoda silla de cuero negra de oficina y la giro para quedar frente al cristal del piso al techo, que da a unas impresionantes vistas de Manhattan.Desde el día que llevaron el cuadro, muy bien empaquetado y protegido, a mi departamento, enseguida pedí que lo colocaran en mi oficina privada. Afortunadamente, la Srta. Monroe no estaba en mi casa a esa hora de la noche.Una vez fijado a la pared y que los técnicos se fueron. Me dispuse a ver con detenimiento, por lo que había pagado una sustanciosa cifra de dinero.Al ampliar tanto la fotografía, todos los detalles que antes no eran tan visibles, ahora
Finalmente, llegó el día que me pude liberar de tanto trabajo. Cuando llamé a la subdirectora, ya Williams le había comentado del asunto y la importancia de mantener mi total anonimato, al igual que tendría que mantenerse, el de los próximos interesados en esta inusual experiencia. Me pasaron a una discreta y pequeña habitación con una decoración donde predominaba el rojo burdeos, dándole un ambiente íntimo y hasta romántico, diría yo. Un mueble de cuero negro muy cómodo, con una mesita baja, rectangular, de madera oscura delante, donde habían preparado una pitillera de los cigarrillos que me gustaban, una botella de whisky Jamenson, con su vaso de cristal, para ser consumida en cualquier momento y hasta ahora la preparación meticulosa me parecía muy acogedora. Supongo que por eso, en el cuestionario que te hacen antes, preguntan sobre tus gustos personales. Este Williams lo tiene todo fríamente calculado. Después de sentarme cómodamente, abriendo la chaqueta de mi traje ejecutivo
Efectivamente, al poco rato se reanudó mi visión. La fotógrafa caminó a un lado de la cama, hablando con la pelirroja y esta asentía.Estaba sentada casi al borde de la cama, de espaldas a mí y entendí el porqué. La parte de arriba de su outfit había desaparecido y solo la tanga y las medias, con tacones, permanecían.Su hermoso y ondeado cabello rojo cubría su blanca espalda hasta la mitad y dejaba al descubierto esa estrecha y sexy cintura, muy manejable y perfecta para agarrar con las dos manos, mientras penetraba dentro de su cuerpo.¡Ejem!, mis pensamientos ya estaban vagando por sitios que no deberían, así que tomé otro sorbo de Jameson y me aclaré la mente, creo que llevaba un tiempo sin desahogarme y eso era lo que estaba jugando en mi contra.La fotógrafa tomó su posición sin tapar mi vista y la modelo se acostó en la cama boca arriba, con las piernas flexionadas en forma de M y abiertas hacia el cabecero, pero la vista que daba hacia mí era la de su rostro sensual cubierto p
Conversamos de tonterías Héctor y yo, porque como siempre, Jhon estaba en mute y de vez en cuando miraba hacia la pista de baile a través del humo del cigarrillo. - Oye Alan, en la mesa de allí, hay unas chicas que no nos quitan el ojo de arriba- me dijo el rubio señalando con la cabeza, hacia la mesa que estaba en una esquina del segundo piso, en diagonal a nosotros. En la mesa, como efectivamente él me había dicho, había varias chicas jóvenes vestidas provocativamente mirando descaradamente hacia nosotros. Y precisamente esa fue una de las razones por las que vine a este bar en específico. Era como una ley no hablada, que aquí asistían muchas mujeres en busca de pescar a los solteros ricos que venían a divertirse. Todos sabían lo que querían, ellas buscar oportunidades de ascender ligando a un milloneta y los hombres con dinero, pagar por diversión de una noche. Aunque también hubo sus excepciones locas y algunos encontraban al amor de su vida en sitios como este. Para mí eso e
Llegamos rápidamente a un hotel cerca, muy discreto, porque no quería que al otro día saliera una de mis fotos en alguna revista sensacionalista, como me había pasado en otras ocasiones, si no tendría a mi abuela sobre mi cuello al momento.Saqué una habitación y subimos por el elevador hasta el tercer piso. Por suerte, esta chica no era de las que le gustaba el exhibicionismo en público, porque una vez salí con una que casi me come en el elevador antes de llegar al cuarto y la verdad es que eso en vez de excitarme, lo que me cortaba las ganas.Soy de los que prefiere la intimidad para hacer mis cosas, a menos que sea una persona que me guste demasiado y me vuelva totalmente loco, pero aún no he encontrado a esa mujer y obviamente, no sería la chica que estaba a mi lado ahora mismo.Al llegar a la acogedora habitación para parejas, de este hotel 4 estrellas que no estaba nada mal, le pregunté si prefería bañarse primero o de segunda, como ella quisiera, me dijo que ella iba primero y
Dormí inquieto toda la noche y ni siquiera necesité de mi despertador personal, la secretaria Monroe, para levantarme al otro día.Pero me esperan demasiados asuntos importantes y compromisos laborales que atender, para estar pensando constantemente en tonterías, como un adolescente enamorado.Bajé del departamento, con mi pelo cuidadosamente peinado, el traje ejecutivo gris echo a la medida de mi cuerpo, ceñido y cómodo y actitud de jefe empresario responsable.El chofer, al verme llegar, me abre la puerta trasera del auto y ya la secretaria Monroe me espera adentro, con mi café americano recién salido del Starbucks, todo es sumamente perfecto.Escucho todos los planes que hay para hoy en la agenda y entre ellos, al finalizar de la tarde, tengo programada una cita a ciegas que mi abuela concertó para mí y que, después de tanto chantaje emocional de su parte, me vi obligado a aceptar.- ¿Secretaria Monroe, no quiere ser mi falsa novia por un tiempo, a ver si me quito de arriba por fin
Entonces aquí estoy en este chic restaurante, ambientando con un estilo acogedor y retro. Sentado en una mesa, bebiendo mi trago y mirando el menú, para irme haciendo una idea de qué iba a pedir, en realidad no había comido mucho en el almuerzo y esperaba que la compañía de hoy fuera más agradable que la de la última vez.Mi abuela siempre enviaba su información básica y hasta fotos, pero la verdad es que casi nunca lo miraba, creo que prefería el suspenso, porque si de solo mirar la foto ya no era de mi agrado, entonces estaría mucho más predispuesto a venir.- ¿Es usted el Sr. Kingsley?- escucho de repente una voz femenina que me dice, levanto la vista del menú y me topo de frente con una chica muy estilizada, puedo decir que hermosa y llamativa, y sobre todo como un reluciente cabello pelirrojo rizado que le cae hasta la mitad de la espalda y que lleva suelto- Si soy yo, ¿la señorita Evans?- afirmo y luego le pregunto, mientras me levanto del asiento como el caballero que soy.- Sí