Finalmente, llegué a esta aburrida fiesta, que se me va a hacer eterna. Al final me descarté por un traje de esmoquin negro, de la marca Tom Ford, con un corte impecable y mucha atención en los detalles, unos zapatos de charol negro de alta gama de Church’s, los gemelos de oro blanco y onix de Tiffany & Co y como no podía faltar, el reloj heredado por mi abuelo, un Hublot Big Bang Unico Haute Joaillerie.
Para rematar, me agregué un exquisito perfume de Tom Ford: Ombré Leather y engominé mi pelo elegantemente.La mansión de los Aron, era tan clásica y aburrida como siempre, si podía sacar algo divertido de esta casa, es al heredero de los Aron, Williams Aron, mi amigo y compañero de juegos de la infancia. Nuestras familias, tenías algo así, como una relación de amistad ancestral.Subí las anchas escaleras de mármol de la entrada, donde me había dejado el chofer, que fue a estacionar el Mercedes-Benz S-Class negro, que usualmente utilizaba para moverme en el trabajo.Saludé por aquí y por allá a personas conocidas, que se juntaban en pequeños grupos, la mayoría para sacar algo de interés del otro, y es que estas fiestas de la alta alcurnia siempre son así, no saben diferenciar el momento de ocio, del trabajo.Lo único que tienen en su cabeza, es como ir agregando más y más dinero a sus cuentas bancarias.Entré al gran salón abierto, elegante y sofisticado. Con la enorme y clásica, lámpara de techo de araña.Una música de fondo relajante a base de violines que aligeraba el ambiente y no entorpecía las conversaciones y un servicio de catering estupendo en unas mesas largas con manteles blancos, ubicados estratégicamente, en una esquina que no molestaba a los invitados.El evento principal, que era la subasta de beneficencia, aún no había dado comienzo.Al final, después de quitarme de arriba a más y más personas que venían a saludarme con el objetivo, por supuesto, de hablarme de sus proyectos empresariales o de sus hijas solteras, logré encontrar a mi abuela.Mi abuela es una elegante y arcaica señora de la alta sociedad. Que nadie se confunda, yo amo a mi abuela, ella prácticamente fue quien me crio, porque mi madre falleció en el parto.Al quedarse mi padre solo y deprimido, digamos que no quería complicarse mucho en criar a un bebé llorón.Luego mi padre se volvió a casar y aunque no puedo decir que mi madrastra es como la de los cuentos de hadas, malévola y abusiva, seamos realistas, tampoco era su hijo real.De hecho, nunca quiso dar a luz para no perder su figura, según ella, y mi padre la apoyó, porque ya tenía un heredero que le había costado a su antigua esposa y no quería poner en riesgo a la actual, por otro bebé.Fui caminando hacia mi abuela, que estaba, como era habitual, con su elegante y sobrio traje azul marino y todas esas joyas antiguas, que posiblemente valían más que mi compañía entera.Se encontraba sentada en un elegante sillón color crema, hablando con la anfitriona de la fiesta, la Sra. Aleida Aron, que era contemporánea con mi abuela y también millonaria, por supuesto.- Tita- le digo cuando estoy cerca de ella y le doy un beso pegajoso, en la mejilla.- No me digas Tita en público, los demás van a pensar que eres un infantil- me dice tratando de parecer seria, pero veo la sonrisa en sus ojos, a esta señora le encanta que la mime.- Bueno, Sra. Elba Kingsley, ¿cómo ha estado?- repito muy serio dándole la mano como un hombre de negocios. La señora Aleida al lado comienza a reír y mi abuela resopla, al final siempre me deja hacer lo que yo quiera.- Hola Sra. Aleida, ¿se encuentra bien?, cuanto tiempo sin verla- saludo cortésmente a la otra anciana, que es la mejor amiga de mi abuela, cosa extremadamente extraña, porque son muy diferentes.Mi abuela es muy seria y estirada, le importa mucho la imagen y el qué dirán y la Sra. Aleida es la típica mujer sencilla, que si no supieras que está forrada en dinero, pensarías que es de las viejitas típicas, que te encuentras en los parques practicando tai chi.Hablamos un poco de cómo me iba la vida, los negocios y caímos en el tema que le encanta a la Sra. Elba, mis parejas actuales y futuras.- Te permito jugar ahora en los clubes nocturnos porque eres joven, pero no siempre va a ser así, es más, ya te estás acercando a los 30 años y no veo que tienes ningún plan ni siquiera para un compromiso- me dice mi abuela muy seria y ya estoy aburrido, del mismo tema, si le sigo dando cuerda, esta noche nunca terminamos- Quiero que vayas a la casa la semana que viene, te voy a enseñar un dosier de las mejores señoritas solteras disponibles ahora- me dice como si estuviera hablando de un catálogo de ropas.Lo peor de todo, es que esas chicas mismas se incluyen en la lista, no les importa para nada que la traten como un curriculum más. La alta sociedad y sus intereses.- Iré, iré a verte, pero ya relájate y sigue hablando con la Sra. Aleida, que te me vas a poner más vieja- le digo bromeando y me escapo, porque decirle vieja a la Sra. Kingsley, es jugarse la vida.Salgo al jardín a tomar un poco de fresco nocturno, rezando por no encontrarme a algún pegajoso o pegajosa, y tengo esta vez muy buena suerte, al fin doy con alguien agradable, mi amigo Williams.- Alan amigo, que bueno que viniste, ya estaba criando hongos del aburrimiento- me dice dándome la mano y en la otra lleva un cigarrillo prendido.Williams también es un rico heredero, guapo, rubio, de 1,80 cm, buen carácter y ojos azules muy vistosos. De más está decir que es también muy acosado por las chicas busca millonarios.- Sí, igual me alegra verte, ya mi abuela agotó todas las energías que me quedaban- le respondo imitándolo y sentándome en el barandal ancho de piedra que delimitaba, esta terraza del inmenso jardín, que parecía más un bosque que otra cosa- pásame un cigarro- agrego y me pasa la pitillera de plata y el encendedor.- ¿Y eso que no viniste con la secretaria Monroe?, es raro verte sin tu sombra- se burla, aspirando luego un poco de su cigarrillo.- Dice que tenía asuntos personales, seguro se fue con un amante a engañarme- le respondo fumando suavemente y escucho que se ríe de mi broma pesada, miro como el humo se eleva y se pierde en la inmensidad de la noche.- Bueno, si quieres ahorrarte el mal momento de la subasta que está al empezar, podemos escondernos en mi habitación, tengo un buen whisky que creo te va a gustar- me dice despreocupadamente y siento que ese plan es infinitamente mejor, que ir al matadero en poco más de media hora, que es cuando empieza la “divertida” subasta.- Me parece un excelente plan, solo hay que asegurarse de que las señoras anfitrionas no nos pillen- le digo refiriéndome a nuestras dos abuelas y asiente de acuerdo. Luego de eso, nos escabullimos escaleras arriba, para matar el tiempo conversando tonterías, o al menos, eso era lo que yo creía.- ¿Me estás diciendo que este cuadro es de tu negocio?- le pregunté a Williams con asombro mirando un gigante cuadro colgado en la pared de su estudio personal.- Sí- afirmó orgulloso- quería que subieras aquí también, porque sabía que te iba a interesar y no solo como comprador, te anuncio que estoy buscando un socio.- Tendrás que explicarme bien de que va todo esto- le digo mirando de nuevo al cuadro, que cubría gran parte de la pared. En él, se retrataba en colores blanco y negro, predominando más el color negro como de sombras, la imagen de una mujer sentada sobre un hombre, ambos de frente a la cámara.La mujer delante del hombre, con las piernas totalmente abiertas, sin mostrar al descubierto, su parte más íntima, solo por una delgada tanga de encaje blanco, que llevaba.Debajo de entre sus nalgas, se podía ver como sobresalía el miembro erecto y duro del hombre que estaba detrás, solo cubierto por la fina tela de la prenda interior masculina.En el torso, los senos de la mujer
El domingo, de lo que sería la semana próxima, a cuando se celebró la subasta en la mansión de los Aron, pude sacar por fin algo de tiempo para verme con Williams en el estudio.La señorita Monroe, generalmente no trabajaba los domingos, solo en ocasiones donde estábamos de proyectos hasta el cuello y no quedaba de otra.Llegué a la hora indicada y estacioné mi Porche 911 en el garaje subterráneo del edificio, en realidad no soy de los que me gusta andar lleno de guardaespaldas y choferes todo el tiempo.Necesito respirar de vez en cuando y a pesar de ser un millonario heredero y empresario exitoso, tampoco me considero una figura pública ni nada de eso, Manhattan está lleno de tipos como yo.Subí hasta el último piso, donde Williams me indicó que estaba el estudio, y la verdad es que como decía estudio privado y discreto, pensé que estaría en un subterráneo o algo así, tipo bar clandestino, por ejemplo.Pero me asombré al llegar y ver, lo que parecía ser un típico estudio muy normal
- ¿Presidente, me está escuchando lo que le estoy reportando del nuevo proyecto?- me pregunta la secretaria Monroe, sacándome de mis pensamientos- Déjeme los documentos aquí y yo los reviso después- le digo pasando mi mano por el entrecejo con pesadez. Admito que he estado un poco entretenido y también saturado de trabajo. Ella hace lo que le pido y sale de la oficina.Me recuesto en mi cómoda silla de cuero negra de oficina y la giro para quedar frente al cristal del piso al techo, que da a unas impresionantes vistas de Manhattan.Desde el día que llevaron el cuadro, muy bien empaquetado y protegido, a mi departamento, enseguida pedí que lo colocaran en mi oficina privada. Afortunadamente, la Srta. Monroe no estaba en mi casa a esa hora de la noche.Una vez fijado a la pared y que los técnicos se fueron. Me dispuse a ver con detenimiento, por lo que había pagado una sustanciosa cifra de dinero.Al ampliar tanto la fotografía, todos los detalles que antes no eran tan visibles, ahora
Finalmente, llegó el día que me pude liberar de tanto trabajo. Cuando llamé a la subdirectora, ya Williams le había comentado del asunto y la importancia de mantener mi total anonimato, al igual que tendría que mantenerse, el de los próximos interesados en esta inusual experiencia. Me pasaron a una discreta y pequeña habitación con una decoración donde predominaba el rojo burdeos, dándole un ambiente íntimo y hasta romántico, diría yo. Un mueble de cuero negro muy cómodo, con una mesita baja, rectangular, de madera oscura delante, donde habían preparado una pitillera de los cigarrillos que me gustaban, una botella de whisky Jamenson, con su vaso de cristal, para ser consumida en cualquier momento y hasta ahora la preparación meticulosa me parecía muy acogedora. Supongo que por eso, en el cuestionario que te hacen antes, preguntan sobre tus gustos personales. Este Williams lo tiene todo fríamente calculado. Después de sentarme cómodamente, abriendo la chaqueta de mi traje ejecutivo
Efectivamente, al poco rato se reanudó mi visión. La fotógrafa caminó a un lado de la cama, hablando con la pelirroja y esta asentía.Estaba sentada casi al borde de la cama, de espaldas a mí y entendí el porqué. La parte de arriba de su outfit había desaparecido y solo la tanga y las medias, con tacones, permanecían.Su hermoso y ondeado cabello rojo cubría su blanca espalda hasta la mitad y dejaba al descubierto esa estrecha y sexy cintura, muy manejable y perfecta para agarrar con las dos manos, mientras penetraba dentro de su cuerpo.¡Ejem!, mis pensamientos ya estaban vagando por sitios que no deberían, así que tomé otro sorbo de Jameson y me aclaré la mente, creo que llevaba un tiempo sin desahogarme y eso era lo que estaba jugando en mi contra.La fotógrafa tomó su posición sin tapar mi vista y la modelo se acostó en la cama boca arriba, con las piernas flexionadas en forma de M y abiertas hacia el cabecero, pero la vista que daba hacia mí era la de su rostro sensual cubierto p
Conversamos de tonterías Héctor y yo, porque como siempre, Jhon estaba en mute y de vez en cuando miraba hacia la pista de baile a través del humo del cigarrillo. - Oye Alan, en la mesa de allí, hay unas chicas que no nos quitan el ojo de arriba- me dijo el rubio señalando con la cabeza, hacia la mesa que estaba en una esquina del segundo piso, en diagonal a nosotros. En la mesa, como efectivamente él me había dicho, había varias chicas jóvenes vestidas provocativamente mirando descaradamente hacia nosotros. Y precisamente esa fue una de las razones por las que vine a este bar en específico. Era como una ley no hablada, que aquí asistían muchas mujeres en busca de pescar a los solteros ricos que venían a divertirse. Todos sabían lo que querían, ellas buscar oportunidades de ascender ligando a un milloneta y los hombres con dinero, pagar por diversión de una noche. Aunque también hubo sus excepciones locas y algunos encontraban al amor de su vida en sitios como este. Para mí eso e
Llegamos rápidamente a un hotel cerca, muy discreto, porque no quería que al otro día saliera una de mis fotos en alguna revista sensacionalista, como me había pasado en otras ocasiones, si no tendría a mi abuela sobre mi cuello al momento.Saqué una habitación y subimos por el elevador hasta el tercer piso. Por suerte, esta chica no era de las que le gustaba el exhibicionismo en público, porque una vez salí con una que casi me come en el elevador antes de llegar al cuarto y la verdad es que eso en vez de excitarme, lo que me cortaba las ganas.Soy de los que prefiere la intimidad para hacer mis cosas, a menos que sea una persona que me guste demasiado y me vuelva totalmente loco, pero aún no he encontrado a esa mujer y obviamente, no sería la chica que estaba a mi lado ahora mismo.Al llegar a la acogedora habitación para parejas, de este hotel 4 estrellas que no estaba nada mal, le pregunté si prefería bañarse primero o de segunda, como ella quisiera, me dijo que ella iba primero y
Dormí inquieto toda la noche y ni siquiera necesité de mi despertador personal, la secretaria Monroe, para levantarme al otro día.Pero me esperan demasiados asuntos importantes y compromisos laborales que atender, para estar pensando constantemente en tonterías, como un adolescente enamorado.Bajé del departamento, con mi pelo cuidadosamente peinado, el traje ejecutivo gris echo a la medida de mi cuerpo, ceñido y cómodo y actitud de jefe empresario responsable.El chofer, al verme llegar, me abre la puerta trasera del auto y ya la secretaria Monroe me espera adentro, con mi café americano recién salido del Starbucks, todo es sumamente perfecto.Escucho todos los planes que hay para hoy en la agenda y entre ellos, al finalizar de la tarde, tengo programada una cita a ciegas que mi abuela concertó para mí y que, después de tanto chantaje emocional de su parte, me vi obligado a aceptar.- ¿Secretaria Monroe, no quiere ser mi falsa novia por un tiempo, a ver si me quito de arriba por fin