—Me voy, y no me importa decir la verdad, esa mujer es mucho más hermosa de lo que tu lo eres, es toda una belleza, además, de buena familia, en cambio tú, ciertamente, has perdido tu belleza, te has vuelto aburrida — decía el hombre mientras colocaba el resto de su ropa en aquella maleta negra. Dispuesto a abandonar para siempre a aquella mujer a la que le había prometido un día su vida entera, la miro de soslayo con un deje de burla notando el aspecto desalineado y las lagrimas que le resbalaban por el rostro a su ahora ex esposa.
La mujer miraba a aquel hombre que le había prometido ante Dios estar con ella el resto de sus días, ser su compañero de vida y quien la haría feliz el resto de ella. Sentía su corazón romperse en mil pedazos. Al comienzo, habría querido creer que él no la había traicionado, sin embargo, al verlo tomar aquella maleta ya dispuesto a marcharse, corrió para aferrarse a su brazo y no dejarle ir.
—No te vayas, por favor, tu me prometiste que estaríamos juntos para siempre, que me amarías toda tu vida, ¿Dime porque cambiaste? ¿Por qué me estas dejando por otra? — cuestionaba la pobre mujer sin lograr entender porque razón era que aquello estaba pasando.
Tomándola de la muñeca, el hombre empujo a la mujer lejos de el y luego se burló.
—¿Por qué? ¿En serio me estas preguntando eso? ¡Solo mírate! Subiste de peso, ya no te arreglas como antes, tu cabello luce opaco, sin vida, y tus piernas ahora son demasiado gordas, ¡Te has vuelto realmente horrible! Y yo soy demasiado rico y apuesto para estar con alguien como tú, necesito una mujer a mi altura, ahora entiendo, mi padre tenia razón, no debí casarme con una pobretona como tú, mi nueva mujer es fina, demasiado hermosa, y la hija de una familia con mucho dinero, tu…tu eres simplemente patética, ¡Mírate! Estas allí llorando como una estúpida, me das asco — respondió con crueldad el hombre logrando así terminar de romper el corazón de ella quien sentía que aquellas lagrimas le brotaban desde lo más profundo de su ser mismo.
—¡Enzo! ¡no te vayas! — grito al verlo marcharse por aquella puerta de la casa que una vez fue su dulce hogar.
—Adiós Adalet, no volveremos a vernos — se despidió Enzo Stone dando una ultima mirada de desprecio a su ex esposa mientras arrojaba al suelo los papeles del divorcio.
Se escucho el azotón de aquella puerta, y luego, solo el llanto ahogado rompía el silencio que ahora reinaba en esa casa. Adalet se arrastró como pudo hasta donde aquellos papeles habían quedado regados, eran los papeles de divorcio. Por supuesto, no había hecho falta su firma allí para hacerlo efectivo, después de todo, los Stone eran personas con poder, millonarios; podían comprar hasta la risa de cualquiera, y un juez corrupto había sido participe de aquello.
Sus sollozos inundaron aquella casa que ahora le parecía demasiado grande y solitaria. Sus lagrimas empapaban los papeles que decían que ya no era ni seria nunca mas la señora Stone, y sacando de su bata de dormir aquel objeto, lo miro sintiéndose aun más sumida en la desesperación. Era por esa razón que ella había subido de peso, que sus piernas “gordas” se habían hinchado y que lucia mas agotada y ojerosa de lo normal, sin embargo, tan solo eso había bastado para que Enzo dejara de amarla aun a pesar de las promesas que no había dudado ni un segundo en romper.
Dos líneas se dibujaban en aquel test de embarazo, ni siquiera había tenido la oportunidad de decirle a Enzo que estaban ya esperando a su primer hijo. ¿Qué iba a hacer ahora? Durante dos maravillosos años había sido la esposa perfecta, la más feliz y orgullosa…ahora mismo se hallaba sumida en la desesperación.
Se había conocido en la universidad y tan rápido como podría haber sido, ella y Enzo se habían enamorado. El padre de su ahora ex esposo, por supuesto, se había opuesto a su matrimonio, ya que ella no era una mujer de “buena cuna” y era tan solo una simple becaria con grandes sueños y aspiraciones. Aun así, Enzo se opuso a su padre y se casó con ella, haciendo promesas que ahora yacían rotas en el suelo.
Poniéndose de pie, Adalet dejo que sus lagrimas nuevamente le empaparan el rostro. Estaba sola, completamente sola. No había padres en quien pudiera apoyarse o hermanos que le brindaran consuelo, solo eran ella y su hijo o hija por nacer. Subiendo a la habitación, se tumbo sobre la cama esperando morir esa noche, esperando que Dios se apiadara de ella y sintiera el beso de la muerte, quizás, aquello seria lo mejor.
—¡Abran la puerta! —
Sin embargo, Adelet no había tenido oportunidad de sentir su dolor o su miseria, cuando aquellos golpes en la puerta de su hogar rompieron el silencio de la noche. Escuchando aquel estruendo, como si la entrada a su casa hubiese sido destruida, se incorporo alarmada rápidamente, aunque no había tenido ni siquiera oportunidad de reaccionar, cuando en aquella alcoba se veía rodeada de hombre uniformados.
—¿Qué esta ocurriendo? — chilló alarmada cuando aquellos policías la tomaron con violencia de los brazos para someterla sobre el suelo y esposarla, haciéndole daño.
Aplausos se escucharon en la habitación, y haciendo un enrome esfuerzo para ver de quien se trataba, Adalet pudo ver la figura de su ahora ex suegro mirándola con una sonrisa triunfal en su rostro.
—Esto es simplemente hermoso, verte sometida y humillada en suelo, el lugar en donde deberías haber estado siempre — dijo el cruel hombre que la miraba con desprecio.
—Adalet Jones, tiene derecho a guardar silencio, si no cuenta con un abogado… — decía el policía que la forzaba a levantarse y caminar esposada hacia la salida de la que había sido su casa.
—¿Pero por qué? ¡yo no he hecho nada malo! — decía Adalet llorando de desesperación sin comprender lo que estaba ocurriendo mientras miraba a su ex suegro burlándose de ella.
—¿Por qué? ¿En serio lo preguntas? Tu te casaste con mi hijo aun a pesar de ser solo una escoria de baja clase, lo alejaste de mi y lo forzaste a faltar a sus deberes familiares, ahora que el finalmente ha abierto los ojos, no permitiré que seas un estorbo de ningún tipo, así que, pasaras el resto de tu miserable vida encerrada en prisión donde espero que termines pudriéndote como la basura que eres, estas acusada de robo agravado y de asesinato en primer grado, con ese historial, no saldrás de la cárcel jamás, y yo me encargare de ello — respondió aquel hombre con crueldad mirando como se llevaban a la mujer a la que por años desprecio tanto.
Adalet abrió los ojos con horror mientras era arrastrada y golpeada hasta aquella patrulla policial a la que era llevada injustamente. Ella no había hecho nada así jamás, ni siquiera era capaz de matar a una mosca, sin embargo, al ver la sonrisa de su ex suegro, comprendió que este había usado su poder e influencia para lograr aquello, y llenándose de odio y de rabia ante aquella cruel injusticia, miro una ultima vez a ese maldito hombre.
—Te hare pagar Stone, lo juro ¡Te hare pagar por esto! —
Y con aquel grito, Adalet, humillada, derrotada y herida, juro vengarse de aquella familia que sin razón le había hecho tanto daño.
—¿Ya la viste? Es realmente hermosa —El sonido de los altos tacones resonaba en aquel pasillo mientras las miradas masculinas se concentraban en la hermosa mujer que con altivez y una mirada fría, caminaba con dirección a las oficinas. Era hermosa, realmente bella y de porte elegante, su piel era levemente morena, su cabello parecía un homenaje al fuego, y sus ojos no se dignaban a mirar a nadie en el sitio.—Señora Williams, nos hemos puesto en contacto con nuestro cliente nuevamente y ha decidido aceptar la oferta para el proyecto con la constructora Ajax, el de las casas de super lujo, quieren que lo más pronto posible se comunique con ellos para agendar una cita y verse en persona y así aclarar los términos del acuerdo — decía un joven secretario que caminaba apresurado tras la bella mujer que no disminuía la velocidad de sus firmes pasos y que sonreía de manera genuinamente maliciosa, como si hubiese estado esperando que aquella propuesta fuese aceptada.Abriendo la puerta de aq
—A… ¿Adalet? — cuestiono Enzo sintiendo como se le cerraba la garganta.—Hola Enzo, tiempo sin verte, ahora señores, ¿Vamos a tener una charla melancólica? ¿O nos enfocamos directamente en lo que es realmente es importante? Hablemos de negocios.Enzo trago duro. Era el mismo color y forma de aquellos ojos ya conocidos, pero estos eran tan fríos que parecían dos dagas de hielo que parecían apuñalarle el alma. Su rostro era el mismo, pero sin las marcas del cansancio y completamente rejuvenecido, tan hermoso como aquel primer día en que la conoció, su cabello fuego lucia sedoso y perfectamente ondulado. Estaba delgada, con sus curvas intactas y perfectas, alcanzaba a notarlas en aquella falda y saco ejecutivos en color azul zafiro que hacia juego con sus bellos ojos. Aquella era Adalet Jones, la mujer a la que años atrás había abandonado por su actual esposa.—Adalet, yo… — dijo Enzo con voz trémula y entrecortada.—Vamos Enzo, no estamos aquí para nada más que hablar de negocios, así q
—Mamita, ¿Hoy también llegaras tarde? — cuestionaba un niño pequeño que se notaba de no más allá de los cuatro años de edad.Acariciando los cabellos rojos de su amado hijo, Adalet sonrió con ternura hacia el pequeño.—No cariño, regresare temprano y te llevare al parque como te he prometido, recuerda el valor de una promesa — respondió a su hijo mirando sus ojos grises, iguales a los de Enzo, mientras salía por la puerta de su lujosa mansión.—Si mamita — dijo el pequeño mientras se abrazaba a su madre para despedirse.Tomando aire, igual que todos los días, le era difícil apartarse de su pequeño hijo, pero era necesario. A Enzo no le diría jamás que tenían un hijo en común, para ella, Dante era solamente suyo.Adalet recordaba todo lo que ella y su hijo habían tenido que sufrir en prisión durante ese único año que estuvo encarcelada. Esos recuerdos aun le provocaban pesadillas todas las noches. ¿Cómo habían sido capaces los Stone de aquel acto tan cruel y desalmado contra ella? La r
El dolor se hacía presente, nadie parecía escuchar sus gritos. Estaba allí, sola en una sala partos dentro de una prisión temiendo por la vida de su hijo. El llanto de su bebé se escuchaba de repente, y la burla de las oficiales que se negaron a llevarla a un hospital para que su hijo naciera decentemente. Luego, al ver como esas mujeres se lo llevaban y lo dejaban en los brazos de Ernest Stone quien seguía burlándose de ella, sintió caer en la desesperación mientras gritaba el nombre de su hijo. —Dante —Despertando abruptamente de aquella pesadilla, sintió el sudor frio empapando su cuerpo. Otra noche de malos sueños plagados de recuerdos crueles mezclados con sus propios miedos le pasaba factura. Levantándose, Adalet se lavó el rostro en el baño y preparo la tina para ducharse. Tenia que cumplir su objetivo rápido, antes de que los malos sueños terminaran por devorarla.—¿Te has vuelto loco? No vas a divorciarte de tu esposa, ¿Tienes idea del escandalo en que nos meterías? Los Sto
—Muy bien, entonces, nos reuniremos a las tres en el Lasalle para firmar el contrato, le aseguro señor Dupont, que no se arrepentirá de hacer negocios con nosotros —La mañana daba comienzo y recién comenzando el día, Adalet había sellado otra firma de contrato. Una sonrisa se dibujaba en su rostro, era natural, un cliente más de la larga lista de los Stone se sumaba a la suya propia decidiendo cortar relaciones laborales con aquella despreciable familia.Entrando a la ducha, repaso sus dedos por aquella cicatriz en el abdomen que hablaba de viejos recuerdos; recuerdos tan terribles que aun asaltaban sus sueños por las noches y la hacían despertar abruptamente. Había sido una mañana nublada como era la presente, cuando habían dado comienzo aquellos dolores que avisaban que su hijo estaba por nacer.Las lagrimas se le derramaban sobre las mejillas camufladas por el agua que caía de la regadera, sus recuerdos, su dolor, aquello que era imposible de olvidar y mucho más de perdonar. Recor
—Lo lamento mucho señor Stone, pero no he logrado reunir suficiente información sobre la señora Adalet Williams, ni tampoco he logrado obtener los registros con su apellido Jones, todo parece indicar que han sido borrados, no hay mucho para decirle, lo único que tengo es un informe de que radico un tiempo en Londres en donde estudio su especialidad administrativa y luego de ello consiguió algunos buenos socios para iniciar su compañía actual, por el momento eso es todo, viajare a Londres mañana para ver si allí puedo averiguar algo más señor — decía el hombre con seriedad.Enzo apretó el celular en las manos. — Averigua, no importa lo que hagas o lo que cueste esa información, la quiero, así que obtenla — respondió enfurecido.—Así será señor — dijo el detective para luego terminar aquella llamada.Furioso, Enzo arrojó al suelo todo lo que tenia sobre el escritorio de su estudio. Era ya más de una semana y aun no sabia nada más sobre lo ocurrido con Adalet, se sentía sumamente frustra
El timbre de su departamento sonaba como si un niño con sobredosis de chocolate y caramelo estuviese jugando con él y Bastián, molesto, se apresuraba a salir de la ducha para golpear al infame que estaba irrumpiendo la tranquilidad de su hogar esa mañana.Ni siquiera había tenido el tiempo suficiente para disfrutar de los recuerdos que tenia de la agradable “casi cita” que tuvo con la elegante y ardiente señora Williams la tarde anterior. Poniéndose encima solo la ropa interior y una playera, apenas se había secado algo el cabello cuando acudió a abrir la puerta y conocer el rostro de quien lo había fastidiado tanto.—Bien, bien, ya voy, maldita sea — dijo con evidente fastidio cuando abrió la puerta.Inmediatamente después de hacerlo, Bastián se vio a si mismo siendo empujado contra una de las paredes de su departamento mientras un furioso Enzo lo sostenía con firmeza de la playera que llevaba puesta.—¿Quién demonios te crees que eres para salir con Adalet como si yo no existiera? —
La mañana daba comienzo con un timbre de celular conocido que le resultaba muy agradable. Levantándose de la cama de su pequeño hijo, Adalet tomaba su teléfono para ver el nombre de aquel viejo amigo que la ayudo en muchos aspectos de su vida actual, su mejor amigo.—Vaya ¿Pero mira quien esta llamando? El desaparecido Niklaus Parker, esta si que es una sorpresa — respondió Adalet con un deje de sarcasmo.Escuchándose una risa masculina del otro lado de la línea, Adalet sonrió.—Eso debería decirlo yo, apenas has mandado un misero correo y algunos mensajes de texto desde que te fuiste de Londres, ¿Cómo estas Ada? Llegare a New York mañana, ya sabes, Vincent tiene una exposición de su arte y no pretendo pasar todo el día en un aburrido museo, así que, que tal, ¿Salimos por unos tragos? Igual que en los viejos tiempos — decía el joven de cabello rubio al otro lado.Adalet sonrió.—Por supuesto Nick, salgamos, como en los viejos tiempos, pero por favor, no dejes solo a Vincent, eso no te