—¿Ya la viste? Es realmente hermosa —
El sonido de los altos tacones resonaba en aquel pasillo mientras las miradas masculinas se concentraban en la hermosa mujer que con altivez y una mirada fría, caminaba con dirección a las oficinas. Era hermosa, realmente bella y de porte elegante, su piel era levemente morena, su cabello parecía un homenaje al fuego, y sus ojos no se dignaban a mirar a nadie en el sitio.
—Señora Williams, nos hemos puesto en contacto con nuestro cliente nuevamente y ha decidido aceptar la oferta para el proyecto con la constructora Ajax, el de las casas de super lujo, quieren que lo más pronto posible se comunique con ellos para agendar una cita y verse en persona y así aclarar los términos del acuerdo — decía un joven secretario que caminaba apresurado tras la bella mujer que no disminuía la velocidad de sus firmes pasos y que sonreía de manera genuinamente maliciosa, como si hubiese estado esperando que aquella propuesta fuese aceptada.
Abriendo la puerta de aquella lujosa oficina, la hermosa dama de cabellos rojos como el fuego y de penetrantes y fríos ojos azules como el zafiro, se sentaba en la elegante silla tras el fino escritorio, mirando fijamente a su joven secretario.
Tragando un poco, el jovencito en sus veinte agachaba la mirada ante aquella mujer de frío mirar, en realidad, todos lo hacían. Aquello era algo normal, pues desde que la señora Williams había fundado y tomado el mando de la compañía Triade CORP, demostró con hechos lo capaz y lo agresiva que era a la hora de los negocios. Aquella fructífera empresa, había nacido siendo una pequeña constructora sin nada de relevancia, sin embargo, y gracias a las atinadas propuestas de la señora Williams, aquello había crecido exponencialmente y se había convertido en una de las constructoras más importantes del país en tan solo tres años.
—Bien Charles, yo los llamaré, ahora puedes ir a comer, pero antes, pide que me traigan mi café, y llama a la niñera de mi hijo, infórmale que llegare un poco más tarde a casa hoy, vere al señor Stone para cerrar este negocio hoy mismo — dijo con seriedad la hermosa mujer.
Asintiendo, el joven Charles había salido, y la mujer en sus 30s se había levantado de su silla para mirar hacia abajo la enorme ciudad que se apreciaba a la vista. New York era una jungla de concreto, y todo aquel que no estaba preparado para pelear, terminaba tragado por ella.
Ese día no era como los otros, pues se cumplían ya cinco años desde que su tragedia dio comienzo. Ya no llevaba más el apellido Jones, pues había comenzado una nueva vida y para ella adopto el apellido de soltera de su fallecida madre. No, ella ya no era más aquella mujer débil y llorosa que había sido abandonada e injustamente condenada un día, Adalet Williams era una mujer fuerte, aguerrida, y una justiciera que había regresado clamando por aquellos que le habían hecho tanto daño.
“Por favor, déjenme ir, ¡Yo no hice nada malo!”
De nada habían servido sus suplicas aquella noche en que fue humillada y maltratada. Acusada injustamente de robo y asesinato, no había podido probar su inocencia en aquel momento, y había terminado en una horrenda prisión estatal.
Sus ojos de zafiro se fijaron en el horizonte, como si aun se estuviese viendo en aquel pasado que no terminaba por quedarse atrás. Embarazada, desamparada, y preguntándose mil veces ¿Por qué? Había terminado acinada en ese lugar en donde aprendió a ser fuerte. Su pequeño Dante había nacido en prisión gracias a los Stone, cuyo padre de familia la había acusado injustamente de aquellos crímenes para que no fuera un estorbo en la vida de Enzo, su ex esposo, ayudado por un amigo de la familia que era un importante juez en ese tiempo. Ella habría pasado el resto de su vida en ese horrible lugar siendo separada de su hijo, de no ser por aquel ángel que la había rescatado del mar de la injusticia.
Quizás, había tenido el mayor golpe de suerte de su vida al conocer a la mujer que la sacó de allí y logro ayudarla a probar su inocencia. No lo sabia a ciencia cierta, sin embargo, desde el primer momento en que puso un pie fuera de esa prisión de muerte, una sola cosa cruzaba por su mente, aquello que le había dado la motivación para sobrevivir: Venganza.
Tomando el teléfono, marco el número que le habían dejado los Stone para agendar su encuentro. Adalet había planeado aquello por demasiado tiempo, y finalmente, podría dar los primeros pasos para sumir en la miseria y en la desesperación a aquellos que no dudaron en herirla a pesar de que jamás les había hecho ningún daño.
—¿Señor Stone?, soy la señora Williams…
Terminando aquella llamada, Adalet volvió su vista hacia los enormes cristales que dejaban una agradable vista de la ciudad a su alcance y en donde podía mirar su reflejo fácilmente.
Había cambiado, no solo por dentro si no también por fuera. Ya no era ni seria nunca más aquella esposa descuidada, con permanentes ojeras en su rostro debido a los muchos desvelos en los que esperó despierta a su ex marido infiel quien desde el primer momento salió a engañarla con otras. Había sido ingenua, imaginando siempre que estaba en un matrimonio idílico en donde ella era la ama de casa despojada de su propia vida para servir a un malnacido que al final la abandono por otra.
Era hermosa, habiendo recuperado su belleza de antaño, le prometía a su reflejo conseguir vengar todo el daño que le hicieron, y luego, marcharse de allí junto a su pequeño y amado hijo, para vivir una vida plena a su lado.
Al otro lado de la ciudad, dos hombres ajustaban sus corbatas y tomaban sus maletines. Era el momento de hacer negocios.
—Y, ¿Cómo crees que será esta señora Williams? ¿Crees que sea una belleza? ¿O solo una vieja bruja detrás de un escritorio aburrido? — preguntaba un hombre de cabellos castaños y bonitos ojos verdes que demostraban picardía.
—No lo se ni me interesa, tan solo quiero cerrar este negocio de una vez, mi esposa se pondrá pesada si no aparezco a tiempo para nuestro aniversario, ya la conoces — respondía Enzo Stone abriendo la puerta de su lujoso departamento.
—Siendo el nuevo líder familiar deberías tomarte estas cosas más en serio, ya sabes, investigue a Triade CORP y realmente tiene muchísimo potencial para alcanzar a la empresa de tu padre en poco tiempo, sea quien sea la señora Williams, tiene carácter y una inteligencia demasiado aguda, pues ella es la fundadora y directora de dicha empresa, realmente tengo demasiado interés en conocerla — decía el castaño a su viejo amigo Enzo.
—Nadie podrá superar a mi padre, no seas ingenuo, y mucho menos podrán superarme a mí, precisamente porque es una empresa con potencial, es que mi padre y yo decidimos hacer negocios con esa mujer sea quien sea, se dará cuenta de que no es tan sencillo y la sacaremos rápido del camino, ya lo veras Bastián — dijo con confianza Enzo.
—Mmm…no lo sé, no haría mucha confianza si fuera tú, esta mujer es realmente un prodigio y el lo suficientemente agresiva e inteligente para lograr alianzas con otras poderosas constructoras, no bajes la guardia — dijo Bastián con recelo.
Enzo, colocando las manos sobre los hombros de su amigo, lo miro con autosuficiencia.
—Bien, si la bruja Williams es tan peligrosa como crees que es, para eso es que tu eres mi abogado, no por nada te llaman el abogado del diablo, eres el mejor del todo el maldito país, confió en que lograras quemarla en la hoguera de ser necesario — respondió Enzo.
Bastián sonrió y asintió.
Siendo las seis en punto de la tarde, ambos hombres habían llegado a Triada CORP y Adalet ya los estaba esperando.
—Señora Williams, el señor Stone y su abogado el señor Myers, han llegado — anunciaba el joven secretario.
Manteniéndose firme y con una expresión estoica, Adalet asintió.
—Bien, hazles pasar Charles — respondió sentándose tras su lujoso escritorio.
La puerta se había abierto apenas unos segundos después, dejando ver a dos hombres ataviados en elegantes trajes. Adalet, había reconocido solo a uno de ellos, pero ambos, miraban con asombro a la hermosa mujer que tenían delante, uno, por verdadera impresión de ver un rostro casi olvidado, el otro, por la hermosura y la imponente presencia de aquella mujer de mirada fría y penetrante.
—A… ¿Adalet? — cuestiono Enzo sintiendo como se le cerraba la garganta.
—Hola Enzo, tiempo sin verte, ahora señores, ¿Vamos a tener una charla melancólica? ¿O nos enfocamos directamente en lo que es realmente es importante? Hablemos de negocios.
—A… ¿Adalet? — cuestiono Enzo sintiendo como se le cerraba la garganta.—Hola Enzo, tiempo sin verte, ahora señores, ¿Vamos a tener una charla melancólica? ¿O nos enfocamos directamente en lo que es realmente es importante? Hablemos de negocios.Enzo trago duro. Era el mismo color y forma de aquellos ojos ya conocidos, pero estos eran tan fríos que parecían dos dagas de hielo que parecían apuñalarle el alma. Su rostro era el mismo, pero sin las marcas del cansancio y completamente rejuvenecido, tan hermoso como aquel primer día en que la conoció, su cabello fuego lucia sedoso y perfectamente ondulado. Estaba delgada, con sus curvas intactas y perfectas, alcanzaba a notarlas en aquella falda y saco ejecutivos en color azul zafiro que hacia juego con sus bellos ojos. Aquella era Adalet Jones, la mujer a la que años atrás había abandonado por su actual esposa.—Adalet, yo… — dijo Enzo con voz trémula y entrecortada.—Vamos Enzo, no estamos aquí para nada más que hablar de negocios, así q
—Mamita, ¿Hoy también llegaras tarde? — cuestionaba un niño pequeño que se notaba de no más allá de los cuatro años de edad.Acariciando los cabellos rojos de su amado hijo, Adalet sonrió con ternura hacia el pequeño.—No cariño, regresare temprano y te llevare al parque como te he prometido, recuerda el valor de una promesa — respondió a su hijo mirando sus ojos grises, iguales a los de Enzo, mientras salía por la puerta de su lujosa mansión.—Si mamita — dijo el pequeño mientras se abrazaba a su madre para despedirse.Tomando aire, igual que todos los días, le era difícil apartarse de su pequeño hijo, pero era necesario. A Enzo no le diría jamás que tenían un hijo en común, para ella, Dante era solamente suyo.Adalet recordaba todo lo que ella y su hijo habían tenido que sufrir en prisión durante ese único año que estuvo encarcelada. Esos recuerdos aun le provocaban pesadillas todas las noches. ¿Cómo habían sido capaces los Stone de aquel acto tan cruel y desalmado contra ella? La r
El dolor se hacía presente, nadie parecía escuchar sus gritos. Estaba allí, sola en una sala partos dentro de una prisión temiendo por la vida de su hijo. El llanto de su bebé se escuchaba de repente, y la burla de las oficiales que se negaron a llevarla a un hospital para que su hijo naciera decentemente. Luego, al ver como esas mujeres se lo llevaban y lo dejaban en los brazos de Ernest Stone quien seguía burlándose de ella, sintió caer en la desesperación mientras gritaba el nombre de su hijo. —Dante —Despertando abruptamente de aquella pesadilla, sintió el sudor frio empapando su cuerpo. Otra noche de malos sueños plagados de recuerdos crueles mezclados con sus propios miedos le pasaba factura. Levantándose, Adalet se lavó el rostro en el baño y preparo la tina para ducharse. Tenia que cumplir su objetivo rápido, antes de que los malos sueños terminaran por devorarla.—¿Te has vuelto loco? No vas a divorciarte de tu esposa, ¿Tienes idea del escandalo en que nos meterías? Los Sto
—Muy bien, entonces, nos reuniremos a las tres en el Lasalle para firmar el contrato, le aseguro señor Dupont, que no se arrepentirá de hacer negocios con nosotros —La mañana daba comienzo y recién comenzando el día, Adalet había sellado otra firma de contrato. Una sonrisa se dibujaba en su rostro, era natural, un cliente más de la larga lista de los Stone se sumaba a la suya propia decidiendo cortar relaciones laborales con aquella despreciable familia.Entrando a la ducha, repaso sus dedos por aquella cicatriz en el abdomen que hablaba de viejos recuerdos; recuerdos tan terribles que aun asaltaban sus sueños por las noches y la hacían despertar abruptamente. Había sido una mañana nublada como era la presente, cuando habían dado comienzo aquellos dolores que avisaban que su hijo estaba por nacer.Las lagrimas se le derramaban sobre las mejillas camufladas por el agua que caía de la regadera, sus recuerdos, su dolor, aquello que era imposible de olvidar y mucho más de perdonar. Recor
—Lo lamento mucho señor Stone, pero no he logrado reunir suficiente información sobre la señora Adalet Williams, ni tampoco he logrado obtener los registros con su apellido Jones, todo parece indicar que han sido borrados, no hay mucho para decirle, lo único que tengo es un informe de que radico un tiempo en Londres en donde estudio su especialidad administrativa y luego de ello consiguió algunos buenos socios para iniciar su compañía actual, por el momento eso es todo, viajare a Londres mañana para ver si allí puedo averiguar algo más señor — decía el hombre con seriedad.Enzo apretó el celular en las manos. — Averigua, no importa lo que hagas o lo que cueste esa información, la quiero, así que obtenla — respondió enfurecido.—Así será señor — dijo el detective para luego terminar aquella llamada.Furioso, Enzo arrojó al suelo todo lo que tenia sobre el escritorio de su estudio. Era ya más de una semana y aun no sabia nada más sobre lo ocurrido con Adalet, se sentía sumamente frustra
El timbre de su departamento sonaba como si un niño con sobredosis de chocolate y caramelo estuviese jugando con él y Bastián, molesto, se apresuraba a salir de la ducha para golpear al infame que estaba irrumpiendo la tranquilidad de su hogar esa mañana.Ni siquiera había tenido el tiempo suficiente para disfrutar de los recuerdos que tenia de la agradable “casi cita” que tuvo con la elegante y ardiente señora Williams la tarde anterior. Poniéndose encima solo la ropa interior y una playera, apenas se había secado algo el cabello cuando acudió a abrir la puerta y conocer el rostro de quien lo había fastidiado tanto.—Bien, bien, ya voy, maldita sea — dijo con evidente fastidio cuando abrió la puerta.Inmediatamente después de hacerlo, Bastián se vio a si mismo siendo empujado contra una de las paredes de su departamento mientras un furioso Enzo lo sostenía con firmeza de la playera que llevaba puesta.—¿Quién demonios te crees que eres para salir con Adalet como si yo no existiera? —
La mañana daba comienzo con un timbre de celular conocido que le resultaba muy agradable. Levantándose de la cama de su pequeño hijo, Adalet tomaba su teléfono para ver el nombre de aquel viejo amigo que la ayudo en muchos aspectos de su vida actual, su mejor amigo.—Vaya ¿Pero mira quien esta llamando? El desaparecido Niklaus Parker, esta si que es una sorpresa — respondió Adalet con un deje de sarcasmo.Escuchándose una risa masculina del otro lado de la línea, Adalet sonrió.—Eso debería decirlo yo, apenas has mandado un misero correo y algunos mensajes de texto desde que te fuiste de Londres, ¿Cómo estas Ada? Llegare a New York mañana, ya sabes, Vincent tiene una exposición de su arte y no pretendo pasar todo el día en un aburrido museo, así que, que tal, ¿Salimos por unos tragos? Igual que en los viejos tiempos — decía el joven de cabello rubio al otro lado.Adalet sonrió.—Por supuesto Nick, salgamos, como en los viejos tiempos, pero por favor, no dejes solo a Vincent, eso no te
Aquella mañana no comenzaba del todo bien a pesar de que el día anterior había pasado una agradable tarde de trabajo bien acompañado de la sexy señora Williams, y los pasteles que habían compartido juntos.—Basta ya Rebekah, estoy harto de tus estúpidos e injustificados ataques de celos, ¿Comprendes que solo me casaré contigo porque así me lo impuso mi padre? Que te quede bien entendido que yo te desprecio, eres la mujer mas banal, víbora y despreciable que he conocido, tu y yo no tenemos nada y nunca tendremos nada, tan solo eres mi prometida porque así me lo obliga mi deber familiar, pero jamás llegare a sentir nada más por ti que no sea odio — diciendo aquello, Bastián terminaba esa desagradable llamada de su impuesta prometida.Mientras se colocaba los zapatos, Bastián nuevamente sintió desprecio hacia su apellido, los Myers, la perfecta familia de famosos abogados cuyo apellido prominente era bien temido y respetado en todos los círculos sociales que había en la burda sociedad es