—A… ¿Adalet? — cuestiono Enzo sintiendo como se le cerraba la garganta.
—Hola Enzo, tiempo sin verte, ahora señores, ¿Vamos a tener una charla melancólica? ¿O nos enfocamos directamente en lo que es realmente es importante? Hablemos de negocios.
Enzo trago duro. Era el mismo color y forma de aquellos ojos ya conocidos, pero estos eran tan fríos que parecían dos dagas de hielo que parecían apuñalarle el alma. Su rostro era el mismo, pero sin las marcas del cansancio y completamente rejuvenecido, tan hermoso como aquel primer día en que la conoció, su cabello fuego lucia sedoso y perfectamente ondulado. Estaba delgada, con sus curvas intactas y perfectas, alcanzaba a notarlas en aquella falda y saco ejecutivos en color azul zafiro que hacia juego con sus bellos ojos. Aquella era Adalet Jones, la mujer a la que años atrás había abandonado por su actual esposa.
—Adalet, yo… — dijo Enzo con voz trémula y entrecortada.
—Vamos Enzo, no estamos aquí para nada más que hablar de negocios, así que cierra la boca para que no entren moscas y enfócate — dijo con dureza la hermosa mujer.
Bastián observo aquella peculiar escena, pero sabiendo como era Enzo, supuso que se trataría de una vieja amiga o amante con la que las cosas no terminaron bien. Poco o nada importaba aquello, la mujer frente a el era bellísima, con un porte y elegancia que la distinguían y una agudeza que la hacía destacar del resto, toda una Femme Fatale que se lo había impresionado.
—Mucho gusto en conocerla señora Williams, mi nombre el Bastián Myers, soy el abogado de Enzo y quien llevara la mayor parte de los negocios en su nombre — dijo Bastián extendiendo la mano, sin embargo, Adalet tan solo lo miro y no la tomó.
—Se quien es usted señor Myers, el llamado abogado del diablo, ¿Quién diría que en realidad lo era? — respondió con un deje de indiferencia Adalet mientras miraba a un muy nervioso Enzo.
—Y usted parece ser la mujer fría y cruel que se rumora que es, encantado de conocerla — dijo Bastián cortando el saludo que pretendió darle a la mujer mientras la escudriñaba con sus bonitos ojos verdes. Era hermosa, indiferente e inteligente, todo un reto para un cazador como lo era él y eso lo emocionaba.
Adelet le sonrió de manera furtiva a aquel abogado que no dejaba de mirarla.
—Señor Myers, el gusto es mío, ya podrá comprobar por usted mismo si lo que se habla de mi es verdad —
Enzo negó en silencio, estaba más allá de la impresión. ¿Cómo era que la mujer a la que abandono hacia ya tantos años, ahora era una exitosa empresaria? ¿Por qué ahora usaba un apellido diferente? Adelet había cambiado, de aquello no cabía la menor duda. El negocio que había creado era exitoso, rentable, sin embargo, sabía que si su padre se enteraba de quien era en realidad la señora Williams, se negaría a hacer negocios con ella y entonces no lograría comprender que era lo que había ocurrido. Todo era demasiado extraño y sospechoso, sin embargo, si quería llegar al fondo de esto debía de tenerla cerca, estaba convencido de que algo estaba planeando, y se sentía ofendido al notarla con aquellos aires de grandeza, se sentía humillado.
Se sentía molesto, ¿Por qué estaba ocurriendo esto? Adelet debía seguir siendo aquella mujer fea, pobretona y miserable que había sido siempre, le molestaba verla tan triunfante y radiante, tan empoderada y exitosa. De ninguna manera aceptaría que la mujer que dejo humillada ahora fuese más exitosa que él, eso era simplemente inaceptable. Guardando silencio la miró con un dese de desprecio. Eso no podía estarle pasando.
—Bien, hablemos de negocios señores, se que ustedes tienen sus compromisos y yo los míos, así que no perdamos más el tiempo en tonterías — dijo Adalet confiando en que su estúpido ex esposo no miraría las letras pequeñas de aquel contrato que estaba por firmar.
Fingiendo poner atención en todo lo que estaba leyendo de aquella propuesta y contrato, Enzo no lograba enfocarse. Quería terminar aquello, invitar a su ex esposa a beber una copa y enterarse de cómo iba su vida y como era que había logrado todo aquello en tan poco tiempo, si se había casado, si salía con alguien, incluso, se había olvidado de su aniversario de bodas, deseaba saber más de aquella mujer a la que había abandonado para saber a qué era que se estaba enfrentando.
Adalet miraba a su ex esposo, el mismo cabello negro y los mismos ojos grises que una vez amo, ahora le causaban repugnancia. Aun recordaba aquellos días interminables en la prisión en la que dio a luz al inocente hijo de ambos. Aun recordaba las burlas de su padre quien pretendió encerrarla allí para el resto de su vida y el odio se avivaba como un fuego atroz que la quemaba por dentro. Lograría su objetivo, se vengaría de los Stone a cualquier precio.
—Bien, todo parece estar en orden — dijo Enzo poniendo su firma en aquellos papeles ante la sorpresa de Bastián quien esperaba aun su turno para leer.
—Enzo, yo no he leído el contrato y ya lo has firmado — reprocho el abogado con sorpresa.
—Lo lamento señor Myers, la tinta de la copiadora se termino y solo alcance a imprimir una copia, pero puedo enviarla a su despacho por fax esta noche si así lo desea para que se sienta más tranquilo, aunque su cliente ya ha firmado — ofreció con tranquilidad Adalet.
—Vamos Bastián, todo está en orden, ¿Qué acaso no confías en mí? No por nada soy el mejor de los Stone, no hay nada extraño aquí y será un placer trabajar con la señora Williams — aseguro Enzo sin dejar de mirar a su ex esposa quien le sonrió a cambio.
Bastián sonrió. Enzo estaba actuando fuera de sí, pero no lo cuestionaría.
—Bien, esperare la copia señora Williams, fue un placer conocerla, por la mañana vendré a tratar algunos puntos después de leer a detenimiento el contrato ya firmado por mi cliente, espero también pueda aceptarme una taza de café para hacer del trabajo algo más ameno — ofreció Bastián para molestia de Enzo.
—No gracias, no mezclo jamás los negocios con intentos de citas señor Myers, lo espero temprano, le enviare la copia a su oficina, que tenga una gran noche — respondió Adalet con indiferencia logrando solo cautivar más al abogado del diablo.
—Sera como quiera señora, estoy a sus ordenes — respondió besando la mano de la hermosa mujer.
—Y a mi Adalet, ¿Me aceptarías una cena hoy? — ofreció con atrevimiento Enzo para gran sorpresa de Bastián.
—Hasta mañana señores — dijo Adalet abriendo la puerta de su oficina invitando a ambos a salir.
Al salir del lugar, Bastián miro con reproche a Enzo.
—¿Una cena? ¿Acaso planeabas llevarla a la reservación que hiciste para celebrar el aniversario con tu esposa? Eres un hombre casado, no se supone que tu ofrezcas citas tan libremente y menos a un socio, además, ¿De dónde la conoces? No puedes negarme que algo pasó entre ustedes — reprocho Bastián.
Enzo sonrió. — No es de tu incumbencia como y donde la conocí, además de que esa es una historia muy larga que no tengo ganas de contarle a nadie — respondió con seriedad para luego subir a un taxi.
Bastián miro a su amigo marcharse hacia su celebración, pero aun así tenia la duda de como era que aquellos dos se habían conocido.
Desde la ventana, Adalet miro como ambos hombres se marchaban. Mandaría una copia alterada al apuesto abogado entrometido; una sin aquellos añadidos que más adelante le ayudarían con lo que llevaba años planeando. El primer paso hacia su venganza estaba hecho, y había sido mucho más sencillo de lo que esperó, sabia que su patán ex esposo caería rápido por su belleza, el, a diferencia de ella, no había cambiado en lo más mínimo. Sonriendo, la mujer cerro las cortinas preparándose para lo demás.
—Mamita, ¿Hoy también llegaras tarde? — cuestionaba un niño pequeño que se notaba de no más allá de los cuatro años de edad.Acariciando los cabellos rojos de su amado hijo, Adalet sonrió con ternura hacia el pequeño.—No cariño, regresare temprano y te llevare al parque como te he prometido, recuerda el valor de una promesa — respondió a su hijo mirando sus ojos grises, iguales a los de Enzo, mientras salía por la puerta de su lujosa mansión.—Si mamita — dijo el pequeño mientras se abrazaba a su madre para despedirse.Tomando aire, igual que todos los días, le era difícil apartarse de su pequeño hijo, pero era necesario. A Enzo no le diría jamás que tenían un hijo en común, para ella, Dante era solamente suyo.Adalet recordaba todo lo que ella y su hijo habían tenido que sufrir en prisión durante ese único año que estuvo encarcelada. Esos recuerdos aun le provocaban pesadillas todas las noches. ¿Cómo habían sido capaces los Stone de aquel acto tan cruel y desalmado contra ella? La r
El dolor se hacía presente, nadie parecía escuchar sus gritos. Estaba allí, sola en una sala partos dentro de una prisión temiendo por la vida de su hijo. El llanto de su bebé se escuchaba de repente, y la burla de las oficiales que se negaron a llevarla a un hospital para que su hijo naciera decentemente. Luego, al ver como esas mujeres se lo llevaban y lo dejaban en los brazos de Ernest Stone quien seguía burlándose de ella, sintió caer en la desesperación mientras gritaba el nombre de su hijo. —Dante —Despertando abruptamente de aquella pesadilla, sintió el sudor frio empapando su cuerpo. Otra noche de malos sueños plagados de recuerdos crueles mezclados con sus propios miedos le pasaba factura. Levantándose, Adalet se lavó el rostro en el baño y preparo la tina para ducharse. Tenia que cumplir su objetivo rápido, antes de que los malos sueños terminaran por devorarla.—¿Te has vuelto loco? No vas a divorciarte de tu esposa, ¿Tienes idea del escandalo en que nos meterías? Los Sto
—Muy bien, entonces, nos reuniremos a las tres en el Lasalle para firmar el contrato, le aseguro señor Dupont, que no se arrepentirá de hacer negocios con nosotros —La mañana daba comienzo y recién comenzando el día, Adalet había sellado otra firma de contrato. Una sonrisa se dibujaba en su rostro, era natural, un cliente más de la larga lista de los Stone se sumaba a la suya propia decidiendo cortar relaciones laborales con aquella despreciable familia.Entrando a la ducha, repaso sus dedos por aquella cicatriz en el abdomen que hablaba de viejos recuerdos; recuerdos tan terribles que aun asaltaban sus sueños por las noches y la hacían despertar abruptamente. Había sido una mañana nublada como era la presente, cuando habían dado comienzo aquellos dolores que avisaban que su hijo estaba por nacer.Las lagrimas se le derramaban sobre las mejillas camufladas por el agua que caía de la regadera, sus recuerdos, su dolor, aquello que era imposible de olvidar y mucho más de perdonar. Recor
—Lo lamento mucho señor Stone, pero no he logrado reunir suficiente información sobre la señora Adalet Williams, ni tampoco he logrado obtener los registros con su apellido Jones, todo parece indicar que han sido borrados, no hay mucho para decirle, lo único que tengo es un informe de que radico un tiempo en Londres en donde estudio su especialidad administrativa y luego de ello consiguió algunos buenos socios para iniciar su compañía actual, por el momento eso es todo, viajare a Londres mañana para ver si allí puedo averiguar algo más señor — decía el hombre con seriedad.Enzo apretó el celular en las manos. — Averigua, no importa lo que hagas o lo que cueste esa información, la quiero, así que obtenla — respondió enfurecido.—Así será señor — dijo el detective para luego terminar aquella llamada.Furioso, Enzo arrojó al suelo todo lo que tenia sobre el escritorio de su estudio. Era ya más de una semana y aun no sabia nada más sobre lo ocurrido con Adalet, se sentía sumamente frustra
El timbre de su departamento sonaba como si un niño con sobredosis de chocolate y caramelo estuviese jugando con él y Bastián, molesto, se apresuraba a salir de la ducha para golpear al infame que estaba irrumpiendo la tranquilidad de su hogar esa mañana.Ni siquiera había tenido el tiempo suficiente para disfrutar de los recuerdos que tenia de la agradable “casi cita” que tuvo con la elegante y ardiente señora Williams la tarde anterior. Poniéndose encima solo la ropa interior y una playera, apenas se había secado algo el cabello cuando acudió a abrir la puerta y conocer el rostro de quien lo había fastidiado tanto.—Bien, bien, ya voy, maldita sea — dijo con evidente fastidio cuando abrió la puerta.Inmediatamente después de hacerlo, Bastián se vio a si mismo siendo empujado contra una de las paredes de su departamento mientras un furioso Enzo lo sostenía con firmeza de la playera que llevaba puesta.—¿Quién demonios te crees que eres para salir con Adalet como si yo no existiera? —
La mañana daba comienzo con un timbre de celular conocido que le resultaba muy agradable. Levantándose de la cama de su pequeño hijo, Adalet tomaba su teléfono para ver el nombre de aquel viejo amigo que la ayudo en muchos aspectos de su vida actual, su mejor amigo.—Vaya ¿Pero mira quien esta llamando? El desaparecido Niklaus Parker, esta si que es una sorpresa — respondió Adalet con un deje de sarcasmo.Escuchándose una risa masculina del otro lado de la línea, Adalet sonrió.—Eso debería decirlo yo, apenas has mandado un misero correo y algunos mensajes de texto desde que te fuiste de Londres, ¿Cómo estas Ada? Llegare a New York mañana, ya sabes, Vincent tiene una exposición de su arte y no pretendo pasar todo el día en un aburrido museo, así que, que tal, ¿Salimos por unos tragos? Igual que en los viejos tiempos — decía el joven de cabello rubio al otro lado.Adalet sonrió.—Por supuesto Nick, salgamos, como en los viejos tiempos, pero por favor, no dejes solo a Vincent, eso no te
Aquella mañana no comenzaba del todo bien a pesar de que el día anterior había pasado una agradable tarde de trabajo bien acompañado de la sexy señora Williams, y los pasteles que habían compartido juntos.—Basta ya Rebekah, estoy harto de tus estúpidos e injustificados ataques de celos, ¿Comprendes que solo me casaré contigo porque así me lo impuso mi padre? Que te quede bien entendido que yo te desprecio, eres la mujer mas banal, víbora y despreciable que he conocido, tu y yo no tenemos nada y nunca tendremos nada, tan solo eres mi prometida porque así me lo obliga mi deber familiar, pero jamás llegare a sentir nada más por ti que no sea odio — diciendo aquello, Bastián terminaba esa desagradable llamada de su impuesta prometida.Mientras se colocaba los zapatos, Bastián nuevamente sintió desprecio hacia su apellido, los Myers, la perfecta familia de famosos abogados cuyo apellido prominente era bien temido y respetado en todos los círculos sociales que había en la burda sociedad es
El agua fría que caía desde la regadera, no le ayudaba a calmar los pensamientos que lo mantenían perturbado desde la noche anterior. Apenas había logrado dormir un poco debido a toda la tribulación de emociones que parecían ir y venir sin control alguno.La había besado.Saliendo de la ducha, Bastián se acomodaba su ropa deportiva; necesitaba salir a correr, tenía que distraerse urgentemente, pues no había logrado dejar de pensar en ella, Adalet Williams realmente se le había clavado en medio de los pensamientos y eso, no era bueno él, en realidad, no era bueno para ambos, él no era para nadie, y ella tenía su propia historia en ese hijo, y en Enzo.Había una poderosa razón por la cual no se atrevía nunca a rebasar los límites entre el placer físico y las emociones comprometedoras: él era un hombre comprometido. Aun cuando despreciara por mucho a la mujer que había sido elegida para ser su esposa, él tenía un deber familiar que cumplir, deber que le habían inculcado casi desde que re