Si yo estaba confundida, Federico lo estaba el doble. Comenzó a besarme frenéticamente, como si se hubiese estado conteniendo por años. Me besaba fuerte mordiéndome el labio inferior a su antojo. Definitivamente estaba descargando su enojo hacia mí de esta forma.
Quiero frenarlo, quiero decirle que se detenga, yo no soy una muñequita con la que puede jugar a su antojo y eso es precisamente lo que estaba haciendo, o lo que pretende hacer, pero no me puedo negar a esa boca y él lo sabe perfectamente bien.Nuevamente tenía cerca de mí ese olor a madera y canela que lo caracteriza. Todavía tiene su mano sujetando mi cara y con la otra comienza a trazar un camino hacia abajo, no fue una buena idea utilizar un vestido hoy.Llegó hasta la parte interna de mis muslos y con ayuda de sus dedos comenzó a cosquillearme por encima de mis bragas, una y otra vez, no se detenía ¿Cu&aacutYa está, hoy es el día en el que finalmente le voy a anunciar a Federico que nos mudamos con él, lo he tenido toda una semana en pleno suspenso. Cada día por la tarde me llamaba para saber si ya tenía una respuesta.Tenía que llamarme porque ya en el trabajo prácticamente ni nos vemos. Los contratos están firmados y mi idea va viento en popa. Las ventas han sido todo un éxito desde el primer momento. Ya no hay nada que vincule a Federico conmigo y este, desde mi numerito en su cumpleaños, me trata aquí como una empleada en más.Mantenemos una relación casi nula, estrictamente profesional. No he tenido que ir más a su planta y por supuesto que un ejecutivo no tiene que bajar para ver a sus empleados, por tanto, no sé lo que ha hecho, ni cómo ha seguido relacionándose con la chica de la última vez y realmente me tiene preocupada.Desde nues
Pero y este chico tan prepotente y engreído ¿de dónde se cree que ha salido? ¿De una botellita de perfume? ¿Cómo si estoy acabada de llegar, que ni siquiera he tenido tiempo para asentarme viene a decirme que va a salir con otra chica? Y no teniendo suficiente con eso me pide que no lo espere despierta.Soy la madre de su hijo, hasta hace poco estuvimos en una relación y, haya sido fingida o no, él la disfrutó bastante y yo me encargué de tratarlo bien.Ahora soy yo la que está siendo hipócrita, ¿cómo puedo pensar así? Lo trataba bien, claro, eso era parte del plan, lo hacía porque me convino, a pesar de que hubo un tiempo en que sí fue real todo, cuando dejé caer mis barreras, pero al final terminé tirándolo todo a la basura.¡Por Dios! Siento que me voy a volver loca. Lo mismo que lo quiero matar por su comport
Creo que este ha sido el beso más apasionado que he recibido de su parte. Puedo sentir el anhelo en sus labios perfectamente, el dolor de lo que nos sucedió, el sabor agridulce de todo esto.Él se separa de mí forzándose, como si cortar el beso le causara dolor– Ves, a esto es a lo que me refiero. Es como si supieras las palabras o los actos exactos que tienes que hacer para que yo sucumba a ti, a tus encantos. Es totalmente injusto, si lo haces adrede, detente ya, no logras nada más que hacerme daño– Federico, hacerte daño fue una vez mi principal objetivo, quería vete sufrir con todas mis ganas, era en lo único que pensaba noche y día, pero tú te encargaste de cambiar eso con tu bondad, tus lindos gestos hacia mí y sobre todo la paciencia. Lo único que yo quiero ahora es poder encontrar la manera de arreglarnos, no estamos rotos, solo dob
Con este hombre siento que todo es un estira y encoge. Un momento estamos a la perfección y al otro ya nos queremos matar, o, mejor dicho, yo lo quiero matar. Justo como me está sucediendo ahora.¿Por qué si las cosas parecían estar mejorando en un plazo de tiempo tan corto, él tiene que venir y seguir haciendo en papel de macho man? Ya no hay necesidad de pretender nada. Me le estoy mostrando todo lo transparente que soy, sin máscaras y él quiere continuar haciéndome sentí mal.Yo quiero arreglar las cosas, pero si eso conlleva a que tengo que aguantar que me humille y me trate mal, no lo voy a hacer. Solo por el hecho de que ahora viva bajo su techo no significa que tenga que soportar todos sus malos tratos.¿Tú quieres salir con mujeres mientras pretendes aquí que sientes cosas por mí? Perfecto, a ese juego pueden jugar dos. No tengo ningún inconveniente.<
A medida que los días iban pasando, parecía que las cosas entre nosotros mejoraban. No solo la relación sentimental, también en las cosas cotidianas. Parecía que coreografiábamos nuestros movimientos con antelación.Yo sabía ya cuando iba a la cocina por una merienda, él sabía ya cómo me gustaba tomarme el café y así infinidades de esos pequeños elementos que para mí era un gesto precioso por parte de los dos.No habíamos hablado sobre ello, pero creo que de cierta forma habíamos vuelto a estar juntos. Nos besábamos cuando nos veíamos, él jugueteaba conmigo por los pasillos de la casa. Tomábamos turno para celar al bebé en las noches y el sexo, bueno, de eso estábamos teniendo bastante.No me podía sentir mejor. Él se ha detenido en medio de conversaciones conmigo para colocarme un mech&oac
Voy deambulando por la calle porque de ninguna manera se puede decir que camino, a este paso moribundo no se le puede llamar caminado. Todas las esperanzas que tenía desde hacía días y, sobre todo, el día de hoy, se han esfumado completamente.¿Qué se supone que deba hacer yo ahora? He sido aplastada, como una pobre hormiga. Me siento tan mal, tan indefensa ¿Para qué mierda me pidió que me mudase con él si iba a hacer algo como esto?Supongo que él nunca me dijo que volveríamos a estar juntos, o que iba a respetar mi presencia en su casa y no vería a otras chicas, es cierto, pero las cosas estaban tan bien, o por lo menos eso me hizo creer.Me la jugó muy buena, tuvo la oportunidad de darme el golpe final. Eres tan estúpida Cristel ¿Qué te hizo pensar que después de lo que le hiciste se iba a quedar tan tranquilo con los brazos cruzados?
Estoy abatida, estos últimos días han resultado pésimos para mí. No he encontrado consuelo con nada. Lis lleva durmiendo aquí una semana, tuvo que venir para ayudarme con Theo y las cosas de la casa. No se ha cansado de decirme que tengo que mejorar o me va a sacar turno con algún profesional. Entiendo lo preocupada que está. Es cierto que ando deprimida. He perdido un poco de peso porque no estoy comiendo mucho que digamos. Tampoco he ido más a trabajar, no soy capaz de verle la cara a Federico otra vez más, creo que me derrumbaría y en toda esta semana no he salido de la casa para buscar otro trabajo, cosa que debería hacer ya. La voz molesta de Lis me saca de mis pensamientos: – ¡Basta ya Cristel! Tienes que salir de la cueva esta en la que has convertido tu apartamento ¡Míralo! ¡Mírate! Llevas una semana llevando el mismo puto pijama. No haces más que estar tirada en esa butaca y lloriquear como una chiquilla perdida No me habí
Nunca me había sentido más incómoda que ahora. Íbamos Federico y yo en el coche sin mirarnos, ni decirnos nada. No era por su presencia, siempre he estado a gusto con él, pero las circunstancias actuales, son las que se encargan de hacer esto incómodo. No me quiero ni siquiera mover de mi asiento, ni mover un solo músculo. He tratado de mirarlo con el rabillo del ojo, pero no alcanzo a saber qué está haciendo además de tener los ojos puestos en la carretera. El ambiente está bastante cargado, o por lo menos así lo siento yo. Quiero decirle tantas cosas, soltarle que es un cretino en su cara, preguntarle de qué va todo esto, qué es lo que tiene que mostrarme, pero no lo acabo de hacer, mi cerebro no emite ninguna señal de movimiento al resto de mi cuerpo. ¿Qué estará pensando él? ¿Qué se le habrá pasado por la mente cuando le dije que me marchaba? Algún sentimiento tuve que despertar en él cuando salió detrás de mí hasta el parqueo. ¿Por qué permito qu