En la sima de la montaña escarpada, en medio del bosque antiguo, en la ciudad hecha de edificios antiguos derrumbado y comidos e invadidos por la naturaleza, se alza el castillo que susurra la palabra guerra por todas sus piedras grises, sus torres puntiagudas se elevan al cielo nocturno esforzándose por atrapar a la luna y alejando a las estrellas como un amante celoso en el cielo nocturno.

Dentro de sus muros, reina el rey licántropo, poderoso guerrero sobrenatural forjado por la magia que alguna vez acabo con el mundo humano, cullo corazón solo estaba lleno de ambición y sed de poder.

-La luna es nuestra, es de los lobos, no de las brujas que son simples humanas a las cuales roban su poder-

Con esas palabras inicio una guerra que sigue hasta el día de hoy.

“Amor por la luna” Así justificaba que sus súbditos murieran por culpa de la guerra que inicio, por culpa de sus celos.

Años pasaron y pasaron, los licántropos prosperaron y las brujas eran menos cada día.

En la noche más oscura del año, cuando la luna brillaba con más intensidad sobrenatural, el rey convocó a su corte, una reunión de nobles, jefes de clanes, guerreros leales, para anunciar su decisión final.

El salón del trono estaba iluminado por antorchas que arrojaban una luz parpadeante, la larga vida del rey estaba por apagar su ultima chispa de vida, el misterio y la expectación era palpable entre todos los invitados.

El rey decidió nunca más volver a ser visto en su forma humana, pasar toda su vida transformada en lobo de pelaje plateado y ojos amarillos que brillaban junto con las brasas de las antorchas, se levantó de su trono y alzo la voz.

Su voz resonó por todo el salón, profunda y autoritaria.

-Escuchadme bien, ha llegado el momento de nombrar a mi sucesor, aquel que llevé la corona y guie a nuestro pueblo hacia la gloria, recuperando lo que lo que le fue robado, el favor de la luna-

La emoción transformada en murmullo recorrió la sala, los nobles se inclinaron hacia el rey, los guerreros se golpeaban el pecho con el puño ansiosos por escuchar las palabras de rey.

-Mi decisión- Continuo el rey – ha sido tomada. Mi sucesor será aquel de mis hijos que mate a la ultima bruja que queda con vida-

Un silencio sepulcral cayo se esparció sobre la sala, los nobles y guerreros voltearon a ver a cada uno de los hijos del rey, su rostro reflejaba sorpresa y consternación.

La idea de matar a la ultima bruja era un sueño que solo el rey tenia, las brujas ya habían sido despojadas de tierras y cazadas hasta casi la extinción.

El simple hecho de pensar que solo queda una bruja podría ser considerado locura, pero la mirada como fuego ardiente y decidida del rey, hizo que nadie se atreviera a cuestionarlo.

El rey no se inmuto – Las brujas son una amenaza- Dijo con voz firme – Solo matándolas podremos asegurar el futuro para nuestro pueblo-

Los 5 hijos del rey aullaron afirmando el ultimo deseo del rey, su padre -Quien mate a la última bruja, será el rey- Repitieron los 5 al unísono.

-Es una orden que no puede ser desobedecida-

Era una tarea peligrosa y casi imposible, al igual que los ojos de su padre, los ojos de sus 5 hijos brillaron llenos de determinación, los 5 se inclinaron ante su rey, su padre. Luego cada uno fue girando, del mayor al menor y salieron de la habitación.

Cada uno seguido por un clan, cada uno seguido por sus guerreros, cada uno acompañado de su corazón lleno de coraje y determinación por ser el siguiente rey licántropo.

Una nube escondió la luna, la noche se hizo silenciosa y oscura, las piernas del rey temblaron, su paso se volvió vacilante, torpemente se dirigió hacia su trono, se dejó caer en el pesadamente, no era el mismo que inicio el discurso, ahora parecía un viejo lobo, donde había un pelaje que brillaba y una mirada intensa, ahora era un gris sucio y unos ojos marchitos.

La ultima chispa del rey se apago

-El rey a muero-