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Capitulo 1.4: Tan blanca como la luna

fermentadas, vertiendo el líquido en la palma de su mano, dando una cachetada seca en la mejilla, frotando sin delicadeza alguna, y continúo frotando el antebrazo herido.

-Te dije que no hicieras eso-

El intento del príncipe por poner resistirse fue detenido al momento con un simple -Callate- de Vasper, continuado con un canto en voz de susurro, el líquido impregnado en la piel de Lyaus se movió y se introdujo en cada herida que tocaba, sin quedar rastro del líquido, dejando una costra negra verdecía.

-Listo, mañana no habrá cicatrices. Que bueno que estoy aquí para cuidar de mi hermano- Listo y presto se sentó en el lugar de su hermano, subiendo los pies a la mesa, con un aire de haber salvado el día.

Solo el príncipe lo toleraba, ni Axel, ni los dos generales soportaban su comportamiento de niño mimado, Vasper lo sabia y mas intolerante era enfrente de ellos, él sabía que es intocable, no por ser el príncipe más joven, era porque él tenía un poco del amor de la luna que todos buscaban fervientemente, por su poder de curación.

-Antes que nos interrumpieras querido hermano, informaba a los generales que tuvimos un encuentro con súbditos mágicos de las brujas-

-IMPOSIBLE- Escudriño en los rostros de todos los presentes, esperando una sonrisa, una broma de mal gusto, solo para toparse con caras serias, cargadas de preocupación.

-Desde la batalla de las ciénagas, liderada por el rey, no se habían visto esos espectros en este lado del Reyno- Aclaro Durin.

-Eso fue ya hace… 10 años-

-12 años- Durin corrigió Vasper, este no perdía la oportunidad de demostrar su gran conocimiento sobre la historia y tácticas militares, que estudio hasta el hartazgo para sobresalir.

-¿Que podría significar eso?- Si solo escuchara la voz de Miriar, pensarías que es una mujer de alta sociedad con un acento peculiar, pero su mirada curtida en peleas y su cuerpo marcado y alto, no combinaban, como el agua y el aceite.

-No lo sé, pero llevaban una rehén- Termino de decir Lyaus.

-Interesante, esos seres nunca toman rehenes, apenas que una bruja se los ordene- Volvió a comentar Durin.

-Un Sacrificio!!!- Grito en un tono agudo, Vasper.

Todos voltearon a ver a Durin, confiados de que él conocería la respuesta entre todo su conocimiento, el solo alzo los hombros, el también ignoraba la respuesta.

-Muy probable que estemos cerca de la ultima bruja, y el fin de nuestra campaña- Mirair golpeo la esa con su puño, por el brote de adrenalina al pensar en tal acontecimiento.

-No quiero tomar medidas apresuradas- Lyaus volteo a ver a su mejor amigo Axel y espero que asintiera con la cabeza – Interrogare a la chica, para saber porque era su rehen- Coloco sus puños en la mesa, esperando la aprobación de sus generales, él no la ocupaba, pero siempre recordó las palabras de su padre “Toma en cuenta la opinión de los que estén cerca de ti, porque ellos te ayudaran a ver más lejos”.

Todos ratificaron la decisión del príncipe, y como si el destino estuviera bien sincronizado, un soldado entro a la carpa con solo una frase -Ella se está despertando-

Lyaus, la observa como ella luchaba en sus sueños por despertar, pareciera que le incomodaba dormir en una cama, solo estaban el y ella, alumbrados por las luces de unas velas, adentro de una carpa mas chica que donde fue la reunión con los generales, su pelo brillaba, su piel blanca no dejaba de sorprenderlo, su mirada se perdía en ella.

Un solo un pestañeo, donde su mente se perdió en imágenes de ella y el en esa misma cama, fue lo suficiente para que ella se irguiera y lo mirara, con sus ojos de diferentes colores, de dormida a la rabia pura y ataco al príncipe.

El príncipe al despertar de sus fantasías, la vio venir hacia el con toda la agresividad que puede tener un cuerpo tan pequeño y dejado, la sorpresa fue tal que el príncipe se calló hacia atrás junto con la silla donde estaba sentado.

Ella no llego a salir de la cama, estaba amarrada de pies y manos, lo suficiente para sentarse, pero no para salir de la cama o liberarse.

-¡Calma!- Dijo poniéndose de pie y sobado se la nuca por el golpe que se dio.-No te quiero hacer daño, solo te quiero hacer unas preguntas-

Su mirada no perdía intensidad.

-¿Porque me tienes amarrada? si no me quieres hacer daño-

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