Cuarenta y dos

Emma

Lo vi meter la llave en la cerradura y luego abrir la puerta para permitirle primero el paso a los niños y a mí. Cuando cerró la puerta detrás de él se quedó observando la desordenada sala que habían dejado los policías y luego hizo un corto contacto de miradas conmigo.

—Guarden algo de ropa en sus mochilas, chicos —ordenó Aiden y los pequeños asintieron con la cabeza y desaparecieron de la sala.

No sabía cómo ellos se lo habían tomado, mucha charla no había podido tener con mi novio cuando salió de la sala en la que se metió para darle la noticia a los chicos, pero por cómo Cassie agachaba la mirada y tenía las mejillas rojas, me daba una idea. Nick, por otro lado, no parecía estar afectado, porque en el auto iba cantando tranquila y alegremente una canción que, según dijo, le ense&n

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