Segundo capítulooo! besooos y gracias por leer y comentar.
Samira No me alcanzan las palabras para describir todo lo que mi vida ha cambiado en menos de un parpadeo, para empezar tengo dos hermosos hijos de dos años, unos niños maravillosos que son lo único que hace que las pesadillas y los recuerdos del infierno que viví no me consuman. Amín y Malek, mis dos milagros que, sin importar nada le han dado un nuevo sentido a mi vida y, aunque me cueste admitirlo, son un recuerdo constante de Amir, un recuerdo de aquello maravilloso que viví, aunque no haya sido real. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas, luego de que Aida e Isaias me sacaran de las manos de Karim, tuve que verme obligada a dejar a un lado mi vida y convertirme en un número más de la larga lista de personas que estamos en el programa de protección a testigos. Toda mi vida fue borrada, me dieron una nueva identidad, ahora soy Aisha Naim, mi cabello dejó de ser negro y ahora lo llevo en un tono caramelo al raz de los hombros y mis ojos ahora son cafés debido a las lentilla
Samira El ambiente en la habitación del hotel estaba cargado de tensión, como si el aire mismo fuera incapaz de contener el peso de nuestras expectativas y preocupaciones. Aida y yo nos sentamos en el borde de la cama, esperando ansiosamente a que Isaias revelara lo que había sucedido. Nada más entrar, Aida no pudo contener su impaciencia. —¿Ya puedes decirnos qué ha pasado? La espera me está matando. Los ojos de Isaias se posaron en mí, y sentí cómo mis nervios se intensificaban. Aunque había permanecido en silencio durante todo el camino, sabía que también estaba ansiosa por conocer la respuesta. Después de todo, esto nos afectaba a todos de una u otra manera. Finalmente, Isaias tomó una botella de brandy, se sirvió un trago y comenzó a hablar. —Ha dicho que sí, ha aceptado trabajar con nosotros —anunció, y mi corazón dio un vuelco en mi pecho. Una parte de mí había temido que se negara, que la sombra del pasado fuera demasiado densa para que él pudiera enfrentarla.Antes de q
Amir No he dormido absolutamente nada. Mi mente no ha dejado de atormentarme con el recuerdo de Samira y el parecido que aquella extraña mujer tenía con ella. Y entonces el tormento empeora cuándo pienso que ella puede estar viva y yo simplemente no he hecho nada en todo este tiempo, pues aunque después de enterarme de su muerte intenté desmentir esa información y encontrarla, todo apuntaba a que se había ido. La ansiedad me va a consumir, por eso decido salir unas horas antes de lo planeado para el hotel en el que Isaias me ha dicho que nos veamos, pues me gusta hacer un reconocimiento de las zonas y no estar a ciegas, además que eso me ayudará a tener la mente distraída. Mando un mensaje a Said para avisarle que me voy a adelantar, pues mi amigo estará presente en todo el proceso, si esa gente piensa que va a joderme en algún momento o que no pienso tener respaldos está muy equivocada. Tomando mi chaqueta salgo de la casa sin siquiera darme una mirada pues verme en el espejo es
Samira No debe haber peor sentimiento para una madre, que saber que algo ha pasado con su hijo mientras que ella no está con él. Es justo así como me siento cuando recibo la llamada de María, la nana que cuida a los niños y esta me dice que ha perdido a Malek y no lo encuentra por ninguna parte. Yo simplemente enloquezco y dejo a Isaias y Aida hablando solos para correr directo a dónde la mujer , que según ha sido entrenada por la mejor entidad de seguridad del continente, se encuentra. Con cada paso que doy mi corazón late más fuerte y mi mente comienza a crear cientos de escenarios horrendos en dónde a mi hijo puede pasarle de todo. Siento las lágrimas nublar mi mirada mientras atravieso el comedor, pero justo en ese momento mis pies se frenan en seco cuando una voz que conozco demasiado bien, llega hasta mis oídos. —Llevamos al menos cuarenta minutos caminando por todo el lugar, cualquier persona se lo oído haber llevado—Dice y ya no tengo duda que se trata de Amir, mi cuerpo se
Amir Entro en la sala de conferencias con paso firme, llevando conmigo las carpetas llenas de información detallada sobre Karim y sus actividades ilícitas. Isaias y Aida ya están esperando, listos para discutir los próximos pasos en nuestra búsqueda. —Bueno, ya estamos aquí, podemos dejar los formalismos a un lado y empezar —Digo, una vez me presentan a Aida, la tercera del equipo de agentes. Isaias asiente en respuesta, mientras que Aida me mira con una expresión expectante. Es hora de poner todas las cartas sobre la mesa. —He estado siguiendo la pista de Karim durante más de seis años —comienzo, abriendo una de las carpetas y pasando las páginas con determinación—. Pero fue hace unos tres años cuando la investigación tomó un giro más serio. Noto cómo Aysha, la mujer que se parece tanto a Samira, se tensa ligeramente al escuchar mis palabras. Es curioso, su reacción me llama la atención, como si no estuviera al tanto de algo que los demás ya conocen. Isaias interviene antes de q
Samira La reunión se terminó hace ya varias horas y yo no puedo dejar de pensar en nada de lo que Amir dijo. Y siendo honesta me siento totalmente confundida y desconfiada, porque, si sus palabras son ciertas, y creo que lo son, pues nadie lo desmintió, entonces él no solo si me buscó, sino que además pidió ayuda a la organización de inteligencia más grande del país. Ayuda a la que nunca respondieron. Y hay una cosa de las que dijo, o bueno varias cosas, que no puedo sacarme de la cabeza, y una de ellas es la certeza de que, si le hubiesen contestado, yo no habría padecido ni la mitad de lo que viví bajo el yugo de ese monstruo. No tengo duda qué, mentiroso o no, me haya usado o no, me quisiera o no, Amir Rahal me habría sacado de ahí como fuera. Y son esas mismas certezas las que ahora mismo tienen a mi corazón latiendo como loco y a mi mente vuelta un desastre. Y es justo ahí cuándo entra la segunda cosa que me tiene tan confundida, y es el hecho de que él pudo verme a los ojos
Amir Me encuentro en el casino del hotel, rodeado de luces brillantes y el constante zumbido de las máquinas tragamonedas. No tengo idea de por qué estoy aquí, pero sé que no quiero volver a esa mansión vacía que me recuerda a Samira en cada rincón. Mis pensamientos están enredados en un torbellino de recuerdos y emociones cuando el grito de un niño me hace girarme y de repente la veo. Samira, o más bien Aysha, está sola con los niños, uno de ellos el diablillo. Un sentimiento protector se apodera de mí al instante cuando noto su rostro alterado y sin dudarlo me acerco a ellos. No puedo permitir que esa mujer y sus pequeños estén solos en medio de la noche. Me acerco a ella con paso decidido, sin importar las miradas curiosas de los demás presentes en el lobby. La veo intentar alejarse, pero soy más rápido que ella. —Aysha —llamo suavemente, deteniéndola antes de que pueda escapar—. ¿Ocurre algo? ¿Necesitas ayuda? Mi voz suena más suave de lo que pretendía, pero no puedo evitar s
Amir Incapaz de poder seguir sentado y con mis pensamientos atormentandome, me pongo en pie antes de decir: —Iré a la cafetería por un poco de café, te va a ayudar.—ni siquiera espero una respuesta, simplemente me alejo lo más rápido que puedo, sintiendo que puedo volver a respirar. El camino hasta allí es breve, pero mis pensamientos están ocupados con los recuerdos que el hospital despierta en mí. No puedo evitar revivir momentos pasados, especialmente aquellos relacionados con Samira y su tratamiento. Sin embargo, mi ensoñación se interrumpe abruptamente cuando una figura conocida se cruza en mi camino. Es el doctor Yácaman, el médico que trató la ceguera de Samira hace años. Su presencia inesperada me sorprende, y al reconocerlo, sus palabras reavivan viejos resentimientos. —Señor Rahal, esto sí que es una sorpresa—, comenta el doctor Yácaman, acercándose a mí con una expresión de asombro genuino. —Hace mucho que intenté hablar con usted para seguir el tratamiento de la seño