¡¡¡Que lo han atacado!!!!! ¿Qué pensará Samira cuándo se entere?
Amir24 horas antes —¿Dónde estoy? —Por fin estás despierto. Has estado en coma por dos días, ¿sabes? ¡No puedo creer que hayan pasado dos días desde el ataque! —¿Cómo está Samira? No la han encontrado, ¿verdad? —Ella está bien. Además, toda la mansión había sido puesta en alerta de primera clase y nadie podía acercarse, especialmente aquí. —Eso es bueno, no quiero que ella entre aquí... Aunque sé que ella no puede verme, el hecho de que no pueda caminar bien y solo respirar me duele horrores será suficiente para que sepa que algo me ha pasado. No quiero que me vea débil. ¿Cómo demonios va a creer que puedo protegerla si ni siquiera he podido protegerme a mi? —Te ves de la mierda—me dice Said desde la esquina de la habitación y yo le regalo un gesto obsceno con los dedos antes de decir: —Empieza a hablar, Said, no estoy de humor y tú pareces la persona perfecta para desquitarme. Mi amigo murmura algo por lo bajo que no alcanzo a escuchar, pero entonces se aclara la garganta
AmirEl cuerpo me duele, la herida me está sangrando y el corazón me está latiendo desesperado en el pecho, todo al mismo tiempo mientras camino lo más rápido posible con una Samira inconsciente en los brazos hacia las puertas del hospital. Nada más llegar al entrar ya el médico de confianza me espera en la puerta, ya él sabe que debe ingresar a Samira bajo otro nombre o simplemente no dejar registro de su visita, puedo ver como sus ojos se abren con impresión al verme y luego se abren un poco más al ver a la chica inconsciente en mis brazos. No quiero ni pensar lo que debe estar pasando por la mente de las personas, pero ahora mismo eso es lo último que me interesa. Un par de enfermeras llegan corriendo hasta mi junto al médico y parece que no saben a cuál de los dos atender primero. —¡Señor Rahal! ¿Qué les ha pasado? Está usted sangrando—dice el médico e intenta sostenerme, pero yo niego con la cabeza. —A ella, atiendan a ella de inmediato, se ha caído de las escaleras de la ca
Samira El dolor que siento en el cuerpo y en la esquina de mi cabeza es insoportable. Un quejido lastimero sale de mis labios cuando intento moverme un poco y es ahí cuando me doy cuenta de la vía que tengo conectada en la mano. Mi cuerpo se paraliza de repente y retengo la respiración cuando escucho el pitido proveniente de la máquina a mi lado que me confirma que me encuentro en el hospital. Por un segundo siento que estoy en un Dejavu y que el médico va a entrar a la habitación y decirme que mi padre ha muerto y que yo he quedado ciega, sin embargo aunque la puerta si es abierta, eso no es lo que sucede. No es la voz de un médico la que escucho en está ocasión, si no la de Anya que parece que corre hasta mí en el momento en el que se da cuenta que estoy despierta. —Oh, alabado sea alá, ¡Has despertado!—me dice y el tono preocupado de su voz hace que una calidez se apodere de mi pecho. Nunca nadie se había preocupado por mi de la manera en que está mujer y, para que negarlo, Am
Amir Sigo a Anya por los pasillos del hospital sin decir una sola palabra, hasta que me lleva directo a la puerta de la habitación en la que ella se encuentra. Con cada paso que doy el recuerdo de lo ocurrido regresa a mi mente consiguiendo que la rabia, la frustración y el miedo se entretejan en mi interior. ¿Por qué demonios tuvo que subir? Y ya puestos ¿Cómo se le ocurrió correr de esa forma hacia las escalares? Para el momento en que Anya da un paso a un lado yo ya estoy hecho una furia y sin siquiera tomarme un segundo en relajarme, abro la puerta de un tirón y entonces siento que tengo un Dejavu cuando la veo semi recostada en la camilla y llevando la cabeza vendada y la ropa del hospital pareciendo un cervatillo asustado. Sin embargo, su mirada perdida y asustada no hace nada en estos momento para apaciguar la rabia que llena mi cuerpo, por el contrario sólo consiguen incrementarla. ¿Cómo pudo ser tan irresponsable para ponerse en esta situación? ¿Qué carajos iba a buscar?
Samira Me está besando. Sus labios se están presionando sobre los míos y siento como cada terminación nerviosa de mi cuerpo se estremece ante el contacto. Esto no debería estar pasado, no está bien. ¡Él no puede besarme! No puede tocarme, no así. El miedo comienza a apoderarse de mí, esto es pecado, ningún hombre debería tocarme de esta forma, ¡yo no debería permitirlo! Sin embargo, mi cerebro y mi cuerpo no consiguen conectarse, porque hay algo más formándose en mi interior, algo que no entiendo, pero que no me disgusta. Sus labios se presionan un poco más y entonces, ni siquiera entiendo cómo termino abriendo los mios y es ahí cuando el fuego y el verdadero pánico se apodera de mí. Sus labios capturaron los míos de forma lenta, casi como si los estuviera venerando y yo me derrito, realmente lo hago, entonces su lengua entra en mi boca sacándome un gemido que ni siquiera sabía que era capaz de decir y contrario a todo lo que he pensando en mi vida, ahora mismo lejos de sentirme
Amir El regreso a la mansión lo hacemos en silencio. Ni siquiera Anya sentada al lado del chofer se ha atrevido a decir una sola palabra y es que me imagino que mi rostro iracundo debe ser suficiente señal para que sepan que estoy hecho una furia. A mi lado puedo ver como Samira ha estado todo el viaje retorciendo sus manos y por la forma en que sus pupilas no dejan de moverse de un lado a otro me imagino que debe estar dándole vueltas a todo lo sucedido. Pues bien, me alegro. Porque yo también lo hago. No he podido dejar de pensar en sus palabras un solo segundo, en la forma en que ella me ha encasillado como el mostruo de su historia joder, y si, sé que al decirle que podía besarla porque la compré fue un error, pero estaba cabreado. Desde que la traje a la mansión no he hecho más que procurar que esté bien y a decir verdad ni yo mismo entiendo la razón de mis acciones, es como si ella despertara en mí un lado protector que desconocía, pero ya no más. Si ella cree que soy un h
Samira “No soy un violador” No pude dormir en toda la noche. Cada vez que lo intentaba lo único que podía oír en mi mente, como si de un disco rayado se tratara, eran las palabras de Amir. Señor, el tono de su voz, la forma en que se escuchaba tan… decepcionado. Como si le hubiesen dolido mis palabras en verdad, y lo sé, sé que haberle insinuado que tendría que obligarme no estuvo bien, pero estaba enojada y asustada y él estaba siendo un completo idiota. Además no se quedó en la mansión. Esa es otra de las razones por las que no puedo dormir, aunque no quiera admitirlo, la simple idea de imaginar que él fue a verlas a ellas hace que se me revuelva el estómago y no entiendo por qué. Solo ha pasado poco más de una semana desde que nos conocemos y parece que fuera una eternidad. Nunca me había sentido así. Y el beso… Alá, no puedo dejar de pensar en ese beso y en todo lo que me hizo sentir. Fue como si se hubiesen encendido fuegos artificiales en mi interior. Sin poder soportarl
AmirDistancia. Necesito poner distancia. Eso es lo que me he estado repitiendo desde que me subí al auto y llegué a mi oficina en el buffet, al tiempo que ignoraba las miradas interrogantes y la sonrisita burlona que tenia el idiota de Said en el rostro. Sin embargo, en todo lo que llevo del día no he conseguido sacarme el rostro de Samira de la cabeza ni la forma en que este se contrajo al escuchar mi respuesta, pero joder, es que esa niña va a enloquecerme. Un día me trata de monstruo y violador y al siguiente parece un corderito arrepentido. Mi amigo tiene razón, no puedo estar pensando con la cabeza de abajo, si la tengo en mi casa es únicamente para protegerla de mi padre y conseguir la información que ella tiene sobre los negocios de su padre, eso es todo. Haberla besado fue un completo error, uno que pudo haber arruinado todo por lo que llevo años trabajando y no pienso permitir que eso suceda. En eso la puerta de la oficina se abre y Said con las manos llenas de documento