capitulo 3

Katty es una chica matutina y muy puntual. Se despierta dos horas antes de que todo comience para tener siempre todo listo a la hora de llegar a su trabajo. No permite que nada se salga de su control; es muy exigente con lo que hace y con todo lo que tiene que cuidar. Esa es la razón por la que ha sido la secretaria de los Bill durante cuatro años.

Esta mañana, como todas las mañanas, se despertó, se cambió, se arregló como siempre y partió hacia la mansión de los Bill. Cuando llegó, el expresidente estaba en la puerta despidiendo a todos antes de marcharse a su vuelo.

¡Buenos días, señor! Espero que tenga un viaje muy lucrativo y que vuelva pronto con los mejores contratos del mundo.

¡JA, ja, ja! Esa es mi Kat, siempre sabe cómo desafiarme y motivarme con su positivismo. ¡Descuida, traeré lo mejor a casa! Serás la encargada de agilizar todo cuando vuelva, pero ahora estás con mi hijo. Tienes que estar siempre a su lado y atenta; él es muy rudo. Sé que puedes manejar todo. Por eso te elegí a ti.

¡Entiendo, señor! Puede estar tranquilo.

¡Ja, ja, ja! Eso lo sé, por eso estoy tranquilo.

¡Padre, no te preocupes! Manejaré todo bajo su cuidado y pensamiento.

¡Lo sé, hijo mío, lo sé!

El señor Bill subió a su limusina Chevrolet azul marino y lo llevaron al aeropuerto. Mientras tanto, Jack y Katty subieron a un Rolls-Royce negro muy potente. Quien viera ese carro en la calle sabía que su dueño era de patrimonio neto de billones; claro, era un auto muy caro y a los Bill no les faltaba dinero.

Jack era guapo y muy seductor. Estaba vestido con un esmoquin negro de Prada, un costoso Rolex bañado en oro y una camisa blanca de Prada, compuesta de marcas muy extravagantes.

Era un magnate millonario, dueño de los suburbios y de la calle Primavera. Atractivo, con ojos azules y cabello negro. Su camisa estaba ligeramente abierta, dejando al descubierto sus pectorales, para que solo los ojos de las chicas se mantuvieran en ellos. Era un demonio extremadamente sexy, así lo llamaban las que ya habían caído bajo sus garras asesinas de deseo erótico.

Era el típico hombre que todas desean, con el que todas quisieran pasar, aunque fuera solo una noche bajo sus caricias. Pero en los ojos de Katty, él era solo un millonario que solo sabía cómo gastar y ganarse la fama de un exquisito playboy.

Llegaron a la empresa, y todos estaban en la puerta para recibir al nuevo presidente.

Al bajar del Rolls-Royce, todas brillaban con los ojos y comenzaron a murmurar. Cuando Katty también bajó, todas quedaron sorprendidas. Sabían que era la secretaria del expresidente, pero no sabían si podían disfrutar de tales privilegios.

"Chicas, ¡qué guapetón!"

"Es un bombón."

"Mira esos pectorales, carnosos."

"Me están temblando las piernas, ese tipo flecharía a cualquiera y te debilitaría solo con su postura."

"No sé ustedes, pero este presidente será mío."

Las chicas de la empresa eran fogosas, muy atrevidas; todos sabían eso. Desde la fiesta, muchas lo marcaron como su territorio.

Esos comentarios resonaban por toda la empresa.

Jack tenía unos oídos de águila y escuchó todo. En su cara se dibujó una sonrisa malévola y seductora.

Como de costumbre, todos los empresarios y los inversionistas de la empresa estaban presentes para la reunión de bienvenida en la sala de juntas, para estar al tanto de todo y saber quién estaría a cargo en esos momentos. De eso se encargaba Katty.

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