¡Mi cielo, no quiero que derrames sangre aquí! ¡Déjalo pasar, está bien!Las indicaciones eran claras: no debía mostrar piedad. Tenía que infundir miedo, hacer que todos allí dentro la codiciaran, despertar el deseo de tenerla. Con una mujer sin miedo a tu lado, nadie tendría el valor de intimidarte.La última chica que quedó al lado de Jack fue jalada por Katty del cabello, abofeteándola varias veces hasta que comenzó a sangrar.Jack se acercó, apartó a la chica y agarró la mano de Katty, deteniéndola con fuerza. Con una mezcla de seducción y autoridad en sus ojos, se inclinó hacia ella y le susurró:¡Lo estás haciendo bien, así me gustan: obedientes!Un aura de ira invadió a Katty, pero sabía que estaba en las calles de otoño, un lugar lleno de mafiosos. Jack había venido para reclamar territorio, y ella tenía que actuar junto a él hasta que todo terminara.Jack había planeado su entrada perfectamente: quería que su dama lo encontrara con otras mujeres y se pusiera celosa. Katty, aun
Al llegar a la empresa, descendieron de una limusina.Todo seguía como de costumbre, con los chismes habituales. Algunos empleados notaron a la secretaria Katty, que lucía un pantalón corto y una chaqueta de cuero. Muchos la confundieron con la novia del presidente, ya que nunca vestía de esa forma.—Chicos, ¿quién es esa chica? ¡Miren esas curvas! —¡Wow, mira eso! Tiene la postura de la secretaria Katty. ¡Miren bien! —¡No, no lo creo! Ella no se viste así. —¡La secretaria Katty es muy reservada con su cuerpo! Nunca muestra mucho, solo te deja deleitarte y adivinar cómo luce bajo esas faldas ajustadas y pantalones que destacan sus curvas enormes. —¡Chicos, es la secretaria Katty! Miren ese brazalete, ¡solo ella lo tiene! —¡Sí, es verdad! ¿Por qué se habrá vestido así? ¡Me gusta ese estilo!Los comentarios eran muchos. Algunos especulaban y otros insistían en que era la novia de Jack.Cuando llegaron al último piso, donde estaba la oficina del presidente, Katty se dirigió a su escr
Jack lanzaba miradas constantes a Katty, que estaba sentada en el sofá. Sus largas piernas y su cabello recogido dejaban entrever sus enormes pechos, que resaltaban bajo la chaqueta. Su cuerpo ardía de deseo por poseerla, pero sabía que no podía tocarla. Frunció el ceño, dejó caer los papeles que tenía en la mano y se recostó en su sillón de lujo.Katty, por su parte, no notaba nada. Estaba completamente concentrada en la computadora, haciendo su trabajo.Llegó la hora del almuerzo. Katty miró el reloj y notó que Jack la estaba observando fijamente. Al verse a sí misma, se sintió semidesnuda. Había llevado ese atuendo desde la mañana, cuando interpretó el papel de la bella y loca dama enamorada en las calles de otoño. Pero ahora, bajo la mirada penetrante de Jack, se sentía expuesta.—¿Tengo algo mal en mi cuerpo, señor? —preguntó ella, tratando de entender el motivo de su mirada.—Tal vez, pero solo yo puedo verlo —respondió Jack con una sonrisa que no ocultaba su falta de sinceridad.
Katty BengerUn chico alto, de espalda ancha y con el porte de un macho alfa entró en el edificio.Todas nos quedamos mirándolo. Su mirada era intimidante, y la forma en que pasaba sus dedos por los labios resultaba increíblemente atractiva. La recepcionista, Alice Jane, ni siquiera prestó atención a lo que él decía. Su mirada estaba completamente perdida en este joven. Hasta yo tuve que mantenerme firme para evitar que mis rodillas temblaran.Él chasqueó los dedos, y Alice, con voz temblorosa, logró tartamudear una pregunta:—¿Por... por quién preguntas, joven?—Jack Bill. Dile a tu presidente que Kelvin Piers lo está buscando.Era un joven de una familia muy influyente. Los Piers eran dueños de numerosos bares y negocios clandestinos en Katere. Eran conocidos por todos, y nadie se atrevía a intimidar a uno de ellos. Hacerlo significaba una sentencia de muerte. Los Piers eran poderosos, y si además tenían al presidente Jack Bill de su lado, quien se atreviera a molestarlos, estaba aca
Katty BengerEran ya las ocho de la noche. Había terminado todo. Por lo menos, hoy fue un día triunfante. Desde la partida de Don Marcelo, no he tenido un momento de descanso. Este demonio me trata como si fuera su sirvienta, olvidando que soy su secretaria.Llegué a casa con la intención de darme un baño relajante y dormir a gusto. Suplicaba al cielo que este demente de las mujeres no me llamara.Pero parece que es el mismo demonio quien intercepta mis oraciones.—¡Tiene que ser una broma, Diosito! ¡Acabo de pedirte que no llamara!—¡Sí, buenas! —contesté con desgano.—Déjate de formalidades, Katty. Te envié un paquete. Te espero en media hora.—¿Media hora? ¡Pero acabo de llegar a casa, señor, y no me siento bien! Me duele la cabeza.—¿En serio, Katty? No te sientes bien, pero estás bailando y bebiendo vino.—¿Cómo diablos...? ¡Me está hostigando y vigilando! ¡Eso no se hace, es un agravio!—Piensa eso después. Tienes veinte minutos por mentirme.“¡Mierda, no! Esto no puede estar pas
Volví a mirar la mesa y sentí que había tensión en ella. ¿Cómo hará Kelvin para tratar con ellos? Pero su forma de chocar la mesa no me daba confianza de que lo manejaría bien.Este tipo acaba de decirme que use mis encantos. Por Dios, ¿en qué me he metido?Me acerqué a la mesa. Kelvin me miró y, para mi sorpresa, me presentó como su jefa.Mi respiración se cortó. No tenía idea de cómo enfrentar la situación. Ahora este tipo me presenta como su jefa.Katty sudó y sintió que sus tacones no la sostenían. En ese momento, las palabras de Jack vinieron a su mente: "Recuerda que eres una secretaria de los Bill". Jack le estaba otorgando poder.Todo se aclaró en su mente, y en ese instante decidió actuar un papel que dejó a todos asombrados.—Aquí está el contrato, jefa —dijo Kelvin, con una mirada que mataba.—De acuerdo, ¿de cuánto estamos hablando? —respondió Katty con una voz dulce que seducía a los intrigantes.—Cuarenta millones, mi reina. Pero ya que es tan bella como usted quien está
Jack se sonrojó. Kelvin estaba sorprendido y no podía reírse de su amigo, porque ella acababa de opacarlo, también solo dijo un comentario. _ ¡Tu secretaria es indomable amigo, nunca ami, una mujer me rechazó una invitación a mi suite! _ ¡Ella no hablo, me entrego una mirada que yo no me reconocía y tampoco sabia como interpretarla, a sí que lo tome como un no definitivo y era eso! _ ¡Dejala, acaba de lograr un gran mérito, por ciento veinte millones, la subestimé demasiado, ahora veo porque mi padre confía tanto en ella y la elogia siempre! _ ¡Tu padre, tiene un ojo! ¡Jack, me retiro, tengo unas chicas esperando por mi compañía! _ ¡Hablamos hermano, no hay de que preocuparse, esos bastardos están en nuestra mano y firmaron por idiotas! Después que Kelvin saliera jack salió, quería subir y reprender a katty, por lo que hizo, se limitó, no cruzó la raya. En un lado ella tenía razón, él la utilizo de verdad, se lo deja pasar. Esta vez. Jack llegó a su suite, su mente estaba pertu
Katty se despierta temprano, esa noche durmió bien. No había mensaje ni llamado. Eso era extraño. Pero así fue, Jack no escribió y llamo. Ella estaba contenta, bailo, preparó su café y chocolate para llevar a su trabajo, Hera la primera vez, pero decidió llevarlo. Todo estaba tranquilo, cuando bruscamente su mente giro, en la palabra que había dicho en la noche ante de subir en el ascensor." Si no, haré que tus bolas sean más grandes que tus pantalones" _ ¡Hay santo dios, estoy muerta! ¡Ese demonio no ha llamado en toda la mañana ni en la noche después de decir semejantes palabras! Golpeaba su cabeza, y pateaba como una loca el sofá , no paraba de preguntarse en qué estaba pensando cuando dijo todo eso. Después de una larga reflexión, decidió, que no volvería a bajar la guardia ante él. No se dejaría manipular a su antojo. Ya estaba hecho y no había marcha atrás, aunque se prepara para ser despedida. Pero como es el carácter de Jack duda mucho que lo despida, no querrá perder tal