Una mañana muy hermosa, Marcelo Bill, un millonario compasivo y muy querido por sus hijos, anunció una sorpresa para toda la empresa: una fiesta de máscaras, donde anunciaría su retirada para dejar a su hijo recién llegado de Dubái a cargo de la empresa.
¡Muy buenos días, mis hermosuras! dijo el señor Bill.
¡Estoy contento!, ¿lo notan? le dijo a todos en el departamento de imprenta. Esta noche todos ustedes están invitados a mi fiesta de despedida, en mi villa, en los Bill Villas.
La zona llevaba su nombre; él la compró y tenía su apellido. Los Bill Villas eran un lugar paradisíaco, muchos los conocen como las villas de las maravillas. Un paraíso donde puedes encontrar de todo.
Todos los departamentos estaban contentos por la noticia del presidente. ¡Por fin tendremos una fiesta! Era emoción por toda la empresa; no se escuchaba nada más que cuchicheos sobre cómo se vestirían y qué máscaras traerían para esta ocasión.
Pero, al mismo tiempo, ¿quién era ese hijo recién llegado de Dubái? Nadie en la empresa lo conocía, solo una persona conocía a los hijos del presidente: la secretaria Katty.
Ella era la única que no mostró felicidad. Sabía que quien se encargaría sería el hijo playboy: Jack Bill.
Un mujeriego que se la pasa destrozando corazones de las que se enamoran de él; este hombre es el diablo en persona. Las chicas caen a sus pies como pétalos de rosa cayendo en la entrada del otoño.
Ella tenía que encargarse de casi todo; era la secretaria personal del presidente. Fue más de siete veces a la villa para confirmar que todo estaba como el presidente lo quería. Don Marcelo Bill, dueño de la mitad de la ciudad, quería que todo estuviera perfecto; un error no se perdonaba en absoluto.
Unas horas más tarde, toda la empresa cerró, pero solo estaban Katty y los hombres de seguridad. Ella se estaba encargando de que todo quedara bien después de la partida del presidente, ya que para mañana tendrían un nuevo presidente auténtico playboy.
Bajó al parque y saludó a Felipe, uno de los hombres de seguridad.
¡Buenas noches para todos!
¡Buenas noches!, señorita Kat.
Ella arrancó su Lexus LS500 rojo como la sangre.
Llegó a su departamento en los Clayton; era un apartamento hermoso, todo decorado como la casa de una reina. A ella le gustaba lo que era fino y elegante.
Entró y cerró la puerta con una patada. Tenía la mano cargada de cosas. Esa noche no quería vestirse con tanta elegancia, solo quería estar presente por si el presidente necesitaba algo. Fue a su armario, que estaba lleno de hermosos vestidos. Elegió un vestido negro que usó para una reunión familiar, un tacón dorado que combinaría con una vieja máscara, un maquillaje suave y un labial muy poco llamativo.
Pero algo que ella tenía que saber era que su cuerpo lo era todo. Su belleza no podía esconder lo que se ponía; le quedaba bien por su figura.
Tomó un sobre pequeño dorado con una incrustación que combinaba con todo y salió. No entró por la puerta principal para no llamar mucho la atención; entró por la puerta trasera, donde entran los dueños. Como todos los de seguridad la conocen, entró sin dificultad.
Una vez adentro, buscó al presidente para notificar que todo estaba bien.
Al estar en la sala principal del presidente, se topó con el chico más tierno de la familia Bill: Harry Bill. Era un chico muy tranquilo; todo su mundo era la moda, él es modelo. Por ahora, no se puede encargar de la empresa, su carrera corre riesgo.
¡Hola, hermosa! dijo él sin saber que era Katty.
¡Hola, Harry! respondió ella.
_¿Me conoces?
_¡Lo siento, joven Harry, pero su voz la puedo detectar aunque estuviera de lejos!
_¡Ya veo, eres una fan! ¡Qué raro que no me pides un autógrafo!
_¡Descuida, Harry, lo tendré en cuenta cuando ganes el concurso de pasarela la próxima semana!
Harry, por su parte, se quedó atónito. ¿Cómo pudo ella saber toda esa información que era confidencial? Solo la secretaria de su padre sabría tal cosa.
Cuando ella estaba a unos pasos más, Harry notó que era la secretaria. Su forma de caminar era única; su cuerpo le dictaba el paso de un cisne.
¡La secretaria de mi padre es una belleza única! Ella pudo reconocerme. ¡Me agrada! ¡Me gusta cómo me mira y me pone sus palabras como un desafío!Unos minutos después, el presidente recibió a Katty en su oficina en la villa. Estaban otros empresarios. Su belleza resaltaba donde quiera que ella estuviera. Su presencia en la oficina causó que los demás se preguntaran: ¿quién era ella? Era como una dama misteriosa. El presidente soltó una carcajada al ver la cara de confusión que tenían sus invitados y cómo sus ojos estaban perdidos en el cuerpo y la belleza de su secretaria.Todo en la sala siguió su ritmo.¡Ella es mi secretaria Katty, la chica que nadie supera, ni siquiera yo!¡Gracias por el cumplido, señor presidente! dijo ella. ¡Pero nadie supera su magnífico intelecto en esta industria!¡Has trabajado muy duro estos días! ¿Qué tal si también tomas unas vacaciones? dijo el presidente.En ese momento apareció el chico playboy. Como lo había marcado Katty, desde que lo vio, su mente
Katty es una chica matutina y muy puntual. Se despierta dos horas antes de que todo comience para tener siempre todo listo a la hora de llegar a su trabajo. No permite que nada se salga de su control; es muy exigente con lo que hace y con todo lo que tiene que cuidar. Esa es la razón por la que ha sido la secretaria de los Bill durante cuatro años.Esta mañana, como todas las mañanas, se despertó, se cambió, se arregló como siempre y partió hacia la mansión de los Bill. Cuando llegó, el expresidente estaba en la puerta despidiendo a todos antes de marcharse a su vuelo.¡Buenos días, señor! Espero que tenga un viaje muy lucrativo y que vuelva pronto con los mejores contratos del mundo.¡JA, ja, ja! Esa es mi Kat, siempre sabe cómo desafiarme y motivarme con su positivismo. ¡Descuida, traeré lo mejor a casa! Serás la encargada de agilizar todo cuando vuelva, pero ahora estás con mi hijo. Tienes que estar siempre a su lado y atenta; él es muy rudo. Sé que puedes manejar todo. Por eso te e
En la empresa, había muchos inversionistas que eran guapos y jóvenes de familias muy adineradas.Jack entró y todos se pusieron de pie para recibirlo como se merece. La silla con el encabezado de oro y cuero de león es la más codiciada de la empresa. Quien algún día no sea uno de los hijos de los Bill que maneje esta empresa. Todos sabían que Jack era un chico de pura disco.Sus ojos estaban iluminados, hasta que algunos hicieron comentarios provocativos, dejando en cuestión si Jack era un chico calificado para manejar la empresa, ya que solo se la pasa en discotecas y viajando para satisfacer sus deseos exóticos. No duraría mucho; la empresa iría a la bancarrota, ya que alguien más estaría disponible para manejar el negocio de los Bill.El carácter de Jack, aparte de ser atractivo y muy deseado, era fuerte. Cuando se trataba de negocios, su mirada penetrante te llenaba de un aura de nervios y temor. Nadie sabía el lado oscuro de él, ya que era la primera vez que aparecía en la compañí
Jack tenía en mente cambiar todo y hacer lo que le diera la gana.Justamente cinco minutos antes, Katty fue a la oficina para informar que la reunión comenzaría pronto._ "Señor, en cinco minutos es la hora de la reunión con los empleados. Todos están en el salón esperándolo."Muchos de los empleados estaban nerviosos; murmuraban: "¿Por qué el presidente pediría un reporte hoy?" "En su primera llegada pone a todos de punta."Las chicas, por su parte, estaban aún más nerviosas. Una de ellas dijo:_ "¿Crees que él escuchó nuestra conversación mientras lo deseábamos?"_ "No tengo idea. No creo que haya escuchado; hablamos muy bajo."_ "¡Eso espero! Que no vaya a echarnos antes de probarlo."Ellas rompieron en carcajadas. En ese instante, Jack y la secretaria Katty aparecieron.Su mirada cautivó a todas las chicas. Cuando entró, lanzó una mirada penetrante a cada una. En solo unos segundos, todas estaban embobadas, sin poder apartar sus miradas de él. Eso era su pasión: que lo miren, que l
La lista de la nueva política no era larga, pero no había nada sobre lo que Jack le dijo a Katty respecto a su atuendo. Las demás chicas vestían ropas que mostraban más de su cuerpo.Katty no; ella siempre vestía elegante, pero presentable en todo.Al caer la noche, como dijo Jack, su chofer traería una maleta. Katty no sabía lo que contenía esa maleta, pero suponía que nada sería decente.Sonó el teléfono de su apartamento; era la recepción._ "Señorita, alguien la busca. Dice que se llama Alejandro, lo envía el presidente Jack."_ "De acuerdo, dile que suba."Colgó el teléfono y se sentó en el sofá, esperando al invitado.Su timbre sonó y ella abrió la puerta._ "Buenas noches, señorita Katty. Esta maleta la envió el presidente. No pude dejarla en la recepción porque él me pidió entregarla personalmente."_ "Está bien, déjala aquí."_ "Buenas noches, señorita."_ "Buenas noches, Alejandro."El chofer se sonrojó al escuchar esas palabras; para él, eran música romántica en sus oídos.E
La penetraba con fuerza, sus gemidos lo excitaban más, dándole más motivo para que la poseyera con más fuerzas. _ ¡HAy, ay, Jack, por favor! _ ¿Quieres más? _¡Sí!!! Jack Bill Los gritos de ellas, eran melodía en mis oídos, era imposible parar, estaba tan excitado que la dome hasta escuchar mi nombre en grande en sus palabras. Hasta que me suplicara que no podía más, no me atrevería a soltar sus jugosos pezones. Gritaba mi nombre, como loba enjaulada, no suplicaba . Mis ojos estaban hipnotizados, solo veía la cara de Katty, como era ella mi fuerte deseo de domarla se aumentó. La dejé en un momento posicionándola en cuatro, postrándola con las manos detrás y tomando de su cabello. Esos gritos de gata me gustaban. Se movía complacidamente y su humedad era excitante. Llegue a mi punto y ella ya estaba corrida como cuatro veces, la solté y la desate para que reposara un poco, estaba cansada y lucia, lastimosa por los látigos, sus hermosos pares de nalgas están moraditas, aplique med
En la mañana katty se despertó, de muy buen humor, durmió bien, no tenía tanto apuro. Y documento que entregar. Su teléfono sonó, un mensaje de Jack, le cambio el humor en la cara. Cuando voltio la cara vio la maleta en el sofá, pues su buen humor había desaparecido.El mensaje, indicaba que era un ultimátum, que no se atreviera a parecer, sin una pieza de la ropa que le había enviado._ ¡AH, ese desgraciado, se cree mi padre para mandarme así!De nuevo apareció un mensaje," Por si acaso estás maldiciendo, solo tienes treinta minutos para aparecer frente a la cafetería primavera"._ ¡No, no puede ser, era a la ocho, ahora me da solo treinta minutos a que está jugando!Otro mensaje llegó. “Cambie de opinión, Alejandro te recogerá en los treinta minutos, ni un segundo más"._ ¡Maldito playboy quien crees que eres para jugar así conmigo!Katty no tenía más opción que vestirse con lo que le envió Jack. Eligio un short corto, lo combino con unas chaquetas de cuero que tenía, y unas botas
¡Mi cielo, no quiero que derrames sangre aquí! ¡Déjalo pasar, está bien!Las indicaciones eran claras: no debía mostrar piedad. Tenía que infundir miedo, hacer que todos allí dentro la codiciaran, despertar el deseo de tenerla. Con una mujer sin miedo a tu lado, nadie tendría el valor de intimidarte.La última chica que quedó al lado de Jack fue jalada por Katty del cabello, abofeteándola varias veces hasta que comenzó a sangrar.Jack se acercó, apartó a la chica y agarró la mano de Katty, deteniéndola con fuerza. Con una mezcla de seducción y autoridad en sus ojos, se inclinó hacia ella y le susurró:¡Lo estás haciendo bien, así me gustan: obedientes!Un aura de ira invadió a Katty, pero sabía que estaba en las calles de otoño, un lugar lleno de mafiosos. Jack había venido para reclamar territorio, y ella tenía que actuar junto a él hasta que todo terminara.Jack había planeado su entrada perfectamente: quería que su dama lo encontrara con otras mujeres y se pusiera celosa. Katty, aun