3. Una desconocida

Rodrigo

—La noche es joven... ¿No te has enterado?, por Dios Rodrigo, tenemos 30 años no 300, deja ese mal humor, has regresado de España, creo que andas muy europeo, solo si dejas esa cara de muerto en vida te lo vamos a agradecer. !¡Vamos!.

—Deja de gritar— reniego cuando me empiezan a desacomodar el cabello— ¡Ya!.

—Vamos hombre, te fuiste a enterrar a Madrid para estudiar, para hacer una fortuna, para llevarle la contra a tu padre y por culpa de esa mujer, ya es hora de pasar la página— escucho a Jeremy y si estaba de mal humor ahora es mil veces peor, solo saber de quien hablan me tenso y me da rabia— ¡Cállate!, ni soy europeo ni mucho menos tienes que mencionar a nadie, mi vida no gira en base a ninguna mujer, para eso tengo varias a mi disposición cuando quiera y como quiera.

Aceptó el vaso de tequila que me dan de mala gana y la rabia junto al alcohol me raspan la garganta porque detesto que alguien me hable de esa tipa, camino con mis amigos que al igual que yo ya tienen 30 años pero parecen mentalmente de 15 y ni hablar de sus hormonas, yo no soy ningún puritano, por el contrario como dije tengo mujeres porque mala pinta no tengo y ganas de sentar cabeza jamás, me fui a España efectivamente a hacerme un nombre propio como empresario y no estar bajo la sombra de mi padre, el hombre que más detesto, mis demonios solo me llevan a intentar disfrutar de la noche porque de las cosas buenas que tengo mis amigos definitivamente son las mejores, insoportables y tarados pero valoro la amistad por sobre todas las cosas y agradezco la bienvenida que me están dando.

—¿Por qué me trajeron a un night club?.

—No es un night club, por lo menos no uno de mala muerte, estamos dentro de la discoteca más exclusiva de la ciudad así que valora lo que hacemos por ti

—¿Dónde diablos se supone que está el mojigato que se hace llamar mi mejor amigo? — levanto la voz— ¿Dónde está el?— miro mi reloj , la noche está divertida pero no tanto como para mí y pronto tengo muchas cosas de que ocuparme—¿no vendrá?.

—No tenemos idea, lo invitamos pero seguro está en alguna reunión de negocios, familiar o pegado al trasero de la novia y no lo culpo— empiezan con sus cosas— la muchacha es bastante bonita, de esas curvas que no encuentras en las mujeres de nuestro círculo social que les gusta pesar menos de 50 kilos— pero en fin vamos a disfrutar.

—!A tu salud!— brindamos— por Rodrigo, el soltero codiciado hoy, mañana y siempre.

Celebro y me rio porque tienen razón, debo relajarme, bastante me he alejado de ellos y si hay algo que realmente valoro en la vida, es la amistad, mis amigos han sido lo poco que me mantuvo de pie cuando esa odiosa mujer me dejó hundido en la vergüenza y solo recordarlo me hace apretar los dientes pero no me voy a arruinar la noche.

Las luces oscuras se tornan rojas, bajas y sensuales dando paso al espectáculo de mujeres que salen a bailar en copas gigantes de martini, estamos en la zona más exclusiva porque no les perdonaría que me metan en cualquier lugar y todos nos deleitamos con esos cuerpos esculturales, a diferencia de ellos no estoy chiflando como estúpido ni tirando billetes de 1 miserable dólar, me mantengo en mi postura, sentado observando todo con whisky en mano sin dudar de mi hombría que empieza a sentir el calor de ver a esas mujeres con poca ropa moviéndose como auténticas diosas de la sensualidad y el placer.

Son bellas, de todo tipo y etnia sin dejar nada a la imaginación, el espectáculo es muy bueno y me llevo una gran sorpresa al darme cuenta que no son vulgares como pensé, el calor aumenta pero el excelente espectáculo termina dando paso nuevamente a los tragos a la música latina que nos gusta, hay música de todo tipo y aún así mis sentidos se enfocan a lo que pasa en la primera planta, un grupo grande aplaude sin parar a una mujer que está encima de la barra, eso sí es un espectaculo bochornoso pero muy sensual y me hace reír porque se nota que está muy ebria y yo también porque me levanto de dónde estoy para ver mejor.

Las curvas se mueven con coordinación al compás de la música, sus caderas no mienten como dice la canción y el vestido rojo intenso se levanta un poco cuando sostiene los lados de la tela para menearse con más soltura, increíblemente a pesar de que se nota ebria, los tacones negros de tacón fino no le impiden bailar pero si la hace aún más sexy, demasiado.

— ¿A dónde vas?— me interrumpe Jeremy el paso— estamos en la zona VIP, no tienes nada que hacer abajo.

—Creeme, se cuando tengo que bajar y ahora es el momento— palmoteo su hombro mientras se ríe y bajo no sin antes escuchar a mi amigo gritando que por fin mi pito se ha interesado en alguien más que mi ex pero serían muy estúpidos al pensar que no le he dado uso a mi entrepierna—como si yo supiera que es la fidelidad.

Camino escaleras abajo decidido, arreglando mi saco y mi cabello, huelo a whisky y cigarro pero tampoco es tan malo cuando se tiene un chicle, mis ojos no pueden dejar de mirar a la mujer que está rodeada de muchas personas que le celebran la hazaña de volver loco a cualquiera con las caderas y ojos que se carga.

—Vaya espectaculo— susurro aunque claro que nadie me escucha porque están amontonados viendo cómo la mujer de vestido rojo hace un split— ¡Joder!.

—¡Eso es amiga! — le grita una chica de pelo negro y mis ojos no dejan de recorrer la figura de reloj de arena que alborota su cabello y sonríe ampliamente tan roja como su prenda, el pelo le cae como una cascada de ondas de color chocolate, sus manos pasan por su cintura siendo algo totalmente erótico en lo que me puedo perder por horas, no solo es bella, es sensual y la quiero en mi cama— ¿Quien eres?— pregunto para mis adentros— ¿Quien es la desconocida?.

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