Gabriela
—Por Dios, hemos venido a pasarla bien no a que estés con cara de velorio, por favor Gabriela ya deja la amargura en ese nido de víboras. —Viboras que se quedaron alrededor de mi novio, mi novio— me quejo con Laura— el novio que me deja sola, que puede ser muy bueno en muchas cosas pero que todo se termina cuando se trata de su familia, sobre todo su mamá— quiero llorar otra vez con el vaso de alcohol que me da— quizá yo no soy para el. Y aunque ella me grite, así es como me siento, yo siempre he tratado de ser la mujer fuerte que ha salido adelante, Patricio ayudo a mi padre a pagar mis estudios, mi mamá siendo ama de casa y yo sintiéndome bien porque no los defraudó por lo menos no en mi trabajo, decidí estudiar secretariado ejecutivo para entrar no solo a la empresa si no también para estar cerca del mundo del marketing y publicidad que es mi gran sueño estudiando la segunda carrera pero más aún, por estar cerca del hombre del que siempre he estado enamorado y que cuando me hizo caso fue el día más feliz de mi vida. Yo siempre ví a Víctor como un amor imposible, crecimos juntos, jugábamos siendo niños pero yo siempre supe que lo quería, sufría cuando lo veía con una novia, que no me mirara a mi a pesar de ser ya un hombre y una mujer, sin embargo, mi primer beso con ese hombre fue invaluable, un sueño del que no quisiera despertar pero entre su madre, sus amigos y sus actitudes me hacen bajar de la nube de emoción para aterrizar con fuerza en una noche que se supone era especial, pero que terminó conmigo llorando en el brazo de mi amiga en medio de una discoteca. —Lamento ser tan mala compañía— me limpio las lágrimas y me duelen los oídos con el volumen de la música— lo mejor es que me vaya. —A dónde te vas a ir, es a bailar conmigo, porqué escúchame bien tontita— agarra mis hombros y me sacude— ya deja de sufrir por ser la mujer despreciada por la familia de tu novio, mientras que el te quería el resto puede ir a freír espárragos, vales mucho, eres Gabriela Montalván, secretaria— me sigue sacudiendo más, creo que está más borracha que yo— pero no cualquiera si no la mejor así que ya deja de sufrir, Victor te eligió a ti, te ama y te vas a casar con el no con la mamá— me hace reír porque se traba, ella es psicóloga pero está loca de remate— ¡Mueve ese lindo trasero!. Me palmotea y me alegra la vida, me pone muy feliz darme cuenta que en el mundo de la alta alcurnia también existe la gente buena como mi suegro, mi cuñada o mi mejor amiga, ambas nos conocimos gracias a Víctor, fueron compañeros en la universidad aunque no de la misma carrera, ella es más amiga mía que de el y eso la hace bastante imparcial, tiene mucha razón y lo mejor es que disfrute la noche, la compañía y la felicidad que te da tener buenos amigos como ella. La música suena entre salsa, merengue y mucho más, a mi me fascina bailar así que me relajo, Laura es soltera y muy hermosa así que no deja de bailar con cuánto chico se le presenta mientras que yo prefiero mantener mi distancia, estoy disfrutando, estoy molesta con Víctor pero no estoy soltera si no más bien comprometida, admirando mi bonito anillo que me recuerda que a pesar del tiempo y los problemas, yo amo a mi novio y el a mi así que lo tengo que llamar. Ignoro al hombre que quiere bailar conmigo, está tomado y es muy insistente por lo que me enderezó lo mejor que puedo y me voy afuera, una, dos, cuatro llamadas hasta que mi prometido por fin me atiende, lo primero que hace es preguntar dónde estoy y me rio porque el piso se me está moviendo, lo segundo es gritarme como si fuese mi papá diciendo que soy una irresponsable, una caprichosa y hasta irrespetuosa por haberme ido así de la reunión de su familia, en parte tiene razón no me despedí de nadie y eso me hace sentir mal, pero peor es escuchar la risa de la ex novia de fondo, riendo exageradamente y llamándolo cariño para que vaya a dónde Dios sabe dónde están, mientras que yo estoy aquí pidiéndole que venga. —¿Estás con ella?— grito al teléfono— no es justo, claro que estás con ella— me dice que estoy borracha, se me enreda la lengua pero me pican los ojos— ¿porque nunca me das mi lugar?— se excusa en decir que hago un drama, que el se casará conmigo y muchos lo saben pero a decir verdad en años de relación, no todos saben, puede ser que esté siendo berrinchuda pero me siento escondida y rechazada mientras que la otra, es admirada, recibida y le dan un lugar que me corresponde a mi. —¡Regresa ahora Gabriela!— son pocas veces las que me levanta la voz y ahora lo hace— te estaré esperando. —Yo también espero muchas cosas, pero no lo haces— seco mis lágrimas— disfruta tu noche y tus negocios. Esta es mi vida, si me presenta a dos amigos, me esconde de diez, si ante algún cliente soy la novia, ante los socios soy la secretaria, si nos encerramos en su oficina nos comemos a besos, pero si se trata de la fiesta de navidad o año nuevo de la empresa donde se reúne todo el mundo, el está con los suyos y yo dónde su madre siempre dice debo estar, con los de mi clase. —¡Gaby!— Laura me llama e ingreso con ella— ¿otra vez llorando?. —El no se siente orgulloso de mi, mientras que para mí es una joya muy preciada para el yo soy la mujer que babea por el desde siempre— suspiro como una tonta pero no, no más llanto, no por hoy— ¡Vamos a bailar!— casi me caigo con los tacones. —¡Que está noche sea inolvidable!.Rodrigo —La noche es joven... ¿No te has enterado?, por Dios Rodrigo, tenemos 30 años no 300, deja ese mal humor, has regresado de España, creo que andas muy europeo, solo si dejas esa cara de muerto en vida te lo vamos a agradecer. !¡Vamos!. —Deja de gritar— reniego cuando me empiezan a desacomodar el cabello— ¡Ya!.—Vamos hombre, te fuiste a enterrar a Madrid para estudiar, para hacer una fortuna, para llevarle la contra a tu padre y por culpa de esa mujer, ya es hora de pasar la página— escucho a Jeremy y si estaba de mal humor ahora es mil veces peor, solo saber de quien hablan me tenso y me da rabia— ¡Cállate!, ni soy europeo ni mucho menos tienes que mencionar a nadie, mi vida no gira en base a ninguna mujer, para eso tengo varias a mi disposición cuando quiera y como quiera. Aceptó el vaso de tequila que me dan de mala gana y la rabia junto al alcohol me raspan la garganta porque detesto que alguien me hable de esa tipa, camino con mis amigos que al igual que yo ya tienen 30
Rodrigo —¿Quién es ella?Pregunto pero nadie me responde por andar babeando y aplaudiendo, no tengo idea de quién es pero su cara, su mirada me impacta porque aunque yo también tengo los ojos claros, los verdes que me miran con la boca entreabierta buscando aire son lo más sexy que he podido ver junto a los generosos pechos que se marcan cuando su pecho sube y baja apartando incómoda la mano que quiere tocar su pierna. —!No me toques!. —Sigue bailando!— gritan los borrachos— ¡Sigue muñeca!La seguridad se le ha ido, se nota aún ebria pero ya no tan suelta, un par de idiotas la aturden con su cercanía y ahora sí tambalea diciendo que la suelten por lo que me abro paso entre todos y entre muchas manos que la quieren tocar le ofrezco la mía recibiendo otro impacto cuando me mira asustada y aunque duda, recibe mi diestra cuando empujó a un borracho que se quería subir a la barra.—¿Estás bien?— no me equivoqué, su belleza es impactante pero más aún la mezcla de picardía e inocencia l
Gabriela —Tome nota, 1.68 más o menos, ojos verdes grandes, cabello largo con ondas de castaño oscuro, tez blanca, estaba con un vestido rojo. !¡Por favor! Ayúdenme a encontrarla o juro que voy a incendiar este lugar. —¿Por la señorita que está allá? —!Dios mío, amiga!— siento los brazos de Laura que se estrella sobre mi y me aferro a ella llorando como la víctima que no soy— !Oh por Dios! ¡Policía!. Grita nuevamente y no solo la entiendo si no que lo lamento, siempre le digo que ella es la irresponsable pero yo, lo que he hecho simplemente no tiene perdón y no puedo dejar de llorar, de un momento a otro la Laura alegre de siempre me mira con los ojos llenos de lágrimas sosteniendo mis hombros diciendo que la perdone, no tengo cabeza para entender de qué habla, la gente nos mira y yo solo le pido que nos vayamos de este lugar porque me duele el corazón. Sus palabras y desesperación duelen, mi mejor amiga piensa que han abusado de mí, veo la culpa en sus ojos pero ella no es resp
Gabriela —No es posible. Siento que el mundo da vueltas y escucho voces pero nada es claro porque mi corazón va muy rápido, cierro y abro los ojos con fuerza en más de una ocasión tratando de no ver está pesadilla, suplicando que sea un mal sueño pero no solo está presente, si no también me mira siendo sacudido por mi novio que lo llama hermano ingrato. Lo único que me hace reaccionar es sentir como Cameron pasa por mi lado dándome un leve golpe en el hombro para abrazar delicadamente al gigante de ojos celestes que está tan anonadado como yo pero disimula mucho mejor por lo que me hago a un lado queriendo huir y llorar escuchando la conversación que me deja peor de lo que podría estar. —Mi ingrato hermano— Victor abraza al tipo con un cariño que me hace temblar— es una gran sorpresa, que bueno verte después de tanto. —Nadie está más sorprendido que yo— lo escucho y noto mirándome haciendo que se me escarapele el cuerpo y me sienta mareada.—Mi amor, ven aquí— me llama Victor y
Rodrigo —El control es mío y las lágrimas de una hipócrita no van a manipular mis decisiones nunca más. Camino de un lado a otro en la oficina en la que estoy, solo como casi toda la vida y no hay problema, me gusta esto, lo que no me gusta es saber que le estoy mintiendo a mi amigo, al hermano que la vida me dió, el que me prestó su hombro y hasta su familia en más de una ocasión, el mismo que me ha recibido con los brazos abiertos mientras yo no he dejado de fantasear con esa que tuve en la cama. —Ella no es especial. Aprendí a no complicarme la vida pero hay ocasiones en las que esta te juega de la peor forma, el dominio es mío porque un día estuve a Merced de una situación de mierda cuando Juliana me vio la cara y ahora estoy siendo participe de que le vean la cara a mi amigo y eso va contra los límites que hasta un hombre como yo no debe cruzar.—Decirle la verdad es lo ideal, no regrese para esto— le doy una calada al cigarrillo mientras repaso los recuerdos— si lo amara no
Gabriela —¿Qué?Apenas puedo escuchar a Víctor y decir que el mundo se me viene encima ya es repetitivo porque el peso de ese error no se compara ni a una avalancha, mi novio está muy molesto por esas fotos en la revista, mi suegra me odia y mi suegro está muy relajado dando la noticia de que me quiere poner a trabajar con el desconocido que aún me preguntó porque se tuvo que cruzar en mi camino. —Soy la secretaria de vicepresidencia. Es a penas lo único que puedo balbucear mientras que todos están sorprendidos, pero nada como los ojos celestes de ese hombre, un color que tiene una intensidad arrolladora. No comprendo y me siento miserable cuando mi suegro me abraza diciendo que debo salir de la rutina, el no se imagina que salí de la rutina de la peor forma esa noche y los ojos me pican pero ya no lloro, ahora mismo solo necesito tener el valor de decir algo, de reclamar, de pelear pero no tengo cara para hacerlo, las palabras y las miradas de Leticia son dagas pero aún sin saber
Gabriela Esto es bueno, nada bueno hiciste una estupidez y ahora estas son las consecuencias.Victor me regaña abrazándome por la espalda y yo siento que sus manos me queman porque no me lo merezco, a pesar de su molestia intenta ser amable y la rabia que siento conmigo no tiene cuándo acabar, tanto reclamar que no me defiende para terminar enredada con el primer imbécil que me hizo sentir importante, nada tiene sentido, no tengo justificación.—Es un cambio extraño— continúa— pero ya sabemos que nada nos podría separar— sus palabras arman y desarman mi corazón— ¿Por qué lo hiciste Gaby?— su voz me hace temblar.—¿A qué te refieres? —A esa noche, te he dicho muchas veces que debes ignorar a los demás y centrar tu atención solo en lo que yo te diga, la presencia de Cameron no fue mi culpa y solo son negocios, ella ya no me interesa como mujer, tus inseguridades no pueden hacer que tengas estos ataques. —No son inseguridades. —Lo son— toma asiento— tengo razón, sabes que siempre es
Rodrigo Yo sé que la arrogancia es parte de mi vida y aunque mi papá diga que lo uso como un método de defensa y quizá tenga razón, no me importa porque es parte de mi, me siento bien así, pero no puedo decir lo mismo de esta absurda situación que jamás creí vivir. De las cosas que siempre me he sentido orgulloso ha sido de mi lealtad, yo sé lo que se siente que te engañen y luego te miren a los ojos como si nada, la vida me ha enseñado a golpes que las mujeres son mentirosas pero son un gusto culposo que no se puede dejar aún cuando todo te grita que está mal y es un juego prohibido en el que no debes caer, sin embargo, aquí estoy, callando y mintiendo a mi mejor amigo, escuchando como ama a su angelical novia, la misma que ahora se que no es una prostituta que los otros me pagaron, si no una secretaria que odia la suegra, la retorcida historia de Cenicienta y el príncipe azul al que mira como un tesoro pero la culpa no la deja levantar la cabeza como podría. —Hermano— escuchó