Gabriela
—Tome nota, 1.68 más o menos, ojos verdes grandes, cabello largo con ondas de castaño oscuro, tez blanca, estaba con un vestido rojo. !¡Por favor! Ayúdenme a encontrarla o juro que voy a incendiar este lugar. —¿Por la señorita que está allá? —!Dios mío, amiga!— siento los brazos de Laura que se estrella sobre mi y me aferro a ella llorando como la víctima que no soy— !Oh por Dios! ¡Policía!. Grita nuevamente y no solo la entiendo si no que lo lamento, siempre le digo que ella es la irresponsable pero yo, lo que he hecho simplemente no tiene perdón y no puedo dejar de llorar, de un momento a otro la Laura alegre de siempre me mira con los ojos llenos de lágrimas sosteniendo mis hombros diciendo que la perdone, no tengo cabeza para entender de qué habla, la gente nos mira y yo solo le pido que nos vayamos de este lugar porque me duele el corazón. Sus palabras y desesperación duelen, mi mejor amiga piensa que han abusado de mí, veo la culpa en sus ojos pero ella no es responsable de nada, no deja de llamar a la policía haciendo que la seguridad empiece a inquietarse y su voz entrecortada diciendo que no debió dejarme sola ni obligarme a tomar solo me hacen sentir más miserable de lo que soy. —Nadie me violó— apenas puedo susurrar— por favor vámonos— intento caminar. —¿De qué hablas?— me abraza y yo me aferró a ella— Nena esto no es tu culpa, amiga por Dios mírate— señala mi vestido algo roto, no tenía idea que tenía chupetes en el cuello y tiemblo desesperada y asqueada de mi— Gaby dime quien fue, que paso, la víctima nunca tiene la culpa que te quede claro— me da un abrigo y aún así estoy helada— ¿Que paso?. —!Me acosté con otro!—grito desesperado— Nadie me violó, no soy una víctima, me acosté con un desconocido, con un hombre que no es mi novio, con un infeliz que odio con toda mi alma el cual me dijo que era una prostituta y creo que tiene razón. Explotó llorando, la gente se aleja, a Laura se le quieren salir los ojos y corro a la salida con el dolor de cintura y de alma más grande del mundo. El camino a mi departamento es un suplicio, no puedo dejar de llorar y se que aunque mi amiga tiene mil preguntas encima ella es mi mejor amiga y respeta mi silencio y el que entre a mi casa sin querer a nadie más, la pregunta de si voy a estar bien parece una mala broma pero ella no tiene culpa de nada por lo que me deja sola diciendo que cuento con su apoyo y solo le hago jurar con desesperación que olvidemos la noche de ayer y es lo que hace. —Lo arruine— sollozo— lo he destruido todo, por favor te lo pido, solo déjame sola. —Te quiero amiga, cuenta conmigo para todo. Apenas la puerta se cierra, corro a la ducha sintiéndome asquerosa, las imágenes que empiezan a llegar a mi mente son clavos para mí estúpida cabeza, después de salir de la casa de Víctor, me encontré con mi mejor amiga en el bar contándole con rabia lo que pasó en la cena, mi novio no me dió lugar pero eso no es justificación para haber hecho lo que hice, yo tomando alcohol como si fuese agua, bailando con ella en uno de los clubes más exclusivos gracias al romance que tiene con un gerente petrolero importante, la música, el lujo, la diversión y los aplausos de la gente sintiéndome en ambiente fueron un detonante terrible para el peor error de mi vida, baile en la barra, varios hombres gritaban por mis piernas pero yo solo me quería divertir, no se que diablos me pasó cuando mis ojos chocaron con la mirada de ese tipo, grande, muy grande de presencia arrolladora y ojos de infarto. Un trago, dos, unos bailes y después no supe más, no sabía dónde estaba Laura, lo que sí tengo claro es que ya no estaba en el night club si no en un ascensor besándome con un desconocido que me amasaba las caderas y chupaba mi cuello mientras una habitación espectacular nos recibió, breves palabras como preciosa y deliciosa me llevaron a pisar el infierno cuando sus manos me quitaron con fuerza el vestido mientras mi m*****a cabeza veía la cara de mi novio, le abrí la camisa dejando que me levanté y enrede las piernas en la cintura mientras se quitó todo. —Soy un desastre— salgo después de horas remojada en la ducha mirándome en el espejo y odiando mi reflejo— fue un terrible desastre. Repaso los chupetones del cuello, mi pecho izquierdo tiene una especie de mordedura y pasó la mano sintiendo ardor y vergüenza. Victor nunca me lo va a perdonar, ni siquiera yo me lo puedo perdonar, mi alma pesa como si tuviera un costal de rocas, camino como un fantasma encendiendo la contestadora y el mundo se ve tan oscuro, tengo mensajes de mis papás diciendo que soy la mejor hija, de mi amiga preguntando dónde estoy y de él, del hombre con el que soñe toda la vida. "Vamos Gaby, estás siendo muy irresponsable, no puedes desaparecer así, discúlpame pero si te sientes insegura porque Cameron es modelo y tú la secretaria no es mi culpa" "Mi amor por favor, contestame". —Todo se terminó— me aferro a la fotografía de nosotros juntos, riendo felices y no se que hacer— No te quiero perder. Lloro y pienso hasta darme cuenta que he dormido no sé cuántas horas en el piso, reviso mi teléfono y Laura le ha dicho a Víctor que estoy con una fuerte gripe así que no me queda otra más que responder nerviosa la llamada del hombre que amo diciéndole que estoy bien, que todo está bien, que me perdone y que por favor no venga porque no quiero que me vea así. No como una prostituta. —¡Basta Gabriela, no eres una prostituta!, ha pasado una semana después de esa noche, olvídalo, no voy a dejar que te hundas en la miseria por un error que puede cometer cualquiera. Ella es muy eufórica y yo muy débil, ha sido una semana pero para mí siente como una eternidad asquerosa, mi amiga me regaña por todo pero yo no tengo más ganas que estar hundida en mi miseria con el peso de la culpa que no me deja ni pasar el agua, no quiero comer, no me quiero bañar, no quiero vivir sabiendo que mi estupidez lo ha destrozado todo. Laura me empuja con todo y ropa a la ducha, hasta me dice que apesto y le doy la razón, estoy podrida y me duele. —¿Pretendes que no le diga nada? — Tal cuál, no hay nada que decir, quien lo manda a prestarle más atención a la ex que a ti— está loca— vamos solo deja de pensar que Victor es un dios y tú una pecadora. —No entiendes. —No pero, mi amiga eres tú y odio verte así, por favor eres una luchadora desde siempre, no dejes que un desliz arruine ese romance con el que has soñado toda la vida. ¿Acaso piensas volver a ver a ese hombre? — !¡Jamás!— se me escarapela el cuerpo de solo pensarlo— no tengo idea de quién es ese tipo y no quiero saber que existe, ese hombre no es nadie y nunca será nadie para mí— respiro hondo intentando acallar mi conciencia y seguir con mi vida. —Gaby— junta mis manos— esa noche nunca pasó. El lunes ha llegado y con un vestido gris, botas negras, el cabello en una coleta y el intento de otra mentalidad llego a la empresa donde soy recibida por mis compañeras, me dan el trabajo acumulado de la semana y entró a la oficina de mi novio con su café de siempre y los nervios por todo el cuerpo. Sus ojos celestes me miran de pies a cabeza y la culpa me carcome el alma, siento que ya lo sabe, él no me dice nada y estoy a punto de echarme a llorar, no debí hacerle caso a Laura, esto no se trata así, no cuando se levanta para abrazarme con amor, diciendo que me extraño más que respirar. —Mi amor— me agarró de su camisa, no soy capaz de mirarlo y la voz de Cameron entrando a la oficina lo hace todo peor. —Esto es el colmo, yo soy la modelo principal de esta agencia, la secretaria eres tú y ahora resulta que debo hacer tu trabajo— me mira con rabia— trae tres cafés— me chasquea los dedos y se sienta en el escritorio. —¿Disculpa?. —Yo te puedo disculpar porque tengo cierta consideración con los empleados, pero no creo que el lo haga. Hace un gesto con las cejas señalando la puerta y el mundo se me viene encima cuando veo al hombre que está ahí, el mismo desconocido que fue un error, el mismo que me mira con sorpresa sin entender nada y él mismo al que Victor abtaza feliz llamándolo hermano. No puede ser, me quiero morir...Gabriela —No es posible. Siento que el mundo da vueltas y escucho voces pero nada es claro porque mi corazón va muy rápido, cierro y abro los ojos con fuerza en más de una ocasión tratando de no ver está pesadilla, suplicando que sea un mal sueño pero no solo está presente, si no también me mira siendo sacudido por mi novio que lo llama hermano ingrato. Lo único que me hace reaccionar es sentir como Cameron pasa por mi lado dándome un leve golpe en el hombro para abrazar delicadamente al gigante de ojos celestes que está tan anonadado como yo pero disimula mucho mejor por lo que me hago a un lado queriendo huir y llorar escuchando la conversación que me deja peor de lo que podría estar. —Mi ingrato hermano— Victor abraza al tipo con un cariño que me hace temblar— es una gran sorpresa, que bueno verte después de tanto. —Nadie está más sorprendido que yo— lo escucho y noto mirándome haciendo que se me escarapele el cuerpo y me sienta mareada.—Mi amor, ven aquí— me llama Victor y
Rodrigo —El control es mío y las lágrimas de una hipócrita no van a manipular mis decisiones nunca más. Camino de un lado a otro en la oficina en la que estoy, solo como casi toda la vida y no hay problema, me gusta esto, lo que no me gusta es saber que le estoy mintiendo a mi amigo, al hermano que la vida me dió, el que me prestó su hombro y hasta su familia en más de una ocasión, el mismo que me ha recibido con los brazos abiertos mientras yo no he dejado de fantasear con esa que tuve en la cama. —Ella no es especial. Aprendí a no complicarme la vida pero hay ocasiones en las que esta te juega de la peor forma, el dominio es mío porque un día estuve a Merced de una situación de mierda cuando Juliana me vio la cara y ahora estoy siendo participe de que le vean la cara a mi amigo y eso va contra los límites que hasta un hombre como yo no debe cruzar.—Decirle la verdad es lo ideal, no regrese para esto— le doy una calada al cigarrillo mientras repaso los recuerdos— si lo amara no
Gabriela —¿Qué?Apenas puedo escuchar a Víctor y decir que el mundo se me viene encima ya es repetitivo porque el peso de ese error no se compara ni a una avalancha, mi novio está muy molesto por esas fotos en la revista, mi suegra me odia y mi suegro está muy relajado dando la noticia de que me quiere poner a trabajar con el desconocido que aún me preguntó porque se tuvo que cruzar en mi camino. —Soy la secretaria de vicepresidencia. Es a penas lo único que puedo balbucear mientras que todos están sorprendidos, pero nada como los ojos celestes de ese hombre, un color que tiene una intensidad arrolladora. No comprendo y me siento miserable cuando mi suegro me abraza diciendo que debo salir de la rutina, el no se imagina que salí de la rutina de la peor forma esa noche y los ojos me pican pero ya no lloro, ahora mismo solo necesito tener el valor de decir algo, de reclamar, de pelear pero no tengo cara para hacerlo, las palabras y las miradas de Leticia son dagas pero aún sin saber
Gabriela Esto es bueno, nada bueno hiciste una estupidez y ahora estas son las consecuencias.Victor me regaña abrazándome por la espalda y yo siento que sus manos me queman porque no me lo merezco, a pesar de su molestia intenta ser amable y la rabia que siento conmigo no tiene cuándo acabar, tanto reclamar que no me defiende para terminar enredada con el primer imbécil que me hizo sentir importante, nada tiene sentido, no tengo justificación.—Es un cambio extraño— continúa— pero ya sabemos que nada nos podría separar— sus palabras arman y desarman mi corazón— ¿Por qué lo hiciste Gaby?— su voz me hace temblar.—¿A qué te refieres? —A esa noche, te he dicho muchas veces que debes ignorar a los demás y centrar tu atención solo en lo que yo te diga, la presencia de Cameron no fue mi culpa y solo son negocios, ella ya no me interesa como mujer, tus inseguridades no pueden hacer que tengas estos ataques. —No son inseguridades. —Lo son— toma asiento— tengo razón, sabes que siempre es
Rodrigo Yo sé que la arrogancia es parte de mi vida y aunque mi papá diga que lo uso como un método de defensa y quizá tenga razón, no me importa porque es parte de mi, me siento bien así, pero no puedo decir lo mismo de esta absurda situación que jamás creí vivir. De las cosas que siempre me he sentido orgulloso ha sido de mi lealtad, yo sé lo que se siente que te engañen y luego te miren a los ojos como si nada, la vida me ha enseñado a golpes que las mujeres son mentirosas pero son un gusto culposo que no se puede dejar aún cuando todo te grita que está mal y es un juego prohibido en el que no debes caer, sin embargo, aquí estoy, callando y mintiendo a mi mejor amigo, escuchando como ama a su angelical novia, la misma que ahora se que no es una prostituta que los otros me pagaron, si no una secretaria que odia la suegra, la retorcida historia de Cenicienta y el príncipe azul al que mira como un tesoro pero la culpa no la deja levantar la cabeza como podría. —Hermano— escuchó
Victor— No sabes lo mucho que significa para mí que tengas está madurez, poder trabajar juntos después de haber tenido una relación y que todo marche sobre ruedas, solo habla de la excelente profesional que eres, de verdad muchas gracias — felicito a Cameron que firma el contrato de exclusividad con nosotros y eso me hace hacer uno de los mejores negocios. — Has hecho la mejor elección. — Es bueno pasar de lo peor a lo mejor— se que habla con ironía la conozco y lo puedo hasta oler.— ¿De qué hablas? — De ti— juega con su cabello corto y rubio— de lo que tienes y no mereces. — Si lo dices por mi novia— me interrumpe y sonríe— Gabriela es mi pareja y te recuerdo que quien terminó nuestra relación fuiste tu. — Y ese ha sido mi más grande error, lo sé, lo admito — sigue hablando — pero tiene que haber sido mucha desesperación para ti, meterse con una simple secretaria, hija de un empleado, ese fue tu más grande error y yo no tengo culpa de eso— tu no la amas. — La amo, por supuest
— Mi amor por favor cálmate, ni que tuviéramos una semana de relación y fuera la primera vez que conoces a mi familia, creciste con todos nosotros, estás hermosa Gabriela— escucho a Víctor, el amor de mi vida. —Entiéndeme amor. Quiero hablar pero el beso del rubio me calla con dulzura y se va a recibir a sus abuelos dejándome con mis pensamientos. Mucho cambió desde que se enteraron de nuestra relación, que traten de ser tolerantes no quiere decir que lo nuestro sea un sueño para ellos, después de todo Victor Salvatierra es el heredero de una de las empresas más importantes de este país mientras que yo soy la secretaria que conocen desde niña por ser hija del chófer. Veo el lujo que hay a mi alrededor y no me es ajeno porque crecí en esta casa pero siempre he tenido claro por supuesto que esto no es mío sin embargo, ellos ayudaron a pagar mis estudios, el trabajo como secretaria con mucho esfuerzo me permite financiar la casa que quiero para mis padres pues los años pasan y tampo
Gabriela —Por Dios, hemos venido a pasarla bien no a que estés con cara de velorio, por favor Gabriela ya deja la amargura en ese nido de víboras. —Viboras que se quedaron alrededor de mi novio, mi novio— me quejo con Laura— el novio que me deja sola, que puede ser muy bueno en muchas cosas pero que todo se termina cuando se trata de su familia, sobre todo su mamá— quiero llorar otra vez con el vaso de alcohol que me da— quizá yo no soy para el. Y aunque ella me grite, así es como me siento, yo siempre he tratado de ser la mujer fuerte que ha salido adelante, Patricio ayudo a mi padre a pagar mis estudios, mi mamá siendo ama de casa y yo sintiéndome bien porque no los defraudó por lo menos no en mi trabajo, decidí estudiar secretariado ejecutivo para entrar no solo a la empresa si no también para estar cerca del mundo del marketing y publicidad que es mi gran sueño estudiando la segunda carrera pero más aún, por estar cerca del hombre del que siempre he estado enamorado y que cuand