Narrado por Anya
El sonido del viento silbando entre los árboles me despierta. Me giro en la cama, abrazando la manta que apenas me protege del frío de esta pequeña cabaña. La aldea es tranquila, demasiado tranquila. A veces pienso que la paz que buscaba al huir de Silver Creek fue un espejismo, una mentira que me conté para evitar enfrentar la realidad de lo que dejé atrás. Aquí, en este remoto rincón del mundo, la vida es simple. Las montañas son imponentes, el bosque siempre verde y lleno de vida. Pero yo... estoy atrapada. Tantas veces intenté convencerme de que huir era lo mejor, que alejarme de Aiden era lo correcto. Después de todo, ¿cómo podría volver a confiar en él después de lo que dijo? Las palabras hirientes siguen reverberando en mi mente, como si hubiera ocurrido ayer. Me levanto lentamente y camino hacia la pequeña ventana de la cabaña. Afuera, el sol apenas comienza a asomarse por las montañas. El amanecer aquí es hermoso, un lienzo de colores cálidos que tiñe el cielo. Pero no importa cuán lejos haya corrido, el lazo sigue ahí, insistente. El vínculo entre un Alfa y su Luna no se rompe tan fácilmente. No es como una cuerda que puedas cortar con unas tijeras. Es más profundo, más complicado. Aiden y yo compartimos algo que va más allá de las palabras, algo que no puedo apagar por más que lo intente. Y lo he intentado. Lo juro, lo he intentado. Mis días aquí son una batalla interna constante. Por las mañanas, me dedico a ayudar en la aldea, tratando de perderme en la rutina, en la cotidianidad de la vida lejos de la manada. Ayudo a recoger hierbas, a preparar remedios para los aldeanos, a cuidar de los niños. Intento construir una nueva vida, una sin Aiden. Pero cada vez que el sol se oculta y el silencio cae, los recuerdos vuelven. No puedo olvidar. No puedo olvidar su mirada, esa mezcla de furia y arrepentimiento que me atravesó antes de que yo decidiera irme. Nos herimos mutuamente de formas que son difíciles de reparar. A veces me pregunto si alguna vez podremos sanar. Pero entonces, la otra mitad de mí se siente culpable por siquiera pensar en regresar. No después de todo lo que pasó. Me visto rápidamente y salgo al aire frío del amanecer. Necesito despejarme, necesito espacio. Camino por el bosque que rodea la aldea, las ramas crujen bajo mis pies y el aire fresco llena mis pulmones. A medida que me adentro más en el bosque, me detengo junto a un viejo árbol, uno que ha sido mi refugio desde que llegué aquí. Es un lugar donde puedo pensar sin que nadie me moleste. Pero hoy es diferente. Hoy siento el lazo con más fuerza. No sé por qué, pero la sensación de Aiden es más cercana, como si él estuviera buscando desesperadamente conectarse conmigo. Es una sensación incómoda, como si tirara de mí desde muy lejos, desde Silver Creek. Me apoyo en el tronco del árbol, cerrando los ojos. No puedo ignorarlo más. Siempre pensé que el vínculo se debilitaría con el tiempo, que eventualmente podría dejarlo morir, pero no es así. A pesar de todo lo que pasó, el vínculo sigue vivo. Escucho pasos detrás de mí. Me giro de inmediato, mi corazón acelera al pensar que tal vez... no, no puede ser Aiden. No aquí. No todavía. Un hombre aparece entre los árboles. Es Ferran, el mensajero de la aldea, un joven con una expresión grave. Me mira con seriedad, y por un segundo, sé que las noticias que trae no son buenas. —Anya —dice, su voz es baja pero firme—. Hay algo que debes saber. Mi estómago se revuelve al escuchar su tono. Mi instinto me dice que lo que está a punto de decirme no es nada bueno. —¿Qué ocurre? —pregunto, tratando de mantener la calma. —He recibido un mensaje de las tierras de Silver Creek. Hay... hay conflictos entre las manadas. La guerra está cerca, y tu... —vacila por un momento, como si no estuviera seguro de cómo decir lo que sigue—. Aiden te está buscando. Desesperadamente. Mis manos se cierran en puños al escuchar su nombre. Aiden. —¿Qué quieres decir con que me está buscando? —le pregunto, mi voz suena más fría de lo que pretendía. —Ha enviado exploradores a todas partes. Está desesperado. Y no solo eso... la manada de Jax está al borde de atacar. Silver Creek podría caer si no se hace algo pronto. Me quedo en silencio. El mundo se tambalea a mi alrededor. Aiden está en peligro, mi manada está en peligro. El lazo entre nosotros tira de mí con más fuerza ahora, casi como si exigiera que regresara. Pero no puedo. No puedo simplemente regresar después de todo. Me alejé por una razón. Me alejé porque no podía soportar el dolor. Ferran me mira con una mezcla de compasión y urgencia. —Anya, sé que tu vínculo con la manada es fuerte. Y aunque entiendo que hayas querido dejar todo atrás, no puedes ignorar esto. Si Silver Creek cae, muchas vidas estarán en riesgo. Mi corazón late con fuerza en mi pecho. ¿Qué debo hacer? Parte de mí quiere correr de regreso, salvar a mi manada, estar allí como su Luna, como siempre debería haber estado. Pero la otra parte de mí sigue llena de rencor, de dolor por lo que Aiden me hizo. Me giro hacia Ferran, sintiendo una tormenta de emociones dentro de mí. —¿Cuánto tiempo tenemos? —le pregunto, mi voz apenas un susurro. —No mucho. La guerra podría estallar en cualquier momento. Jax está esperando el momento oportuno para atacar. Y Aiden... está haciendo todo lo posible por evitarlo, pero sin ti... No necesita terminar la frase. Sé lo que implica. Aiden no está completo sin su Luna. Yo tampoco lo estoy, pero aún así, el miedo y la ira siguen luchando dentro de mí. Miro el horizonte. Las montañas, tan imponentes y serenas, no saben nada del caos que está por desatarse. —Necesito tiempo —digo finalmente, aunque sé que no tengo mucho. Ferran asiente. —Entiendo. Pero no esperes demasiado, Anya. Ellos te necesitan. Mientras Ferran se aleja, me quedo allí, sola con mis pensamientos. El lazo con Aiden sigue tirando de mí, cada vez más fuerte. Silver Creek está en peligro. Aiden está en peligro. Y yo... estoy atrapada entre dos mundos.Narrado por AidenEl sol apenas comienza a alzarse sobre el horizonte, pero mi mente lleva horas despierta. El aire es frío, denso, cargado con la promesa de un conflicto que se avecina. La guerra está a nuestras puertas. El rugido de los guerreros en el campamento es un recordatorio constante de que cada minuto cuenta, que cada decisión puede significar la vida o la muerte para los nuestros. Pero dentro de mí, todo está en caos.Me quedo mirando el mapa extendido frente a mí, pero los límites del territorio de Silver Creek parecen un enredo confuso. Las marcas de los ataques recientes de la manada de Ethan están claramente dibujadas en rojo, cada punto más cercano a nuestras fronteras. Mis manos se aferran a los bordes del mapa, y siento la tensión en cada fibra de mi cuerpo.¿Cómo hemos llegado a esto?Las noches son cada vez más largas y vacías sin ella. Anya. Su nombre cruza mi mente y, como un veneno, me debilita. El lazo que compartimos, ese que solía fortalecerme, ahora es una
Narrado por AnyaEl viento frío me azota el rostro mientras camino por los senderos de esta aldea que, por un tiempo, había llegado a sentir como mi refugio. Lejos de Aiden, lejos de la guerra, lejos de mi pasado. Pero la paz que busqué nunca fue completa. Siempre estuvo incompleta. Siempre supe, en lo más profundo, que no podría escapar para siempre.Aquí, en este lugar remoto, intenté esconderme de todo. De mis recuerdos, de mi destino, y sobre todo, de él. Pero ahora, mientras me detengo a la orilla del río que bordea el pueblo, no puedo dejar de sentir que el pasado ha venido por mí. El eco del lazo que compartimos es más fuerte hoy, más tangible. Mis manos tiemblan levemente mientras froto mis brazos, buscando calidez. Pero no es el frío lo que me afecta. Es la idea de volver. La idea de enfrentar a Aiden.El mensajero llegó hace solo unos días, trayendo noticias de Silver Creek. Noticias de una guerra inminente, de un conflicto que crece cada día más. Pero lo que más me perturbó
Narrado por AidenEl aire en Silver Creek tenía un peso distinto aquella noche. La luna llena brillaba sobre los árboles, pero no sentía su fuerza en mi piel como antes. Mis sentidos estaban adormecidos por el dolor y la incertidumbre. Sin Anya, todo había perdido su color. Ella era mi Luna, mi ancla, y sin ella, aunque intentara mantener la fachada de un Alfa fuerte, sabía que todo se estaba desmoronando.Mientras caminaba hacia el campamento, los susurros del viento traían recuerdos que me atormentaban. La última vez que vi a Anya, nuestras palabras habían sido duras, llenas de resentimiento. Mi frustración la había empujado lejos, y mi orgullo la había dejado ir. Desde entonces, me maldigo cada día por no haber corrido tras ella. Su ausencia me estaba matando lentamente, y con cada día que pasaba, la manada lo sentía. Los lazos entre nosotros, una vez tan firmes, ahora parecían frágiles, tensados al máximo.Hoy, sin embargo, algo era diferente. Una chispa de esperanza había surgido
Narrado por AnyaEl aire en Silver Creek era fresco, cargado de un olor a tierra húmeda y pinos, un recordatorio de todo lo que había dejado atrás. A medida que me acercaba, la familiaridad del paisaje me envolvía, pero en lugar de la calidez que una vez había sentido, me invadía una fría sensación de desasosiego. La manada había sido mi hogar, un lugar donde pertenecía, pero ahora parecía distante, como un sueño que se desvanecía al despertar.El camino serpenteante se extendía frente a mí, cubierto de hojas caídas que crujían bajo mis pies. Las sombras de los árboles se alargaban con el sol bajo, y aunque la belleza del entorno era indiscutible, mi corazón estaba dividido. Había tomado la decisión de regresar por el bienestar de la manada, al menos eso me decía a mí misma, pero el resentimiento hacia Aiden me consumía como una llama. Las palabras hirientes de nuestra última discusión resonaban en mi mente como un eco constante, recordándome el dolor que había sufrido.Al llegar al c
Narrado por AidenLa luna llena se alzaba sobre Silver Creek, proyectando una luz fría que parecía penetrar hasta el alma. Esa misma luna que en otro tiempo había sido testigo de momentos de fuerza y unión en la manada, ahora parecía un recordatorio constante de lo que había perdido. La ausencia de Anya se sentía como una herida abierta que nunca terminaba de cicatrizar, y cada día que pasaba sin ella, esa herida se hacía más profunda.Los árboles, ennegrecidos por la oscuridad, se alzaban como sombras amenazantes a mi alrededor mientras recorría el límite de nuestro territorio. Había una tensión palpable en el aire, como si incluso la naturaleza supiera que algo estaba a punto de romperse. Jax, el Alfa de la manada rival, había estado incrementando su presión, y nuestros recursos comenzaban a agotarse. Sabía que tenía que actuar rápido, pero la constante sombra de Anya dificultaba mi enfoque.Marcus, mi beta y mano derecha, se acercó a mi lado en silencio. Había estado conmigo desde
Narrado por AnyaEl frío de la mañana en Silver Creek me despertó antes del amanecer, envolviendo mi cuerpo en un manto helado que contrastaba con el calor del lugar que una vez había sido mi hogar. Habían pasado días desde que regresé a la aldea, y aunque todo aquí parecía igual, yo sabía que nada lo era. El peso de las decisiones no tomadas y de las palabras no dichas se acumulaba sobre mí, volviéndose insoportable. Mi conexión con Aiden, ese lazo que alguna vez fue tan fuerte y que me había mantenido atada a él en cuerpo y alma, ahora parecía un eco distante, un murmullo apenas audible en la vastedad de mi mente.Caminé hacia el bosque, siguiendo un sendero que solía recorrer cuando necesitaba estar sola, cuando las responsabilidades de ser la Luna de la manada se volvían demasiado abrumadoras. Aquí, entre los árboles, podía escuchar mis propios pensamientos, aunque últimamente eran más confusos que nunca. Cada paso crujía bajo mis pies, el sonido amplificado en la quietud del aman
Narrado por AidenEl sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte, bañando el paisaje de Silver Creek en un resplandor dorado, cuando me encontré de pie en la cima de la colina que dominaba nuestro territorio. El aire fresco de la mañana llenaba mis pulmones, pero en lugar de ser un bálsamo, sentía como si estuviera inhalando cuchillas. El enfrentamiento con Ethan era inminente, y cada segundo que pasaba me acercaba a una batalla que definiría el destino de mi manada.Desde el día en que Anya se fue, había sentido que algo en mí se había roto, como si el núcleo mismo de mi ser estuviera fragmentado. Sin ella, la seguridad con la que siempre había liderado a mi manada se tambaleaba. Mi espíritu, una vez indomable, ahora estaba plagado de dudas y fantasmas. Los guerreros de Silver Creek, que alguna vez me miraron con total devoción, ahora observaban cada uno de mis movimientos con una mezcla de incertidumbre y temor.Mi mente se desvió hacia Anya, una vez más, como había sucedido ta
Narrado por AnyaEl aire en Silver Creek estaba cargado de tensión, como si la misma tierra supiera que algo monumental estaba por suceder. Después de semanas de esconderme en las sombras, evitando cualquier confrontación directa, había llegado el momento de enfrentar la realidad. No podía seguir huyendo de él, de nosotros. Mis pasos me llevaban con firmeza hacia la cabaña donde sabía que Aiden se encontraba. Mi corazón latía con fuerza, un ritmo acelerado que apenas podía controlar.No había visto a Aiden desde que lo dejé, desde que decidí que el dolor era demasiado para soportarlo y huí para salvarme. Pero ahora, aquí estaba, a punto de enfrentar al hombre que había sido mi todo, el hombre cuyo lazo con el mío estaba roto, colgando de un hilo tan fino que apenas lo sentía. Sabía que esta conversación sería difícil, dolorosa, pero también sabía que era necesaria.La cabaña estaba al borde del bosque, aislada de la manada. Era un lugar de retiro para Aiden, un espacio donde podía pen