Narrado por AnyaEl aire en Silver Creek era fresco, cargado de un olor a tierra húmeda y pinos, un recordatorio de todo lo que había dejado atrás. A medida que me acercaba, la familiaridad del paisaje me envolvía, pero en lugar de la calidez que una vez había sentido, me invadía una fría sensación de desasosiego. La manada había sido mi hogar, un lugar donde pertenecía, pero ahora parecía distante, como un sueño que se desvanecía al despertar.El camino serpenteante se extendía frente a mí, cubierto de hojas caídas que crujían bajo mis pies. Las sombras de los árboles se alargaban con el sol bajo, y aunque la belleza del entorno era indiscutible, mi corazón estaba dividido. Había tomado la decisión de regresar por el bienestar de la manada, al menos eso me decía a mí misma, pero el resentimiento hacia Aiden me consumía como una llama. Las palabras hirientes de nuestra última discusión resonaban en mi mente como un eco constante, recordándome el dolor que había sufrido.Al llegar al c
Narrado por AidenLa luna llena se alzaba sobre Silver Creek, proyectando una luz fría que parecía penetrar hasta el alma. Esa misma luna que en otro tiempo había sido testigo de momentos de fuerza y unión en la manada, ahora parecía un recordatorio constante de lo que había perdido. La ausencia de Anya se sentía como una herida abierta que nunca terminaba de cicatrizar, y cada día que pasaba sin ella, esa herida se hacía más profunda.Los árboles, ennegrecidos por la oscuridad, se alzaban como sombras amenazantes a mi alrededor mientras recorría el límite de nuestro territorio. Había una tensión palpable en el aire, como si incluso la naturaleza supiera que algo estaba a punto de romperse. Jax, el Alfa de la manada rival, había estado incrementando su presión, y nuestros recursos comenzaban a agotarse. Sabía que tenía que actuar rápido, pero la constante sombra de Anya dificultaba mi enfoque.Marcus, mi beta y mano derecha, se acercó a mi lado en silencio. Había estado conmigo desde
Narrado por AnyaEl frío de la mañana en Silver Creek me despertó antes del amanecer, envolviendo mi cuerpo en un manto helado que contrastaba con el calor del lugar que una vez había sido mi hogar. Habían pasado días desde que regresé a la aldea, y aunque todo aquí parecía igual, yo sabía que nada lo era. El peso de las decisiones no tomadas y de las palabras no dichas se acumulaba sobre mí, volviéndose insoportable. Mi conexión con Aiden, ese lazo que alguna vez fue tan fuerte y que me había mantenido atada a él en cuerpo y alma, ahora parecía un eco distante, un murmullo apenas audible en la vastedad de mi mente.Caminé hacia el bosque, siguiendo un sendero que solía recorrer cuando necesitaba estar sola, cuando las responsabilidades de ser la Luna de la manada se volvían demasiado abrumadoras. Aquí, entre los árboles, podía escuchar mis propios pensamientos, aunque últimamente eran más confusos que nunca. Cada paso crujía bajo mis pies, el sonido amplificado en la quietud del aman
Narrado por AidenEl sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte, bañando el paisaje de Silver Creek en un resplandor dorado, cuando me encontré de pie en la cima de la colina que dominaba nuestro territorio. El aire fresco de la mañana llenaba mis pulmones, pero en lugar de ser un bálsamo, sentía como si estuviera inhalando cuchillas. El enfrentamiento con Ethan era inminente, y cada segundo que pasaba me acercaba a una batalla que definiría el destino de mi manada.Desde el día en que Anya se fue, había sentido que algo en mí se había roto, como si el núcleo mismo de mi ser estuviera fragmentado. Sin ella, la seguridad con la que siempre había liderado a mi manada se tambaleaba. Mi espíritu, una vez indomable, ahora estaba plagado de dudas y fantasmas. Los guerreros de Silver Creek, que alguna vez me miraron con total devoción, ahora observaban cada uno de mis movimientos con una mezcla de incertidumbre y temor.Mi mente se desvió hacia Anya, una vez más, como había sucedido ta
Narrado por AidenLa noche me envuelve como un manto frío y opresivo. El viento silba entre los árboles de Silver Creek, y cada paso que doy sobre el suelo húmedo parece más pesado que el anterior. Mis pensamientos no me dan tregua; cada recuerdo de aquella maldita discusión con Anya sigue repitiéndose en mi mente, una y otra vez, como un eco maldito. La oscuridad del bosque refleja el abismo en el que he caído desde que se fue.«¿Cómo permití que ocurriera?»La pregunta se agarra a mí como una garra. Me destroza el alma. Todo comenzó como un desacuerdo trivial, algo que podría haber manejado mejor. Pero mis palabras, tan cargadas de rabia y frustración, la hicieron huir. Ella, mi Luna. La mujer que debería haber protegido por encima de todo, la herí tan profundamente que ya no pude alcanzarla cuando salió por esa puerta.Recuerdo cada palabra que le grité.— ¡No puedes entender lo que significa estar al frente de la manada! ¡Todo recae sobre mí!Las palabras se sintieron justas en es
El aire aquí es diferente, más puro, más ligero. Casi como si con cada respiración pudiera purgar el peso que he estado cargando desde que me fui. Pero no es tan simple. No lo es, porque a pesar de lo idílico que es este lugar, a pesar de la serenidad que parece envolverlo todo, las sombras de mi pasado siguen persiguiéndome, siguen enredadas en mi piel como una segunda capa imposible de arrancar.Estoy en una pequeña aldea, alejada de todo lo que alguna vez conocí. Es un refugio, un intento desesperado de encontrar la paz que tanto anhelo. Un intento de escapar de él... de Aiden.Los aldeanos aquí no saben nada de lo que soy. Para ellos, solo soy una extraña que apareció una mañana fría y silenciosa, buscando asilo. Les dije que me llamaba Anya, pero omití el título que me define más de lo que quiero admitir: Luna. Ellos no entenderían. En este lugar, no hay manadas, ni Alfas, ni Lunas. Solo hay gente común, que vive una vida simple, sin las complejidades y las guerras que dominan el
Narrado por AidenEl aire de la mañana está cargado de tensión. Se siente en cada rincón del territorio de Silver Creek. El cielo gris, el viento que susurra entre los árboles, todo parece augurar una tormenta. No solo en el clima, sino también en lo que se avecina. Lo puedo sentir en mis huesos.Me paro frente a la ventana de mi cabaña, observando el paisaje mientras mi mente está lejos de aquí. Siempre lo está. Siempre está con ella.Anya.La culpa ha sido mi única compañera desde el día que desapareció. Cada minuto que pasa, cada segundo que respiro sin ella a mi lado es como un recordatorio punzante de mi fracaso. Mis palabras la alejaron, y mi orgullo me impidió detenerla antes de que fuera demasiado tarde. Ahora, mi manada está fragmentada, y yo no soy el Alfa que debería ser. No sin ella.Pero el lujo de lamentarme ha llegado a su fin.—Aiden —la voz de Marcus, mi beta, rompe el silencio, trayéndome de vuelta a la realidad. No hace falta que diga más. Su expresión lo dice todo.
Narrado por AnyaLas noches en la aldea son distintas. Hay algo en la quietud que parece intentar apaciguar el caos dentro de mí, pero no lo logra. Nunca lo hace. La serenidad del lugar, el aire limpio y el silencio, no pueden acallar las voces que llevo dentro. La aldea es mi refugio, sí, pero también es mi cárcel. Un lugar donde vine a esconderme del dolor, y sin embargo, sigo atrapada en él.Es extraño cómo el destino juega sus cartas. Hace solo unos meses, la vida que conocía desapareció. Todo lo que pensé que tenía bajo control, todo lo que creía saber sobre mí misma, se desmoronó en un instante. Unas palabras. Solo eso bastó para romperme.Aiden.No puedo decir que lo he olvidado, aunque lo he intentado. Lo intenté durante semanas, durante noches interminables en las que cerraba los ojos y rogaba por no soñar con él. Pero el vínculo que compartimos no es algo que simplemente se pueda borrar. La conexión entre un Alfa y su Luna es poderosa, casi insoportable. Se siente en la piel