MARTÍN FERRER**Camino de un lugar a otro como león enjaulado por todos los pasillos del hospital. Siento cómo la sangre me escurre por el brazo, pero no me duele, o por lo menos no lo siento.—Martín, muchacho, debes dejar que te atiendan esa herida —dice Raúl, pero yo lo único que quiero es que me den noticias de mi esposa e hijo.—Raúl, de aquí no me voy a mover hasta que no me den respuesta de mi esposa —en ese momento entran Marcos con Ana tomados de la mano. Marcos, al verme sangrar, corre hacia mí.—¡Joder, Martín, estás herido! ¿¡Ya te atendieron!?—El idiota de tu hermano no ha querido ser atendido.—¡Tío! —Marcos lo abraza—. Qué bueno verte, lástima en estas circunstancias. Y ahora tú —Marcos me toma con fuerza del cuello y me arrastra hasta la enfermería—, te vas a curar eso y, si tienes la bala metida, te juro que te la hago sacar sin anestesia.—Marcos, ¡mi esposa me necesita! —le grito tratando de soltarme, pero ahora el imbécil tiene más fuerza que yo.—Si no te atienden
Siento que los días desde que me enteré de la noticia han pasado lentamente. Mi cuerpo y mi alma ya no son míos; una parte de mí también murió junto a ese ser que nunca pudo nacer. Pensar que yo tenía tantas ilusiones, tantos planes y ahora, por culpa de esa m*****a mujer, ya no podré realizar nada de eso. Pero no me quedaré con los brazos cruzados; como sea, me levantaré, aunque tenga el alma rota. Vengaré la muerte de mi hijo, aunque tenga que mancharme las manos de sangre.—Cariño —cuando volteo veo a Martín con una bandeja de comida, como todos los días desde que regresé del hospital. A veces me siento mal actuando de esa forma tan cortante con él, pero en cierta forma siento rabia, porque por la loca de su ex es que perdí a mi hijo.—No quiero comida —digo seria.—Mira, Lisa, he tratado de darte tu espacio, de que asimiles todo, pero tú también debes entenderme a mí. Tú no fuiste la única que perdió un hijo, yo también lo perdí, yo también estoy sufriendo. Pero alguno de los dos d
Mis manos empiezan a temblar descontroladamente al escuchar la voz de esa mujer que tanto daño me hizo. Mis ojos se empiezan a cristalizar, mientras mi garganta se cierra sin poder pronunciar ninguna palabra, ya que éstas se atoran en mi garganta por el shock que representa al escuchar la voz de la mujer que mató a mi hijo, al hijo que con tanta ilusión estaba esperando con Martín. Ahora, luego de tantos días, vuelvo a escuchar su m*****a voz y ni siquiera puedo modular una sola palabra.-¿Qué pasa, Lisa? ¿Se te comieron la lengua los ratones? – la muy m*****a se ríe, se ríe de mi desgracia, disfruta viendo mi sufrimiento.-Lisa, cariño, ¿qué sucede? – pregunta Martín preocupado. -Lisa, ¿por qué lloras?-Con que estás con mi ex prometido, ¿por qué no me lo pasas así le doy un saludo? – en ese momento algo dentro de mí despertó haciendo que saliera del shock que tenía mientras la rabia y el dolor salieron a flote.-¡ALÉJATE DE MI ESPOSO, ALÉJATE DE MI FAMILIA, M*****A ENFERMA, PORQUE TE
Estoy tomando un jugo de naranja mientras observo cómo Martín se mueve de un lugar a otro para irse a la empresa. Anoche, cuando llegó, él pensó que seguía enojada, pero intenté verme lo más tranquila posible.—Amor, ya me tengo que ir. Si gustas, almorzamos hoy para que no te sientas sola en casa —qué idiota.—Nos vamos hablando, ve tranquilo —Martín deja un casto beso en mis labios y luego se va.Estoy corriendo directo a la empresa de Salvatore Roldán. Me sentía algo nerviosa, sin embargo, estaba feliz de poder trabajar y sentirme útil.—Señora Ferrer —unos hombres me detienen en la salida de mi casa.—¿Ustedes son?—Somos unos guardaespaldas que el señor contrató para su protección —¿¡Qué!? ¿Martín hizo qué? ¿Por qué demonios no me dijo nada?—Oh, ya veo. Bueno, pues yo debo ir a trabajar, espero sean discretos en los lugares a los que vaya, no siempre me gusta que mi esposo sepa a dónde voy.—No se preocupe, señora, de nuestra parte tendrá discreción.—¿Cuáles son sus nombres?—Ja
Nunca había sentido tanto miedo de entrar a mi propia casa, y más porque no sabía con lo que me podía encontrar.-¿Martín? – camino lentamente por toda la entrada de la casa hasta que un ruido proveniente de la sala llama mi atención, me asomo y justo ahí lo veo viendo a la chimenea con un vaso de whisky en la mano -Martín.-Te lo he dado todo, Lisa. Te di mi corazón, te di riquezas y así me pagas – veo sobre la mesa unas fotos de Salvatore y mías cuando íbamos al cementerio.-Martín, no es lo que parece.-¡SIEMPRE ES NO LO QUE PARECE! – grita parándose bruscamente, lo cual me asusta – ¡¿ACASO ME CREES ESTÚPIDO?!-Es que no estábamos haciendo nada malo, te estás dejando cegar por los celos, Martín.-Erika los vio – ¡fue ella! Fue la m*****a asistente.-¿Y le vas a creer más a esa, que a mí que soy tu esposa? – digo ofendida.-Ya no sé qué pensar de ti – miro a Martín dolida y este lo nota porque su mirada se suaviza.-Yo no quería que lo supieras por ahora, pero en vista de este malent
Despierto tratando de imaginar que todo fue un sueño, pero al ver que estoy en la casa de Salvatore me doy cuenta de que fue verdad. Martín, el hombre que más de una vez me había dicho que me amaría toda la vida, me había traicionado cuando me dijo millones de veces que no tenía nada con esa mujer. ¡Qué estúpida fui!- Veo que ya estás despierta -Salvatore entra con una bandeja llena de comida, pero lo último que yo quiero es comer.- Salvatore, eres muy formal, pero no deseo comer.- Vamos, Lisa, así sea un huevo con jugo, debes alimentarte -suelto un suspiro.- Es que nada me entra. Todavía tengo la repugnante imagen de Martín y esa mujer en nuestra cama, ¡NUESTRA! -Me largo a llorar como nunca en brazos de Salvatore, mientras este acaricia mi espalda.- Ya, linda, déjalo ir. Aquí estoy.\- No entiendo, ¿por qué me hizo esto? Yo lo amo.- Es un imbécil, no sabe lo que se perdió -me separo de él.- ¿Tú no deberías estar en la oficina?- Debería, pero sé que me necesitas. No quería dej
Han pasado dos días desde que le pedí el divorcio a Martín. En el momento en que se lo dije, todo se volvió un descontrol total. El hombre comenzó a caminar de un lugar a otro como un animal enjaulado y luego empezó a suplicar que no lo hiciera. Hasta que empezaron los gritos y no me quedó más remedio que llamar a seguridad para que lo sacaran.—Amiga, Rox está aquí —mierda, lo que faltaba, la madre de Martín.—Ya bajo —tomé aire y salí de la habitación.—Querida —Rox se acercó dándome un abrazo reconfortante que no dudé en responder.—Es bueno verte, Rox —dije dedicándole una sonrisa—. Ojalá no hubiera sido en estas circunstancias.—No tengo palabras para lo que hizo mi hijo. Siento tanta vergüenza.—No es tu culpa, Rox. Martín es un hombre hecho y derecho que toma sus propias decisiones.—Es que no puedo creer lo que hizo. Tanto que habló de su padre y míralo.—Lo sé, Rox —ella tomó mi mano levantando mi cabeza.—Sé que estás mal, Lisa. No sabes cómo me duele verte así. Tú te has vue
Un año después.- Lisa, ¿ya tienes lo que te pedí? – M****a, mi jefe me matará.- Señor, ya subo – cuelgo el teléfono y tomo los papeles que me pidió, aunque falta alguna información, ya que anoche me quedé dormida por lo cansada que estaba.- Adelante – tomo aire y entro a la oficina – espero tenga lo que le pedí, señorita Molina.- Señor García, con respecto a eso – él levanta su vista esperando lo peor.- ¿No tienes lo que le pedí? – su voz suena irritada y su rostro irradia molestia.- Señor, es que... – da un golpe fuerte a su escritorio, mientras toma todo el trabajo que hice anoche haciéndolo añicos.- ¡ERES UNA INCOMPETENTE!- Señor, solo falta unos datos, lo puedo hacer ahora.- Escúcheme bien, señorita Molina. Va a ir a su m*****a oficina, va a volver a realizar su maldito trabajo y lo quiero en una hora aquí completo. ¿¡Una hora!? Es muy poco.- Está bien, señor.- Ahora lárgate – salgo de su oficina molesta, mientras veo cómo las personas de la oficina me miran con una sonr