Capítulo 46
Como le prometí a Martín, comencé a ir a terapia cada semana. Las primeras citas eran bastante dolorosas para mí y siempre salía con los ojos inflamados, pero con el paso del tiempo, ese peso que cargaba se fue desapareciendo.

Hoy cumplo dos meses de estar en terapia. No puedo decir que estoy cien por ciento curada, pero tengo una gran mejoría. Lo único que ahora me tiene preocupada es que durante todo este tiempo no hemos tenido noticias de Celeste.

—Hola, amiga, ¿qué haces?

—Amiga, estoy terminando unos documentos que Salva me pidió.

—¿Qué te parece si nos vemos a la hora del almuerzo?

—Sí, claro.

—Perfecto, te dejo para que sigas con tus labores. Bye.

Estos documentos sí que están muy largos; me tienen hasta estresada, pero bueno, al fin logro completarlos. Cuando me levanto, creo que lo hice muy rápido porque todo a mi alrededor se mueve, haciendo que vuelva a sentarme en mi silla.

—Lisa, ¿tienes los documentos? —Cuando Salva levanta su cabeza, se acerca rápidamente a donde estoy—.
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