Capítulo Cuarenta y cuatro

Había despertado la bestia sexual de Ryan y me había dejado agotada como siempre, después de la más que placentera y satisfecha sesión de sexo escandaloso caímos rendidos uno al lado del otro. Después de horas y horas besándonos y acariciándonos. El sueño se fue apoderando de nosotros. Era la primera vez que pasábamos todo el día juntos y era maravilloso.

Antes de dormir la señora Caitlin nos envió más fotos de Santiago, de nuevo en la playa y comiendo, el corazón se me arrugó, deseaba estar con él en esa playa, jugando y disfrutando de su inocencia. Y cada vez me parecía más absurda y vergonzosa la idea de querer quitarme la vida.

– Lo siento… – le susurré a Ryan entre dormida. Él también tenía sus ojos cerrados, no contestó nada, pero sabía muy bien que me escuchaba. –No sé qué me pasó– le aclaré.

– No te estoy juzgando, Elena. Todos tenemos momentos de debilidad…– abrió sus petróleos ojos y los clavó en los míos –Solo hay que aprender a afrontarlos…– Había
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo