Elena se despertó esa mañana, pero no abrió los ojos de inmediato, espero, sintió como los dedos de Ryan se sumergían en su cabello, proporcionándole una caricia tierna, que le hacía olvidar por instantes por todo lo que estaba pasando, todos los dolores de su cuerpo y su alma, incluso de su mente. Se sentía rota e incompleta por supuesto le hacía mucha falta su hijo y el hecho de no volverlo a ver era lo que le hacía desear hasta la muerte.
Elena podía superar todo lo que le había hecho Warren, ya lo había hecho una vez, pero cuando se trataba de Santiago su mundo se derrumbaba.Ryan se dio cuenta que Elena ya no dormía, así que empezó a acariciarle su piel desnuda, segundos después los labios de Elena se separaron un poco solo para permitirse respirar mejor, el calor entre ambos iba aumentando, en ese momento no sintieron el frío inclElena levanta su verde mirada, deseosa de más y más sexo. Ryan desliza su mano hasta su rostro y lo acaricia delicadamente, con ternura, con amor, un amor que nunca pensó sentir. Quién hubiese podido saber que ese hombre cambiaría tanto en su forma de ser después de enamorarse de la primera sonrisa de esa mujer, esa misma que ahora le brinda. – ¡Elena! – proclama su nombre antes de su boca, y si pierde en ella. El sabor de sus sexos se funde en sus lenguas, se saborean, arden en el fuego de su pasión, al punto que sienten derretirse en los brazos del otro. Ryan acomoda suavemente a Elena en la cama, la deja estirarse completamente, como si fuese a dormir y de un solo movimiento la gira, dejándola boca abajo. Desliza sus manos por debajo del cuerpo de ella, y hace un camino de besos por su espalda alta, hasta llegar a sus nalgas. Después del orgasmo la piel de Elena está ab
– ¿¡Qué estás diciendo!? – le pregunta, prácticamente gritando Elena a Ryan. Después de llevar varios minutos al teléfono, gritar e insultar a lo que parecía era su abogado, Ryan finalizó diciéndole que no aceptaría ningún tipo de trato con él, ni con nadie de su firma de abogados. Su petición le parecía descabellada, incluso perteneciendo a ese mundo del intercambio de favores, bienes, dinero y poder por sexo. Le parecía un chantaje y sobre todo ahora que era libre de estar con Elena, sin ningún tipo de contrato de por medio, dejaba que los celos y el egoísmo se apoderaran de él.– Cálmate, Elena. Por favor. Ya te dije, el imbécil este quiere un pago anticipado para ir en contra de Warren, y el pago es tener sexo contigo. No voy a aceptar ese tipo de chantajes en contra de ti. – N
Elena leyó una y otra vez el contrato que Charles le tenía preparado para ella. Tenía un esfero frente a ella esperando su respuesta y Charles cada vez más ansioso por obtener lo que tanto deseaba.– Si Ryan te dijo que yo no lo haría ¿Por qué tienes listo esto? – Elena no estaba del todo segura de hacer eso, ya había tenido una mala experiencia firmando un estúpido contrato y ahora estaba dispuesta a firmar otro. También habría sexo de por medio y un intercambio por ello. Se sentía en la misma situación, solo que el hombre frente a ella no le hacía sentir lo mismo, no la incitaba a tomar el riesgo. Una parte razonable de su cerebro se quedó pensando en qué tenía el sexo, para mover el mundo de esa manera, pero luego recordó fugazmente las buenas experiencias que ha tenido a sabiendas que se ha negado a tener muchas experien
– Reina – entró Ryan a pasos agigantados, actuando ser más fuerte de lo que realmente es. Esa actuación había logrado incluso engañar a Reina, la única mujer que realmente lo conocía.– Ryan, no deberías estar aquí. ¿No te quedó claro el mensaje que te envié? – Reina ignoró por completo el saludo de él, sin embargo, ella sabía muy bien, que en cualquier momento se presentaría frente a ella para pedirle su ayuda, si los rumores eran ciertos, ella debía actuar rápido. – Vine a pedirte ayuda – le contestó sin preámbulos, ignorando toda esa hostilidad con la que lo recibía. – Lo sé. Necesitas devolverle la vida a esa mujer. – Me lo debes. – No te debo nada, Ryan. Mi favor fue pagado cuando tus padres no perdieron su casa, su
Cuando Ryan entró a la habitación del hotel y vio a Elena tomando el té, así vestida, con ese pequeño y sensual vestido rojo, supo lo que ella había hecho. En ese momento no supo cómo sentirse, así que se acercó lentamente y se sentó frente a ella, esperando sus explicaciones. Los celos, el enojo y la vergüenza eran sus principales emociones en ese momento, pero él sabía cómo controlarlos, respiró profundamente, puso su típica cara inescrutable para todo el mundo incluso para Elena.Elena supo de inmediato que Ryan sabía que había ido con el abogado y que se sentía herido por sus actos, solo esperaba que él pudiese entender sus acciones, así ella ya no pudiese leer sus pensamientos en su rostro. Le había desobedecido, había ido en contra de su negativa y eso molestaría a cualquiera. &n
– Buenos días, Charles – entró Elena dando pasos fuertes y sensuales, esa mañana se sentía decidida, amada y segura de todo.– Ahora si son buenos días, Elena. No te imaginas la noche que pasé, pensando en si firmarías o no – le confesó el hombre, pasó la noche dando vueltas en la misma cama que su esposa. Charles era un excelente abogado, pero en cuanto a lo que tenía que ver con mujeres dejaba de pensar con claridad. Le pasó de inmediato un bolígrafo antes de que pudiese pronunciar algo, estaba completamente seguro de que firmaría. – Antes tengo unas condiciones que discutir – se sentó Elena, de nuevo sin ser invitada, pero eso no le molestaba a Charles, de hecho, le encantaba esa decisión con la que entraba esa mujer a su oficina. Si la hubiese conocido unos años atrás tal vez se hubiese esfor
Cuando Elena salió del hotel, salió sola. Le había pedido a Ryan que esperara fuera, que estuviese lo suficientemente lejos para que Charles no se sintiera molesto, pero no tanto para que ella se sintiera sola en todo esto. Ryan vio cómo Charles salió de la limusina y saludó a Elena con un beso en la boca, esa misma boca que había besado minutos antes. En ese momento él hubiese preferido recibir un golpe en el estómago hasta dejarlo sin aliento, estaba seguro de que eso dolería menos que lo que acababa de ver. Charles solo vio una mujer imparable e increíblemente hermosa salir del hotel, el aura de misterio que la acompañaba esa noche la hacía más irresistible. Le dijo lo hermosa que se veía y Elena ni siquiera sonrío, solo asintió. Ella ya lo sabía, lo había visto en los ojos de Ryan.Elena le echó un vi
– ¿Ah no? ¿Por qué, Ryan? ¿Por qué no quiere que Reina esté cerca de Elena? Si su compañía es muy grata ¿No crees?– No, no lo creo. Elena no debería estar aquí para empezar, este no es un lugar para ella. – ¿Temes que se cambie del club de Amas al club de sumisas? ¿O no quieres que Reina la vuelva a reclutar? – No sabes nada de lo que estás hablando – los ojos negros de Ryan brillaban en ese momento de ira, y estaba dispuesto a arruinar esa velada para todos, con tal de sacar a Elena de allí.– Sé todo, Ryan. Sé todo sobre todos aquí, sé todo sobre ti. Así que no me hagas hablar. Vete y disfruta de la hermosa rubia que trajiste esta noche y deja de actuar como un celoso enamorado o terminaré por creérmelo. Ryan se sintió vulnerable