Alicia. El chófer del señor Brown insistió en llevarme de vuelta a la casa. Eran aproximadamente las dos de la mañana y seguramente me llevaría a la casa Robinson. — Por favor, déjeme aquí. No hace falta que me deje en la casa, yo puedo llegar desde aquí sola sin problema —yo debía ir a la casa de mi madre, no a la mansión Robinson.Muy pocas veces me quedaba a dormir allí. Además, necesitaba estar lejos de la señora Robinson. Empezaba a tener resentimientos con ella.—No señorita, disculpe, pero el señor ordenó que la dejara en su casa y qué nada malo le sucediera.No sigo insistiendo, no puedo hacer nada que ponga a la señorita en evidencia ante su prometido. Al llegar frente a la mansión simulo que abriré la puerta, entonces cuando el vehículo se aleja, camino alejándome. Solo espero poder llegar bien a casa, pero ahora lo menos que pienso es en que me pase algo malo. Solo pienso en lo que Alexander Brown y yo hicimos esta noche. Apenas llegué esta madrugada me sumergí en la b
«señor Brown» Contesto con timidez. «señorita, es un verdadero gusto oír su voz. Parece que me ha extrañado… ¿Cómo está? No dejo de pensar en usted desde …» ruborizo mirando a Salma. Debí apagar el alta voz. «señor … estoy bien, gracias, yooo …» titubeo un poco. Enseguida agarro aire y continuo. «a mí también me agrada oír su vozlo oigo suspirar y Salma me mira con gesto de picardía. «No sabe cuánto me agrada escucharle decir eso. Pensaba ir a su casa, necesito hablar sobre nuestro compromiso con su madre, pero tuve que salir del país de repente, a mi regreso es lo primero que haré» por algún motivo mi corazón se aprieta. Es por la señorita, no por mí que irá a la mansión Robinson. Siento celos, debo admitirlo. Pero enseguida me convenzo que así debe ser. «señor, entiendo, yo … Quería saber si por casualidad dejé esa noche mi brazalete aquí … En su recámara» «ah, el brazalete, sí, claro, pensaba devolverlo a mi regreso» «¿A su regreso? » pregunto con voz tenue. No sé cuando regr
Alicia.Un mes ha pasado y aún no logro recuperarme de la muerte de mamá. Tuve que regresar al trabajo. El dinero del señor Brown se acabó con rapidez con la muerte de mamá y todo lo que esto implicaría.Estoy organizando el closet de mi ama. Suspirando de a poco. He llorado mucho y trato de seguir adelante. De pronto se abre la puerta. Es Adele.—¿Te has enterado ya, Alicia? Mi prometido por fin ha llegado de ese viaje tan largo. Ya estaba creyendo que no volvería—dice y se sienta frente a la cómoda mientras retoca sus labios rojos. Entonces me mira a través del espejo. —¿Que esperas Alicia? Ven a peinar mi cabello. Apúrate, la cita es esta noche. Alex vendrá a pedir mi mano—dice risueña bañándose en el perfume, mientras yo empiezo a pasar el cepillo por su cabellera avellanada. Suspiro triste y un dejo de melancolía se instaló en mi pecho. «Así que vendrá hoy » Pienso y trago grueso ante la perspectiva de verlo , aunque sea desde las sombras. —Parece que no te ha gustado la not
—No seas tan bromista Adele, es tu brazalete, el que dejaste olvidado esa noche en la casa del señor Brown… Es bastante bromista mi hija señor Alexander, no tendrá tiempo de aburrirse con ella. Creame. —Jajaja( risas exageradas de Adele) vaya, si viera su cara, si, solo quería jugar un rato Alexander, gracias, no recordaba haberlo olvidado—Alexander respira hondo y la mira con gesto incómodo. Luego sonríe intentando no darle demasiada importancia. Piensa que tal vez los nervios por la ocasión la hacen decir tonterías. En ese instante entra Salma para servir café. —Por cierto, espero que los treinta mil le hayan servido. ¿Si pudo solucionar su problema? Me dejó un poco preocupado señorita Adele—En ese momento Salma deja caer café en el mantel, abre su boca aterrada , Alicia ha quedado en evidencia ante las Robinson. Debe advertirle con rapidez. Robinson le grita que es una inepta. El señor Brown le aconseja no reaccionar así ante lo que considera es solo un accidente sin importancia.
Más tarde esa noche. Toco la puerta de mi arrendador con insistencia. —¿Qué es lo que le pasa Alicia? Es hora de dormir, y vienes y casi tiras mi puerta. —¿Usted cambió las cerraduras de mi casa? No puedo entrar. —Te avisé hace tres semanas Alicia. Se que tuviste gastos con la muerte de doña Amanda Y de verdad lo lamento. Pero el dueño me obligó. Esa casa será ocupada mañana por nuevos inquilinos. Lo siento—Lo miro aterrada, ¿Qué voy a hacer Ahora? Pero, en vez de llorar siento coraje por tanta insensibilidad. Sin embargo, reclamar, exigir y luego implorar no sirvió de nada. …—Gracias por dejarme quedar esta noche Salma. Solo será por hoy, mañana veré qué hago. Afortunadamente mi arrendador dejó que sacará mi ropa. —Debiste decirle todo al señor Brown Alicia. Caramba, era tu oportunidad y la perdiste—Ambas conversamos en susurros. Su hermana duerme en la parte alta de la litera. —Quise hacerlo, pero lo pensé bien. No sabía cómo iba a reaccionar y ¿Te imaginas que me hubiera
Mansión Robinson. Semanas después. —¿Que haces dando vueltas como león enjaulado Adele?—La señora Robinson baja las escaleras y ve en el semblante de su hija una enorme frustración. —¿Por qué estoy así? ¿Por qué madre? ¿Te parece poco que hayan pasado semanas desde que mi novio pidió mi mano y no nos hayamos vuelto a ver?—objeta cruzándose de brazos muy enojada. Entonces se deja caer al sillón. La señora Robinson respira hondo. —Si, a mi también me parece muy raro. Y esta maldita criada que no aparece. —¿Crees que están juntos mamita?—Adele hace un berrinche de padre y señor nuestro. —No digas estupideces Adele. ¿Acaso no me conoces? Investigué dónde está tu prometido, está fuera del país, trabajando. La criada no está con él. Solo que me parece una falta de interés estando recién comprometido. Es todo. Mi preocupación por la criada no tiene que ver con la ausencia de Brown. —¿Estás segura mamá? ¿No estará con ella?—dice mordiendo su labio. —Muy segura. Ahora lo que quiero es a
Por Alexander Brown. —Entonces caballeros, ¿me van a decir que no es el mejor negocio de sus vidas? Les garantizo la producción de hierros durante toda la obra, si quieren calidad y sobre todo durabilidad deben elegirnos. —Su propuesta es muy tentadora señor Brown, no nos importa el precio , siempre y cuando obtengamos calidad, por eso lo elegimos a usted —dice Dinora, oírla hace que una espléndida sonrisa se refleje en mi rostro. ¿Y como no? Ella es la última palabra en su empresa, al ser la presidenta de Sweet Home Real Estate. La inmobiliaria más prestigiosa en Brampton. Estamos reunidos en un restaurante en la ciudad . El Brampton Delight. Estamos Gerard mi asistente, mi nueva secretaria Lucrecia y yo, finiquitando un contrato millonario con empresarios de bienes raíces para un proyecto grande en la ciudad. Lo mejor de todo es que tienen proyectos muy ambiciosos dentro y fuera de Brampton y de toda Canadá. Es oro puro para mis cuentas bancarias. —Entonces solo les queda firmar
Alexander analiza a la mujer frente a él y se da cuenta del ligero temblor en su voz. Esa voz lo traslada a hace cuatro años atrás. Por más que procura pensar que es una locura hay algo de ella que lo hace presentir que no es la primera vez que la ve. Pero ella logra zafarse de su agarre y corre rápidamente sacando la mano para detener un auto que venía pasando por el lugar. Él se queda inmóvil observándola marcharse en ese auto y aprieta la mano indignado.«¿Será posible?» se pregunta. No puede dejar de pensar en que algo en ella tiene que ver con él de algún modo. Así que corre a su auto y decide seguirla.El otro auto se detiene media hora más tarde frente a una casa de vecindad. Alexander se detiene cerca esperando no ser descubierto. El taxista se aleja y la mujer abre la puerta de la vivienda.—Hola Eloisa por favor disculpa mi tardanza—La oye hablar con una chica que sale de la casa. Alexander abre grande sus ojos. Hay un niño pequeño junto a ellas que se cuelga de Sara.—¿Por