Más tarde esa noche. Toco la puerta de mi arrendador con insistencia. —¿Qué es lo que le pasa Alicia? Es hora de dormir, y vienes y casi tiras mi puerta. —¿Usted cambió las cerraduras de mi casa? No puedo entrar. —Te avisé hace tres semanas Alicia. Se que tuviste gastos con la muerte de doña Amanda Y de verdad lo lamento. Pero el dueño me obligó. Esa casa será ocupada mañana por nuevos inquilinos. Lo siento—Lo miro aterrada, ¿Qué voy a hacer Ahora? Pero, en vez de llorar siento coraje por tanta insensibilidad. Sin embargo, reclamar, exigir y luego implorar no sirvió de nada. …—Gracias por dejarme quedar esta noche Salma. Solo será por hoy, mañana veré qué hago. Afortunadamente mi arrendador dejó que sacará mi ropa. —Debiste decirle todo al señor Brown Alicia. Caramba, era tu oportunidad y la perdiste—Ambas conversamos en susurros. Su hermana duerme en la parte alta de la litera. —Quise hacerlo, pero lo pensé bien. No sabía cómo iba a reaccionar y ¿Te imaginas que me hubiera
Mansión Robinson. Semanas después. —¿Que haces dando vueltas como león enjaulado Adele?—La señora Robinson baja las escaleras y ve en el semblante de su hija una enorme frustración. —¿Por qué estoy así? ¿Por qué madre? ¿Te parece poco que hayan pasado semanas desde que mi novio pidió mi mano y no nos hayamos vuelto a ver?—objeta cruzándose de brazos muy enojada. Entonces se deja caer al sillón. La señora Robinson respira hondo. —Si, a mi también me parece muy raro. Y esta maldita criada que no aparece. —¿Crees que están juntos mamita?—Adele hace un berrinche de padre y señor nuestro. —No digas estupideces Adele. ¿Acaso no me conoces? Investigué dónde está tu prometido, está fuera del país, trabajando. La criada no está con él. Solo que me parece una falta de interés estando recién comprometido. Es todo. Mi preocupación por la criada no tiene que ver con la ausencia de Brown. —¿Estás segura mamá? ¿No estará con ella?—dice mordiendo su labio. —Muy segura. Ahora lo que quiero es a
Por Alexander Brown. —Entonces caballeros, ¿me van a decir que no es el mejor negocio de sus vidas? Les garantizo la producción de hierros durante toda la obra, si quieren calidad y sobre todo durabilidad deben elegirnos. —Su propuesta es muy tentadora señor Brown, no nos importa el precio , siempre y cuando obtengamos calidad, por eso lo elegimos a usted —dice Dinora, oírla hace que una espléndida sonrisa se refleje en mi rostro. ¿Y como no? Ella es la última palabra en su empresa, al ser la presidenta de Sweet Home Real Estate. La inmobiliaria más prestigiosa en Brampton. Estamos reunidos en un restaurante en la ciudad . El Brampton Delight. Estamos Gerard mi asistente, mi nueva secretaria Lucrecia y yo, finiquitando un contrato millonario con empresarios de bienes raíces para un proyecto grande en la ciudad. Lo mejor de todo es que tienen proyectos muy ambiciosos dentro y fuera de Brampton y de toda Canadá. Es oro puro para mis cuentas bancarias. —Entonces solo les queda firmar
Alexander analiza a la mujer frente a él y se da cuenta del ligero temblor en su voz. Esa voz lo traslada a hace cuatro años atrás. Por más que procura pensar que es una locura hay algo de ella que lo hace presentir que no es la primera vez que la ve. Pero ella logra zafarse de su agarre y corre rápidamente sacando la mano para detener un auto que venía pasando por el lugar. Él se queda inmóvil observándola marcharse en ese auto y aprieta la mano indignado.«¿Será posible?» se pregunta. No puede dejar de pensar en que algo en ella tiene que ver con él de algún modo. Así que corre a su auto y decide seguirla.El otro auto se detiene media hora más tarde frente a una casa de vecindad. Alexander se detiene cerca esperando no ser descubierto. El taxista se aleja y la mujer abre la puerta de la vivienda.—Hola Eloisa por favor disculpa mi tardanza—La oye hablar con una chica que sale de la casa. Alexander abre grande sus ojos. Hay un niño pequeño junto a ellas que se cuelga de Sara.—¿Por
Brampton.Sara POVCerré la puerta detrás de mí y él comenzó a golpearla con insistencia. — Sara no he terminado de hablar. Por favor, ¡ abre la m*****a puerta !—grita y me paralizo. Sacando valor camino hasta la puerta y pongo mi cara contra ella. —Déjeme en paz señor Brown , se lo pido—digo llorosa. —Hablaré con el detective, Sara, él me dirá toda la verdad y no podrás ocultarlo más, y aunque te vayas a otro lugar te encontraré —dice y parece irse. Me quedo inmóvil allí hasta que lo oigo marcharse. Enseguida siento mi piel fría, tiemblo de modo incontrolable y me dejo caer en el sillón abrumada una vez que siento su auto marcharse. Dios, ¿Que voy a hacer ahora? De seguro volverá. Tengo que pensar en algo para librarme de esta situación. Han pasado algunos días y no he vuelto a saber del señor Brown . Ojalá se haya cansado de molestarme. Es mi día libre en el restaurante y estoy pasando tiempo con Connor mi hijo. Suena el teléfono y voy enseguida. Es Salma que me llama y decido
Días después estoy en el restaurante. Ocupada en mi trabajo. Tranquila porque hace días que no se del señor Brown. Entonces mi jefe me hace una llamada telefónica. Me dice que revise una reservación importante que será en unos días. « por supuesto señor Phillip, ( Phillip es su apellido) lo revisaré y le informaré de los detalles en breve»« entiendo que ahorita estés ocupada, pero no lo olvides, cuento contigo eh» Respiro hondo. Entonces me doy cuenta que tengo muchísimo que hacer hoy , Connor tiene cita con la psicóloga y luego le prometí que iríamos de compras. Quiere cuadernos de dibujos nuevos y acuarela.« claro señor, me ocuparé» digo resignada volviendo a lo que me ocupa. Cuelgo y sigo atendiendo mis asuntos. Luego me dedico a revisar las cuentas en la oficina y finalmente dejo a cargo a Jack. Debo ir por Connor. Después de la consulta donde la doctora encontró muy bien a Connor pero sigue insistiendo en no descuidar las terapias, voy de compras con mi pequeño. Connor
Alicia me empuja con fuerza después de unos segundos. Es sorprendente todo lo que reviví con ese beso. Juro que tuve mucho deseo de hacerla mía, ya, ahora mismo. Pero no puedo olvidar de lo que es, una mentirosa. La miro con gesto divertido al ver su reacción temerosa. Su acción me hace sentir aún mucho más convencido de lo que he venido sospechando. No me queda ninguna duda pero entonces ella…—¿ Qué quiere de mi señor Brown? —Saber porque se prestó para una farsa como la que me montaron las Robinson. Usted no parece mala persona. ¿Acaso lo hizo por dinero? Yo pude darle mucho más si las desenmadcaraba. —Usted está equivocado y lo que está haciendo es un completo ridículo. ¿Está cuerdo señor Brown? Empiezo a creer que le falta un tornillo. —No parecías pensar así hace unos segundos, temblabas mientras te besaba, te gustó sentir una vez más mis labios, lloraste porque me viste comprometerme con Adele. No te soy indiferente, lo sé—Me acerco y tomo su brazo mientras analizo sus gest
—¿ Dónde estás maldición Alexander?» Adele me llama al teléfono. Voy en un auto rumbo a mi avioneta privada. Regresaré a casa y le dejé dinero en el hotel para que tomara un vuelo y regresara a Montreal. Es lo más que estoy dispuesto a hacer por esa mentirosa mujer. « Voy a casa»« ¿ Acaso te has ido sin mi? Creí que todo mejoraria entre tú y yo Alexander y me has dejado aquí , botada en Brampton»«Te dejé para el boleto, no te quejes»« ¿Dinero? Siempre resuelves todo con dinero Alexander, no quiero solo tu dinero ¿ Entiendes?» gritó esto último. Respiro hondo. « No tienes derecho de exigirme nada, te he dado cuánto has querido , estás por arruinar mis finanzas así que… »« Te dije que tu maldito dinero no me importa Alex, quiero que me ames, quiero que seas atento y cariñoso, que me beses, ¿¡hace cuatro malditos años que no me tocas y…!?» cuelgo. No tengo tiempo para sus crisis. Me hierve la sangre solo al oírla. Ahora mismo lo que más quiero es planear cómo voy a hacer que co