Perdón.

Alexander.

El invierno llegó y no solo a Canadá, sino también a mi corazón. La tristeza y la soledad me invade pero me esfuerzo por hallar alivio con mis hijos. Los días pasan y Alicia es Dada de alta pero bajo estricto reposo así que me encargo de los ellos mientras ella se recupera totalmente. Los llevo todas las mañanas y todas las tardes para que ella los vea aunque es Andrea o Amelia quien me recibe en la puerta. Espero en el recibidor y después los llevo de nuevo conmigo.

Varios días después llega un mensaje a mi teléfono. Es del medico. Dice que Adele me súplica que vaya a verla y de solo pensarlo mi estómago se revuelve. Aún no la dan de alta pues sus heridas fueron bastante graves. Por más que me niego decidí finalmente ir y enfrentarla. Tengo muchísimo que recriminarle.

Así que después de traer a los niños de estar con su madre un instante voy a la clínica.

—Ella está muy deprimida señor Brown, no quiere vivir, su situación es bastante lamentable—dice el doctor Cordova.
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