Alicia
—Te pagaré mucho dinero Alicia. Es tu oportunidad, no la desaproveches— Mi Ama Sra. Robinson dice mirándome.—No creo que pueda aceptarlo. De verdad lo siento.—Niego hacer algo como eso.La señora Robinson, enseguida me rodea poniéndose de nuevo frente a mi con aires de superioridad.Me llamo Alicia, soy la criada al servicio para mi Ama la señorita Robinson. Minutos antes, entré rápidamente a la habitación de mi jefa, la Sra Robinson, quien me ha mandado a llamar con urgencia para proponerme algo descabellado.—¿De verdad tu crees que es algo que yo quiero hacer? ¿Que suplantes a mi hija, la única hija del noble señor Robinson? ¿Y que en serio me apetece que visites a su espléndido prometido?Rápidamente agacho la cabeza, porque mi anfitriona está a punto de comenzar una diatriba de nuevo.—Mi hija, la heredera de toda mi fortuna.! Una niña elegante y rica a la que no pudieras ni siquiera pretender igualar jamás![...]—Si la malcriada de Adele no hubiera bebido de más con esa gentuza que frecuenta y no le hubieran salido manchas rojas en todo su cuerpo por intoxicación , creeme que ni en mil años te hubiera pedido algo así!La mirada de la señora Robinson hacia mí es de desprecio. Respiro hondo considerando sus palabras.Después de todo la señora dice la verdad. No soy más que una humilde campesina y Adele una afortunada niña rica hija de padres nobles.—Pero... No es correcto. Engañar es malo señora Robinson. Entienda que...—No te he pedido lecciones de moralidad, no me interesan tus argumentos Alicia.La señora Robinson parece echar chispas por sus ojos. Es una desgracia lo que está sucediendo para ella que se esmeró tanto en que su única hija consiguiera un marido rico e importante, ahora que parece que lo tendrá sus planes amenazan con salir mal.Su hija no pudo elegir el peor momento para beber de más. Justo en el día en que ella y el señor Alexander Brown, el CEO más importante, rico y poderoso en Canadá por ser dueño de la siderúrgica más grande del país, se encontrarán por primera vez.De repente, se escucha desde la puerta de la habitación de la Señorita Adele los gritos desquiciantes de la misma.—¿Qué hacéis mocosas? ¡Déjadme salir, no estoy borracha! ¡Mi prometido me está esperando! ¡Locas bastardas! ¿No sabes con quien os estáis metiendo? ¡Seré la esposa del hombre más poderoso de este país y en toda Europa!—Era de todos bien sabido que Alexander Brown tenía además sucursales en diferentes países.Se abre la puerta de la habitación y una de las mucamas entra protestando muy consternada mientras arregla su cabello alborotado, que supongo ha Sido salvajemente tirado por la señorita. Me mira y luego a la señora Robinson.—¡No sé qué vamos a hacer con esta niña! Señora Robinson. Lo siento—dice con gesto indispuesto.—Disculpe señora, no pudimos convencer a la señorita de quedarse en su habitación y darse una adecuada ducha, es muy terca —dice otra de las sirvientas que entra luego de la primera y seguida por todas las demás. Están claramente aterrorizadas. En ese momento Adele hace acto de presencia.—¿No pudiste comportarte por lo menos este día Adele? Tenías que ir y encontrarte con tu futuro esposo. Me vas a matar un día de estos, estúpida muchacha —le dice la señora a mi joven Ama y corriendo a las demás criadas, cierra la puerta para volverse y dirigir su mirada a mí nuevamente.—¡No puedes salir de esta casa hasta que digas que sí Alicia!— Me señala con el índice.Parece que si no estoy de acuerdo, ella no me dejará ir.—Pero Señora ya pasó la hora de mi trabajo, déjeme salir. — Puse una mirada lamentable, esperando que me dejara ir.Soy criada de dieciocho años de edad, pero también quiero ganar más dinero para pagar facturas médicas de mi madre enferma , así que no detuve mis estudios, todavía estoy en la escuela secundaria, después de graduarme. sueño con ir a la universidad a distancia mientras trabajoTengo examen mañana y debo ponerme a repasar.—¡¿Cómo te atreves a desairar mis órdenes, muchacha atrevida? Te dejo estudiar por consideración y así me pagas.—No quiero ser malagradecida Señora Robinson, pero me es imposible complacerla, por favor, déjeme salir.—Nadie te ha preguntado si deseas o no ir, Alicia, No tienes opcion.— Pero ... ¿Por qué yo señora? Usted acaba de decir, solo soy una criada .La señora Robinson no dice nada durante unos segundos, luego respira hondo y se acerca a mí, de repente toma mi cara con su mano y analiza mis rasgos con detenimiento.—Todo el mundo dice que te pareces un poco a Adele. Yo no quería asumirlo, te falta clase para ser su igual…Pero aunque descabellado pienso que es cierto… tienes ciertas características similares.« Esta mocosa es la única que puede ir » ya imagino sus pensamientos por el modo en que me mira. Respiro hondo. Debe estar soltándome improperios.—Por favor Señora Robinson lastima mi cara—Esta suelta el agarre y se aparta un poco poniendo sus manos en su cintura. Justo allí Adele abre su boca , seguro se pregunta ¿ Cómo se le ocurre a mi madre compararme con una sirvienta?—¿Que dices madre? ¿ Esa sirvienta parecida a mí? ¡ Estás loca ! ¡ Mírala ! Es una pobre harapienta! No la enviarás en mi lugar con mi prometido, no puedes...—dice levantándose pero sin terminar la oración ya que pierde el equilibrio y cae contra el sillón. La señora Robinson llama a gritos al mayordomo.— Llevátela y encierrala en su habitación, que no salga por nada de alli.— dice, mientras este no tiene más remedio que arrastrarla fuera de la precensia de su madre.—Ni se te ocurra enamorarte de mi hombre Alicia o te juro que....—se escucha que Adele va gritando por el pasillo . Muevo mi pie con inquietud. La señora Robinson ignora sus groserías y ahora se dirige de nuevo a mi .—La buena noticia para ti es que, el señor Alexander Brown nunca ha visto a Adele en persona, solo en fotografía, y es una fiesta de disfraces, usarás antifaz. No se dará cuenta de ninguna diferencia. Ya ves, no te lo estoy pidiendo Alicia. Es una orden que debes acatar.Resignada bajé la cabeza y dejé de responder.—Sé de la enfermedad de tu madre y de sus costosos tratamientos. Necesitas el dinero...¿ O no?—En ese momento alzo mi mirada, recordando mi difícil situación familiar. Si de todos modos debo ir , recibir remuneración no me vendría mal. Será solo una noche y podré costear algunas cosas que se me han juntado.—Está bien. Lo haré señora Robinson— respiro hondo. Ni en mis sueños más desquiciantes imaginé que viviría mi propio cuento de Cenicienta, el miedo me invade y ella sonríe satisfecha.ese ¡sí! cambiaría mi vida y la del señor Brown para siempre.Alicia —No se hable más, es tu deber obedecer siempre! arréglate y cambiate de ropa en este cuarto!, enseguida te enviaré algunas cosas —La señora se marcha y es entonces cuando suelto el aire contenido. Después de la ducha, analizo las posibilidades de esta noche con el prometido de mi joven ama, que me descubra y me humille o que simplemente no lo haga y sea una buena velada. La puerta se abre de pronto , estoy envuelta en la toalla, es otra de las mucamas, Salma. Mi mejor amiga. —Ali, ¡amiga! No puedo creer lo afortunada que eres, la señora mandó a qué te colocaras todo esto, son piedras preciosas. ¿Puedes decirme qué vas a hacer? sé que algo se traen. Adele no hace más que soltar insultos en tu contra. Solo revelo una sonrisa amarga pero guardo silencio. —¿ Qué es lo que se traen la señora y tú?—insiste. —No puedo creer que te haya enviado cosas como estas. Mira este vestido. Ni en mil años tu o yo podríamos pagar uno igual—ignoro sus comentarios efusivos pues pienso que pa
Narrador omniscienteAlgunas horas antes. Las horas avanzan y el señor Brown se toma otro trago. Es su manera de desahogar la frustración por la desagradable sensación de haber sido plantado ante todos sus invitados. Mientras, aunque intenta disimular, sigue esperando que apareciera la señora Robinson y su hija, con la que había concertado una cita para esa noche.Él solo entendió que le convenía unir el treinta por ciento de las acciones Robinson a las suyas y así podría tener el control total del imperio que su padre formó con el desaparecido señor Arthur Robinson. Pero aún cuando el compromiso le conviene se encargará de que las osadas mujeres paguen por esa burla. Un poco más tarde, el hombre malhumorado por el desplante , está huyendo de Margaret su tía quien insiste en presentarle a unas señoritas de bien. Esto ha hecho que Alexander se sintiera toda la noche como si fuera un trozo de carne a las que todas desean. Una vez librado de su entrometida tía, se siente tentado a
Narrador omnisciente Al entrar al salón del té, dónde la Sra. Robinson lo espera con pose digna pero despreocupada, el semblante de Alexander se endurece, la fascinación e intriga con la que venía se esfumó al ver la desfachatez de su futura suegra . Ella sonríe con infulas de señora. Sentada de una manera que pareciera dar a entender que es dueña y señora de esa casa, solo por el hecho de que su única hija se casaría con el magnate más rico e influyente del país. Una criada le está sirviendo té y él sonríe con cinismo. Mirándola desde el umbral Alexander siente una molestia recorrer su cuerpo. Su cara se tensa y su ceño se frunce. Esto, una vez más, no le hizo ninguna gracia, ya que ella había incumplido la cita y se había comportado con él de una forma indiscutiblemente grosera. Nadie se atrevería a faltarle así al respeto, por lo que, aunque en el fondo la que suponía señorita Adele le gustaba , era impensable que la mujer que tenía delante se convirtiera en su suegra. Ella
AliciaEl frío comienza a congelar mi piel y cuando miro mi reloj noto con enojo que ha pasado una hora exactamente desde que la señora Robinson entró a la mansión, dejándome aquí botada en medio de la noche. Me levanto de la silla ya cansada de esperar y preguntándome si debo entrar, irme, o seguir en la espera. Los nervios no me abandonan como cereza del pastel. De pronto veo a un criado venir, no por mi por supuesto, sino por el perro a quien nombró Maximus. —Ven perrito has de tener frio—Le dijo. Entonces me sentí menos que un perro para estas personas. O sea ¿Estoy pintada? Tambien tengo frio. ¿ Es así como tratan a la prometida del señor? No lo soy, pero al final de cuentas es lo que ellos piensan. —Oiga—Le digo y voltea a mirarme. —¿ Me puede decir si la señora que está hablando con el señor Brown?... O sea, ¿me diría si mi madre ya ha terminado la reunión con su jefe Brown? —No me pregunte a mi. Solo soy un criado y no me meto en los asuntos del señor—dice y tomando al per
Narrador omniscienteLos nervios carcomen a Alicia a medida que sigue a la mucama. La joven es conducida por las escaleras hasta la segunda planta de la mansión. Su corazón parece que va a reventar y quiere salir corriendo, pero sabe que la vida de su madre está en juego. La mucama que la guía toca una puerta y Alicia muerde su labio intentando controlarse. Está en verdad asustada. Será su primera vez en la habitación de un hombre. —Adelante—Oye la voz masculina y grave desde adentro de la habitación. Ella contiene el aliento. —Su prometida señor —dice la mujer entrando y dejando a Alicia afuera. Ella intenta respirar hondo y mostrarse relajada. Se supone que está enamorada de él y desea ese encuentro. —Hágale pasar y déjenos solos Asunción por favor. —Claro señor— La mujer sale y sonríe a Alicia. Luego se retira. Alicia se queda un instante afuera controlando la respiración, hasta que momento después por fin entra un poco. Se detiene en el umbral con gesto asustadizo. Alexander l
Alicia. El chófer del señor Brown insistió en llevarme de vuelta a la casa. Eran aproximadamente las dos de la mañana y seguramente me llevaría a la casa Robinson. — Por favor, déjeme aquí. No hace falta que me deje en la casa, yo puedo llegar desde aquí sola sin problema —yo debía ir a la casa de mi madre, no a la mansión Robinson.Muy pocas veces me quedaba a dormir allí. Además, necesitaba estar lejos de la señora Robinson. Empezaba a tener resentimientos con ella.—No señorita, disculpe, pero el señor ordenó que la dejara en su casa y qué nada malo le sucediera.No sigo insistiendo, no puedo hacer nada que ponga a la señorita en evidencia ante su prometido. Al llegar frente a la mansión simulo que abriré la puerta, entonces cuando el vehículo se aleja, camino alejándome. Solo espero poder llegar bien a casa, pero ahora lo menos que pienso es en que me pase algo malo. Solo pienso en lo que Alexander Brown y yo hicimos esta noche. Apenas llegué esta madrugada me sumergí en la b
«señor Brown» Contesto con timidez. «señorita, es un verdadero gusto oír su voz. Parece que me ha extrañado… ¿Cómo está? No dejo de pensar en usted desde …» ruborizo mirando a Salma. Debí apagar el alta voz. «señor … estoy bien, gracias, yooo …» titubeo un poco. Enseguida agarro aire y continuo. «a mí también me agrada oír su vozlo oigo suspirar y Salma me mira con gesto de picardía. «No sabe cuánto me agrada escucharle decir eso. Pensaba ir a su casa, necesito hablar sobre nuestro compromiso con su madre, pero tuve que salir del país de repente, a mi regreso es lo primero que haré» por algún motivo mi corazón se aprieta. Es por la señorita, no por mí que irá a la mansión Robinson. Siento celos, debo admitirlo. Pero enseguida me convenzo que así debe ser. «señor, entiendo, yo … Quería saber si por casualidad dejé esa noche mi brazalete aquí … En su recámara» «ah, el brazalete, sí, claro, pensaba devolverlo a mi regreso» «¿A su regreso? » pregunto con voz tenue. No sé cuando regr
Alicia.Un mes ha pasado y aún no logro recuperarme de la muerte de mamá. Tuve que regresar al trabajo. El dinero del señor Brown se acabó con rapidez con la muerte de mamá y todo lo que esto implicaría.Estoy organizando el closet de mi ama. Suspirando de a poco. He llorado mucho y trato de seguir adelante. De pronto se abre la puerta. Es Adele.—¿Te has enterado ya, Alicia? Mi prometido por fin ha llegado de ese viaje tan largo. Ya estaba creyendo que no volvería—dice y se sienta frente a la cómoda mientras retoca sus labios rojos. Entonces me mira a través del espejo. —¿Que esperas Alicia? Ven a peinar mi cabello. Apúrate, la cita es esta noche. Alex vendrá a pedir mi mano—dice risueña bañándose en el perfume, mientras yo empiezo a pasar el cepillo por su cabellera avellanada. Suspiro triste y un dejo de melancolía se instaló en mi pecho. «Así que vendrá hoy » Pienso y trago grueso ante la perspectiva de verlo , aunque sea desde las sombras. —Parece que no te ha gustado la not