Amenazada.

Alicia

El frío comienza a congelar mi piel y cuando miro mi reloj noto con enojo que ha pasado una hora exactamente desde que la señora Robinson entró a la mansión, dejándome aquí botada en medio de la noche. Me levanto de la silla ya cansada de esperar y preguntándome si debo entrar, irme, o seguir en la espera. Los nervios no me abandonan como cereza del pastel. De pronto veo a un criado venir, no por mi por supuesto, sino por el perro a quien nombró Maximus.

—Ven perrito has de tener frio—Le dijo. Entonces me sentí menos que un perro para estas personas. O sea ¿Estoy pintada? Tambien tengo frio. ¿ Es así como tratan a la prometida del señor? No lo soy, pero al final de cuentas es lo que ellos piensan.

—Oiga—Le digo y voltea a mirarme.

—¿ Me puede decir si la señora que está hablando con el señor Brown?... O sea, ¿me diría si mi madre ya ha terminado la reunión con su jefe Brown?

—No me pregunte a mi. Solo soy un criado y no me meto en los asuntos del señor—dice y tomando al perro por la correa que le colocó, se aleja dejándome allí temblando ya que mi vestido no es nada abrigado. « Vaya, que hombre más grosero» pienso.

—¡Oiga!—grito y él voltea con gesto fastidiado.

—¿Siempre son así con sus visitas? O ¿Es que acaso su Amo no les enseñó como comportarse? ¿No les han enseñado modales?—pienso en mi jefa, siempre nos recalca ser excesivamente amables con sus visitas. Claro, a ella le encanta quedar bien aunque a veces luego que se van, la oigo vociferando.

—Oiga, solo hacemos lo que el amo indica, y créame, si no está usted adentro es porque él no lo ha ordenado aún. ¿ O es que cree que el amo no sabe de su precensia en su casa señorita?—dice y se va . Hago un bufido. Esto es inaceptable.

« Pobre señorita Adele, se casará con un energúmeno mal educado» pienso irritada por qué me siento mal, nerviosa, fastidiada, enojada.

Entonces me abrazo a mí misma. Estoy a punto de hipotermia. Como quisiera un té caliente en este momento. No se porqué vine a aceptar esta propuesta, si, necesito el dinero, pero aguantar este trato desconsiderado es demasiado.

Estoy a punto de irme caminando si es posible sintiendo mi corazón agitado y mis dientes tiritando, cuando veo que por fin y gracias al cielo, la puerta de la mansión se abre y mi jefa viene con aparente prisa hasta mi. Gracias a Dios, parece que podemos irnos, este vestido me aprieta y no estoy acostumbrada a usar tacones. Respiro hondo controlando mi impulso de recriminarle lo mal qué estuvo que me haya dejado botada aquí afuera en medio de una noche fría y sin más compañía que la de un perro. Seguramente no habría sucedido lo mismo de ser mi ama Adele quien estuviera aquí afuera. Pero me contengo, necesito mi trabajo y en vez de eso sonrío forzado.

—Que bueno que ya ha regresado usted señora Robinson, estoy tan cansada , estos zapatos lastiman mis pies y...

— Calla por favor, déjame hablar a mi primero. Estuve hablando con el señor Brown muchacha, no te preocupes por estar mucho más tiempo aquí afuera con esta brisa fría, puedes pasar, quiere verte.

—¿Qué? ¿Cómo que quiere verme? ¿No le dijo usted que es muy tarde y que gracias a su desplante estamos muy cansadas y...?

—No, no le dije eso Alicia. Sería una total grosería de mi parte.

—Supongo que no nos quedaremos mucho más ¿Cierto?, Que solo nos tomaremos un té con él y podremos irnos —Tenia la esperanza de no tener que enfrentar al Ceo. Tiemblo de nuevo al pensar en qué es lo que querrá conmigo.

—Alicia...—Me mira con gesto compasivo, o eso creo.

—¿Hay algo más que no me está diciendo?—Le pregunto.

—Bien, bueno esto te conviene más a ti que a mí o a Adele , creeme. El señor Brown desea que te quedes esta noche—La miro con mi mandíbula casi que en el piso. Entonces hago una negación.

—Ese señor está loco. No voy a pasar la noche con él—digo resuelta y camino hasta la puerta para irme lo antes posible de alli. La señora Robinson me sigue rápidamente y tomando mi brazo con fuerza me hace detener el paso.

—Tu no irás a ningún lado Alicia. Es tu deber obedecerme, ¿se te olvida que te pagaré mucho dinero?

—No lo olvido, pero usted dijo que solo era un baile, no dijo dormir con él.

—Mira, ten esto, es tuyo, es para pagarte este favor, si no lo haces él romperá el compromiso. Eso jamás te lo perdonaria muchacha—dice y tomando un brazalete de oro de su bolsa, lo coloca en mi muñeca. La miro con gesto aterrado. Cubro mi boca con mi mano libre.

—¿Usted no entiende verdad? No puedo hacerlo. No puede vender mi virginidad a ese hombre. Es inaceptable. No podria—Intento quitarme el brazalete. Me mira con desprecio.

—Si no lo haces no volverás a ver jamás a tu madre.

—¿ Cómo?—pregunto con mi voz entrecortada.

—Como lo oyes, se dónde está ingresada. Tengo contactos Alicia, contactos que podrían matar por un brazalete como el que llevas puesto.

—Usted no sería capaz de...

—¿De verdad quieres saber si soy capaz? Puedo hacerlo , nadie me culpará, creerán que fue su pobre corazón, estaba tan débil que sufrió un infarto mientras dormía. Si hoy abandonas este lugar mañana tu madre sufrirá una muerte lamentable. ¿Me entiendes?—aprieta mis mejillas entre sus manos y sus ojos denotan una maldad que me eriza rápidamente, yo no puedo ni responder. La creo capaz, tiene mucho dinero y poca humanidad.

—Pero—Mis lágrimas comienzan a caer y ella fingiendo que se interesa por mi las limpia con su pulgar .

—Son diamantes, es una fortuna, con eso llevarás a tu madre a una clínica , la sacarás de ese hospital de mala fortuna y podrás darle todo lo que necesita, será tanto dinero que pronto olvidarás esta noche—Miro el brazalete en mi muñeca. Se ve que es muy valioso, sé que podría sacarme de muchos apuros , pero ...Aspiro con fuerza. La miro con resignación.

—Veo que nos entendemos. No te preocupes. Mañana te irás y no tendrás nunca nada más que ver con el señor Brown. ¿Está claro?

—Usted no puede obligarme a hacer algo que no quiero señora Robinson —digo con voz tenue y mirada perdida, ella respira hondo.

—Se que amas a tu madre, si su enfermedad es tratada como se debe, podría vivir veinte años más Alicia. Será tu culpa si muriese repentinamente, no me temblará el pulso si te atreves a desobedecerme... ¿Me entiendes Ahora?— asiento consternada pensando en mi madre y en qué será de mi si algo malo llega a pasarle y cierro mis ojos con fuerza oyendola irse y llamar al chófer. Miro a la puerta de la mansión y una criada viene hasta mi.

Trago grueso muy arrepentida de haber aceptado venir a este lugar. Mi madre siempre se sacrificó por mi, pienso finalmente que hoy es mi turno de hacer algo por su bienestar, pero muero del miedo por eso. Tiemblo tanto que debo sentarme en el banco mientras la espero , apretando mis manos frías en puño y tratando de cobrar valor. Una noche, solo una y desde mañana comenzaré a buscar otro empleo. Pienso decidida a enfrentar al Ceo y salir victoriosa de esta situación.

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