Capítulo 74. La noche era oscura y apenas si la luna iluminaba su camino, pero Ada estaba segura de que si se hubiera quedado en el castillo su vida se habría llenado de sufrimiento y ya había tenido bastantes dosis de eso durante toda su vida. La actitud fría y las palabras de Lukyan le habían dejado una herida profunda en su corazón y está vez lo mejor era poner espacio entre los dos. Quizás lo mejor era estar separados, ¡o quizás no! Pero el corazón de Lukyan ya había decidido por ella. Su loba lloraba en su interior por la pérdida de su compañero pero con el tiempo ese dolor se calmaría. Con cada paso que daba la luna parecía guiarla, dándole fuerzas para seguir adelante. Ada sabía que para encontrar a su manada necesitaría hablar antes con Susana, ella había sido parte de la manada y solo con su ayuda lograría llegar. Aunque habían pasado muchos meses desde que había trabajado allí, Susana siempre había sido una mujer generosa y sabia; una figura materna que podía ofrecer
Capitulo 75. Ada se despertó pasadas las nueve de la mañana, se sorprendió al descubrir que había dormido tanto, no recordaba la última vez que lo había hecho. Se aseo y se dirigió hasta la cafetería con la intención de desayunar y pasar el día con sus amigos. Era una mañana nublada en Dogtown. Mientras caminaba hacia la cafetería decidió que se quedaría un par de días más allí. Ya disponía de la información necesaria para llegar hasta Bright Moon pero necesitaba sentir el calor que le brindaban sus amigos. Los últimos dias habían sido una tormenta emocional: había roto con Lukyan, y a pesar de que la relación nunca fue la ideal, ella lo seguía amando. Mientras Ada tomaba su café, mirando el paisaje gris desde la ventana, escuchó la puerta de la cafetería abrirse. Era Kevin, aquel chico que no había faltado ni un solo día a la cafetería desde que ella había comenzado a trabajar allí. Kevin tenía una mirada intensa, y su presencia, aunque tranquila, siempre lograba hacerse
Capitulo 76. Había pasado una semana desde que Ada llegó a Dogtown, la noche anterior se había despedido de sus amigos y había decidido que era hora de marcharse. Esos días le habían hecho bastante bien pero no era su intención quedarse, necesitaba reencontrarse con su madre y allí no lo conseguiría. Ada respiró profundamente, sintiendo el aire fresco del bosque llenar sus pulmones. Su destino estaba claro, encontrar a su madre y, con ella, sanar las heridas que le había dejado Lukyan, las cuales parecían más profundas cada vez que pensaba en él. ¿Cómo pudo dejarla? ¿Acaso no la había amado nunca? El dolor seguía ahí, y por mucho que ella lo intentará este no desaparecía. Pero no iba a dejar que esa pena acabará con ella, no ahora que estaba tan cerca de volver a encontrarse con su madre. La luz del amanecer apenas se filtraba a través del espeso follaje, Ada se sentó en una roca durante unos segundos, y al sacar el mapa de su bolsillo, observó con atención la ruta que le había se
Capitulo 77. La luz que envolvía a Ada era tan intensa que, por un momento, se sintió cegada. Parpadeó varias veces, esperando a que sus ojos se acostumbraran a aquella brillantez. La claridad, tan pura y vibrante, le quemaba la piel. Mientras intentaba acostumbrarse a aquella claridad unos sonidos llamaron su atención, podía escuchar suaves murmullos, risas lejanas, y el crujir de la tierra bajo los pies. Todo parecía irreal, como un sueño del que no podía despertar. Con los ojos cerrados los demás sentidos de Ada se activaron. Cuando finalmente sintió que su visión se acostumbraba a la claridad, comenzó a avanzar. Debía de encontrarse en Bright Moon. Ada se sorprendió al ver que aquellas mujeres vivían en lo que parecían ser cuevas profundas, formadas por la naturaleza y cubiertas por musgo y plantas que se entrelazaban en una estructura que se confundía con el paisaje. A pesar de las apariencias, Ada no podía negar que había algo primitivo y hermoso en ese lugar. Las mujeres que
Los primeros rayos del sol acababan de aparecer en el firmamento con mucho esfuerzo se levantó. Ada se fijó en lo vieja y deteriorada que se encontraba su pequeña cabaña. Pero se recordó a sí misma que al menos tenía un techo sobre la cabeza. El viento se filtraba por las pequeñas grietas de las paredes, la pequeña brisa que se filtraba era fría, esa era la primera señal de que la nieve no tardaría en llegar. Miró con preocupación la fina manta que cubría la cama y suspiró, preguntándose si su padre estaría de buen humor hoy y tendría la bondad de darle alguna de las prendas de ropa vieja de las que ya se quisieran deshacer. Necesitaba abrigarse más si no lo más probable es que enfermará. No tardó demasiado en encontrarse parada justo enfrente de la lujosa residencia del Alfa de la Manada Black Mountain, lista para comenzar con las tareas de limpieza del día. En esta casa vive su padre, Henry el Alfa de la manada; su madrastra, Luna Ursula; y su hermanastra Andrea, la princes
— Lo siento, fue un accidente. Estaba tan cansada que me desmayé.—Esas son las únicas palabras que se atrevió a decir, llevaba tanto tiempo pidiendo perdón que esas se habían convertido en las únicas palabras que pronunciaba al cabo del día.La mirada de su padre pareció suavizarse, mostrando una expresión de preocupación, pero en cambio la de Luna Úrsula seguía llena de ira. La interrumpió:—¿De verdad es así? ¿O planeas hacer lo mismo que la última vez y robar las joyas de tu hermana?—¡Yo nunca le he robado nada! —le respondió inmediatamente, furiosa. Ella y su Andrea siempre se aliaban para acusarla de robar dinero de la casa, e incluso escondían dinero en su habitación como "prueba".—No te molestes en negarlo. Encontramos en tu habitación el dinero que obtuviste vendiendo esas joyas —dijo con desprecio—. Con una madre como la tuya, no es sorprendente que seas capaz de cualquier cosa.— Qué haces ahí parada, no tienes suficiente trabajo por hacer o quizás debería darte más tarea
Ada miró al hombre en la cama por un momento, permaneciendo a su lado, lo que hizo que su loba comenzara a recuperar fuerzas poco a poco. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que, cuando su compañero despertara, lo poco que había encontrado de fruta no sería suficiente para ayudarlo a recuperar fuerzas. Así que Ada se levantó, tomó su viejo y desgastado abrigo y se preparó para ir a cazar en el bosque en secreto. El Alpha siempre le había prohibido hacer esto, pues creía que Ada no tenía la capacidad de protegerse en el bosque, pero hoy la diosa de la suerte parecía estar de su lado. No le costó mucho esfuerzo atrapar un pequeño conejo. Emocionada, lo mordió por la pata y abrió la puerta de su casa, pero al hacerlo, chocó de frente con una figura alta. Él era, de hecho, bastante grande, y sus ojos azul oscuro la observaban fijamente. Mientras ella ponía al "conejito" sobre la mesa, se quitaba el abrigo y sacudía la nieve de su cabello, su mirada nunca se apartaba de ella, y de vez
Cuando el sol volvió a salir, Ada se preparó para salir a trabajar. Anoche, ella respondió de manera superficial a su propuesta y le rogó que durante su estadía no saliera de aquí. Si ya se había enojado por las cicatrices en las manos, no se atrevó a imaginar qué pasaría si llegara a ver cómo es un día normal en su vida.Aunque Lukyan aceptó con buenas palabras, no tenía intención de seguir sus instrucciones.Necesitaba ir al bosque para investigar la verdad sobre los atacantes que lo habían agredido, y también para ver si podía encontrar rastros de su Beta. Justo antes del ataque, había estado con su Beta y algunos de sus soldados en una reunión entre manadas de lobos, y si seguían con vida, necesitaba contactarlos lo antes posible. Ada estaba en la sala de la casa de los Alpha, sosteniendo un trapeador lista para comenzar a limpiar, cuando de repente la puerta se abrió y Jhon entró. Se acercó a ella y le saludó amistosamente, pero luego frunció el ceño y preguntó qué era ese olor