40. El aroma a lluvia… y a desolación

Sebastian

Administrar las emociones para no perder el juicio.

Eso me había dicho mi padre cuando cumplí la mayoría de edad y dejó en mí poder un imperio del que hacerme cargo. Pero ya no era más un simple crio, y ese imperio se me estaba escapando de las manos.

Era cierto que ahora gozaba de destreza y experiencia, pero era precisamente eso lo que delimitaba mis reacciones. Si yo me equivocaba, si yo fallaba, todos lo harían.

Suspiré.

Lloviznaba esa mañana en roma. En realidad, todavía no amanecía en su totalidad. Tan solo un atisbo de luz se desplazaba por el cielo dándole la bienvenida.

Las pequeñas gotas caían sobre el rio y borraban la impetuosa imagen del Grand Palace dibujándose en el.

Aquel lugar había sido testigo de mi primer amanecer con Isabella.

Había pasado un año desde entonces. Nadie me puso en advertencia de lo difícil que sería, y aunque lo hubiesen hecho, probablemente habría corrido el riesgo.

Di una última calada a mi cigarrillo antes de percibir la presencia de mi
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo