Otra Palabra está de más. Ángela dio la vuelta con notable sufrimiento por el dolor que está sintiendo su amiga. Diana, invadida por el llanto también da la vuelta y Michelt la abraza. Las tres se marchan.
Nátaly sigue callada. Al ver que Diana se aleja, siento como que una parte de mí se ha desprendido. Me encuentro confundido y asustado. No puedes comenzar a amar alguien de un solo vistazo. No así. Pero estoy más convencido de otra cosa; Nátaly es mi prioridad. Su rostro demuestra confusión y veo que se siente mal por darse cuenta de la manera en que yo miré a Diana.
-¿Qué pasó Alex? –Me pregunta desconcertada pero más tranquila.- ¿Acaso tú la conoces? Me dio la impresión de que ella te conocía. Te observaba como si te conociera desde hace mucho. Como si siempre te hubiera amado. Como si hubieran tenido algo y como si tu sintieras lo mismo que ella. –Tengo verdades que decirle y verdades qué ocultar.
-La miraba de esa manera porque me conmovió que llorara por mí. –Esta es una media verdad. -No la conozco. Nunca la había visto. –Esto es una media mentira, porque ya la había visto en el risco al que fui en mi sueño. -Sabes que siempre estoy contigo, tú lo dijiste. No quiero que nos traiga problemas. –Y esto, es una preocupación.
-Confió en ti. No nos traerá problemas, puedes estar tranquilo. Aunque todavía tengo muchas preguntas…
-¡Oye Alex! -Un grito se escuchó cerca de nosotros. -Faltan solo minutos para el partido de intercurso, debes estar listo ya.
Es Richard. Jamás me ha aliviado tanto una de sus inesperadas interrupciones. La presión va abandonando mi pecho, ha sido útil su distracción.
-Justo a tiempo. -Dijo Nátaly.- Inoportuno como siempre. -Bueno. Debes ir a cambiarte, no puedes llegar tarde. -Agregó con una sonrisa que me dio paz. Aunque no puedo evitar pensar si está usando su habilidad de retención de enojo. Por ahora todo irá bien, pero sólo yo sé lo grave del asunto. Los ojos de Diana siguen en mi mente. Como cuando se ve por mucho tiempo una bombilla, y su figura te queda grabada en la retina por varios minutos sin poder usar bien la vista. Sacudo mi cabeza igual que un perro mojado.
-Tu confianza está en buenas manos. –Le dije. -Iré a cambiarme.
-Te apoyaré desde las gradas.
Una nueva sonrisa en su rostro me termina de convencer de que todo irá bien. Lo de Diana debe ser algo pasajero. Así como llegó se debe ir. Eso es lo que pasará. Alcanzo rápido a Richard y entramos al vestuario.
-¿Qué perfume usas Alex? –Me pregunta Richard.
-Hoy no usé perfume. –Le respondo despistado.
-Entonces regálame un envase con un poco de tu sudor amigo, porque las traes locas. –Agrega riendo.
-Con mucho gusto te lo obsequiaría. -Esta vez me cuesta reír porque sigo preocupado. –Y por completo, para que no hubiera pasado lo que pasó.
-¿Nátaly se molestó contigo? -Preguntó Richard, aunque yo no me refería a la molestia de Nátaly, me refería a que desearía nunca haber visto los ojos de Diana.
-Un poco. –Mentí.
-Esas chicas… parecía que te conocían ¿Quién era? ¿Un amor perdido? ¿Un amor del pasado? –Qué raro que Richard esté interesado en saber cosas como estas. Pero me angustia ver, que hasta él notó el sufrimiento de Diana.
-Amigo, a menos que esté mal de la memoria, no. –Respondo levantando los hombros. –En mi vida he tenido una sola novia.
-Qué loco ¿No?... ammm –Richard titubea. -¿Me puedes conseguir el número de la chica de cabello negro? –Richard me hace reír. Ese era todo su interés.
-¿Quieres que Nátaly me mate? –Le pregunto aun riendo.
-Digo, o sea, si las conoces, o hablas con la chica que lloraba… -Sigue pidiendo ahora levantando las cejas. –No podía perder la oportunidad de hacerte esta importante petición.
-Jenny está mejor para ti. –Le trato de voltear el asunto y ahora reímos los dos.
-¿Jenny? ¿Hablas en serio?
-Necesito que vuelvas de la luna, y te concentres, porque el partido de hoy es muy importante. –Se para firma y me hace un saludo militar.
-Listos para la batalla señor.
Nuestro profesor de filosofía, José, se ofreció a darnos un aventón hasta la casa de Nátaly, lo que me generó alivio porque no podríamos irnos solos para que me hiciera todo tipo de preguntas sobre Diana. Preguntas que no estoy preparado para responder. Primero me salvó Richard, ahora me salvará el profesor José.
-Y entonces… ¿Cómo le va a esta pareja especial? –Pregunta el profesor, y los dos respondemos “Bien” al mismo tiempo, sin mirarnos. Él creo que nota algo y se aclara el pecho. –En estos tiempos de locos donde el amor es escaso, el que se consigue es de calidad. –No tenemos idea de qué responder a esa frase tan bonita, y lo que estamos pasando lo pone más difícil. –Bueno ¿Qué cuentan? –Definitivamente sabe que algo anda mal, y él mismo cambia el tema.
-¿Por qué soñamos profesor? –Él me mira por el retrovisor y Nat me mira girando su cuello. Levanto los hombros y mis cejas, pero es que yo sí tengo cosas qué preguntar.
-No se sabe en concreto. Freud decía que los sueños eran producto de nuestros deseos, otros que son producto de la transición de un recuerdo a la memoria de largo plazo, pero yo prefiero, o me inclino por la que establece que los sueños son una composición de todo lo que vivimos a corto, mediano y largo plazo, en ese orden. Es como un entrelazamiento onírico donde se juntan recuerdos, estímulos emociones y sentimientos vividos.
-Entiendo. –Respondo. -Creo que también me inclino por el entrelazamiento. –Es mi turno de aclararme el pecho. -¿Qué hay de las teorías que van más allá?
-¿Cómo así? –Pregunta el profesor interesado.
-Teorías como… que a través de los sueños se puede viajar a otros mundos. –Nátaly y el profesor me vuelven a mirar, y yo vuelvo a hacer el mismo gesto.
-Pues… existe una teoría bien curiosa sobre los multiversos, o los sueños como creadores de universos.
-¿Y sugiere que cada vez que soñamos creamos un universo paralelo? –Pregunta Nátaly ahora interesada en la conversación.
-No, no. Se supone que no todos tienen la capacidad de crear universos al soñar. Pocos tienen tendrían esa capacidad creadora, y el resto lo que podría hacer, sería llegar a esos universos al soñar.
-Pocos crean los mundos, pero la mayoría solo los puede visitar.
-En teoría. –Aclara el profesor.
-Y según la teoría ¿Quiénes serían las personas capaces de crear universos al soñar? –Preguntar Nat.
-Se supone que no solo las personas pueden hacerlo. –Explica el profesor José. –Y aquí la cosa se pone interesante. Tienen fuerza creadora de universos los artistas, seres apasionados, deidades, animales, dioses, seres supremos… -El profesor comienza a sonreír. – ¿Están entendiendo? Va desde terrorífico que sería llegar al universo de un dios malvado, a lo interesante de viajar al universo creado por un artista, un dios, o un ser supremo. Imagina viajar al universo de un oso, por ejemplo, que para nosotros no tendría sentido. Viajar al universo de un Dios maligno, ese sería origen de las pesadillas. Pero viajar al universo de un artista, un dios, o un ser supremo… Sería fantástico.
Nátaly y el profesor continúan hablando el resto del camino, yo intervengo con comentarios simples porque pienso que esa teoría puede tener un poco de relación con lo que me está pasando; que de alguna forma he entrado al universo de alguien, y eso me parece atractivo y atemorizante a la vez. Pero solo es una teoría.
La conversación acortó el camino. Al bajarnos, el profesor nos advierte que nos cuidemos. Le agradecemos, y la madre Nátaly aparece rápido por la puerta debido al ruidoso motor del carro del profesor. La madre de Nátaly es una mujer muy linda, estricta, pero carismática y sencilla. Nos saludamos, y le dice a Nátaly que ya es hora de entrar. Ella se adelanta, siempre trata de dejarnos solos para no incomodarnos al momento de despedirnos.
-¿Nos vemos en la noche? -Le Pregunto al oído un poco preocupado.
-Claro. Sí. A las diez me buscas.
-De acuerdo.
Un abrazo fuerte bastó para despedirnos. Tengo más material sobre mi vida personal para pensar que tareas para el colegio ¿Estará bien Diana? ¿Estará molesta Nátaly? En cuanto a Diana estoy seguro que no está bien. Si yo no lo estoy del todo, menos ella. Estoy afectado, cuando ella se fue, los vacíos que había llenado con su magia volvieron a aparecer. En cuanto a Nátaly, no parece molesta, pero solo puede ser algo que parece, porque ella lo sabe aparentar bien. Sólo sé que confía en mí.
-Alex ¿Cómo estuvo tu día? -Es mi madre desde la cocina, constantemente siente mi presencia. La veo con un delantal blanco de flores azules. Su cabello es negro y su piel morena. No recuerdo alguna vez que se le haya pasado por alto preguntarme cómo me fue. Acostumbro a contarle todo, pero no soy capaz de decirle algo como: “Hola mamá, no tan bien. Porque una chica me miró a los ojos, me enamoró, siento que la amo y Nátaly lo sospecha”.
-Me fue bien, nada fuera de lo común. -No disfruto ocultar mis cosas. Siento la etiqueta de "mentiroso" pegada en mi frente. No tengo ganas de contar algo de tal magnitud. El problema es que mentirle a mi madre es un reto. Notará algo en mí. Es inevitable.
-Soy tu madre. Puedo saber que algo anda mal ¿Te peleaste con Nátaly?
-No, claro que no. No. Todo sigue muy bien, solo son los exámenes que me tienen un poco estresado. Necesito tiempo. Sólo es eso. Me falta tiempo. Tengo que estudiar mamá. –Me adelanto antes de que diga que no cree una palabra de lo que digo. -Mañana tengo un examen de mutaciones. -Subo corriendo las escaleras, y escucho como mi madre se ríe. Ya se ha dado cuenta que le he mentido.
-Bien. Cuando tengas ganas de contarme lo que pasó sabes que te escucharé para ayudarte si necesitas ideas. -Gritó mi madre desde la cocina.
¡Qué vergüenza! Entro a mi cuarto y recuerdo porqué es mi amado refugio. No hay nada que temer, nada que fingir, tengo libertad, seguridad, privacidad, puedo estar en homeóstasis. Tiré todo en mi cama reflejando el desorden que hay en mi cabeza. Raro en mí. Soy ordenado. Todas mis cosas están puestas estratégicamente en su debido lugar. Si no está ordenado mi cuarto es porque estoy de mal humor. Me meto al baño a ducharme, para quitarme el sucio del partido y el sudor. Cómo me gustaría que también se pudieran lavar mis preocupaciones. Estaba fría el agua, me ayudó a estabilizar mi temperatura. Al terminar me pongo una franela azul de algodón y un short. Me lanzo en la cama a revisar lo que tengo que estudiar y suena el teléfono de mi cuarto.
-¿Quién habla? -Pregunté al contestar la llamada.
-Tu padre ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el partido?
-Hola papá estoy bien –«Mentiroso» grita mi conciencia. Pero es que todo el mundo quiere preguntarme lo mismo precisamente hoy. -El partido estuvo bueno. Terminó dos goles por uno a nuestro favor. Yo no logré anotar pero hice los dos pases para los dos goles del equipo.
-Muy bien hijo, me alegra mucho. -Afirmó alegre con su voz aguda. Mi padre es una gran persona, dudo haber sido adoptado por una mejor familia que esta. Él es uno de los seres queridos que te apoya en todo. Lo veo poco tiempo. Sólo hablamos por teléfono. Así que para describirlo más fácil diré que es negro con un cable enrollado y botones numéricos pegados a él. Aun así, brinda más apoyo que muchas personas que pueden estar ahí de forma presencial.
-¿Cómo está tu madre? -Continuó preguntando mi padre.
-Está en la cocina extrañando tu regreso.
-Dile que la amo. Pronto estaré con ustedes. Hoy no puedo hablar mucho, tengo asuntos acumulados. Hablamos luego hijo saludos a Nátaly. Cuídate mucho, te quiero.
-Yo también te quiero papá cuídate.
La llamada de mi padre me ha aliviado más que el agua. A pesar de que mi padre no está en casa mucho tiempo, somos muy unidos. Nos comunicamos lo suficiente de cualquier modo. Al ver que apenas son las seis me concentro en mis tareas.
Rato después bajo a comer y me siento en el comedor. Veo que mi madre está en la sala leyendo un libro de superación personal, los cuales le gustan porque le causan mucha risa. A veces se ríe porque se identifica con lo que dicen, otras veces le causa risa que proponen soluciones con fórmulas para el éxito, como si todas las vidas y personalidades fueran iguales.
Mi comida se ve muy bien. Pollo, papas, arroz, ensalada y jugo de moras. Todo muy bien acomodado como si fuera un restaurant muy fino. Así es mi madre. La comida me da tiempo de despojarme de pensamientos por un buen rato. Pero entiendo que van como las olas del mar, una a una sin parar.
A las diez de la noche mi madre sube a su cuarto a ver su programa favorito, es un programa de supervivencia en la naturaleza. Las personas deben usar su destreza inteligencia y capacidad de resolución de conflictos para aguantar lo más que puedan. A mi mamá le fascina. Pero yo aprovecho para de un salto correr, abrir la puerta de salida y emprender mi aventura hacia la casa de Nátaly.
Las calles están oscuras. Sólo el viento se deja escuchar rozando los árboles, el ruido me hace se sentir cosquillas en el pecho. Mi paso es acelerado. Miro hacia a todos lados. Pocos automóviles recorren el pavimento. Todo es como cualquier noche común, menos Orión, pues brilla en el cielo como nunca. La mirada de Diana cruza mi mente como un relámpago, siento impotencia por no poderlo controlar. Cuando falta poco por llegar crece el deseo de abrazar a mi novia. Ella me ve llegar desde su ventana y se dirige a la puerta. Abre en silencio y sale en puntitas. Yo la espero detrás de un árbol. Cuando llega hacia mí, nos abrazamos como si hubieran pasado meses sin vernos.
-Alex… -Me salta encima con un abrazo. -No sabes cómo me preocupa que te vengas solo a estas horas. Pareciera que nunca fueras a llegar.
-Soy muy cuidadoso. –Respondo cuando me lo permite el temblor en mi estómago. -¿Ves lo brillante que está Orión? Eso no es normal.
-¡Ey! –Exclama al darse cuenta. –Es impresionante.
Un brillo inusual. Desde que comenzamos a caminar a mi casa hablamos sin parar. Entramos a mi casa y bajamos la voz. Con cuidado, nos desplazamos al patio, subimos por las escaleras de caracol hasta el techo y nos acostamos en un acolchado.
-Es la segunda vez que noto que las estrellas se vuelven más brillantes al estar juntos. Es raro ¿Cierto?
-Creo que es porque todo se ve más lindo al lado de la persona que amas. –Sonreímos los dos. -Alex. -Pronunció con claridad, y yo supe que era el momento de escucharla, y de enfrentar lo que pasó. -La chica extraña que nos hizo pasar un mal rato en verdad es linda. Estoy segura que es la más linda de todas las que han estado detrás de ti. Además tiene cada uno de los detalles físicos que tú me dijiste que te gustan de una mujer. Y por lo que dijeron. Por como la mirabas y hasta por cómo se comportaban sus amigas, me hacían creer que lo que decían era verdad. Era tan extraño. Hablaban con tanta seguridad, y Diana se veía enamorada y luego destruida cuando se dio cuenta que estabas conmigo. Todo eso me tiene confundida. Yo confió en ti, pero tengo miedo de que sientas algo por ella. Aunque sea atracción debes haber sentido ¿No?
Como dice mi madre: una mentira en el momento justo vale más que una verdad. Y mi mentira no será tan falsa si acepto una parte de la verdad.
-Yo también dude de mi memoria. Por lo que decían, pensé en la posibilidad de haberlas conocido en algún tiempo, pero no. Diana es bastante linda, es innegable, pero te tengo a ti. El tiempo de mi existencia está dividido en dos partes: antes de ti y después de ti. Lo sabes. Contigo fue que comencé a disfrutar de la vida y dejar de estar atrapado en mí. Si siento alguna atracción por ella, así como cuando ves a una actriz espectacular de televisión.- Nátaly sonríe y entiende.- Sólo admiras lo linda que es y ya.
-Adoro cuando me hablas así. Y también cuando se nota que estás siendo sincero. -Me acerco hasta su rostro despacio, rozo mi nariz con la suya y beso sus labios. Mi decisión está tomada. Yo la elijo a ella.
En silencio nos dedicamos a pensar observando el cielo nocturno. Unas ganas intensas de dormir agobian mis párpados. Recuerdo las palabras de aquel anciano cuando dijo que era la primera vez que llegaba a ese lugar porque era la primera vez que dormía feliz. Siento el masajeo del sueño en mis ojos, y sin planificarlo nos dormimos abrazados.
En un instante llego al mundo o dimensión de los sueños donde tengo la capacidad de sentir y pensar. Estoy en la cima de un pequeño cerro sin árboles. Todos los alrededores están cubiertos por un hermoso pasto verde que danza con la brisa seca. Pocas rocas se distribuyen en los espacios. Una gigantesca, redonda y hermosa luna llena ilumina lo que parece una pradera preparada por un artista digital. Si he llegado a un universo creado por un soñador, el autor tiene que haber sido un gran artista. El color de la luna es raro. Si es una luna llena y está en el horizonte debería estar un tanto amarillenta o dorada. Pero tiene un tono plateado opaco. Se nota que aquí muchas cosas son diferentes. Aun así, la luna ilumina todo el panorama. Estoy hipnotizado viendo lo que con propiedad puedo denominar como un paisaje perfecto.
-Alex vayamos a caminar un rato.Es Nátaly ¿Por qué todo tiene que ser tan confuso? Si no se ha sorprendido al llegar y de la nada me ha invitado a caminar, es porque ella no se ha dado cuenta que está en otra realidad donde puede comportarse a voluntad. Ella cree que solo es un sueño. Prefiero no asustarla, y comenzamos a caminar.-¡Alex! mira qué lindo se ve todo. –Expresa emocionada.Paso por paso vamos admirando los detalles de nuestro alrededor. Son tan perfectos que parece que alguien se dedicó a colocar cada cosa en su lugar con tiempo de sobra. En un segundo, ella concentra su mirada en el horizonte. Cuando observo, veo venir unas nubes a una velocidad monstruosa. En el interior de las nubes se producen relámpagos y ra
La dinámica de comportamientos de secundaria se mantiene hasta que el timbre anunció el inicio de la otra clase. El grupo tomó asiento excepto Richard, que jaló el cabello de Jenny y corrieron uno detrás del otro como los dos enamorados que son. Nos toca clase con el profesor Adam. Es nuevo en la institución. -De seguro trae una dinámica para conocernos. - Le digo a Nátaly antes de que el profesor entrara al salón.-Buenos días. –Nos dijo con gran carisma. -Como no los conozco traje una dinámica.-¡Bingo!- Le presumí a Nátaly y ella levantaba sus pulgares. -Para lo
En poco tiempo llego a Edsu, a la misma pradera donde estuve con Mortis y con Nátaly. Definitivamente no pude haber llegado por felicidad, sino por necesidad. Diana me había hecho saber que nos veríamos al punto inicial de mi sueño, pero no creo que sea el momento adecuado de hablar. No estoy emocionalmente estable para conversar con quien ha hecho que se acabe mi relación. El clima, la luna y las espectaculares estrellas me llevan al mismo recuerdo en conjunto. Miro hacia donde sopla el viento y Nátaly está allí con las piernas tendidas en el suelo como si no las pudiera mover. Sus brazos sostienen dramáticamente su tronco. Está rendida por la tristeza. Su llanto se escucha de tal forma que mi pecho arde. Camino hacia donde está, para consolarla. Está de espaldas a mí. Una luciérnaga revolotea frente a su rostro. Siento el mareo que antecede a esc
La luna se ha puesto arriba de nosotros. Hemos llegado al círculo de piedra. El lugar donde nos hemos detenido es idéntico al círculo de piedra que se encuentra en Inglaterra que tiene el nombre de “Stone Henge”. Lo que siempre me había parecido un portal a otra dimensión, aquí es la entrada de Adiv.-Una de las pocas entradas a la ciudad de Adiv desde las afueras de Edsu. -Comentó Orión al observar mi cara de tonta sorpresa. -¿Estas piedras y su forma, tienen alguna conexión con las que se encuentran en el planeta tierra? Son muy parecidas. -No, no, no… -Interrumpió Orión más rápido de lo que se puede leer. –Creemos que alguien
De los costados de Tara se despliegan unas alas que no se distinguían. Un rápido aleteo nos eleva y comenzamos a volar. Fugio parece interminable. Avanzamos por tres horas hasta ver el fin de sus ramas. Tara sube en dirección vertical y luego gira su cuerpo ciento ochenta grados para ir en diagonal hacia la parte más alta. Dos horas después, que invertí durmiendo abrazándola porque estaba muy cansado, y porque ella es un imán para mí, dejamos atrás el cielo purpura y entramos en la oscura noche. Miro hacia atrás y descubro esa rara división de cielos, como el agua dulce por debajo de la salada. -¿Te gusta no? –Me pregunta. -Es una locura. En el buen sentido. Son mágicos y abrumadores todos los detalles. 
Mis pies tocan primera vez las ramas de Fugio. Cada rama es un camino que lleva a otro. Como no sé cuál elegir, me mantengo caminando por la rama más gruesa. Diana me golpea con tal fuerza que mientras estaba atado a sus ojos, Nátaly desapareció de mi mente. No hay prueba más contundente de que es mi alma gemela. Pequeñas luces se notan muy lejanas. Camino por mucho tiempo. Aumento el paso y camino unas tres horas más. Mis fríos pasos adoptaron una conducta individual. Mis parpados casi dejaron de funcionar y mis pupilas al vacío debaten entre el recuerdo de Diana y el de Nátaly. Pero la razón por la que sigo caminando es porque he tomado una decisión que favorece a una sola de ellas. En un tramo del camino una pluma rosada y pequeña se encuentra flotando frente a mí.
-Es nuestra ley madre. -Expone uno de los miembros de la mesa donde se ubican los demandantes. -Porque de esa ley depende la seguridad de esta ciudad. Ni si quiera Írador ha podido alterar la eterna luna llena. Y eso es gracias a los miles de Adivianos que han dado su vida por ella. Es gracias a la "ley de protección total" que todas las otras leyes existen, y es la única razón por la que somos la última ciudad libre. No podemos permitir que alguien perturbe años de trabajo y sangre. El salón es gigantesco. Cientos de personas están en las gradas circulares. Al parecer esta es una de las decisiones más importantes que han debido tomar en mucho tiempo. El lugar está entablillado de madera color ámbar. Hay dos mesas triangulares. En una se encuentran los demandantes. Está repleta. En la otra está la de