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Capítulo 2: Un alfa y una omega

Narrador omnipresente 

Su antigua ella, estaba negándose a tener un cambio tan drástico, por lo que, la regaña por lo que acaba de decir e incluso, le recuerda su error, al mostrarle como varias personas que la han escuchado, se están riendo.

Sin embargo, deseando no ser la aplicada y estudiosa hija, hermana y novia, Adhara da un paso adelante y tomando la corbata del hombre, lo acerca a su rostro, para poder mirar mejor esos rasgos que ve borroso y verse decidida.

 —¿No quieres?

 —Creo que estas tan ebria que si me acuesto contigo podría considerarse necrofilia. Porque estoy seguro de que apenas toques una cama, quedaras profundamente dormida, que parecerás muerta.

 —No me subestimes, niño. Sé lo que estoy hablando y lo que quiero. Ahora — dice Adhara soltándolo de la corbata —Si no te sientes capacitado, porque te gusten los hombres o no seas capaz de llegar a mi nivel, mis disculpas. No sabía que estabas incapacitado.

 —Uy, eso podría considerarse un reto, ¿la vas a dejar ir, hermano? — dice uno de los chicos llevando su brazo al hombro del hombre borroso.

 —Son palabras de una ebria, no hay que tomarlo en serio.

 —Y yo que pensé que encontraría suerte esta noche. Bueno, iré a buscar alguien que no me huya. Que tenga buena noche, señor. — dice Adhara caminando hacia la multitud donde se acerca a un chico con muchos tatuajes y perforaciones.

 —Qué lástima que la hayas rechazado, tenía un cuerpo demasiado bueno. Sin duda, con quien se acueste, tendrá una noche increíble. — dice uno de los chicos, mientras él camina hacia la mujer.

 —Si se va con ese chico, va a estar en graves problemas. Pero, claramente eso no nos importa. Bien, sigamos en lo que estábamos — dice el chico de cabello rojo, abrazando a sus dos amigos.

Desde la distancia, él ve como el chico tatuado y fornido, asiente y coloca su mano en el trasero de Adhara. Por lo que, alejando el abrazo de su amigo, se acerca más a ella.

 —Sigan adelante, yo ya los alcanzo

 —Pero… acabo de llegar. Esta es mi celebración de bienvenida y me dolería que no estes en ella.

 —Vuelvo en seguida. Además, Charlie sin duda tiene mucho entretenimiento, por lo que, no te darás cuenta de que no estoy

 —Sí, déjalo que disfrute un poco antes de unirse a nosotros. — dice Charlie llevándose a su amigo de cabello rojo.

El hombre, aun con traje porque fue arrastrado desde la oficina hasta la discoteca, mira fijamente a la mujer que, con osadía, toma la mano del hombre extraño y lo lleva a las escaleras. 

Justo cuando cree que va a detenerse al estar cerca de ella, Adhara pasa a su lado como si nunca lo hubiese visto. Por lo que, él se gira y con una mano firme, la toma del brazo y la atrae a su pecho.

 —Pero, ¿Qué demonios? — pregunta Adhara molesta.

 —Fuera. — ordena el hombre con voz fría.

 —Deja a mi novia en paz.

 —¿Novia? — pregunta él en tono burlón e incrédulo 

 —Sí. Ella es mi novia y si fuera tú, alejaría mis manos de ella.

 —¿Sabes cómo se llama? — pregunta él y el hombre duda — me lo imaginé, lárgate antes que llamé a seguridad.

 —¿Quién te crees que eres?

 —Tu peor pesadilla si llegas a molestarme — dice él, para después cargar a la mujer —dice él mientras sus ojos se tornan rojos.

De inmediato, el hombre retrocede al reconocer que no puede meterse con él y por ello, tiembla. 

 —Tranquilo, señor. No necesita pelear conmigo. Es toda suya. — dice el hombre marchándose.

 —Oye, no sé supone que íbamos a tener una noche ardiente, ¿Por qué te vas, cobarde? — pregunta Adhara molesta.

El hombre se marcha sin mirar atrás y el chico de saco y corbata, toma a Adhara de sus piernas y la sube a su hombro, para después salir de la discoteca y dirigirse a su auto, ignorando las risas de Adhara.

Solo cuando la baja, ve que ella está hipando y que ni siquiera puede mantenerse en pie. Adhara tiembla por la brisa fría y él se quita su saco para colocárselo encima y con cuidado, la lleva al interior del auto.

 —Por favor, dime que si vas a ser divertido. Le he pedido a dos hombres que se acuesten conmigo y no han querido, ¿será que soy muy fea? 

 —No sabía que había una manada con una loba tan incorregible.

 —Oye, ¿Cómo sabes que soy una loba? — pregunta Adhara confundida.

 —Dime algo, ¿no me escogiste porque sabes que soy un alfa?

 —¿Eres un alfa? — pregunta Adhara decepcionada.

 —Sí, soy un alfa.

 —Detén el auto que voy a bajarme. — ordena Adhara arrastrando las palabras.

 —Aún no he encendido el auto. — dice el alfa y ella hace una o con su boca.

 —Mejor, adiós. — dice Adhara lista para irse.

 —¿Por qué te vas ahora?

 —Los alfas son muy complicados y lo que quiero es lo contrario. Así que, mejor no nos involucremos. Después de todo, yo soy una omega que quiere ser libre y jamás lo seria al conectarme con un alfa.

 —Entiendo, ahora la que tiene miedo eres tú.

 —No es miedo. Sé lo que quiero y por eso, sé que no eres tú.

 —Y yo que ya me había convencido a comprobarte que no te tengo miedo o me quedas grande.

 —Yo no he dicho eso… oh, eres el que sufre de disfunción eréctil. — dice Adhara y el hombre, siente como una flecha atraviesa su pecho, causando que su boca sangre.

 —¿Qué acabas de decirme?

 —Ya sabes que significa. Ahora, no nos crucemos más en el camino del otro, que yo tengo muchos problemas en mi vida, como para tener sexo con usted.

 —Eres tú quien hace poco se me ofreció. — le recuerda. 

 —Sí, pero no sabias que eras un alfa con disfunción eréctil. — dice Adhara hipando.

De inmediato, el hombre la toma del cuello y dándole un beso con fuerzas, comienza a descargar el enojo de su ofensa. Sin embargo, Adhara no lo ve como un castigo, sino que, se acerca más al hombre.

Al punto de pasarse a su puesto y colocándose a horcajadas, continúa besándolo, mientras toca cada parte de su cuerpo.

El poco interés, queda en el olvido, cuando la excitación aparece en el cuerpo de ambos y por ello, antes de siquiera pensar lo que estaban haciendo, una mirada roja, se conecta con una azul.

La pregunta pidiendo permiso, se realizó con la mirada y cuando Adhara asintió, el alfa bajo su cuerpo, movió su asiento, mientras Adhara bajaba la cremallera del pantalón de él. El alcohol que había consumido, estaba en su cabeza, pero, no llenaban sus pensamientos como deseaba.

Por lo que, el recuerdo de su hermana y su prometido estando juntos, hace que ella gruña y cuando el alfa besa su cuello, ella deja salir su enojo, rompiendo la ropa interior de él y levantando su falda, lista para enterrar la mujer inocente, virgen y sumisa.

‘Es momento de dejarte ir, tonta Adhara’ dice Adhara mentalmente.

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