Capítulo 4: Cuidarla

No sabía porque actuaba así de despreocupado con una mujer que evidentemente no era su familia o alguien conocido. Pero, allí estaba, prometiendo algo a una omega que desde u principio pudo ignorar y seguir con su aburrida vida.

 —Seré buena e iré a donde me digas para transformarme. Pero, si intentas hacerme daño, gritaré y no me importa si con eso revelo que somos lobos — advierte Adhara

 —Como digas, vámonos — dice Jareth caminando hacia la esquina menos transitada y después de verificar que no hay nadie observándolos, se transforma en un hombre sin camisa y con olor a vomito.

 —Apestas a vomito, con razón ningún auto se detenía. Seguramente pensaban que era yo quien olía así. Estas muy grande para vomitarte encima, chico. — le regaña Adhara y Jareth tensa su mandíbula mientras toma su teléfono.

 —Esto debe ser una broma.

 —Está bien que no puedas controlar vomitar cuando te sientes muy mal, pero, por favor, intenta no vomitarte encima, porque eso es muy vergonzoso.

 —¡Tú me vomitaste, chica loca!

 —¿Yo?

 —¡Sí, tú!

 —Oh, entonces fui yo. Con razón también huelo a vomito. — dice Adhara sonriendo avergonzada y Jareth respira profundo.

 —Debí marcharme cuando podía. 

‘Aun puedes.’ le recuerda su mente.

‘Aun así, no quiero irme.’ responde a su propia mente Jareth. 

El auto llega y suspirando profundo, entra con ella. De inmediato, Adhara sonríe, impresionada de estar en un auto tan amplio en la parte de atrás que podría considerarse una limusina. 

 —¿A dónde vamos, señor?

 —Puede dejarnos en un motel u hotel. — dice Adhara y el chófer, mira a su jefe confundido.

 —¿Por qué iríamos a un hotel?

 —Creo que había sido clara al decirte que esta noche voy a perder la virginidad. No me importa con quien sea, siempre y cuando no sea un alfa.

 —Yo soy un alfa.

 —Sí, pero, por tu problema de disfunción, no creo que termines buscándome una segunda vez.

 —Que no tengo ningún problema. — dice Jareth serio. 

 —Sí, claro, como digas. Ojalá eso desapareciera negándolo.

 —Entonces, señor, ¿A dónde vamos?

 —A un motel u hotel y si no quiere llevarnos, diga de una vez, porque yo estoy lista para bajarme y tomar un taxi. — dice Adhara firme.

 —Llévanos al hotel Estelar y que nadie nos vea. No quiero pasar vergüenza. — susurra Jareth. 

 —Espero que sea un hotel increíble, no quiero perder mi virginidad en un lugar decepcionante. — dice Adhara cruzándose de brazos y el chófer, mira a su frío e impaciente jefe, negando mientras suspira profundo.

 —Vamos rápido, antes que está loca termine lanzándose de la ventana y gritando a los cuatro vientos que quiere perder algo más que su virginidad hoy.

 —Sí, señor. — dice el chico arrancando.

Mientras llegan al hotel, Adhara cuenta porque decidió perder su virginidad. Ello, la llevó a contar los abusos de su familia y entre lágrimas, juró vengarse de quienes le habían hecho daño.

 —Entonces, ¿Por qué quieres perder tu virginidad si en eso no te vengas de nadie?

 —Claro que sí, el desgraciado de mi prometido, hizo todo porque yo me entregará a él y no lo obtuvo. Así que, tendrá que ser bastante doloroso para él que me entregue a otro en una noche, cuando a él le costó años y no lo obtuvo.

 —Tu definición de venganza es muy extraña. 

 —Entonces, ¿Cómo más podría vengarme?

 —Hay muchas maneras. — dice Jareth encogiéndose de hombros como si no fuera algo importante. 

De inmediato, Adhara se colocó sobre sus rodillas y con mirada suplicante, observó al hombre a su lado, para después hacer una petición que haría que el chófer frenará sorprendido.

 —Entonces, ayúdame a vengarme. Si debo tomarme fotos comprometedoras con otro hombre, ayúdeme. Si debo hundir a ese perro, ayúdeme. No me importa el método, solo ayúdeme a vengarme de quienes se burlaron de mí.

El freno, hizo que Adhara se tambaleara y Jareth, actuó rápido y bloqueo su caída con el brazo. De inmediato, levantó su mirada al chófer y los ojos rojos, mostraron su enojo.

 —Lo s-siento, señor. No había visto un transeúnte imprudente.

 —Casi es medianoche, dudo que haya muchos transeúntes a esta hora. Así que, fíjese bien en lo que hace y no preste atención a nuestra conversación.

 —Lo siento, señor. Sigan en lo suyo.

 —Señor… tengamos sexo. — dice Adhara de la nada y Jareth es quien quiere lanzarse del auto porque nadie actúa como él quiere que actúen. 

 —No puedes pensar ebria. Lo mejor es que llegues a la habitación, te bañes y descanses un poco. Te aseguro que después de descansar, verás las cosas de una forma bastante distinta. — dice Jareth y Adhara bufa molesta.

 —Es verdad, su disfunción eréctil le impide ayudarme. — dice Adhara y el chófer ahoga una risa fuerte que hace que su jefe lo mire una segunda vez con ganas de asesinarlo.

 —Esto va a volverme loco. — dice Jareth.

 —No voy a insistir más. Lo mejor es que cada uno siga su camino. — dice Adhara para después no hablar más.

El auto se detiene en el parqueadero subterráneo del hotel y los dos salen del auto, mientras el chófer espera nuevas indicaciones. Apenas entran al ascensor, Adhara comienza a mirar todo emocionada, murmurando cosas indescriptibles que solo hacen negar a Jareth.

Cuando llegan finalmente al piso de las habitaciones más costosas, el gerente del hotel que había recibido el llamado del chófer de Jareth, le sonríe pata después sorprenderse por el aspecto en el que ambos vienen. 

 —¿Los han atacado?

 —Sí, me atacó una loca. — dice Jareth y Adhara sonríe y levanta su mano.

 —Yo soy la loca. — responde sorprendiendo al gerente.

 —Las llaves, ahora.

 —¿Cuántas habitaciones necesitan?

 —Dos — dicen al unísono y el gerente descarta que sean amantes.

 —De acuerdo, señor.

 —De todas formas, no dejes que nadie esté en el piso. Si están ocupados, dales otra habitación, no quiero que nadie me moleste. Solo me quedaré unos minutos y me iré.

>> Además, trae a un empleado o bloquea que el ascensor llegue a este piso, como también las cámaras y escaleras. Esta mujer no puede salir hasta que mañana pueda caminar derecha.

 —Como ordené, señor.

 —La suite presidencial me la entregas a mí, que ella escoja cualquier otra. — dice Jareth caminando hacia su habitación

Adhara, como una chica inmadura, saca la lengua cuando él se marcha y con molestia, toma la llave de una de las habitaciones, donde se baña y decidida a perder su virginidad, sale en toalla de baño hasta el pasillo de las habitaciones.

‘Debes ser valiente y demostrarles a esos sucios perros que también sabes cómo divertirte y ser feliz’ asegura Adhara intentando ser valiente. 

Una a una, toco las puertas de cada habitación, hasta que, suspirando profundo, caminó hacia la última puerta, deseando que alguien respondiera, pero, nadie lo hace.

 —Estoy sola como ese hombre lo ordenó. Así que, si no puedo tener sexo, por lo menos, buscaré la manera de vengarme y pasarla bien, quizás un juguete sexual me ayude a quitarme lo que nadie quiere.

 —Créeme cuando le digo que eso le dolería mucho — dice un hombre con el cabello húmedo y una toalla apenas cubriendo su entrepierna.

 —Dios… santo…

 —¿A qué has venido?

 —A que me folle. — dice Adhara y decidida a no fallar, se lanza a los brazos del hombre y con fuerzas lo besa, mientras él apenas suelta la toalla con que secaba su cabeza, para impedir que ella se caiga.

‘Es ahora o nunca, Adhara.’ se dice Adhara mentalmente.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo