No sabía porque actuaba así de despreocupado con una mujer que evidentemente no era su familia o alguien conocido. Pero, allí estaba, prometiendo algo a una omega que desde u principio pudo ignorar y seguir con su aburrida vida.
—Seré buena e iré a donde me digas para transformarme. Pero, si intentas hacerme daño, gritaré y no me importa si con eso revelo que somos lobos — advierte Adhara —Como digas, vámonos — dice Jareth caminando hacia la esquina menos transitada y después de verificar que no hay nadie observándolos, se transforma en un hombre sin camisa y con olor a vomito. —Apestas a vomito, con razón ningún auto se detenía. Seguramente pensaban que era yo quien olía así. Estas muy grande para vomitarte encima, chico. — le regaña Adhara y Jareth tensa su mandíbula mientras toma su teléfono. —Esto debe ser una broma. —Está bien que no puedas controlar vomitar cuando te sientes muy mal, pero, por favor, intenta no vomitarte encima, porque eso es muy vergonzoso. —¡Tú me vomitaste, chica loca! —¿Yo? —¡Sí, tú! —Oh, entonces fui yo. Con razón también huelo a vomito. — dice Adhara sonriendo avergonzada y Jareth respira profundo. —Debí marcharme cuando podía. ‘Aun puedes.’ le recuerda su mente.‘Aun así, no quiero irme.’ responde a su propia mente Jareth. El auto llega y suspirando profundo, entra con ella. De inmediato, Adhara sonríe, impresionada de estar en un auto tan amplio en la parte de atrás que podría considerarse una limusina. —¿A dónde vamos, señor? —Puede dejarnos en un motel u hotel. — dice Adhara y el chófer, mira a su jefe confundido. —¿Por qué iríamos a un hotel? —Creo que había sido clara al decirte que esta noche voy a perder la virginidad. No me importa con quien sea, siempre y cuando no sea un alfa. —Yo soy un alfa. —Sí, pero, por tu problema de disfunción, no creo que termines buscándome una segunda vez. —Que no tengo ningún problema. — dice Jareth serio. —Sí, claro, como digas. Ojalá eso desapareciera negándolo. —Entonces, señor, ¿A dónde vamos? —A un motel u hotel y si no quiere llevarnos, diga de una vez, porque yo estoy lista para bajarme y tomar un taxi. — dice Adhara firme. —Llévanos al hotel Estelar y que nadie nos vea. No quiero pasar vergüenza. — susurra Jareth. —Espero que sea un hotel increíble, no quiero perder mi virginidad en un lugar decepcionante. — dice Adhara cruzándose de brazos y el chófer, mira a su frío e impaciente jefe, negando mientras suspira profundo. —Vamos rápido, antes que está loca termine lanzándose de la ventana y gritando a los cuatro vientos que quiere perder algo más que su virginidad hoy. —Sí, señor. — dice el chico arrancando.Mientras llegan al hotel, Adhara cuenta porque decidió perder su virginidad. Ello, la llevó a contar los abusos de su familia y entre lágrimas, juró vengarse de quienes le habían hecho daño. —Entonces, ¿Por qué quieres perder tu virginidad si en eso no te vengas de nadie? —Claro que sí, el desgraciado de mi prometido, hizo todo porque yo me entregará a él y no lo obtuvo. Así que, tendrá que ser bastante doloroso para él que me entregue a otro en una noche, cuando a él le costó años y no lo obtuvo. —Tu definición de venganza es muy extraña. —Entonces, ¿Cómo más podría vengarme? —Hay muchas maneras. — dice Jareth encogiéndose de hombros como si no fuera algo importante. De inmediato, Adhara se colocó sobre sus rodillas y con mirada suplicante, observó al hombre a su lado, para después hacer una petición que haría que el chófer frenará sorprendido. —Entonces, ayúdame a vengarme. Si debo tomarme fotos comprometedoras con otro hombre, ayúdeme. Si debo hundir a ese perro, ayúdeme. No me importa el método, solo ayúdeme a vengarme de quienes se burlaron de mí.El freno, hizo que Adhara se tambaleara y Jareth, actuó rápido y bloqueo su caída con el brazo. De inmediato, levantó su mirada al chófer y los ojos rojos, mostraron su enojo. —Lo s-siento, señor. No había visto un transeúnte imprudente. —Casi es medianoche, dudo que haya muchos transeúntes a esta hora. Así que, fíjese bien en lo que hace y no preste atención a nuestra conversación. —Lo siento, señor. Sigan en lo suyo. —Señor… tengamos sexo. — dice Adhara de la nada y Jareth es quien quiere lanzarse del auto porque nadie actúa como él quiere que actúen. —No puedes pensar ebria. Lo mejor es que llegues a la habitación, te bañes y descanses un poco. Te aseguro que después de descansar, verás las cosas de una forma bastante distinta. — dice Jareth y Adhara bufa molesta. —Es verdad, su disfunción eréctil le impide ayudarme. — dice Adhara y el chófer ahoga una risa fuerte que hace que su jefe lo mire una segunda vez con ganas de asesinarlo. —Esto va a volverme loco. — dice Jareth. —No voy a insistir más. Lo mejor es que cada uno siga su camino. — dice Adhara para después no hablar más.El auto se detiene en el parqueadero subterráneo del hotel y los dos salen del auto, mientras el chófer espera nuevas indicaciones. Apenas entran al ascensor, Adhara comienza a mirar todo emocionada, murmurando cosas indescriptibles que solo hacen negar a Jareth.Cuando llegan finalmente al piso de las habitaciones más costosas, el gerente del hotel que había recibido el llamado del chófer de Jareth, le sonríe pata después sorprenderse por el aspecto en el que ambos vienen. —¿Los han atacado? —Sí, me atacó una loca. — dice Jareth y Adhara sonríe y levanta su mano. —Yo soy la loca. — responde sorprendiendo al gerente. —Las llaves, ahora. —¿Cuántas habitaciones necesitan? —Dos — dicen al unísono y el gerente descarta que sean amantes. —De acuerdo, señor. —De todas formas, no dejes que nadie esté en el piso. Si están ocupados, dales otra habitación, no quiero que nadie me moleste. Solo me quedaré unos minutos y me iré.>> Además, trae a un empleado o bloquea que el ascensor llegue a este piso, como también las cámaras y escaleras. Esta mujer no puede salir hasta que mañana pueda caminar derecha. —Como ordené, señor. —La suite presidencial me la entregas a mí, que ella escoja cualquier otra. — dice Jareth caminando hacia su habitaciónAdhara, como una chica inmadura, saca la lengua cuando él se marcha y con molestia, toma la llave de una de las habitaciones, donde se baña y decidida a perder su virginidad, sale en toalla de baño hasta el pasillo de las habitaciones.‘Debes ser valiente y demostrarles a esos sucios perros que también sabes cómo divertirte y ser feliz’ asegura Adhara intentando ser valiente. Una a una, toco las puertas de cada habitación, hasta que, suspirando profundo, caminó hacia la última puerta, deseando que alguien respondiera, pero, nadie lo hace. —Estoy sola como ese hombre lo ordenó. Así que, si no puedo tener sexo, por lo menos, buscaré la manera de vengarme y pasarla bien, quizás un juguete sexual me ayude a quitarme lo que nadie quiere. —Créeme cuando le digo que eso le dolería mucho — dice un hombre con el cabello húmedo y una toalla apenas cubriendo su entrepierna. —Dios… santo… —¿A qué has venido? —A que me folle. — dice Adhara y decidida a no fallar, se lanza a los brazos del hombre y con fuerzas lo besa, mientras él apenas suelta la toalla con que secaba su cabeza, para impedir que ella se caiga.‘Es ahora o nunca, Adhara.’ se dice Adhara mentalmente.Adhara, estaba decidida. Aunque tenía sus propias razones, que no le parecían lógicas a Jareth, él no la empujaba, si no que, sin saber qué hacer con ella, la llevó a uno de los muebles, donde con fuerza, la alejó de su cuerpo.— Oye, cuando una mujer te besa, lo menos que puedes hacer es seguirle la corriente.— Estas ebria, no voy a tocarte así. Si quieres que tenga relaciones sexuales contigo, espera a estar sobria y que hablemos sobre esto.— Por eso acostarse con un alfa es frustrante, todo lo quieren tomar demasiado en serio y eso es aburrido. — se queja Adhara.— No es tomarse las cosas de forma aburrida, es que no es correcto. Si quieres sexo de una noche, deberías primero estar sobria y no vomitándote con cada esfuerzo que haces.— Si eso es lo que te preocupa, ya vomité todo lo que iba a vomitar y me lavé la boca cuatro veces. Así que…— No es eso, omega. Es que…— Entonces es eso, soy una simple omega indigna de ti. Ya lo he entendido.— No lo digo por eso.— Entonces, ¿Por
La razón de ambos ha quedado en un segundo plano, así que, dejándose llevar por la excitación, se besan con pasión, mientras con toques lujuriosos, la posibilidad de detenerse, se hace más pequeña.— Por favor… — susurra Adhara. — ¿Qué quieres?— Follame — pide en un gimoteo que le impide a Jareth controlarse. Por lo que, alejándose levemente, comienza con su miembro a realizar movimientos circulares en el botón de placer de Adhara, con el fin de estimularla más.Al no poder soportarlo más y ver como ella se retuerce deseando recibir más placer, él se posiciona en su entrada y antes de ingresar a ella, suspira profundo y deseando un no por respuesta pregunta una última vez.— ¿Deseas que me detenga?— Continua, por favor. No quiero que te detengas — dice Adhara y ello hace que Jareth se adentre en el canal de ella, causando que ella abra sus ojos y al sentir el dolor, lleve sus manos al abdomen bajo de Jareth.— Lo sé, estoy siendo suave.— Duele. — susurra Adhara y Jareth, se acomod
El nerviosismo invadía por competo a Adara por lo que había hecho, además, temía porque en su familia la regañaran por quedarse en la calle toda la noche y al no tener el teléfono, no sabía si habían intentado comunicarse con ella. Por eso, cuando Adhara bajó del auto, temió por ser regañada por dicha travesura que nunca había hecho, ni siquiera cuando vivía sola a kilómetros de allí. Con cuidado, toco a la puerta al comprobar que no tenía las llaves de su casa y fue el mayordomo quien abrió la puerta.— señorita Adhara, ¿Dónde pasó toda la noche? ¿Y esas marcas?La vergüenza invadió por completo a Adhara, cuando el mayordomo que básicamente la había criado, le señaló las marcas que Jareth le había dejado en un momento de extremo placer. — Lamento decirle esto, pero, ¿puede ayudarme a cambiarme antes de que mi padre me vea así?— Vaya por la puerta del servicio y deme unos minutos mientras le consigo ropa. — dice John, el mayordomo y Adhara agradece.Como habían acordado, Adhara e
Jareth se preparó para salir y apenas salió de la habitación, se dirigió al gerente quien, con mucho respeto y miedo, se acercó corriendo hacia el hombre con mirada roja y asesina. — ¿Dónde está mi gente?— El chofer no se fue desde que lo trajo y su asistente lo espera desde las ocho de la mañana en el vestíbulo.— ¿Qué hora es?— Son las dos de la tarde.Jareth maldice y rápidamente se marcha, con su asistente corriendo detrás de él, sin atreverse a decirle que van tarde por primera vez en más de cinco años siendo el presidente de su propia empresa. — Necesito que me consigas a alguien.— ¿Quién en especial?— La mujer con la que entre a este hotel. Quiero que averigües todo. Hasta cuantas veces se lava las manos. Quiero todo y para antes de las seis de la tarde de hoy. Su castigo no puede pasar de hoy. — dice Jareth molesto.Apenas llega a la empresa, todos se alejan de su camino al ver el enojo en su mirada y cuando llega a su oficina, ve a los dos amigos que dejó la noche anter
Mientras Adhara respiraba profundo preparándose para lo que, sin duda, sería la guerra más grande en su familia, Jareth, sonreía mirando la nota que le había dejado Adhara. Jareth, había regresado a la empresa con una sonrisa que daba miedo a todos.Alguien que no sonreía, estaba sonriendo sin haber un motivo y eso, angustiaba a los demás. Porque, básicamente no sabían cómo actuar. Todos en la empresa estaban a la espera de una explosión, mientras Jareth sacaba de sus bolsillos lo que Adhara se había atrevido a dejarle. — Esto es humillante, pero, gracioso. — susurra con voz gélida.Nadie que escuchara su tono de voz y viera su mirada asesina, diría que lo que veía era algo divertido para Jareth y realmente no lo era. Había sido tratado como un hombre de compañía al que le habían dado como pago, menos de lo que él se gana en un día.— Me las va a pagar. — susurra Jareth mientras llama a su secretaria que de inmediato, aparece al estar casi en la puerta.— ¿Me necesita, señor Every?—
El informante de Eda, recién llegaba a la propiedad de los Simpson, cuando escuchó la disputa. Se había infiltrado en las grabaciones de las cámaras de seguridad y eso era lo que veía Eda en la comodidad de su casa, con mucha diversión.Meneando su copa de vino, disfrutaba de lo que veía al punto que su esposo le hablaba y ella le ignoraba por lo emocionante que era lo que veía. Algo que preocupaba mucho a su esposo, quien sabia el alcance de su mujer.— ¿Qué es lo que ves que te resulta tan divertido? — pregunta su esposo por tercera vez y es en ese momento que Eda reacciona.— Oh, lo siento, querido. Estoy viendo una nueva novela y esta emocionante. — susurra Eda mientras se emociona por la futura nuera que ve a través de la pantalla.Su esposo asiente con preocupación y entra a la ducha, mientras su esposa, se adentra tanto en lo que ve, que siente que está sentada en los muebles de color café de la sala. Adhara sigue llorando de manera desconsolada y eso solo hace que Emma se leva
La noticia había bajado varios centígrados en la temperatura de la sala. Todo se sentía helado, aunque la mirada asesina de Blad Simpson podía asemejarse al calor del mismísimo infierno.— ¡¿Qué acabas de decir?! — grita Blad, mientras Adhara procesa lo que acaba de escuchar.Adhara no podía negar que le había dolido la traición, después de todo, había sido una chica que no había recibido mucho amor de su padre y su madrastra básicamente la había tenido como un estorbo a su vida perfecta.Por eso, cuando un hombre atento como Blake se había acercado a ella y le habría dado un poco de calidez, cayó en su encanto y se imaginó una vida lejos de los tormentos que su familia le había causado. Pero, ahora todo había cambiado de una manera drásticaY la sonrisa de su hermana, cuando Blake mencionó su embarazo, solo era una prueba de cuanto estaba ella disfrutando quitar a su hermana, la pareja que estaba destinada para ella. Por lo que, Adhara tragó duro y fingió que no le importaba, mientra
La respuesta había confundido a la mujer que aún no sabía si era la nuera que necesitaba y lo peor es que, por el enojo, había desactivado los audífonos y lo que estaba escuchando, ahora también lo escuchaba su esposo, quien se había quedado mirando lo que su esposa veía.— Adhara, ¿Qué acabas de decir?— Estoy cansada de malos tratos, padre. Siempre me han tratado como una invitada no deseada, cuando todo lo que tu esposa e hija disfrutan, son cosas que mi madre dejó para mí, su única hija.— Adhara, no seas egoísta con tu propio padre. — dice Blad.— A ti, padre, aunque no hayas sido el padre que quería y necesitaba, no puedo negarte nada. Pero, no es mi obligación tomar la responsabilidad de una chica malcriada que no conoce la vergüenza y una mujer que solo me toma como algo desagradable de la que quieren deshacerse. — dice Adhara firme— Entiendo que esto lo haya dejado tu madre, pero, si no fuera por la administración de nosotros, estarías sin nada. No hubieses podido tener la v