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Capítulo 5: Dejarse llevar

Adhara, estaba decidida. Aunque tenía sus propias razones, que no le parecían lógicas a Jareth, él no la empujaba, si no que, sin saber qué hacer con ella, la llevó a uno de los muebles, donde con fuerza, la alejó de su cuerpo.

— Oye, cuando una mujer te besa, lo menos que puedes hacer es seguirle la corriente.

— Estas ebria, no voy a tocarte así. Si quieres que tenga relaciones sexuales contigo, espera a estar sobria y que hablemos sobre esto.

— Por eso acostarse con un alfa es frustrante, todo lo quieren tomar demasiado en serio y eso es aburrido. — se queja Adhara.

— No es tomarse las cosas de forma aburrida, es que no es correcto. Si quieres sexo de una noche, deberías primero estar sobria y no vomitándote con cada esfuerzo que haces.

— Si eso es lo que te preocupa, ya vomité todo lo que iba a vomitar y me lavé la boca cuatro veces. Así que…

— No es eso, omega. Es que…

— Entonces es eso, soy una simple omega indigna de ti. Ya lo he entendido.

— No lo digo por eso.

— Entonces, ¿Por qué me llamas omega?

— Porque no sé tu nombre, ¿Cómo voy a llamarte si no solo sé que eres una omega?

— Oh, es eso. — murmura Adhara al comprender que no se han presentado — Es mejor así, que no sepamos nuestro nombre, para que no haya la más mínima pista de quienes somos.

— Siguen pensando que perder tu virginidad es una venganza para tu ex, pero, no es así. Si quieres tener una venganza, destrúyelos y se feliz con alguien más que va a atesorarte y valorarte como mujer y no perdiendo tu virginidad cuando estas demasiado ebria para recordarlo.

— Lo voy a recordar y si no es así, vamos a grabarnos.

— Lo siento, pero, no quiero ser parte de la pornografía. Ahora, fuera, debo ir a cambiarme e ir a mi casa. Tú puedes quedarte en el hotel e ir a tu casa cuando te sientas lista. — dice Jareth, marchándose al interior de su habitación, en busca de ropa.

Pero, antes de siquiera quitarse la toalla que cubría su desnudez, Adhara dispuesta a obtener lo que quiere, se quita su bata del hotel y completamente desnuda, entra a la habitación donde Jareth solo suspira profundo.

— Esta es tu última oportunidad, si no lo hago contigo, lo haré con alguien más. Así que, escoge, ¿vas a buscar excusas o vas a tomarme de una vez? — pregunta Adhara seria.

Jareth, suspira profundo y cuando se gira, ve a la mujer completamente desnuda, sorprendiéndose al pensar que no sería capaz de ello. La sorpresa, causa satisfacción en Adhara, quien se acerca peligrosamente al hombre que retrocede, pero, no lo suficientemente rápido.

Adhara, con un leve movimiento, lo empuja y él cae sentado en lo cama, con la ropa interior aun en su bolsa. Ella, sabiendo que no podía ceder, sube a las piernas de él, sentándose a horcajadas, sin alguna vergüenza de estar desnuda.

— Entonces, mi querido alfa, ¿no estoy a tu altura? ¿no tengo un buen cuerpo?

— Lo t-tienes… — susurra Jareth y al ver que ha tartamudeado, aclara su garganta — te ves bien. Pero…

— Soy una mujer nueva y esta mujer que he decidido ser, no va a retroceder si quiere algo y yo lo quiero a usted y ahora. Por una noche, no piense en lo que puede pasar y mejor disfruta un poco.

— Cada cosa que haces tiene una consecuencia, debes aprender ello, omega.

— Hace rato te estoy tentando y no veo una consecuencia. Así que, ¿vas a hacer algo o realmente la disfunción no te lo permite?

— Vuelves a decir eso y te voy a dar una nalgada.

— ¿Mientras estas dentro de mí o mientras te sigues quejando de que no es correcto? — dice Adhara moviendo su pelvis de manera circular. 

Causando que Jareth coloque sus manos sobre la cadera de ella para que se detenga. Por ello, Adhara ejerce presión sobre él y se mueve lentamente, de una manera imperceptible para cualquiera, menos para ellos.

Es allí cuando comienza a sentir como algo se endurece cada vez más, Jareth, suspira profundo, mientras sus ojos comienzan a tornarse rojos y Adhara gimotea al sentir la dureza completamente. 

El gemido sale de la boca de Adhara cuando la dureza presiona su botón de placer y es por ello por lo que, comienza a humedecer esa delgada tela que cubre la desnudez de Jareth. Él, al sentir la humedad, gruñe, mientras Adhara aleja las manos de él de su cadera, para moverse como ella desea y esta vez, él no se opone.

Sonriente por lograr lo que deseaba, lleva su boca a los labios de él y en un beso pasional, se deja caer sobre el pecho de Jareth, mientras él cae en la cama. Los movimientos no se detienen, mientras Adhara toca toco el torso del hombre que poco a poco se deja llevar. 

Justo cuando cree que lo tiene en sus manos y que ambos no pueden alargarlo más, el hombre bajo su cuerpo, se gira velozmente, posicionándose sobre ella. Su mirada roja, su respiración agitada y sus labios hinchados, mostraban cuanto estaba disfrutando ello.

— ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Vas a huir porque según tú no es correcto?

— No. Ya te di varias oportunidades para escapar. Ya no puedes culparme porque te folle. 

— Entonces, ¿vas a hacerlo? — pregunta Adhara con renovado interés y Jareth se aleja causando que ella cambie su rostro feliz por uno indignado. 

Sin embargo, antes de siquiera ella hablar, Jareth abre un cajón de la mesa cerca de la cama y tomando más de cinco preservativos, le lanza los mismos a Adhara y tomando uno que rasga con los dientes, se desata la toalla que libera su polla.

La sorpresa invade a Adhara al ver toda su magnitud. Su interior se calienta aún más y cuando arrastra su mirada por todo el cuerpo de él, notando el musculoso y escultural cuerpo, confirma que había tomado una buena decisión.

— ¿Te gusta lo que ves?

— Me siento indignada de que me hayan robado el protagonismo, pero, no puedo quejarme. — susurra Adhara y Jareth sonríe.

— Esto será solo algo que olvidaremos. — dice Jareth y Adhara asiente.

— Solo será una noche y después fingiremos no conocernos. — dice y cuando ella intenta acercarse a él. Jareth la aleja y colocándose el preservativo, se acerca a su cuerpo, dejando un rastro de besos desde su pelvis, hasta hacer círculos en los pezones de Adhara, subir al cuello y besarla, mientras rodeaba con un brazo el cuerpo de Adhara y la llevaba al centro de la cama.

El recorrido de sus labios, había dejado un camino ardiente, como si fuera gasolina y fuego, por lo que, se sentía más que estimulada para finalmente perder la virginidad.

— ¿Estas lista? — pregunta Jareth con tono bajo y ronco — ¿Quieres esto?

— Sí, lo quiero. — dice Adhara decidida.

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