Y como Nadia había dicho, ambas tenían algunas de las asignaturas juntas, a excepción de las materias de la carrera a la cual eran totalmente diferentes.
Después de tomar algunas clases juntas, ambas estaban caminando. Pero Charlotte podía sentir en cada cierto tiempo varias miradas sobre ella, pero cada vez que se daba la vuelta no podía divisar a nadie por la multitud de personas en los pasillos y Nadia se dio cuenta de eso.— ¿Oye que tienes? Estás pálida —le preguntó Nadia tocando su hombro.— No es nada —negó—. Es solo que sentía que alguien me vigilaba, pero no estoy segura — comenzó a caminar hacia la salida.— Es solamente tu imaginación —comentó caminando, junto con ella.— Sí, de seguro es eso. Cambiando de tema, ¿Quieres ir a mi dormitorio a investigar sobre Damián Walter?— Sí, vamos —asintió Nadia siguiéndola.Para Charlotte y Nadia fue una gran sorpresa que sus dormitorios estuvieran uno al lado del otro, así que no tendrían que estar caminando mucho cuando necesitaran hacer algo juntas.— ¿Por dónde quieres comenzar? —Charlotte quitándose los zapatos y sentándose en la cama.— Por lo primordial —dijo buscando la computadora en su maleta.— ¿Dónde dormiste? Porque aquí no fue —preguntó con el ceño fruncido.— Dormí en un hotel, antes de venir aquí llamé y les dije que fueran a buscar las maletas — se encogió de hombros, sentándose en la cama.— Entonces que comience la investigación —se sobó las manos.— Busquemos a Damián Walter —le dio a buscar y le aparecieron muchos resultados.Damián Walter: Empresario exitoso.Con tan solo treinta y cinco años, es uno de los empresarios más codiciados del mundo entero. Es el presidente absoluto de los hoteles “The Walter”. Están por todo el mundo, principalmente en el Caribe.Sus hoteles se conocen por el excelente funcionamiento, los empleados que trabajan en ellos son elegidos por tener la capacidad para el puesto que desean, si no tienen la experiencia, no serán contratados.A lo largo de los años no se le ha visto con ninguna pareja de forma seria ante la prensa, pero sí con algunas mujeres que pasan de ser amigas a muy íntimos. Damián Walter heredó los hoteles a la edad de veinte años, luego de que sus padres hayan decidido alejarse del ojo público, para estar centrados en su vida diaria. Su vida privada es un misterio, sin embargo, se rumora que a lo largo de los años, ha tenido amantes de ocasión, de igual modo que...— Creo que ya es todo por hoy —expresó Charlotte cerrando el computador, y ella asiente.— Ya tienes más o menos la información de su vida, ya sabes las preguntas que le vas a hacer —Nadia se puso los zapatos.— Antes de dormir las hago —se quitó la blusa—. Nos vemos mañana, porque yo también tengo que hacer la entrevista —dijo recogiendo sus cosas y caminando hacia la puerta.— Está bien, nos vemos mañana —le dio un abrazo—. Duerme bien.Dejó salir un suspiro de cansancio tirándose a la cama donde duró unos minutos acostada. Se levantó para buscar su pijama de dormir y luego se dispuso a entrar al baño para darse una ducha. Salió con la ropa puesta después de darse una ducha refrescante.El sonido del despertador la hizo salir de uno de los mejores sueños que había tenido en su vida después de que se había mudado a ese lugar hace unos días. Se puso un vaquero ajustado a sus piernas y con una blusa color azul cielo. Salió de la habitación con rumbo hacia la universidad.— ¡Charlotte! —gritan a sus espaldas, se dio la vuelta encontrándose con su amiga corriendo hacia ella.— ¿Cómo estás, Nadia? —preguntó sonriendo.— Bien —respondió Nadia como si nada.— ¿Ya sabes lo que le vas a preguntar a Mitchel? —preguntó con curiosidad, y ella asiente.— ¿Y tú ya sabes?— Para nada, después de que te fuiste me dormí —hizo una mueca—, pero algo se me ocurrirá.No siguieron hablando, pero cada vez que tenían un receso entre clases hablaban de sus vidas.— Nos vamos —dijo la rubia caminando hacia la salida de la universidad, donde se encontraban varias personas hablando entre ellos.— Oye, Nadia, perdón por la pregunta que te voy a hacer ¿Pero te gustan alfas? —preguntó en un susurró, para que nadie la escuchara.— Sí, aquí no se mete con nadie por sus gustos sexuales.— En el instituto que estudiaba anteriormente siempre me hacían acoso escolar, por el simple hecho de ser una “cerebrito” y porque me gustan los hombres dominantes, por eso fue que me postulé para una beca en esta universidad.No siguieron hablando hasta que llegaron a la parada de autobús, donde Charlotte sentía que sus nervios incrementan cada vez más.Se despidió de Nadia con un ademán de manos cuando llegó a su parada correspondiente. Entró a lo que parecía ser la recepción, todo era tan lindo que parecía que si tocaba algo pudiera romperlo. Caminó hacia lo que parecía ser la recepcionista del lugar.— Buenas tardes, señorita —dijo con una pequeña sonrisa en sus labios, tratando de que sus nervios no salieran tan a flote.— Buenas tardes, joven. ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó la otra humana también con una sonrisa.— Soy Charlotte Adams —se presentó—. Vengo a realizarle una entrevista al señor Walter por parte de la universidad de Doncaster.— Oh, ya veo. Déjame ver si él está disponible ahora —comentó ella y marcó unos números y comenzó a hablar.Charlotte asintió, y dirigió su mirada hacia toda la recepción, viendo algunas cosas, las cuales llamaron su atención por ser tan jovial.— Señorita —llamó la atención de Charlotte—. La están esperando. La oficina del señor está en el último piso. O sea, el piso cuarenta y cinco. Teng
Cada cierto tiempo miraba de reojo o mejor dicho cuando sentía la mirada curiosa de su acompañante ese día. Llegaron en poco tiempo al restaurante donde fueron atendidos de inmediato por un mesero que los condujo hacia un reservado por órdenes de Damián.Una vez que estuvieron cómodos les fue servido vino tinto y Charlotte se sintió como si fuera una persona importante ese día.— Bueno, señorita Adams, hábleme un poco de su vida —dijo Damián, bebiendo de su copa de vino, y Charlotte negó con la cabeza.— No sé qué decirle. No me gusta hablar de mí —mordió su labio, otra vez ese día.— Señorita Adams, le sugiero que deje de morderse el labio o me veré en la obligación de hacer cosas de la que no me voy a arrepentir después —ordenó un tanto serio, y ella suelta su labio de forma inmediata—. Ya que no quiere decirme nada de su vida, hay que comenzar la entrevista —ordenó con voz, dura e intimidante.Después de unos cuantos intentos fallidos en tratar de calmar sus nervios, suspiró.— Bie
Charlotte estaba totalmente frustrada por no encontrar su grabadora por ningún lado en su habitación. La había buscado por cielo, mar y tierra, literalmente. — Hola, querida amiga —saludó Nadia, entrando a la habitación como si fuese la suya. — ¿No te enseñaron a tocar? —preguntó frustrada. — Oye, no te desquites tu enojo conmigo —contestó Nadia sentándose en la cama. — Perdón —se disculpó—. Es que perdí mi grabadora en el carro del señor Walter —se acostó en la cama, con mucha frustración. — Oh —Nadia se sintió mal por lo que le pasó a Charlotte—. Mañana puedes ir de todas formas, porque no tienes clases ni yo tampoco —le sonrió, tratando de que se le quitara un poco la tensión que tenía. — Sí, tienes razón ¿Cómo te fue con Mitchel? — Me fue bien. Lo único malo es que tuve que esperarlo por casi una hora, hasta que llegará —hizo una mueca. — Sí, lo vi en la oficina del señor Walter. — Me trató superbién, me llevó a comer a su casa y es gigantesca —la humana abrió los brazos.
El desayuno llegó después de unos incómodos quince minutos, Damián no paraba de mirarla y ella no dudó en sacar su viejo celular y pretender que jugaba en él.— Buen provecho —sonrió, y Charlotte hizo lo mismo.— Igual —comenzó a comer.— ¿Por qué no me quiso hablar de su vida ayer? —preguntó el alfa y Charlotte se atragantó con la tostada.— Porque no es algo que le interese —respondió mordiéndose el labio.— Pero no entiendo por qué no, lo que hablemos no saldrá de aquí.— Bueno, eso espero — suspiró—. Vengo de un pueblo pequeño. En mi último año en el instituto que estudiaba antes me hacían acoso escolar por ser una “cerebrito”, mi padre siempre ha estado conmigo desde que mi madre nos abandonó. Yo apenas tenía tres años, no la odio —desvié la mirada por un momento—. Mi padre siempre ha trabajado duro para mantenernos y poder mandarme aquí a estudiar, cuando vi la oportunidad de una beca lejos de casa, la acepte de una vez y aquí me tiene.— Eso es increíble lo que me has contado.
Una Charlotte destrozada, su padre, su amigo de toda la vida en una cama de hospital. Ella no sabe qué hacer. La cuenta del hospital es alta y no tiene dinero para pagar la cirugía de su padre.No tiene la más remota idea de donde sacara todo ese dinero, pero de algo estaba segura, que ayudaría a su padre a salir de esa, aunque sea lo último que haga en la vida.Su estado de ánimo decayó durante el tiempo en el cual estuvo sentada en la sala de espera. Cada persona que pasaba por esos rumbos se daba cuenta de que esa chica no tendría las cosas fáciles.Cada cierto tiempo se secaba las lágrimas que caían por sus mejillas, pero estas volvían a salir como agua en un río. Su celular hizo el típico sonido de una llamada entrante. — Hola —limpió las lágrimas de sus mejillas o al menos lo intentó,— Charlotte, amiga, soy Nadia. ¿Cómo estás? —preguntó Nadia del otro lado de la línea.— Estoy más o menos, no sé qué hacer, la cuenta del hospital es alta y no tengo el dinero para pagar nada y s
El teléfono que le dio no parece de una oficina, mejor dicho parece de su teléfono personal. Al tercer tono contestó.— ¿Hola? ¿Con quién hablo?— Señor Walter, soy Charlotte Adams —anunció, limpiando sus lágrimas.— Sí, Charlotte, ¿qué deseas? —contestó, interesado.— Acepto su propuesta para hacer la niñera de su hijo —Damián no pudo evitar sonreír.— ¿Y qué te hizo cambiar de opinión tan rápido? —cuestionó, recostándose en su escritorio.— Necesito dinero para algo —se recostó.— ¿Y para qué lo necesitas? ¿Si se puede saber? —preguntó curioso.— Estoy en el hospital… —intentó responder, y Damián no esperó a que ella terminara de hablar.— ¿Qué tienes? ¿Estás mal? ¿Qué te pasó? —indagó, rápidamente.— No, yo no tengo nada. Estoy aquí porque mi padre está hospitalizado en el hospital central de Doncaster —murmuró llorando nuevamente.— ¿Qué es exactamente lo que tiene tu padre? — Tiene un tumor cerebral, tiene que ser operado esta misma semana, por eso es que lo estoy llamando a ust
Charlotte estaba sumamente nerviosa, ese día iría a la oficina del señor Walter después de que saliera de la universidad. Al fin ella había aceptado ser la niñera de su hijo hasta que uno de los dos se cansará del otro. Estaba que se comía las uñas después de que había firmado el contrato. Ya las clases habían pasado, ella y Nadia estaban en su dormitorio, para verificar lo que Charlotte había firmado.— Bien, según esto, lo que has subrayado —tomó la hoja entre sus manos—. Debes estar muy al pendiente del niño, nada de andar mirando a otro lado. Si algo le pasa a Michael tendrás que ir a la cárcel por incumplir el contrato— enumeró Nadia, riéndose de lo último que escribió su amiga.&m
Llegaron a lo que parecía ser la casa del alfa, y a duras penas ella podía con su corazón palpitante, no entendía del todo que estaba sucediendo con ella. Sin embargo, quería estar con ese hombre a como diera lugar. Damián se notaba que era uno de esos alfas dominantes que con solo mirarte, ya te tenía a sus pies, ella estaba segura de que caería por él.— Mi hijo se encuentra con su nana temporal —informó el alfa, mirándola—. Quiero que estés consciente de que posiblemente se asuste o no quiera verte, pero es un buen chico y tú debes estar muy al pendiente de él desde ahora. ¿Estamos?— Sí, supongo que es momento de conocerlo más a fondo a su pequeño retoño —sonrió nerviosa—. No pude agr