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3. Entrevista y algo más

Se despidió de Nadia con un ademán de manos cuando llegó a su parada correspondiente. Entró a lo que parecía ser la recepción, todo era tan lindo que parecía que si tocaba algo pudiera romperlo. Caminó hacia lo que parecía ser la recepcionista del lugar.

— Buenas tardes, señorita —dijo con una pequeña sonrisa en sus labios, tratando de que sus nervios no salieran tan a flote.

— Buenas tardes, joven. ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó la otra humana también con una sonrisa.

— Soy Charlotte Adams —se presentó—. Vengo a realizarle una entrevista al señor Walter por parte de la universidad de Doncaster.

— Oh, ya veo. Déjame ver si él está disponible ahora —comentó ella y marcó unos números y comenzó a hablar.

Charlotte asintió, y dirigió su mirada hacia toda la recepción, viendo algunas cosas, las cuales llamaron su atención por ser tan jovial.

— Señorita —llamó la atención de Charlotte—. La están esperando. La oficina del señor está en el último piso. O sea, el piso cuarenta y cinco. Tenga esto para que la dejen pasar sin ningún inconveniente —le entregó un carnet que decía visitante

— Gracias, eres muy amable —se colocó el carnet en el cuello, y ella sonrió.

Charlotte caminó hacia los elevadores, y marcó el número que la chica le había indicado. Solo esperaba que en ese lugar no fueran tan estrictos, estaba segura de que saldría corriendo desde que alguien le alzara la voz. Llegó al piso correspondiente asombrándose de ver a tantas personas que estaban corriendo por todos lados con documentos en las manos.

— Hola, señorita, soy Charlotte Adams —se presentó a la secretaría, quien la miró de arriba hacia abajo con una ceja levantada.

— Sí, espera un momento. Le diré al señor que llegaste —dijo la humana con indiferencia, en su voz.

Esperó un rato hasta que ella salió, y luego James Mitchel, lo cual le extrañó bastante porque se supone que debería de estar con Nadia en su empresa y no en ese sitio.

— Puedes pasar —informó la secretaria sentándose, en su sitio y ella asintió caminando hacia la puerta de la oficina.

— Suerte con él —expresó James, con un toque de diversión.

Levantó una ceja, pero no dijo nada porque se había pedido entre las personas hasta llegar al elevador. Eso fue extraño.

✨✨✨✨✨

Damián estaba hablando con James sobre algunas cosas que debían hacer para mejorar ambas empresas con su unión, por lo que no estaban seguros de sí era buena idea o no. Desde hace años que Damián y James eran amigos, y socios en el ámbito laboral y profesional, por lo que no era extraño que Damián fuera a la empresa de James y viceversa.

Estaba tan concentrado en una plática trivial que no le prestó atención a la puerta cuando fue tocada varias veces, hasta que Damián puso los ojos en blanco y decidió hablar.

— Pasa —ordenó su amigo.

— Señor, lo busca una joven llamada Charlotte Adams. Viene de la universidad de Doncaster para hacerle una entrevista —informó, y él suspiró, pasando una de sus manos por el rostro.

— Bien. Dile que pase —respondió formal, y ella asintió.

— Bueno, mi querido amigo, creo que yo también me voy —dijo James, parándose de la silla.

— Nos vemos luego —le dio un abrazo amistoso.

— Hasta luego y no asustes a la chica con tu mal carácter —bromeó, y Damián lo miró, mal—. Ya, ya, sabes que es broma —se defendió.

— Nos vemos luego.

Después de que James salió entró Charlotte y casi tiene un orgasmo visual al ver a semejante chica. Tenía el cabello largo aún lado con un flequillo cayéndole y tapándole uno de sus ojos, sus labios eran tan carnosos y sus ojos eran de un color miel demasiado hermoso y tenían un cuerpo que cualquiera pudiera desear.

— Hola, señor Walter —saludó la humana extendiendo su mano, y él aceptó gustoso.

— ¿Cómo está, Joven? Tome asiento —ordenó, señalando la silla donde estaba sentado James anteriormente, y Charlotte hace lo pedido por él de forma tímida, y eso fue lo primero que impresionó a Damián al verla entrar.

— Si d-desea puede ll-llamarme por mi nombre, s-señor Walter —la pobre humana mordió su labio de manera nerviosa y trató de esquivar la mirada del alfa a toda costa, pero eso sería poco profesional de su parte.

— Pues, está bien, ¿a qué debo su visita? —preguntó apoyando sus manos sobre el escritorio y buscando la mirada de la humana como si fuera lo más importante en su vida. 

— Vengo para hacerle una pequeña entrevista —ella de manera nerviosa comenzó a con sus dedos, aun sin verlo a los ojos y mordiéndose el labio.

— Oye, deja tus nervios, así no podrás hacerme la entrevista —dijo un poco severo, logrando que Charlotte asintiera—, pero debes dejar de jugar con tus dedos y de morderte el labio, por favor —Charlotte lo mira por unos breves segundos y hace lo pedido por él.

— Bien —Charlotte respiró hondo—. Como ya sabe. La profesora de literatura uno. Nos pidió que hiciéramos una pequeña entrevista sobre la vida de los empresarios que nos aportan donaciones a los chicos de bajos recursos para estudiar en una universidad como la de Doncaster. No sé qué tiene que ver la literatura con esto —lo miró con ojitos de borrego y Damián se preguntó si los estaba utilizando para conseguir lo que quería, porque estaba funcionando.

— Para eso creo que están las redes sociales y diferentes páginas en el internet —frunció el ceño.

— Pero ella nos mandó aquí —ella se mordió el labio.

<<Respira, Damián, es únicamente una chica la cual se muerde el labio y se lo quieres morder>> pensó Damián.

— ¿Ya comiste algo? —preguntó aclarándose, la garganta. Ella levanta la vista y niega—. ¿Apetece acompañarme a comer?

— Considero que eso no será posible, señor —vuelve a jugar con sus dedos.

— ¿Por qué no? —no ocultó su interés por la humana.

— Porque solamente vine para hacerle una entrevista y ya eso sería abusar de su amabilidad —otra vez se mordió el labio.

— Pero deseo invitarla a comer y no me gusta que me nieguen las cosas —dijo con voz dominante, y ella asiente como todo una sumisa.

Salieron de la oficina sin decir algo más, Damián notó que Charlotte caminaba a una distancia prudente detrás de él con la cabeza agachada, por lo que se preguntó si ella anteriormente había estado en el estilo de vida de sumisa y dominante.

— Clara, voy a salir a comer. Cancela todas las reuniones, por hoy —sin más que decir salieron de camino al elevador.

La mujer se le quedó mirando con la mandíbula apretada ¿Cómo esa chica consiguió en menos de una hora lo que ella por años ha tratado de hacer con su jefe?

Por alguna extraña razón Damián la agarró de la cintura y se sintió bien cuando Charlotte le dedicó una mirada tímida y luego bajó la cabeza cuando las puertas del elevador se abrieron. En todo el camino hacia el auto del alfa no quitó su brazo del cuerpo de Charlotte y se sintió bien al estar de esa forma con él.

Le abrió la puerta del carro escuchando unas gracias. Después entró él y comenzó a conducir hacia el restaurante en el cual siempre comía a la hora de la comida o desayuno.

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