Darcy Hogan
—Las ratas no deberían estar cruzando por la casa, deberías volver al agujero del que saliste.
Cloe Mason era mi especie de hermana adoptiva, si es que se le podía llamar familia adoptiva a la gente con la que vivía.
Era huérfana, mis padres se habían deshecho de mí cuando a penas tenía consciencia solo por ser de la casta mas baja que podía nacer una mujer lobo en una manada; era una omega. Y en mis tierras, las crueles tierras de las que provenía eso era sinónimo de debilidad, no había poder, solo alguien a quién proteger cuando hubiera problemas.
Ni siquiera había tenido una transformación completa en mis veinticuatro años de vida y no estaba segura de que la tuviera nunca.
Me quedé callada ante eso, era normal que ella me insultara de esa forma día y noche. Para ella solo era un mueble más de la casa.
—¿Sabes? Desde el día en que llegaste he estado esperando que papá decida echarte, no eres buena imagen para esta familia. Sin mencionar que no sirves para nada.
—Me encargo de la casa —dije bajito sin entender a qué se refería.
Por más mal que la familia Mason me tratara, era el único punto de estabilidad en mi vida y ellos habían sido como mis protectores durante todo este tiempo.
—Eso no sirve de nada, la ensucias con tu sola presencia. Eres una basura que tuvimos que botar hace mucho.
La señora Ofelia que hasta ese momento ni siquiera la escuchaba, miró en su dirección y enarcó una ceja.
—Todo el mundo nos ve como unos tontos por acabar nuestros valiosos recursos con una omega buena para nada.
La señora Ofelia suspiró, pero se mantuvo en silencio.
—¿Te digo un secreto, Darcy? Papá al fin te sacará de esta casa y podremos deshacernos de una basura como tú —las palabras de Diana fueron las que sellaron el destino, me hicieron comprender a qué se refería.
La señora Ofelia pasó su mirada a su esposo que acababa de entrar en la habitación.
—Hace dos días que hablé con el alfa para enviarte a la casa principal a cuidar de Nolan, igual ya se conocen ¿no? —cuestionó en mi dirección —me alegra decirte, Darcy, que ya tengo a donde llevarte, es tiempo de que encuentres un nuevo lugar o abandones la manada, cualquiera que te parezca más factible.
Ese era un secreto, un secreto que había guardado para evitar algo como esto. Yo y ese pequeño niño nos encontrábamos seguido en el lago de la manada cuando él tenía su hora de paseo en el día. Nos habíamos hecho amigos y esperaba que nadie lo supiera para que no evitaran mis encuentros con él. Ahora me habían dado algo que absolutamente no había pedido.
El alfa era un hombre tan frío y cruel con las personas de mi estirpe que me había molestado en nunca encontrármelo y menos cuando sabía lo que el significaba para mí después de un día que sentí su olor en medio del lago después de haber dejado a su hijo.
El alfa Hunter Donovan de la manada a la que pertenecía era mi mate, una especie de mate extraña que no le sucedía con frecuencia a los omegas, pero que era algo posible. O era su alta Imprima, un lazo que sucedía poco entre omega y alfa, pero una unión que hacía más poderosas ambas partes.
Pero yo nunca tendría un lazo con un hombre como él. Solo me tomaría por el poder, porque él ya había amado a su mate, la madre de su hijo y ella lo abandonó a su suerte después de cortar su unión y se fue con el enemigo.
O no podía estar encerrada en esa casa, no con él.
—No, por favor —rogué mirando hacia el señor Mason —haré lo que quiera, se lo suplico.
—Ya la decisión está tomada —me dejó saber —serás un puente entre el alfa y esta familia, una excusa para verlo más seguido.
Y ahí estaba, el poder, la forma burda en la que me usaban para el beneficio propio. Había sido así toda mi vida, un peón al que podían mover a su antojo cuando quisieran. Algo que lo nunca estuve de acuerdo, pero mi voz no valía un centavo.
—Señora Ofelia, por favor.
Pero en esa casa nadie escucharía, no a mí.
—Lo siento Darcy, pero esto es algo que toda la familia habló, te vas mañana.
Todo el mundo lo habló, pero nadie me preguntó y Cloe, Cloe me lo arrojó a la cara como si tuviera opción, cuando sabía que ya mi destino estaba firmado.
***
Mis pocas cosas estaban recogidas en un bolso de lado que pesaba poco, y solo a eso se reducían mis pertenencias de toda una vida, pero siempre recibí migajas, así que eso fue lo único que me permití recoger.
—Espero que el alfa te tire a un hoyo y nunca se saque de él o mejor aún, que te cuelgue en el centro de la manada para que todos vean como deberían acabar los de tu especie—el abrazo de Diana fue hipócrita y sus palabras susurradas en mi oído lo confirmaron.
Nadie dijo nada más, solo me miraron atentos y el señor Mason solo se limitó a esperarme afuera de la casa, tal vez para asegurarse de que terminara mi recorrido donde debía en vez de huir.
Aunque yo no tenía ningún lugar al cual ir.
Un par de lágrimas se deslizaron por mis mejillas mientras me apuraba a seguirle el paso al hombre que hubiese podido ser un padre para mí pero que solo me trató como la sirvienta de su casa y en otras ocasiones como su mascota.
No tenía idea de cómo se había enterado de mi pequeña amistad con el niño de ocho años, Nolan. Pero eso me dejó saber lo observada que me tenía.
Nuestra manada no era de la más grandes, pero sí una de la más fuertes. Habíamos soportado y ganado muchas guerras durante el tiempo que tenía allí y nunca la manada se había visto con daños graves, gracias a nuestro alfa, despiadado, frío, sin emociones. No después de que su esposa rompió un lazo divino y lo dejó a su suerte sin saber si viviría o moriría.
—Debes comportarte, hacer tu trabajo y estoy seguro de que no te despedirán, porque si te despiden, Darcy, no habrá forma de que te reciba en la casa.
Ambos nos detuvimos delante de la puerta principal de la manada a las afueras de la ciudad, lejos de los puntos en dónde el enemigo atacaría.
—No me puedes hacer esto.
—Hace mucho tiempo debí hacerlo, solo que esperaba el momento adecuado. Para mi familia eres una carga, siempre lo has sido y encontré el mejor lugar para dejarte.
Claro, con un hombre que torturaba por diversión y tenía un calabozo donde podría lanzarme y olvidarse de mí por completo. Un muy buen lugar.
—Odia a la gente como yo.
—Todos detestan a los omegas, Darcy, aquí, en casa, en cualquier otra manada, eres simplemente la estirpe más baja que no debe dejarse atrás, con la que todos debemos cargar por tu debilidad.
—Entonces debiste dejarme en el bosque ese día que me encontraste.
—Lo sé, así no hubiese cargado con veinte años de señalamientos y críticas. Ahora, ve a esa puerta y encuéntrate con tu destino, haz las cosas bien y no tendremos que volver a cuidar de ti.
No volví a rogarle, no volví a pedirle que se retractara, había hecho eso durante todo el día anterior, me arrastré, me disculpé, no había forma de que eso siguiera en marcha.
Así que solo acepté mi destino y me acerqué a la puerta sosteniendo mis pertenencias como si alguien fuera a robarlas.
Ocultando mi olor me acerqué a la puerta y la empujé lentamente para entrar en la casa. No volví a mirar atrás, lejos de eso cerré la puerta detrás de mi y me enfrenté a él por primer vez en medio del enorme recibidor.
La casa era grane, digno de un alfa poderoso como él.
Mi respiración era apenas un susurro mientras lo analizaba y mi corazón, mi traicionero corazón latió por él a una velocidad alarmante, él podría considerarlos parte de mi miedo hacia él, cuando todo lo que estaba sintiendo era una emoción demasiado fuerte al sentir su olor tan cerca, ese olor a chocolate que tanto amaba.
Tenía a mi mate frente a mí por primera vez y él ni siquiera sabía que tenía delante su segunda oportunidad en la vida. Algo que pocos hombres lobos tenían.
Su cabello era negro, sedoso, corto a los lados y largo en la parte delantera. Sus ojos azules hacían que los míos castaños se vieran tan normales y comunes combinado con el mismo color de mi cabello. Algo típico de una omega.—Entonces el señor Mason envió a mi puerta a una omega.La palabra salió con desdén de su boca, menospreciando de lo que era capaz con tan solo una entonación en la palabra.—Mi nombre es Darcy, Darcy Hogan.—Una huérfana.Asentí sin vergüenza de admitirlo.—¿Y te enviaron para cuidar de mi hijo? —la pregunta ni siquiera fue para mí, pero la forma indignada en la que lo había dicho me hizo estremecer.Yo no tenía a dónde ir, en ese momento solo lo tenía a él.—Puede ponerme unos días de prueba, estoy segura de que puedo hacer el trabajo.—No hay forma en esta tierra en la que una omega como tú cuide de mi hijo, el futuro alfa ¿lo estas entendiendo? Así que da la vuelta y regresa por donde viniste.Tragué saliva, en un intento por encontrar las palabras adecuadas
No había necesitado instrucciones de su parte para saber lo que tenía que hacer. Había servido a diferentes familias desde que tenía memoria, el señor Mason siempre me prestó para las ocasiones en las que era necesaria, pero esta vez parecía haberse deshecho de mi definitivamente.Había servido como niñera, cocinera, mesera en los eventos, ayudante de limpieza en esos mismos y un sinfín de tareas a las que no tenía derecho de negarme. Yo vivía gracias a la caridad de la manada. Debía pagar mi cuota de vida siendo útil en lo que me necesitaran ya que yo no podía luchar.Había preparado la comida de Nolan en base a lo que sabía de la alimentación de los alfas. Carne en término medio, y muchos carbohidratos, ya que su cuerpo lo necesitaba. Probablemente él comía cinco veces lo que yo. Aunque tampoco es que yo fuera una comedora nata. Era muy delgada y durante el día era extraño que me diera hambre.Suponía que se debía a mis esfuerzos diarios por ocultar lo que era de todos. Para ocultar
Esa noche me dormí sin poder despedirme de Nolan porque su padre se había encargado de llevarlo a la cama por mí, suponía que sería algo regular porque el hombre todavía no confiaba en mí. No lo juzgaba, eso venía desde hacía siglos de historia.Al día siguiente desperté muy temprano, eran a penas las cinco de la mañana, pero debía sacar a Nolan a correr. No sabía a qué hora se despertaba su papá, pero me había dado a la tarea de investigar todo lo que pudiera de un alfa en crecimiento para saber lo que necesitaba.Una de esas cosas era salir a pasear muy temprano en la mañana. Como a los perros, pero eso no sería algo que diría en voz alta.—Estoy despierto, te escuché alistarte.Ni siquiera había abierto la puerta, solo me detuve detrás de esta y sonreí cálidamente.—¿Siempre te despiertas muy temprano? —él asintió.—Si, pero nadie me viene a buscar hasta las siete y no puedo salir de la casa solo.—Camina, vamos a correr por el bosque.—¿Le pediste permiso a papá? —yo negué.—Anoch
—Ya terminé con los libros —escuché decir a Nolan mientras entraba en la cocina.Su comida ya estaba servida y justo cuando pensé que podría sentarme a comer con Nolan escuché la puerta principal abrirse y sentí el olor de su padre.Volví a colocar el plato en el horno y balanceé mi peso de una pierna a otra mientras Nolan comenzaba a comer. Bien, otro secreto más que guardábamos. Pero es que él y yo habíamos tenido una bonita amistad el uno con el otro, en secreto.Yo estaba sola por ser una marginada, él estaba solo por ser el futuro de su manada y tenía que ser protegido.Dos futuros diferentes y el mismo destino compartido. Pero al igual que él y yo, su padre estaba igual de solo, porque en la cúspide de la cadena alimenticia no había amor para los depredadores y en lo más bajo, donde estaba yo, no había compasión para las presas.No había preparado un plato para él, porque no lo había visto venir a la hora de la comida.—Buenas tardes —saludé con el balanceo de mi cuerpo.—¿Me si
Darcy HoganTres días habían pasado desde que llegué a la casa del alfa. Después de aquella noche había preferido no cruzármelo, así que siempre desaparecía de la habitación cuando él estaba cerca.Sacaba a Nolan todas las mañanas aun sin su consentimiento y luego volvíamos a casa a seguir las rutinas. Eso me dio paz, porque hacía mucho tiempo que no pasaba días tan tranquilos, aun teniendo que ocultar mi olor en cada momento, aun cuando me encontraba durmiendo.Esa mañana en particular, la casa se sentía más sola de lo normal. Se suponía que cuatro guardias custodiaban la casa y siempre elegía a uno diferente para sacar a Nolan y luego borraba el recuerdo como si nunca estuvo ahí.Cuando salí no había nadie en los alrededores, ni siquiera el guardia.Haciendo un cameo con mis sentidos alrededor de la casa, escuché un latido muy fuerte en las lejanía de la casa, rumbo al lago mientras escuchaba tres más latiendo en un ritmo lento, pausado, casi mecánico.—Corre desde aquí hasta la cab
Darcy Hogan Sentirlo entrar en la casa fue como sentir que entraba un depredador y que iba directo a mi cuello. Nolan estaba entrenando con los guerreros esa mañana. Y aunque hubiese querido decirle que no fuera, sería extraño y probablemente descubrirían que alguien los había estado escuchando. No podría arriesgar la única ventaja que tenía. Donovan entró en la cocina luciendo furioso como un toro, con sus fosas nasales infladas con la molestia y sus ojos azules totalmente oscuros por la rabia. —Eres tan inútil que ni siquiera eres capaz de cumplir una orden simple. Pensé que por lo menos la poca inteligencia que te otorgaron serviría para obedecerme como te lo ordené. —¿A qué se refiere? —cuestioné intentando que mi voz no temblará. —¿Me puedes explicar que hacía mi hijo a las cinco de la mañana en la casa de la tejedora? Entonces intenté correr, pero me sostuvo por mi trenza y jaloneando fuerte evitó que huyera. —Te voy a confinar al calabozo hasta que sepa que hacer contig
Darcy HoganEran probablemente alrededor de las diez de la noche y había concordado conmigo misma en que no podía dejarlos solos en esto. Por más ultrajada y dolorida que me sintiera, no podía dejar que se llevarán a Nolan, él no tenía culpa de los pecados de su madre y yo no tenía la más mínima idea de para qué podría usarlo su madre cuando se lo llevara. Por esa razón, con todo el dolor que sentía en mi espalda, me puse de pie y llamé a la guardia que sabía estaba en la entrada. —Oye, solo necesito un poco de agua —le grité lo más fuerte que pude y sus pasos acercándose fueron la respuesta. —No puedes consumir nada hasta que el alfa lo ordene, así que mejor cállate y vuelve a dormirte si no quieres más azotes. —Entonces supongo que me vas a liberar —la entonación que había usado, era aquella que me permitía acceder a uno de mis poderes primarios.Solo era un pedacito de habilidad lo que me quedaba, nada más. Así que lo lancé hacia ella en un intento de que funcionara. Y lo hizo,
Darcy HoganMe había desmayado. Había caído en la inconsciencia por tanto uso de poder en las condiciones en las que había estado.Me había asegurado de mantener el campo de aire alrededor de nosotros, pero en algún punto en el momento en el que me desmayé, esa barrera se había eliminado. Había desaparecido.Y cuando desperté, ni siquiera me molesté en colocarlo, porque todo el aire, toda la habitación en la que había despertado estaba infestado de mi olor a vainilla. Estaba al descubierto y por el lugar en el que había despertado, sabía, a ciencia cierta que era la habitación de Hunter.Podía sentir su olor alrededor de mí, en las sábanas en las que había despertado y estaba cubierta por sus propias sábanas.Estaba en la cama de él y toda mi piel se erizó cuando sentí su presencia en alguna parte de la habitación.Probablemente había estado fuera de juego todo el día, porque el cielo a penas se estaba oscureciendo.¿Todo ese tiempo había estado él ahí parado absorbiendo mi esencia? ¿