Darcy Hogan
Tres días habían pasado desde que llegué a la casa del alfa. Después de aquella noche había preferido no cruzármelo, así que siempre desaparecía de la habitación cuando él estaba cerca.
Sacaba a Nolan todas las mañanas aun sin su consentimiento y luego volvíamos a casa a seguir las rutinas. Eso me dio paz, porque hacía mucho tiempo que no pasaba días tan tranquilos, aun teniendo que ocultar mi olor en cada momento, aun cuando me encontraba durmiendo.
Esa mañana en particular, la casa se sentía más sola de lo normal. Se suponía que cuatro guardias custodiaban la casa y siempre elegía a uno diferente para sacar a Nolan y luego borraba el recuerdo como si nunca estuvo ahí.
Cuando salí no había nadie en los alrededores, ni siquiera el guardia.
Haciendo un cameo con mis sentidos alrededor de la casa, escuché un latido muy fuerte en las lejanía de la casa, rumbo al lago mientras escuchaba tres más latiendo en un ritmo lento, pausado, casi mecánico.
—Corre desde aquí hasta la cabaña de la anciana tejedora, luego regresa, si te tardas más de diez minutos iré por ti.
Sabía que él se tardaba siete, pero era justo lo que necesitaba para alejarlo a él de la casa y correr hacia el lugar donde escuchaba los latidos ocultando mi presencia. Algo se estaba gestando. Porque por alguna razón los guardias estaban en trance y el alfa parecía muy dormido en su habitación. Sin percatarse de que un soldado había abandonado su puesto y yo no había tenido nada que ver en eso.
Con cuidado de no hacer ruido me acerqué al dueño de los latidos y me sorprendí al escuchar voces severas.
—No creo que sea tiempo.
—Lo es, necesito al niño de vuelta, él no va a esperar para atacar, necesito recuperarlo antes de que se agote su paciencia.
—Mi señora, hay muchas variables que debemos manejar.
—Ya te di la orden, hace semanas que lo has estado debilitando, no se darán cuenta de que nos lo llevamos hasta que todo esté hecho, solo tienes que darle una dosis más alta hoy.
—Bien, entonces se hará cuando usted diga.
Antes de que terminaran su conversación comencé a correr de regreso a la casa, cuando llegué, Nolan estaba frente a la puerta y entró conmigo cuando lo arrastré del brazo y lo subí por las escaleras.
—Ve a ducharte —le ordené sin detenerme en darle respuestas y luego corrí a la habitación de alfa.
Mi piel estaba erizada, pero no me permití pensarlo mucho cuando entré en la habitación y no me molesté en ocultar mi olor. Él ni siquiera se removió. Estaba totalmente sedado.
Supuse que había sido mediante la comida. Le había dejado de alimentar con ella, pero de igual forma él desayunaba y merendaba fuera y suponía que recibía más comidas por toda la energía que gastaba en cada transformación.
Alguien en el restaurante lo estaba envenenando o drogando, quién sabía.
Pero, aunque yo le dijera tal cosa dudaba de que me creyera. De todas formas tenía que intentarlo, porque si la conversación que había escuchado era lo que yo creía, la seguridad de Nolan podría verse en riesgo.
Suspirando profundamente me acerqué un poco más a él, bañándolo con mi esencia, con mi olor, mi aroma. Y mientras me deleité con el de él, dejé que me envolviera y con cuidado llevé mi mano hacia sus sedosos cabellos y los recorrí suavemente deleitándome con su suavidad.
Mi corazón martilló muy fuerte y atrevidamente me incliné hacia él y le di un casto beso sobre sus labios antes de alejarme.
Mi cuerpo se electrificó con una corriente que nunca sentí y sin atreverme a experimentar esa emoción de nuevo, corrí fuera de la habitación ocultando mi olor antes de salir para que no tuviera forma de saber de dónde había venido, porque el único rastro que encontraría sería mi aroma esparcido por la habitación. El aroma de su mate.
Él no se dio cuenta de lo que pasó, simplemente pasó junto a mi a la hora de la mañana, solo que ese día en particular parecía más oscuro y peligroso.
Hunter Donovan
Había soñado con alguien, alguien que me acariciaba en sueños, cuya presencia me confortaba y su olor me llevaba a lugares de paz.
Cuando desperté ese mismo aroma envolvía toda la habitación y cuando lo seguí hasta la puerta y salí al pasillo, había desaparecido totalmente.
Ese olor había causado que algo en mí despertara, algo que creía muerto y olvidado después de la traición de la madre de mi hijo. Pero ese olor me había despertado, me había envuelto como si fuera mi lugar de paz y luego solo desapareció.
Un poco incordiado con aquello y sintiendo más pesado de lo normal, me alisté para el día y tras despedirme de Nolan salí de la casa pasando junto a la sirvienta que no olía a nada.
Detestaba a los de su especie, aun teníamos la ciudad prohibida vuelta ruinas, esa ciudad en donde sus antepasados masacraron a muchos de los nuestros. Solo eran una extirpe baja que quería poder. Una poca cosa que nadie sabía en dónde meter.
Me tomé mi tiempo para llegar hasta el restaurante y pedir un desayuno rápido a la chica que siempre me atendía. Desayuné rápido y fui hasta mi oficina, en el centro de la manada en dónde me encargaba de ver qué todo funcionará en orden. Un trabajo arduo, pero uno que había hecho por mucho tiempo, todo para mantener a salvó a estar personas que confiaban en mi para guiarlas.
Byron Renalti era mi beta y segundo al mando. Nos conocíamos desde que éramos niños y él había estado de acuerdo en ocupar su lugar a mi lado para dirigir la manada. Ambos habíamos visto el daño que causaba dejar que intrusos se apoderarán de nuestras tierras.
Ese día en particular no tenía su característica sonrisa y esperaba delante de mi escritorio, de pie y con las manos al frente.
—¿Sucede algo? —cuestioné deteniéndome delante suyo.
—Si, es un percance que necesito que te pienses bien porque si reaccionas de forma mal vas a verte como un alfa muy muy cruel.
—Ve al grano —le exigí al ver todas las vueltas que le estaba dando al asunto.
—La tejedora vio a tu hijo está mañana corriendo por sus alrededores, solo.
Mi sangre comenzó a hervir a fuego lento. Mis manos se cerraron en puños y una pequeña castaña apareció en mi mente recordándome quien llegaba a ser tan irrespetuosa y desobediente que se atrevería a romper las reglas que había construido cuidadosamente alrededor de Nolan.
¿Qué se creía ese insulto a nuestra raza para poner en peligro a mi hijo?
—No la mates —pidió mi beta.
Y aunque sabía que no podía matarla, al menos le daría una lección, la Omega tendría que cumplir con su penitencia por poner en riesgo la vida de mi hijo y desobedecer mis órdenes.
Darcy Hogan Sentirlo entrar en la casa fue como sentir que entraba un depredador y que iba directo a mi cuello. Nolan estaba entrenando con los guerreros esa mañana. Y aunque hubiese querido decirle que no fuera, sería extraño y probablemente descubrirían que alguien los había estado escuchando. No podría arriesgar la única ventaja que tenía. Donovan entró en la cocina luciendo furioso como un toro, con sus fosas nasales infladas con la molestia y sus ojos azules totalmente oscuros por la rabia. —Eres tan inútil que ni siquiera eres capaz de cumplir una orden simple. Pensé que por lo menos la poca inteligencia que te otorgaron serviría para obedecerme como te lo ordené. —¿A qué se refiere? —cuestioné intentando que mi voz no temblará. —¿Me puedes explicar que hacía mi hijo a las cinco de la mañana en la casa de la tejedora? Entonces intenté correr, pero me sostuvo por mi trenza y jaloneando fuerte evitó que huyera. —Te voy a confinar al calabozo hasta que sepa que hacer contig
Darcy HoganEran probablemente alrededor de las diez de la noche y había concordado conmigo misma en que no podía dejarlos solos en esto. Por más ultrajada y dolorida que me sintiera, no podía dejar que se llevarán a Nolan, él no tenía culpa de los pecados de su madre y yo no tenía la más mínima idea de para qué podría usarlo su madre cuando se lo llevara. Por esa razón, con todo el dolor que sentía en mi espalda, me puse de pie y llamé a la guardia que sabía estaba en la entrada. —Oye, solo necesito un poco de agua —le grité lo más fuerte que pude y sus pasos acercándose fueron la respuesta. —No puedes consumir nada hasta que el alfa lo ordene, así que mejor cállate y vuelve a dormirte si no quieres más azotes. —Entonces supongo que me vas a liberar —la entonación que había usado, era aquella que me permitía acceder a uno de mis poderes primarios.Solo era un pedacito de habilidad lo que me quedaba, nada más. Así que lo lancé hacia ella en un intento de que funcionara. Y lo hizo,
Darcy HoganMe había desmayado. Había caído en la inconsciencia por tanto uso de poder en las condiciones en las que había estado.Me había asegurado de mantener el campo de aire alrededor de nosotros, pero en algún punto en el momento en el que me desmayé, esa barrera se había eliminado. Había desaparecido.Y cuando desperté, ni siquiera me molesté en colocarlo, porque todo el aire, toda la habitación en la que había despertado estaba infestado de mi olor a vainilla. Estaba al descubierto y por el lugar en el que había despertado, sabía, a ciencia cierta que era la habitación de Hunter.Podía sentir su olor alrededor de mí, en las sábanas en las que había despertado y estaba cubierta por sus propias sábanas.Estaba en la cama de él y toda mi piel se erizó cuando sentí su presencia en alguna parte de la habitación.Probablemente había estado fuera de juego todo el día, porque el cielo a penas se estaba oscureciendo.¿Todo ese tiempo había estado él ahí parado absorbiendo mi esencia? ¿
Darcy HoganEn ese momento decidí no responder, no era necesario cuando él ya se hacía una idea de la razón por la que había logrado todo eso yo sola, una omega. Él nunca se dio cuenta cuando Nolan y yo huíamos, no es que sus sentidos estuvieran completos debido a que había estado siendo drogado por días, tal vez semanas incluso. Aunque de igual forma yo tuve que ver conque no nos escuchara en el pasillo.Él pensó en todo eso, lo sabía, había tenido suficiente tiempo para analizar toda la situación y él era un alfa lo suficientemente inteligente como para saber el por qué de cada una de mis actitudes y de las cosas que había hecho, él ya lo había analizado y estudiado todo, solo estaba haciendo las preguntas para que yo confirmara sus suposiciones.—Ya que no quieres decir lo obvio, tendré que tirártelo a la cara yo. Eres una jodida omega con dones. Y preferiría mil veces que mi mate fuera solo una simple omega a una como esa raza, esa raza que casi aniquila a todos mis antepasados.T
Hunter Donovan—¿Entonces ella es tu mate? —cuestionó Evangeline en la intimidad de la habitación.Haberme quedado con ella esa noche se sentía como un error. Pero todo se debía a la Omega que había estado controlando mis emociones desde el momento en el que la olí. Había pasado demasiado tiempo con ella en aquella habitación.—Así es —contesté simplemente.—Pero dijiste que lo ocultó todo este tiempo ¿cómo lo hizo?Esa era la parte que ella no quería que contara, me pidió que no se lo dijera a nadie a menos que decidiera matarla. Y sabía por qué me lo pedía. Los riesgos, las personas que querrían matarla, pero también las personas que querrían usarla, saber de dónde vienen sus habilidades, descubrir por qué la mujer tenía tanto poder en sí misma que nunca se le otorgaron a ningún alfa.Pero no me importaba, yo confiaba lo suficiente en Evangelina como para informarle de todo. De todas formas, ella merecía saber.—Es una omega con algunas habilidades. Aun no sé de lo que es capaz, per
Darcy HoganA la mañana siguiente no me desperté a tiempo para ayudar a Nolan. Pero cuando terminé de ducharme y ya lista salí al pasillo, sentí su presencia en la cocina junto con la de su padre.Me iba a doler después de anoche. Después de que se detuvo afuera de mi habitación con el olor de otra mujer impregnado.Logré quedarme dormida, pero la sensación se mantuvo incluso después de haber despertado.—Buenos días —dije de forma tranquila mientras evitaba mirarlo y ponía mi atención en la mesa. Había tres platos servidos sobre esta.—Papá y yo decidimos hacerte el desayuno, por lo que hiciste por mí ayer.Con una sonrisa me acerqué a Nolan y le di un beso sobre su cabeza. Era la primera vez que lo veía después del incidente. Había estado en la habitación de su padre y cuando salí camino a la mía, él se había encontrado durmiendo.Tomé mi plato e hice el amago de irme hasta el lugar en el que siempre comía, pero la mano de Hunter tomó la mía y una corriente eléctrica me envolvió mie
Hunter DonovanMi beta estaba frente a mí, moviéndose de un lado a otro con nerviosismo después de que me tomé la libertad de explicarle por qué había mantenido un anillo de seguridad alrededor de la omega.También estaba nervioso por toda la información que le había dado a cerca de nuestro lazo de unión y aunque no le dije lo que pensaba hacer con ella, fui claro al comunicarle que me estaba dando el tiempo de conocerla. De todos modos era mi mate, no sería extraño que hiciera tal cosa…Los temas que Evangeline y yo tratábamos debajo de las sábanas ahí era en donde se quedaban la mayor parte del tiempo. Ella no decía nada de nuestra unión, así como yo tampoco comentaba al respecto. Nadie imaginaba que una de las cocineras fuera mi amante, la que ocupaba el puesto de luna tras vestidores.Byron había encontrado al causante de mi envenenamiento. Había sido el guardia de seguridad que nos llevaba las comidas a diario, el mismo que había dejado su puesto para llevar a cabo un secuestro d
Hunter Donovan—Hace días que no te veo —ronroneó Evangeline suavemente en cuanto entré en su habitación desde la ventana.No había ido porque estaba ocupado con cierta Omega que debía complacer, y le había dicho que no volvería a ver a Evangeline lo que era una total mentira.—Estaba ocupado.—Si, con la omega.No había ningún rastro de celos en sus palabras, solo una curiosidad que no quería expresar.—Estuve haciendo lo que me dijiste, la he estado conquistando, enamorando, mañana voy a marcarla.Una sonrisa suave surcó sus labios y se acercó a mi como un felino que esperaba su presa, lejos de la mujer loba que era.—¿Y cómo han estado las cosas por aquí? ¿Has estado muy estresado? ¿No necesitas que te relaje?Por supuesto que lo necesitaba. Tener que fingir que la omega Darcy me interesaba era un insulto. Me gustaban las mujeres de una forma específica y ella no cumplía con ningunos de esos paradigmas. Sin embargo, mi lobo había sido totalmente desinteresado al respecto, ni siquie