Darcy HoganAlrededor del lago no había nadie cuando llegamos a él. Había una manta frente a éste y el suelo estaba lleno de flores blancas alrededor de todo el lugar, incluso había alrededor de mí indicándome el camino a seguir.Mis manos comenzaron a temblar expresando lo nerviosa que estaba en ese momento. Entonces, él me dio la vuelta y por primera vez me miró, me miró directo a los ojos desde que me había ido a buscar a la casa.Pude notar que mi apariencia lo impactó y aunque él no dijo nada con respecto a mi vestido blanco, noté que ambos estuvimos de acuerdo al respecto, ya que él había elegido mis flores blancas también.—Aquí y ahora te haré mi mujer, Darcy Hogan.No dijimos mucho el uno al otro, solo nos dejamos llevar por nuestros instintos, dejamos que nuestra sangre se calentara, que nuestro animal interno decidiera todo. Dejamos que cada uno expresara lo que significaba para el otro esa unión con besos, caricias y poco a poco nos fuimos descubriendo.Su piel suave y sed
Darcy HoganA la mañana siguiente Hunter me despertó con su boca sobre mí, me hizo sentir bien desde el primer momento de la mañana y luego llevó desayuno para que nos deleitáramos los dos. Ahora yo llevaba su olor, estaba impregnado en todo mi cuerpo y aunque la mordida todavía dolía en mi cuello, me sentía plenamente bien, en paz y extremadamente feliz.Por otro lado, Hunter estaba totalmente cambiado. Parecía menos reacio a expresarse, a tocarme, a dejarme saber que ansiaba mi cuerpo como yo el de él.Estaba sin restricciones y me cuestioné qué había cambiado.Lo sentí salir en medio de la noche, pero para cuando regresó estaba lo suficientemente dormida como para darme cuenta, sin embargo, no le pregunté al respecto.Yo estaba haciendo que el cambiara de opinión a cerca de todo lo que sabía de mí, de lo que le habían dicho. Estaba acabando con un odio generacional y tenía que darle tiempo.Pero mientras se siguiera comportando de esa manera podría darle todo el tiempo que necesita
Darcy Hogan—Las ratas no deberían estar cruzando por la casa, deberías volver al agujero del que saliste. Cloe Mason era mi especie de hermana adoptiva, si es que se le podía llamar familia adoptiva a la gente con la que vivía.Era huérfana, mis padres se habían deshecho de mí cuando a penas tenía consciencia solo por ser de la casta mas baja que podía nacer una mujer lobo en una manada; era una omega. Y en mis tierras, las crueles tierras de las que provenía eso era sinónimo de debilidad, no había poder, solo alguien a quién proteger cuando hubiera problemas.Ni siquiera había tenido una transformación completa en mis veinticuatro años de vida y no estaba segura de que la tuviera nunca.Me quedé callada ante eso, era normal que ella me insultara de esa forma día y noche. Para ella solo era un mueble más de la casa.—¿Sabes? Desde el día en que llegaste he estado esperando que papá decida echarte, no eres buena imagen para esta familia. Sin mencionar que no sirves para nada.—Me en
Su cabello era negro, sedoso, corto a los lados y largo en la parte delantera. Sus ojos azules hacían que los míos castaños se vieran tan normales y comunes combinado con el mismo color de mi cabello. Algo típico de una omega.—Entonces el señor Mason envió a mi puerta a una omega.La palabra salió con desdén de su boca, menospreciando de lo que era capaz con tan solo una entonación en la palabra.—Mi nombre es Darcy, Darcy Hogan.—Una huérfana.Asentí sin vergüenza de admitirlo.—¿Y te enviaron para cuidar de mi hijo? —la pregunta ni siquiera fue para mí, pero la forma indignada en la que lo había dicho me hizo estremecer.Yo no tenía a dónde ir, en ese momento solo lo tenía a él.—Puede ponerme unos días de prueba, estoy segura de que puedo hacer el trabajo.—No hay forma en esta tierra en la que una omega como tú cuide de mi hijo, el futuro alfa ¿lo estas entendiendo? Así que da la vuelta y regresa por donde viniste.Tragué saliva, en un intento por encontrar las palabras adecuadas
No había necesitado instrucciones de su parte para saber lo que tenía que hacer. Había servido a diferentes familias desde que tenía memoria, el señor Mason siempre me prestó para las ocasiones en las que era necesaria, pero esta vez parecía haberse deshecho de mi definitivamente.Había servido como niñera, cocinera, mesera en los eventos, ayudante de limpieza en esos mismos y un sinfín de tareas a las que no tenía derecho de negarme. Yo vivía gracias a la caridad de la manada. Debía pagar mi cuota de vida siendo útil en lo que me necesitaran ya que yo no podía luchar.Había preparado la comida de Nolan en base a lo que sabía de la alimentación de los alfas. Carne en término medio, y muchos carbohidratos, ya que su cuerpo lo necesitaba. Probablemente él comía cinco veces lo que yo. Aunque tampoco es que yo fuera una comedora nata. Era muy delgada y durante el día era extraño que me diera hambre.Suponía que se debía a mis esfuerzos diarios por ocultar lo que era de todos. Para ocultar
Esa noche me dormí sin poder despedirme de Nolan porque su padre se había encargado de llevarlo a la cama por mí, suponía que sería algo regular porque el hombre todavía no confiaba en mí. No lo juzgaba, eso venía desde hacía siglos de historia.Al día siguiente desperté muy temprano, eran a penas las cinco de la mañana, pero debía sacar a Nolan a correr. No sabía a qué hora se despertaba su papá, pero me había dado a la tarea de investigar todo lo que pudiera de un alfa en crecimiento para saber lo que necesitaba.Una de esas cosas era salir a pasear muy temprano en la mañana. Como a los perros, pero eso no sería algo que diría en voz alta.—Estoy despierto, te escuché alistarte.Ni siquiera había abierto la puerta, solo me detuve detrás de esta y sonreí cálidamente.—¿Siempre te despiertas muy temprano? —él asintió.—Si, pero nadie me viene a buscar hasta las siete y no puedo salir de la casa solo.—Camina, vamos a correr por el bosque.—¿Le pediste permiso a papá? —yo negué.—Anoch
—Ya terminé con los libros —escuché decir a Nolan mientras entraba en la cocina.Su comida ya estaba servida y justo cuando pensé que podría sentarme a comer con Nolan escuché la puerta principal abrirse y sentí el olor de su padre.Volví a colocar el plato en el horno y balanceé mi peso de una pierna a otra mientras Nolan comenzaba a comer. Bien, otro secreto más que guardábamos. Pero es que él y yo habíamos tenido una bonita amistad el uno con el otro, en secreto.Yo estaba sola por ser una marginada, él estaba solo por ser el futuro de su manada y tenía que ser protegido.Dos futuros diferentes y el mismo destino compartido. Pero al igual que él y yo, su padre estaba igual de solo, porque en la cúspide de la cadena alimenticia no había amor para los depredadores y en lo más bajo, donde estaba yo, no había compasión para las presas.No había preparado un plato para él, porque no lo había visto venir a la hora de la comida.—Buenas tardes —saludé con el balanceo de mi cuerpo.—¿Me si
Darcy HoganTres días habían pasado desde que llegué a la casa del alfa. Después de aquella noche había preferido no cruzármelo, así que siempre desaparecía de la habitación cuando él estaba cerca.Sacaba a Nolan todas las mañanas aun sin su consentimiento y luego volvíamos a casa a seguir las rutinas. Eso me dio paz, porque hacía mucho tiempo que no pasaba días tan tranquilos, aun teniendo que ocultar mi olor en cada momento, aun cuando me encontraba durmiendo.Esa mañana en particular, la casa se sentía más sola de lo normal. Se suponía que cuatro guardias custodiaban la casa y siempre elegía a uno diferente para sacar a Nolan y luego borraba el recuerdo como si nunca estuvo ahí.Cuando salí no había nadie en los alrededores, ni siquiera el guardia.Haciendo un cameo con mis sentidos alrededor de la casa, escuché un latido muy fuerte en las lejanía de la casa, rumbo al lago mientras escuchaba tres más latiendo en un ritmo lento, pausado, casi mecánico.—Corre desde aquí hasta la cab