No había necesitado instrucciones de su parte para saber lo que tenía que hacer. Había servido a diferentes familias desde que tenía memoria, el señor Mason siempre me prestó para las ocasiones en las que era necesaria, pero esta vez parecía haberse deshecho de mi definitivamente.
Había servido como niñera, cocinera, mesera en los eventos, ayudante de limpieza en esos mismos y un sinfín de tareas a las que no tenía derecho de negarme. Yo vivía gracias a la caridad de la manada. Debía pagar mi cuota de vida siendo útil en lo que me necesitaran ya que yo no podía luchar.Había preparado la comida de Nolan en base a lo que sabía de la alimentación de los alfas. Carne en término medio, y muchos carbohidratos, ya que su cuerpo lo necesitaba. Probablemente él comía cinco veces lo que yo. Aunque tampoco es que yo fuera una comedora nata. Era muy delgada y durante el día era extraño que me diera hambre.Suponía que se debía a mis esfuerzos diarios por ocultar lo que era de todos. Para ocultarme de él en primera instancia.—¿Entonces si vas a quedarte? —preguntó mientras masticaba con la boca abierta.—Oh, niño, no sabía que eras tan maleducado —dije en un tono juguetón y llevé mi mano a su barbilla para juntar su boca —cierra la boca al comer.Él sonrió con la boca cerrada y yo solté una risita.—Por supuesto que me voy a quedar —dije segura.Aunque claramente estaba a prueba una dichosa semana, pero era poco lo que me preocupaba. Esto era lo que había hecho toda mi vida y si de mi trabajo dependía, no habría necesidad de irme, al menos no hasta que encontrara algo con lo que pudiera alejarme de este lugar… de él.El día pasó rápido. La mayor parte del tiempo Nolan la pasó entrenando con los guardias y luego estudiando algunas cosas que debía aprender y en las que lo vi algo atrasado.Aprendía rápido, pero aparentemente nadie se había molestado en explicarle.A la hora de cenar mis nervios aumentaron, porque aunque no lo había visto durante todo el día si había pensado en él. Más de lo que me molestaría en admitir. Pero es que nunca lo había visto de frente, nunca lo había tenido tan cerca. Solo hubiesen hecho falta un par de centímetros para que nuestros brazos se rozaran. Pero no me arriesgaría a que por nuestro toque él lo sintiera, que se diera cuenta de lo que significaba para él.A la hora de la cena llegó por sorpresa, faltaban media hora, más o menos, pero yo ya tenía la cena servida y los platos en el horno para que no se enfriara.Sabía que me reclamaría por aquello, porque mi deber no era cocinarle a Nolan. Él recibía una comida diaria que los guardias le llevaban del restaurante, pero yo no confiaba en ello.Cualquiera podía envenenar al niño.Él se detuvo en la entrada de la cocina y yo me levanté de mi asiento y llevé mis manos a mis espaldas en forma de respeto. Él era mi alfa después de todo.—Nolan recibe una dieta diaria específica.—Lo sé, la vi en la puerta del refrigerador, hice exactamente la comida que le correspondía para hoy.—¿Y quién te dio el permiso para hacerlo? —yo me encogí de hombros.—Nadie, simplemente hice mi trabajo, después de todo nadie me explicó exactamente cuales eran mis tareas.Después de mi diatriba llevé mi mirada al suelo y retorcí mis dedos por lo nervios. Debía controlar mi boca.—Además —dije en un tono más conciliador —mucha gente tiene acceso al restaurante. Sé que confía en todos los miembros de la manada, pero su hijo será el siguiente que nos guie, es en dónde los enemigos atacarían sin dudar. La mayoría de los venenos revela su aroma en la carne cruda al ser cocinada, pero si viene ya cocinada el aroma es casi imposible de oler, incluso para usted.—Tienes una mente muy conspirativa para ser una sirvienta que nunca ha dedicado su vida a la guerra.Me encogí de hombros.—Me han intentado envenenar tres veces, algo se aprende de eso.Algo tembló en su mirada, un pequeño fragmento que se desprendía de esa máscara impenetrable de frialdad. Pero desapareció demasiado rápido como para que lo asimilara.—Bien, primer buen día, omega.Luego fue a buscar a Nolan y lo trajo hasta el comedor mientras hablaban de sus prácticas con los guardias de ese día.Ya había puesto sus dos platos de comida sobre la mesa y había tomado el mío para salir al patio.—¿No vas a cenar con nosotros, Darcy? —yo me detuve ante el cuestionamiento de Nolan.—No, los omegas no pueden sentarse a la mesa con un alfa, cariño. Primera regla en la cadena de mando de una manada. Mañana tendrás que estudiar el libro otra vez.No me detuve a esperar su respuesta, solo lo escuché refunfuñarle a su padre mientras me alejaba.Esa parte de mi vida siempre me hizo sentir desplazada. Nunca había compartido la mesa con alguien, nunca nadie se había sentado a comer conmigo y estaba segura de que eso nunca pasaría, ni en esta vida ni en la otra.Con cuidado me senté en los escalones del jardín mientras veía la luna a mitad brillar sobre el oscuro cielo. Ahí sola, comí lo poco que pudo soportar mi estómago vacío y dejé que un par de lágrimas se deslizaran por mis mejillas antes de volver y seguir con mi trabajo.Esa noche me dormí sin poder despedirme de Nolan porque su padre se había encargado de llevarlo a la cama por mí, suponía que sería algo regular porque el hombre todavía no confiaba en mí. No lo juzgaba, eso venía desde hacía siglos de historia.Al día siguiente desperté muy temprano, eran a penas las cinco de la mañana, pero debía sacar a Nolan a correr. No sabía a qué hora se despertaba su papá, pero me había dado a la tarea de investigar todo lo que pudiera de un alfa en crecimiento para saber lo que necesitaba.Una de esas cosas era salir a pasear muy temprano en la mañana. Como a los perros, pero eso no sería algo que diría en voz alta.—Estoy despierto, te escuché alistarte.Ni siquiera había abierto la puerta, solo me detuve detrás de esta y sonreí cálidamente.—¿Siempre te despiertas muy temprano? —él asintió.—Si, pero nadie me viene a buscar hasta las siete y no puedo salir de la casa solo.—Camina, vamos a correr por el bosque.—¿Le pediste permiso a papá? —yo negué.—Anoch
—Ya terminé con los libros —escuché decir a Nolan mientras entraba en la cocina.Su comida ya estaba servida y justo cuando pensé que podría sentarme a comer con Nolan escuché la puerta principal abrirse y sentí el olor de su padre.Volví a colocar el plato en el horno y balanceé mi peso de una pierna a otra mientras Nolan comenzaba a comer. Bien, otro secreto más que guardábamos. Pero es que él y yo habíamos tenido una bonita amistad el uno con el otro, en secreto.Yo estaba sola por ser una marginada, él estaba solo por ser el futuro de su manada y tenía que ser protegido.Dos futuros diferentes y el mismo destino compartido. Pero al igual que él y yo, su padre estaba igual de solo, porque en la cúspide de la cadena alimenticia no había amor para los depredadores y en lo más bajo, donde estaba yo, no había compasión para las presas.No había preparado un plato para él, porque no lo había visto venir a la hora de la comida.—Buenas tardes —saludé con el balanceo de mi cuerpo.—¿Me si
Darcy HoganTres días habían pasado desde que llegué a la casa del alfa. Después de aquella noche había preferido no cruzármelo, así que siempre desaparecía de la habitación cuando él estaba cerca.Sacaba a Nolan todas las mañanas aun sin su consentimiento y luego volvíamos a casa a seguir las rutinas. Eso me dio paz, porque hacía mucho tiempo que no pasaba días tan tranquilos, aun teniendo que ocultar mi olor en cada momento, aun cuando me encontraba durmiendo.Esa mañana en particular, la casa se sentía más sola de lo normal. Se suponía que cuatro guardias custodiaban la casa y siempre elegía a uno diferente para sacar a Nolan y luego borraba el recuerdo como si nunca estuvo ahí.Cuando salí no había nadie en los alrededores, ni siquiera el guardia.Haciendo un cameo con mis sentidos alrededor de la casa, escuché un latido muy fuerte en las lejanía de la casa, rumbo al lago mientras escuchaba tres más latiendo en un ritmo lento, pausado, casi mecánico.—Corre desde aquí hasta la cab
Darcy Hogan Sentirlo entrar en la casa fue como sentir que entraba un depredador y que iba directo a mi cuello. Nolan estaba entrenando con los guerreros esa mañana. Y aunque hubiese querido decirle que no fuera, sería extraño y probablemente descubrirían que alguien los había estado escuchando. No podría arriesgar la única ventaja que tenía. Donovan entró en la cocina luciendo furioso como un toro, con sus fosas nasales infladas con la molestia y sus ojos azules totalmente oscuros por la rabia. —Eres tan inútil que ni siquiera eres capaz de cumplir una orden simple. Pensé que por lo menos la poca inteligencia que te otorgaron serviría para obedecerme como te lo ordené. —¿A qué se refiere? —cuestioné intentando que mi voz no temblará. —¿Me puedes explicar que hacía mi hijo a las cinco de la mañana en la casa de la tejedora? Entonces intenté correr, pero me sostuvo por mi trenza y jaloneando fuerte evitó que huyera. —Te voy a confinar al calabozo hasta que sepa que hacer contig
Darcy HoganEran probablemente alrededor de las diez de la noche y había concordado conmigo misma en que no podía dejarlos solos en esto. Por más ultrajada y dolorida que me sintiera, no podía dejar que se llevarán a Nolan, él no tenía culpa de los pecados de su madre y yo no tenía la más mínima idea de para qué podría usarlo su madre cuando se lo llevara. Por esa razón, con todo el dolor que sentía en mi espalda, me puse de pie y llamé a la guardia que sabía estaba en la entrada. —Oye, solo necesito un poco de agua —le grité lo más fuerte que pude y sus pasos acercándose fueron la respuesta. —No puedes consumir nada hasta que el alfa lo ordene, así que mejor cállate y vuelve a dormirte si no quieres más azotes. —Entonces supongo que me vas a liberar —la entonación que había usado, era aquella que me permitía acceder a uno de mis poderes primarios.Solo era un pedacito de habilidad lo que me quedaba, nada más. Así que lo lancé hacia ella en un intento de que funcionara. Y lo hizo,
Darcy HoganMe había desmayado. Había caído en la inconsciencia por tanto uso de poder en las condiciones en las que había estado.Me había asegurado de mantener el campo de aire alrededor de nosotros, pero en algún punto en el momento en el que me desmayé, esa barrera se había eliminado. Había desaparecido.Y cuando desperté, ni siquiera me molesté en colocarlo, porque todo el aire, toda la habitación en la que había despertado estaba infestado de mi olor a vainilla. Estaba al descubierto y por el lugar en el que había despertado, sabía, a ciencia cierta que era la habitación de Hunter.Podía sentir su olor alrededor de mí, en las sábanas en las que había despertado y estaba cubierta por sus propias sábanas.Estaba en la cama de él y toda mi piel se erizó cuando sentí su presencia en alguna parte de la habitación.Probablemente había estado fuera de juego todo el día, porque el cielo a penas se estaba oscureciendo.¿Todo ese tiempo había estado él ahí parado absorbiendo mi esencia? ¿
Darcy HoganEn ese momento decidí no responder, no era necesario cuando él ya se hacía una idea de la razón por la que había logrado todo eso yo sola, una omega. Él nunca se dio cuenta cuando Nolan y yo huíamos, no es que sus sentidos estuvieran completos debido a que había estado siendo drogado por días, tal vez semanas incluso. Aunque de igual forma yo tuve que ver conque no nos escuchara en el pasillo.Él pensó en todo eso, lo sabía, había tenido suficiente tiempo para analizar toda la situación y él era un alfa lo suficientemente inteligente como para saber el por qué de cada una de mis actitudes y de las cosas que había hecho, él ya lo había analizado y estudiado todo, solo estaba haciendo las preguntas para que yo confirmara sus suposiciones.—Ya que no quieres decir lo obvio, tendré que tirártelo a la cara yo. Eres una jodida omega con dones. Y preferiría mil veces que mi mate fuera solo una simple omega a una como esa raza, esa raza que casi aniquila a todos mis antepasados.T
Hunter Donovan—¿Entonces ella es tu mate? —cuestionó Evangeline en la intimidad de la habitación.Haberme quedado con ella esa noche se sentía como un error. Pero todo se debía a la Omega que había estado controlando mis emociones desde el momento en el que la olí. Había pasado demasiado tiempo con ella en aquella habitación.—Así es —contesté simplemente.—Pero dijiste que lo ocultó todo este tiempo ¿cómo lo hizo?Esa era la parte que ella no quería que contara, me pidió que no se lo dijera a nadie a menos que decidiera matarla. Y sabía por qué me lo pedía. Los riesgos, las personas que querrían matarla, pero también las personas que querrían usarla, saber de dónde vienen sus habilidades, descubrir por qué la mujer tenía tanto poder en sí misma que nunca se le otorgaron a ningún alfa.Pero no me importaba, yo confiaba lo suficiente en Evangelina como para informarle de todo. De todas formas, ella merecía saber.—Es una omega con algunas habilidades. Aun no sé de lo que es capaz, per